¡Konbawa, mina-san! (si estoy escribiendo de noche XD)

Yo: ¡Chicos! He vuelto aquí con una colección de one-shots sobre Inazuma Eleven, y para presentarlos estará conmigo Atsu-chan ˆˆ

Atsuya: yo no quería participar en esto ¬¬

Yo: ¡Vamos, Atsu-chan!

Atsuya: ¡Deja de cortar mi nombre!

Yo: pero si se oye lindo.

Atsuya: claro que no, y me largo de aquí (comienza a caminar)

Yo: ¡Atsuya Fubuki! ¡Tú no te vas de aquí!

Atsuya: ¿Por qué no?

Yo: porque si lo haces dejare que Karu-chan te ponga vestido ¬¬

Atsuya: bien, bien, lo hare U¬¬

Yo: Ok! Comencemos con esta serie de One-shots introvertidos, bizarros y ¿Divertidos? De Inazuma Eleven, sin más decir…

READY! GO!

Nota: Inazuma Eleven no me pertenece es propiedad de Level 5 (si fuera mío mi país hubiese participado en el FFI T.T)

Show Time 1:

¿Helado asesino?

Hay estaba de nuevo, sentado sobre aquella banqueta comiendo tranquilamente su delicioso helado de pistache*, nada podía arruinar ese momento, ese precioso momento en que sus ojos se encontraban con la verdosa esencia de aquel helado, como los pequeños y finos trozos de maní sobresalían de su interior; sin duda la imagen más bella que alguna vez presencio. Sus ojos se iluminaron felices ante lo que veía, su boca se llenó de saliva denotando así sus enormes ansias por saborear el azucarado sabor de aquel manjar helado; abrió su boca y con suma delicadeza se aproximó al helado listo para saborearlo, nada podía interrumpir aquel bello momento, pero justo en ese momento…

—¡Cuidado! —Gritaron de la nada alertando al peliverde.

—¿Eh? —Misuto confundido. De la nada un balón de football se aproximó contra él lanzándolo al suelo de un solo golpe.

—¡¿Estas bien?! —Preguntaron.

—S-Si —Pronuncio—, pero… —Enseguida se reincorporo del suelo buscando en su mano su amado bocadillo—. ¡No! —Grito aterrado.

—¿Qué sucede? —Preguntaron nuevamente.

—¡M-M-Mi…! —Las palabras parecían atorarse en su boca—. ¡M-Mi helado!

Si, su peor pesadilla había ocurrido en aquel preciso instante, su bello, amado y preciado helado había quedado desecho contra el césped del parque, el cono se había roto en miles de trozos y ahora una verdosa esencia de lo que antes había sido el cono de pistache bajaba de entre las manos de Midorikawa.

—¡Mi helado! —Grito nuevamente.

—C-Cálmate… —Pronunciaron los desconocidos chicos.

—¡¿Cómo quieren que me calme?! ¡Mi hermoso helado acaba de ser asesinado! —Grito a más no poder—. ¡No, Dios! ¡Llévame a mí! ¡Llévame a mí! —No se pudo evitar que una leve gota de sudor resbalara por la cabeza de los presentes al escuchar las hilarantes palabras del peliverde.

—Si quieres te compramos otro —Propuso.

—No. No será lo mismo —Respondió. Se levantó sacudiendo su ropa para luego caminar con desgano lejos del grupo de chicos—, mi helado… —Susurro.

—Pobre, seguramente quería demasiado a ese helado.

Al siguiente día el joven peliverde; ya más tranquilo con respecto a lo sucedido el día anterior, se propuso a intentarlo nuevamente, compro otro helado, por supuesto de pistache, tomo asiento en una de las bancas del parque no sin antes verificar que el terreno estuviese limpio de cualquier "balón-asesino-de-helados", al estar completamente seguro de que no corría peligro se aproximó a probar a su hermoso helado. Nuevamente estaba ante él, con aquella hermosa cobertura verde y los finos trozos de maní sobresaliendo de él.

