LINEAS DE DOLOR

TOKIO HOTEL

Lyraacuario

Capitulo 1

Un escape de emociones

Realmente no recordaba en que momento había perdido el control, ahora su única realidad, es que estaba ahí, en frente de aquel espejo, con un hilo de sangre deslizando de su antebrazo. La sonrisa de decepción que se dibujaba en su rostro y las enormes ganas de quitarse la vida.

¿Cómo llego a aquel lugar? ¿Cómo se auto-lesiono?

Simple, todo comenzó de manera singular, que a viajero silencioso fue caminando lentamente.

El se encontraba solo, sumido en el tormentoso silencio de saber que amaba a la persona equivocada, o quizás no era la persona equivocada, el mundo era el equivocado.

Ese día estaba solo, depresivo debido a que su hermano se había ido con otra nueva chica y el, ahí, con miedo a confesar cuales eran sus sentimientos. Realmente se sentía estúpido ¿Cómo alguien podía enamorarse de su propio hermano? De su propio gemelo… que iluso había sido.

Bill rompió en llanto, agradecido de que su gira hubiese terminado, que estaba de vacaciones en casa de su madre y que ella junto a Gordon habían salido, pues juntos se lo merecían.

Pero lo importante de aquel momento es que Bill se encontraba solo, sentado en un sillón, deprimido por la soledad que le acompañaba, su única entretención era pasar los canales al azar. Hasta que por fin se detuvo, cuando sentía que no podía mas, que deseaba gritar lo que sentía, que deseaba llorar hasta que sus ojos no pudiesen mas. Eso era lo único que deseaba en aquel instante. Deseaba morir.

Pero nadie estaba allí.

Solo una silla vacía.

Un silencio que le hacia compañía.

-Demonios- susurro apretando sus puños, sin impedir ya que las lágrimas cayeran.

¿Con quien estaría Tom en ese momento?

¿A quien estaría haciendo gemir en aquel instante?

La vida era cruel, muy cruel e injusta ¿Por qué Tom? ¿Por qué no pudo otra persona arrebatarle el corazón?

Entonces influenciado por las mil emociones que corrían por su cuerpo, se levanto y camino a la cocina, buscando algo que pudiese acallar tanto dolor. Fue entonces cuando vio encima de la repisa, una botella de alcohol, que sin lugar a dudas, le haría importar muy poco su situación de aquel momento.

Tomo un vaso, lo lleno a tope y bebió de un solo trago. Sintió el calor abrazar en su garganta, pero no importaba el necesitaba el dolor olvidar, que su alma ahogara aquel sentimiento entre sus propias lagrimas, sentimiento estúpido, sucio ante los ojos de Dios.

Pero el alcohol fue traicionero, le ahogo en un llanto aun mas fuerte, le trajo sentimientos y pensamientos que se arremolinaban entre su pobre cabeza. Tom, su Tom, todo giraba entorno a el.

El menor lloro amargamente durante un buen rato, ahí sumido en la soledad de la cocina, golpeando la mesa o bien partiendo un vaso, que sabia al rato debía recoger.

Fue en aquel momento en que su cuerpo lo domino, no sentía control de sus acciones, ni cuando su cuerpo subía las escaleras y llego a su habitación, caminando a paso rápido al baño y encerrándose en el. Aun entre sollozos y lamentos.

Bill miro su reflejo en el espejo del baño, el maquillaje corrido debido a sus lágrimas, sus ojos hinchados de tanto llorar. Se sentía mas deprimido de lo normal, como si el dolor pronto lo fuese a vencer.

-Soy un gran estúpido…no debería llorar…no debería- se regaño a si mismo, mientras alargaba su mano al cajón y lo abría para buscar algo que le pudiese ayudar.

¿Qué buscaba? Ni el mismo lo sabia, solo lo supo cuando lo hallo.

Tom abrió sus ojos de golpe cuando despertó aquella mañana, acababa de tener un terrible pesadilla, su hermano Bill, el había tomado una hojilla y resbalado por el antebrazo de su brazo izquierdo. Aquella imagen le provoco un escalofrió, mientras recordaba la sangre deslizar por el suelo.

-Jamás harías algo así… ¿verdad Billy?- susurro Tom mientras doblaba la vista a la chica que tenia acostada al lado, de seguro nuevamente se había dejado llevar por las copas, es mas, si no fuese por aquel sueño, no habría podido despertarse. Miro el reloj, eran las siete de la mañana, bastante temprano para alguien que se había acostado a las cuatro de la madrugada.

