.
.
Hola, soy yo de nuevo Sele.
Aquí voy con otra loca idea. :) :) :)
.
.
.
Si pudiera quedarme contigo
...
"Reflexiones de una señorita Pecosa"
ooo
.
¿Podría quejarme? No, no podría. La vida a pesar de no ser fácil. Valía la pena vivirla. Siempre tuvo sus altibajos, sus momentos difíciles. Aun tengo en mi mente el fresco recuerdo de esa tarde preciada cuando merendamos en el Hogar. Todavía recuerdo la grata compañía, la nostalgia por las personas que faltaban en la mesa. Todas esas personas que de una u otra forma dejaron su huella dentro de mí. Tantos buenos momentos que no se repetirán. Los tendré presente siempre como algo hermoso y a la vez único.
No menos importante fue lo que descubrí aquel día. Tenia ante mi a la persona que había velado por mi bienestar, esa persona que me había ayudado un sinfín de veces. Me sorprendió bastante ,a decir verdad. ¿Era esa la luz al final del camino? ¿Todo mi viaje me había llevado al principio? ¿Es que había encontrado algo definitivo?
Tantas dudas que me invadían. Me dedique a lo que soy buena, ayudar a las demás personas a cambio de nada. Me decidí por convertirme en una doctora, y así ayudar al Hogar de Pony. Claro el apoyo de Albert nunca falto. El señor Andrew es muy generoso. (¡Jajajaja!) Él volvió a sus viajes de negocios. Le escribí constantemente. No podía estar tranquila sin tener noticias de Albert. Nuestra amistad es algo que ha sobrevivido a través del tiempo. Siempre que lo necesite lo tuve presente. Así es Albert.
Creí que lo más sensato era evitar leer los periódicos. Por lo ocurrido en Nueva York ese día en el hospital. Quizá porque la herida aun estaba fresca. Habíamos tomado rumbos distintos. Pensaba que era lo mejor. Lo conocí cuando él estaba llorando, y nos despedimos llorando. Es difícil decir todo esto, pero es necesario también. ¿Puedo culpar al destino? ¿A quien debemos culpar? ¿Así debían ser las cosas? ¿Qué no teníamos otra salida? A veces me le pregunto y sinceramente aun no tengo las respuestas.
Tenia tantos sueños que nunca se lograron realizar. Hasta puede que solo hayamos sido algo transitorio o pasajero en nuestras vidas. Pero quiero creer que estaba escrito de esa forma.
"Romeo termino al lado de Julieta."
Y la enfermera atolondrada se quedo con sus pacientes. Puede que ya estuviera predestinado.
Estuve presente en muchas bodas, menos en la mía. Incluso fui madrina en la boda de Annie y Archie. No negare que tuve algunos pretendientes. Pero nada serio. Y todo era por mi culpa. Si solo mía. Annie y Patty se la pasaban regañándome por eso. ¿Quién no lo hizo? Hasta Albert la apoyaba. Yo solo me encogía de hombros y decía que aun no estaba lista. Quizá lo mas sincero habría sido decirles que no quería volver a terminar lastimada, no quería volver a sufrir.
Tuve un amor dulce, puro, casto, inocente. Pero el destino lo trunco con la muerte. Y otro amor fue un bálsamo del primero. Este fue tan distinto, más apasionado. Cual dos rosas las tengo en mi corazón. Mis dos rosas, la blanca y la roja.
¿Qué puedo decirles? Aun soy una llorona, pero nunca dejare de sonreír. En mi vida conocí a tantas personas, muy pocas se quedaron en ella. Y las que no pudieron quedar, siempre les estaré agradecida. No he dejado de ser una parlanchina tampoco.
En día menos pensado recibí una carta de Nueva York. Era una invitación para asistir al estreno de la obra "Hamlet", donde Terry actuaria. Me la enviaba la señorita Eleonor Baker. Le envié la carta de respuesta donde le agradecía el gesto. Pero le dije que no podía aceptarla y asistir. Nuestra decisión había sido marcada el día de nieve en la sala de espera de un hospital. No podía regresar a Nueva York, no podía regresar a ese lugar. Aun no podía.
Asistí a varios eventos donde participo la familia Andrew. Aunque terminaba yéndome siempre con disimulo. Aun con todas esas personas, me sentía sola. Empiezo a creer que Eliza tenia razón, nunca seré una "dama".
Tras la lamentable muerte de la señorita Pony, tome la decisión de quedarme en el Hogar. No tome los hábitos como la hermana María, pero poco falto. Estar en el Hogar de Pony me ha traído incontables alegrías. Tuve muchos niños y niñas a mi cuidado. Pude sentir esa dicha de ser madre sin serlo. Pude tener esa felicidad que siente una madre con sus hijos propios.
