Cap.1: Pilot.

El chico se levantó de su cama y se dirigió al baño para comenzar su rutina una vez más, se miró al espejó y suspiró.

-Solo es un un día mas- Pensó.

Observó por unos segundos sus desorganizados rulos pero ya se había rendido en aquella batalla con gel hace mucho tiempo, ahora estaban libres y sin rumbo.

Se lavó los dientes y la cara, salió y se vistió. Una remera verde oscura y unos jeans grises un poco ajustados, agarró su mochila y antes de irse de su habitación miró su reflejo por última vez en la puerta de su armario que abarcaba por completo una pequeña pared.

Si tendría que describirse a si mismo lo haría como alguien que no destaca o no llama la tención, que trata de hacer lo mejor con las materias de la secundaria. Eso es, era un adolescente que no caía en ninguna de los horribles estereotipos que eran un cliché. No era popular, o deportista, o cerebrito, o brabucón, o chico raro.

Solo era él, Blaine.

Lo único que lo diferenciaba del resto era su estatura y por la gran suerte que tenía los brabucones no veían su estatura como una razón para meter su cara en el inodoro o encerrarlo en un casillero o hacerle calzón chino o…bueno la lista es infinita, esos bastardos tenían bastante imaginación.

Blaine por suerte nunca había pasado por ninguna de esas cosas…aún, y tampoco tenía ganas de pasar por ninguna de ellas, por lo que planeaba hacer de este último año que le quedaba como uno mas, normal y tranquilo, no quería llamar la atención. De nadie.

Solo le importaba obtener la atención de una persona y esa era su mejor amigo Sam. Un chico rubio que definitivamente caía en el grupo de los raros, ya que pasaba todo el día haciendo sus imitaciones de personas famosas. Y, aunque a veces a Blaine le irritaba, lo quería y era la única persona en la que podía confiar…ya que era la única que estaba dispuesto a hablar con él y escucharlo.

Alguien que hacia eso merecía toda su atención y confianza.

El morocho bajó las escaleras mientras pensaba en su reencuentro con Sam. No lo habia visto en el último mes de vacaciones ya que estuvo en un campamento de matemáticas…si, quizás era un poco "cerebrito" también pero solo en matemática. Los números eran lo único que lo relajaban cuando había atravesado un largo día o cuando estaba feliz…o triste…o siempre.

El chico formaba parte de la categoría de "rarito" porque sus padres no lo entendían, por lo que pasaba horas hablando con su hámster Mike y practicaba trucos de magia. Sin mencionar que le encantaban las películas de Viaje A Las Estrellas, Battlestar Galáctica y…básicamente toda película o serie de ciencia ficción.

Blaine sabía que juzgar a las personas así y ordenarlas por categorías era horrible, por eso siempre que decía o escribía una de ellas lo hacía con comillas, ya que él no era quien para juzgar a las personas aunque odiaba que lo hicieran con él.

El morocho caminó hasta la cocina y de la alacena sacó un bol y abriendo otra puertita sacó sus cereales favoritos, luego abrió la heladera y sacó leche y por último de un cajón una cuchara y a los pocos segundos se sentó a la mesa para comer sus cereales con leche junto con su mamá, que estaba mirando el noticiero en la televisión con los informes de esa mañana mientras tomaba un sorbo de su té.

"¿Estás emocionado por tu último primer día?" Preguntó la madre con una gran sonrisa, ella ya estaba maquillada y vestida para irse.

El morocho se encogió de hombros y dijo con desinterés "Supongo"

"Oh vamos, debes disfrutar estos primeros días porque cuando te quieras dar cuenta ya habrás terminado y querrás volver el tiempo atrás" Dijo la mujer con nostalgia en su voz, mirando un punto en la pared, como si allí se estuviera proyectando sus años de juventud.

"No creo que vaya a extrañar los empujones en los pasillos o mis intentos por no mirar a los brabucones, pero gracias" Blaine agradecía el esfuerzo de su madre por tratar de animarlo y comenzar una buena conversación pero si seguía hablando de la secundaria no iba a lograr su objetivo.

"Eso es porque te escondes todo el tiempo. Estuviste 4 años en la sombra, tratando de que nadie te viera ¿No crees que es hora de mostrarte un poco? ¿De hacer amigos?"

"Ya tengo un amigo y prefiero tener un amigo leal en el que pueda confiar que 50 que hablen mal de mí a mis espaldas" Respondió Blaine tratando de comer más rápido sus cereales.

La madre suspiró profundamente "Sam es un gran chico y no lo discuto pero ¿No quieres tener…no se…dos o tres amigos más?"

"Ma te amo, pero sabes que no me gusta hablar sobre estas cosas, acéptame como soy." ¡Boom! Blaine dejó caer la bomba con sus últimas palabras antes de pararse y dejar el bol y la cuchara en el lavadero. Caminó a la puerta y dijo "Es hora ma, me voy" y la saludó con la mano.

Esa era otra cuestión, su sexualidad. Blaine era gay y sus padres lo sabían, se los había dicho hace 3 años y ellos dijeron que estaba bien, que ellos lo aceptaban, pero…había algo en la forma en la que le hablaban de ciertos temas o lo miraban en ciertas ocasiones que le hacían creer al morocho que no todo estaba exactamente bien, pero él nunca dijo nada.