Rápidamente tomo sus cosas y abandono la habitación, no sin antes dejar una nota donde terminaba a la pobre chica de cabellos castaños. Suspiro mientras tomaba un taxi y daba la dirección de su casa, pensando en Bill y de seguro, la regañada que su madre le daría por llegar tarde.

-Estoy en casa- anuncio cuando llego, pero nadie pareció tener intención en responder su saludo, por lo cual subió las escaleras, no sin antes echarle una ojeada a la habitación de su madre.

Tom suspiro con alivio, al parecer seguía dormía, pero sabia que de algo si no se iba a salvar y era de la mirada de Bill cuando le viera. Por lo cual camino sin ánimos a la habitación del menor, no sabia el porque pero sentía unos deseos de verle, aun si fuese para escuchar lo que el menor le fuese discutir.

Tom llevo su mano a la perilla de la puerta, estaba con seguro. Frunció el seño y comenzó a tocar, al principio bajo para después casi tiraba la puerta porque el menor no salía.

-Bill….Bill….Bill- tocaba de nuevo –Vamos Billy, se que estas molesto, pero abre…. Billy!! Billy!!- Pero no había respuesta, Tom temió lo peor, que su sueño se hubiese hecho realidad. –Vamos Bill!! Abre o tirare la puerta!!- advirtió en tono mezclado entre la preocupación y el enojo. –Bill tumbare la puer….-

La puerta se abrió, mostrando a un soñoliento y enfadado chico de cabellos negros.

-¿Por qué molestas tan temprano Tom?- reclamo el menor pero antes de poder decir otra palabra se vio rodeado por los brazos del chico de las rastras.

Bill trago con fuerza mientras sentía los latidos de su corazón acelerarse a tal punto, que temió que su hermano se diese cuenta.

-No sabes…lo asustado que me pusiste- susurro Tom tan bajo que era imposible oírle, por lo que Bill solo escucho un murmullo que lo coloco aun mas nervioso de lo que ya se encontraba.

-Tom…- le llamo intentando zafarse aunque en realidad no hacia muchos esfuerzos por separarse –Tom- repitió su nombre.

Por su parte el mayor no podía ni comprenderse a él mismo, abrazaba a Bill como si pudiese perderlo en cualquier instante, sentía el aroma de los cabellos del menor mientras este se removía inquieto. A el no le importaba, lo abrazaría hasta que se sintiera seguro, seguro de soltar a Bill de aquel abrazo.

Y es que desde que se despertó empapado en sudor por culpa de esa pesadilla no había podido descifrar ese sentimiento de angustia y terror que le invadía. Perder a Bill, perder su mitad. Sintió que su pecho dolía con solo pensar en ello.

Bill era su mundo, Bill era suyo, aunque sonara egoísta, aunque sonara extraño.

Es por eso y por mas razones que se rehusaba a separarse del gemelo menor, porque a través de su calor le transmitía que no importaba el mundo. Bill estaría ahí para el. Para sus caprichos y sus peleas, para sus abrazos y señas.

-Tom- ese tercer llamado trajo a la realidad al joven castaño, quien se separo un poco (mas no aflojo su agarre) y poder ver el rostro de su ángel.

Bill le miraba con confusión, como si ellos estuviesen actuando mal, como si sus comportamientos no fuesen los correctos.

-¿estas bien Bill?- pregunto Tom, el menor asintió, pero el joven castaño determino en esa mirada que el chico pelinegro le ocultaba algo. –Billy- le llamo nuevamente levantando con su mano derecha el mentón del menor, quien le esquivaba su mirada –dime que te pasa?- repitió.

-estoy bien Tomy- susurro –solo… creo que me duele un poco la cabeza- Tom quiso reclamarle pero una rápida mirada en el cuarto de Bill le mostro unas botellas de licor.

-¿estuviste bebiendo?- interrogo.

-No preguntes- y se separo. –Solo necesito un baño…. Mejor hablemos mas tarde-

-Billy- llamo.

-Tom- respondió en advertencia. El mayor suspiro, solo por la ocasión aceptaría la voluntad de su hermano, pero si aun después del desayuno, el menor se seguía comportándose de manera extraña y esquiva, le encerraría en un cuarto junto a el y le obligaría a hablar sobre que le ocurría –Nos vemos en el desayuno- contesto Bill cerrando la puerta antes de que Tom dijese algo.

-Bi…¿Bill?- replico Tom pero solo se encontró con la frialdad con la que el menor había azotado la puerta.

Continuara...