—Hermoso… —Misuto.

Se aproximó dispuesto a comerlo con enormes ansias cuando…

—¡Aahhhh! —Grito—, ¡¿Pero qué…?!

Un asco tremendo se apodero de sus papilas gustativas, su bello, hermoso y delicioso helado había vuelto a ser arruinado ¿Y ahora por qué? Por aquella insignificante mancha blanca que había caído de la nada sobre él. Midorikawa levanto la vista con un rostro hirviendo en rabia, justo arriba, justo en el mismo punto donde su amado helado se encontraba se hallaba ahora una paloma blanca colgada de una de las ramas del árbol al lado de su banca favorita. Un leve tic se formó en uno de sus ojos, suspiro desganado y con una enorme fuerza destrozo el cono de helado para lanzarle la inservible bola de helado a la inocente paloma.

—¡Tú, maldita paloma! ¡Acabas de arruinar mi bello helado! —Grito con todas sus fuerzas haciendo que esta se levantase y comenzase a volar lejos del chico—. ¡¿A dónde vas?! ¡Aun no termino contigo! —Grito nuevamente para correr tras de ella.

A lo lejos el joven pelirrojo no pudo evitar escuchar una voz familiar gritar con todas sus fuerzas, alzando la mirada logro ver aquella bizarra escena donde su amigo peliverde era el protagonista.

—¿Qué le pasa a Midorikawa? —Se cuestionó pues lo único que veía era como su amigo lanzaba a diestra y siniestra, aunque más a siniestra, cualquier cosa que encontrase a su camino a la pobre paloma—. Me da que ya perdió el juicio.

Al día siguiente el joven peliverde se levantó con una enorme decisión hoy lo lograría, sin duda lo haría, hoy lograría comer finalmente su amado helado, lo haría aunque le costase la vida, ¿O tal vez no?. Nuevamente en aquella banca se sentó firme y derecho y se dedicó a examinar el lugar, no había jugares de football ni mucho menos una bendita paloma.

Seguro —Pensó.

Hoy lo haría, finalmente lo haría, en su rostro una enorme alegría se presentó mientras acercaba su rostro a la brillante bola de helado, saco delicadamente la punta de su lengua mientras la posaba sobre la fría bola, ¡Finalmente lo había logrado! ¡Estaba saboreando el cielo! ¡Hoy sería el día en que sus sueños se cumplirían! O al menos eso creyó. Con el leve empujón de su lengua la enorme bola de helado termino por caer sobre el asiento de la banca dejando a Midorikawa solamente con el vacío cono.

Un nuevo tic se formó en su rostro sin poder creer lo que sucedía, nuevamente apretó con todas sus fuerzas el cono quebrándolo en el acto: —¡¿Por qué?! —Grito a todo pulmón exaltando a las personas presentes a su alrededor. ¿Acaso era el fin de sus días de helado?

Esa misma noche se fue directo a su cómoda cama dispuesto a olvidar los sucesos anteriormente vividos, se recostó sobre esta acomodando su cabeza en la mullida almohada mientras cubría su cuerpo con las finas sábanas blancas; aspiro hondo y se dispuso a cerrar los ojos mientras intentaba conciliar el sueño y así fue, poco a poco el sueño comenzó a ganarle y sin mucho esfuerzo pareció ofrecerse a los brazos de Morfeo, pero entonces…

Midorikawa… —Escucho repentinamente haciendo que abriese los ojos de golpe—. Midorikawa… —Lo escuchaba de nuevo.

Se reincorporo de su cómoda cama mientras alzaba la vista alrededor de su cuarto buscando la fuente de aquella extraña voz, nada, su cuarto estaba completamente vacío siendo él la única presencia viva en aquel lugar. Se encogió de hombros y volvió a recostarse dejando atrás lo sucedido anteriormente, pero nuevamente…

Midorikawa… —Nuevamente escuchaba aquella susurrante voz llamándolo; se levantó de golpe mientras se levantaba de su cama—, Midorikawa, ven… —Completo esta vez—. Ven… —Dijo nuevamente asustando al peliverde.

