Hola a todas y todos! Esta es una nueva historia Dramionera.
Los personajes que veran aquí son obra de JK Rowling 3 pero sus personalidades
serán modificadas un poco por su servidora.
Se titula Cinco minutos en el paraíso. Y se compondrá por capítulos cortos.
Disfruten!
CINCO MINUTOS EN EL PARAÍSO
CAPITULO 1. LA TRAICIÓN.
Era cerca de la media noche en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y la mayoría de los alumnos se encontraban durmiendo.
La noche fría de invierno había congelado los extensos y hermosos lugares que rodeaban el Castillo, incluido el lago negro que parecía una pista de hielo dispuesta a recibir a todos aquellos con talento especial.
Las rondas nocturnas que acostumbraran a realizar apenas terminaban. Y lo que más deseaba en ese momento era meterse entre las colchas de su cama.
Se despidió de sus compañeros Prefectos, entre los que se encontraban Luna Lovegood, Hannah Abbott, y Theodore Nott, y se retiró con paso apurado hacia la Sala Común de Gryffindor.
…
Subió las escaleras de unas cuantas zancadas y se plantó en la puerta de su dormitorio. Trató de hacer el menor ruido posible para no despertar a su compañera de cuarto al momento de abrir, pero lo que vieron sus ojos provocó que azotara la puerta en automático.
Ahí estaba ella revolcándose con el chico a quien pertenecían sus sentimientos.
–¡Ronald!–gritó hecha fiera.
El chico se heló al escuchar quien le hablaba.
–Her…-tragó saliva. –Hermione no es lo que parece–dijo el pelirrojo levantándose de inmediato de la cama mientras se vestía.
–¡¿Que se supone que tengo que pensar Ronald?! ¡Estas con…con…Lavender!–chilló.
–No es la primera vez Granger–dijo la chica rubia desde su cama con aire superior, provocando que la ira de Hermione aumentara.
Estuvo a punto de responder, pero calló.
Si se quedaba unos minutos más en ese lugar alguien terminaría muerto. Y no iba a ser precisamente ella.
…
–Te juro que ella no significa nada para mí Mione, a quien realmente quiero es a tí– exclamó Ron tratando de abrazar a la castaña.
–¡Suéltame Ronald! –gritó con la cara hecha furia. –¿Enserio crees que jamás me iba a dar cuenta? ¡Estuviste viendo a Lavender! mi compañera de cuarto… ¡durante un mes!.–dijo alejándose del pelirrojo lo más que pudo.
–¡Hermione, déjame explicarte por favor!–rogó Ron, mientras observaba a la castaña desde la otra esquina de la Sala Común.
–No quiero escuchar tus explicaciones Ronald, me fue más que suficiente lo que vi en mi habitación hace unos momentos…–bramó.
El silencio se tornó sepulcral en la Sala de los Leones.
Ron observaba la espalda de Hermione sin saber qué hacer. Abrió la boca por momentos pero ningún sonido pudo salir de él. Frunció el ceño. Sabía que si hablaba sólo empeoraría más las cosas, como ya era costumbre en su relación.
–Hermione yo…–habló Ron con desanimo.
–Por favor, déjame sola–interrumpió ella.
Ron notó el tono de su voz, y sintió un nudo en la garganta al recordar que tiempo atrás Harry y él habían jurado a la castaña que jamás permitirían que derramara lágrimas por un chico, y ahí estaba "él" la causa por la cual Hermione se encontraba llorando en esos momentos.
Apretó los puños, y luego de un ¡PUF! desapareció del lugar.