Con el correr de los años mi salud se fue deteriorando. Conservo todavía mis pecas. Mi cabello rubio cambio a blanco. Mis manos tersas, se fueron arrugando. Parecía una adorable ancianita, una ancianita pecosa que reía mostrando sus dientecitos. Conservo mi esencia dentro de mí. Eso nunca envejeció. Aun soy una jovencita en mi corazón, siempre me sentiré como una. Porque el corazón nunca envejece, el simbólico, porque el físico si lo hace.
Un día había decidido hacer limpieza profunda, ordene a los niños más grandes que movieran los muebles. Así lo hicieron, a pesar de ser muy traviesos son obedientes. No se que se había picado por limpiar con especial cuidado. Manías de anciana seguramente. Mientras barría debajo de esos lugares donde antes estaban los muebles. Encontré un sobre que se veía empolvado y amarillento por el polvo. ¿Cuánto tiempo estuvo oculto? Lo ignoraba. Le quite las motas de polvo, tosí un poco al hacerlo. Tenía en mis manos temblorosas una carta que había sido enviada hace años. Era para mí. Busque como loca mis anteojos. Cosa curiosa, pes los tenia dentro de mi mandil. Me los coloque. Me dispuse a leerla, y a releerla, porque no creía que fuera posible. Lo que más recuerdo de esa carta era la parte que decía:
"Nada ha cambiado."
No lo podía creer. Ese sobre databa de muchos años atrás. Casi siete u ocho años después de nuestra separación del día de nieve. ¿Cómo era que no la había recibido? No lo sabia, ni jamás lo sabría porque en ese momento mi corazón se detuvo, dejo de latir. Eso era todo. Apenas una lagrima pudo escapar de mis ojos antes de estar en medio de l completa oscuridad. Una oscuridad infinita. Veía de manera rápida pasar mi vida ante mis ojos. Volvía a vivir la escena de las escaleras. Lo vi, era igual de desgarrador. Quise decir algo, pero no podía solo eran recuerdos.
¿Qué había sido de él? ¿Habría vuelto a hacer su vida? ¿Qué había pasado con Susana?
Había pasado una vida evitando saber sobre Terry.
¿Él había sido feliz? ¿Lo había sido yo? ¿Eso era todo?
Eso era todo, al parecer.
¿Cómo sabría si Terry había cumplido su promesa? ¿Cómo? ¿Yo la pude cumplir en todos estos años? ¿O solo fue un verdadero espejismo?
Quería verlo, preguntarle, pero sobre todo verlo aun fuera por una última vez. Pero ya no podría. Debía de aceptarlo, y simplemente dejarme ir a mi misma. Pero no quería, aun me aferraba a vivir. ¿Pero para que? Nunca había cuestionado al destino. Sencillamente yo me había resignado a aceptarlo. Albert tenía razón. Tampoco lo vería. A nadie… Ni a mis niños del Hogar. Ni a nadie más.
Llore como nunca.
¿Acaso estaba todo perdido? ¿No tenia ninguna esperanza?
El medico trataba de traerme en si. Ya no era la muchachita fuerte de antaño, que trepaba arboles como Tarzán. Mi cuerpo no resistiría. Creí escuchar las voces que me pedían que me quedara, que luchara. Mis niños de seguro, ¿Quién más sino ellos?
Mi cuerpo me estaba diciendo: "Hasta aquí llegamos." Solo alcance a ver una luz. Camine hacia ella, pero me detuve, me eche a llorar. No había luchado, me había rendido. Me había resignado. Las lágrimas caían sin cesar. Ese no podía ser el final, había muchas cosas que no había hecho. Tantas que aun que aun quería hacer. ¿Por qué no luche por lo que quería? ¿Por qué? ¿Por qué? No se cuanto tiempo estuve así, no podía medir el tiempo así. Escuche una dulce melodía. Alcé la vista, no podía creer a quien veía… Era… ¡No podía ser cierto! ¿O lo era? ¿O acaso estaba soñando? ¿Era un sueño?
.
¿Fin?
¿Ustedes que creen?
.
.
.
.
Hola.
Espacio para hablar.
Este fic lo escribí en primera persona (desde el punto de vista de Candy)
Al menos en este cap.
No soy mucho de escribir en primera persona, pero lo quise intentar...
¿La pienso continuar?
Pues claro.
¡Saludos!
.
Selenityneza
.
.