Este con algo de temor salió de su cama calzando sus mullidas pantuflas de gato mientras buscaba bajo su cama el balón de football que guardaba en caso de emergencias, lo tomo en brazos y caminando hasta la puerta de su cuarto la abrió con delicadeza escuchando aquel peculiar crujido.

Midorikawa, ven… —Escucho nuevamente. Este trago grueso mientras bajaba lentamente las escaleras de su casa hasta llegar a la sala de estar—. Ven, Midorikawa… —Repetía la misteriosa voz.

Alzo la vista dándose cuenta de que aquella escalofriante voz venía desde su cocina, camino con temor hasta esta sin soltar en ningún momento el balón: —Seguramente el capitán se sentiría orgullo de mi si me viera ahora… —Pensó, pues siendo su capitán un fanático completo del football sentiría un enorme orgullo al ver que uno de sus jugadores ahora dependía de un balón para resguardarse de cualquier intento de secuestro o asalto. Los pensamientos felices del peliverde desaparecieron poco después ya que nuevamente aquella extraña voz arremetía contra sus oídos, un escalofrió recorrió su espalda y con gran temor siguió avanzando hasta finalmente llegar a la cocina, alzo levemente la vista examinando cada rincón. Nada. No había absolutamente nada, pero, ¿Qué significaba aquello?

Midorikawa —Escucho y alzo la vista hasta localizar la procedencia de aquella voz.

—Pero… —Se dijo más que impresionado.

No lo había notado hasta hacia poco, justo en el centro de aquella mesa un enorme tarro yacía tranquilamente, ¡Esperen! ¿Un tarro? ¿De dónde había salido? Hasta hacia poco esa mesa estaba completamente vacía, o al menos eso había pensado. Con gran curiosidad el joven peliverde se acercó al enorme tarro y lo que vio lo dejo con la boca completamente abierta; aquel misterioso tarro no era nada más y nada menos que uno lleno de helado, y no cualquier helado, era helado de pistache; los ojos del peliverde se iluminaron, ¿Acaso Dios había logrado escuchar sus plegarias? Si así era pues comenzaría rezar más seguido. Estaba por tomar el enorme tarro de helado cuando aquella extraña voz volvía a resonar en su cabeza.

Midorikawa, ¿Por qué? —Cuestiono la voz—. ¿Por qué?

—"¿Por qué?" ¿Quién eres? —Cuestiono el peliverde—. ¿Qué quieres?

¿Por qué, Midorikawa? ¿Por qué no me comiste?

—¡¿Eh?! —Misuto confundido. Acaso, ¿El tarro de helado estaba hablando con él?—. ¿Comerte?

Sí. ¿Por qué no me comiste? En lugar de eso dejaste que me embarraran contra el suelo, que una paloma me arruinara y me dejaste caer del cono. ¿Por qué no me comiste?

—B-Bueno, y-y-yo… —Intento excusarse—, y-yo…

No, Midorikawa. Ya no importa.

—¿Eh? ¿Ya no importa? Entonces, ¿Ya no estas enfadado conmigo? —Pregunto este.

No. Porque, ya que tu no me comiste… —De la nada una enorme y terrorífica cara apareció en la tapa del tarro de helado—, ¡Yo te comeré*!

—¡¿Qué?! —Grito aterrado—, ¡Espera! ¡¿Qué harás que?!

¡Te comeré, Midorikawa! —Y enseguida el enorme tarro salto sobre Midorikawa lanzándolo contra el suelo—. ¡Ahora sentirás el dolor de cada helado!

—¡E-Espera! —Grito—, ¡No lo hagas!

¡Hahahaha! De nada servirá gritar, Mido-chan, ahora tú serás mi helado —Y el enorme tarro abrió su tapa dispuesto a comerse al indefenso Midorikawa.

—¡No! ¡Nooooo! —Grito a más no poder.

Esa mañana un pelirrojo caminaba en dirección a la casa de su amigo peliverde con disposición a visitarlo, pues en los pasados días había presentado una actitud completamente extraña, ¿Tal vez estaba estresado? E inclusive podían ser las hormonas de la pubertad de cualquier forma tendría que averiguarlo una vez que llegase a su hogar. Una vez allí toco la puerta esperando a que esta se abriese pero aquella nunca paso lo intento otra vez pero volvió a repetirse lo mismo, ya un poco exasperado tomo la perilla de la puerta sorprendiéndose de que esta estuviese abierta, abrió la puerta susurrando un leve "con permiso" y lo que vio lo dejo perplejo…

—¿Pero qué paso aquí? —Se preguntó pues aquel lugar parecía haber sido arrasado por un huracán categoría cinco—, Midorikawa, ¿Estás aquí?

—¿H-Hiroto? —Escucho a lo lejos.

Con la mirada comenzó a buscar entre el enorme desorden del lugar hasta que finalmente dio con la figura de su amigo sorprendiéndose del estado deplorable en el que se encontraba: —M-Midorikawa, p-pero que te paso —Exclamo sorprendió pues el peliverde se encontraba en una esquina de las escaleras en posición fetal meciéndose de lado a lado.

—He-Helado… —Misuto este.

—¿Helado? —Cuestiono este—. ¡Ah! Ya entiendo —Exclamo sorprendiendo al peliverde.

—¿En serio? —Cuestiono este obteniendo un firme asentimiento por parte del pelirrojo.

—Sí. Ya sé que hacer, solo sígueme —Extendió su mano para que este la tomase ayudándole a reincorporarse del suelo—. Ven conmigo Midorikawa, te ayudare…

Y así logro sacarlo del desastre que ahora osaba llamar "casa" llevándolo por las calles de Inazuma Town: —¿A dónde vamos? —Pregunto este.

—Ya lo veras —Una enorme mueca de duda se formó en el rostro de Midorikawa quien simplemente se dignó a suspirar y seguir los pasos de su amigo fue entonces cuando el repentino y brusco paro de su amigo lo detuvo haciéndolo entrar en una mayor duda—. Ya llegamos —Anuncio.

Con este Midorikawa alzo la vista examinando su localización pero al momento de hacerlo un enorme espanto y miedo se apodero de él al momento en que salió huyendo del lugar: —¡No! ¡El helado me comerá! ¡Me comerá! —Grito a más no poder alejándose a alta velocidad del lugar.

—¿Pero qué le pasa? Pensé que quería comer helado —Lo único que logro hacer el pelirrojo fue encogerse de hombros mientras se adentraba en la tienda de helados.

FIN

1* Mi Kouhai ahora el helado de pistache así que, ¿Por qué no incluir una pequeña parte de ella en este one-shot? (me matara cuando lo sepa pero valió la pena XD)

2* Esa escena fue inspirada de la canción "Creepy Toast" de Megurine Luka (para los que deseen buscarla)

Yo: ¿Y cómo quedo?

Atsuya: a mí no me gusto.

Yo: nadie te pregunto ¬¬ aparte a ti no te gusta nada.

Atsuya: si, pero si voy a estar aquí al menos daré mi opinión -.-

Yo: eres malo Atsu-chan TwT te acusare con Shi-chan

Atsuya: sabes muy bien que Shirou no puede hacerme nada.

Yo: si por eso iré a buscar a Karu-chan ˆˆ (se va)

Atsuya: ¡Es-Espera! (sale corriendo detrás de ella)

Con esto me despido, se aceptan comentarios, sugerencias, críticas y ¡Chocolate! (ok. Tal vez no, aunque quisiera *.*) con esto me despido.

Matta nee (ˆˆ) )