Su hermano Cooper lo sabía por el simple hecho de vivir en la misma casa, pero si tuviera que hacerlo por voluntad propia no se lo hubiera dicho.

Blaine apreciaba todos y cada uno de los intentos de su hermano mayor por acercársele pero él no estaba interesado, ya que cuando sus padres le dijeron que era gay su hermano lo empezó a tratar diferente, de repente no quería jugar con él y no lo invitaba a su habitación para pasar el tiempo. Blaine no entendía por qué él lo trataba así. Así que con el tiempo aprendió a crear una barrera para ignorar a Cooper.

En el momento en el que él había aprendido a aceptar completamente a su hermano menor Blaine, éste ya no estaba interesado, su lugar había sido "ocupado" de alguna forma por el chico rubio que un día en la cafetería le había hecho reír con una de sus imitaciones.

Blaine se demoró un poco al contarle a Sam ya que no lo conocía, pero años de confianza fueron la prueba suficiente. A él no le importó su sexualidad y fue la única persona que lo trató como siempre.

Ese pensamiento hizo que una sonrisa se abriera camino en el rostro del morocho e inconscientemente acelerara su caminata al colegio.

Al llegar subió los escalones, se paró en el marco de las puertas y miró el pasillo, donde estaban todos los adolescentes caminando y hablando. Inhaló y exhaló profundamente, él podía hacerlo, podía sobrevivir un año, ya había sobrevivido 4, ¿No?

Se sentó en la silla de plástico para esperar a que la Srta. Pillsbury lo atendiera ya que necesitaba que le dieran sus horarios y su nuevo casillero.

Por suerte no tuvo que esperar mucho y caminó por los pasillos siguiendo la corriente de personas que se atropellaban a codazos solo para molestar.

Cuando encontró su casillero probó su nueva combinación en el candado, abrió la puerta y sonrió, tenía un completo casillero para decorar como le diera la gana y eso le gustaba, era algo en lo que pensar para distraerse de la horrible tortura que era el colegio.

-Este año tiene que ser algo original- Pensó torciendo los labios mientras pensaba.

Un chico llegó a tres casilleros de distancia y abrió la puertita de su casillero y Blaine paró de pensar para sacar los libros de su mochila para ponerlos en su nuevo y vacío casillero para después encargarse de llamar a Sam para ver dónde estaba.

Cerró la puerta, giró la cabeza y ya no había necesidad de llamar a nadie.

"¡Sam!" Dijo demasiado fuerte el morocho.

El chico rubio pegó un pequeño salto de sorpresa y dio media vuelta con sus ojos como platos.

"¡Blaine!" Dijo alegremente antes de abrazarlo "Te extrañé mucho"

"Yo también" Respondió Blaine alejándose del abrazo para ver como su amigo ponía sus libros en el casillero "¿Cómo estuvo el campamento de matemática?"

"Asombroso, hice bastantes amigos, cosa que es nuevo porque siempre te tuve a ti" Contestó el otro chico con el ceño ligeramente fruncido, como si no pudiera entender sus propias palabras "Pero mi mamá dice que eso es bueno" Terminó diciendo encogiéndose de hombros.

"Mi mamá dice lo mismo, odio cuando lo hace" Confesó el morocho.

"¿Y qué tal tú? ¿Qué hiciste este último mes?"

"Nada, ocultándome de la civilización leyendo, terminé dos sagas y estoy bastante orgulloso porque no se me había ocurrido hacerlo antes"

"Felicidades" Respondió Sam con una sonrisa mientras palmeaba el hombro de su mejor amigo "¿Y este año vas a seguir ocultándote?"

"Claro, ¿Por qué me lo preguntas? Es como una tradición" Contestó el morocho a medida que se daba vuelta para apoyarse contra su casillero para mirar el pasillo.

Segundos después su amigo imitó sus acciones apoyándose contra su casillero "Años de estar a tu lado y todavía no entiendo porque lo haces"

"Ya sabes por qué. No quiero causar problemas"

Blaine giró la cabeza hacía las puertas viendo las caras nuevas que entraban en su primer año de la secundaria.

-Pobres idiotas, no saben lo que les espera-

De repente un chico vestido con unos pantalones ajustados negros, botas de borcego negras, remera de manga corta blanca y una campera de cuero negra entró al colegio y captó por completo la atención del morocho…y del resto de los adolescentes allí presentes.

Su piel era blanca, su expresión seria, su cabello castaño y bien peinado, sus ojos celestes mezclado con gris, eran profundos y penetrantes. Su postura era como la de un modelo, despreocupado con estilo.

Miró alrededor y comenzó a caminar lentamente. Los jóvenes se abrían a su paso como el Mar Rojo frente a él, lo miraban, se arrepentían y miraban para otro lado.

Blaine lo siguió con la mirada boquiabierto hasta que se detuvo enfrente suyo, lo miró por unos largos segundos y el morocho podría haber jurado sentir un escalofrío recorrer su espalda al mirar en esos intensos ojos. El castaño misterioso formó algo parecido a una sonrisa con la comisura derecha de su labio en su rostro y Blaine sintió que se derretía mientras su corazón latía frenéticamente amenazando con escaparse de su pecho.

El chico pálido elevó su brazo y tocó levemente la barbilla del morocho anonadado y una sensación desconocida corrió como un rayo dentro de todo su cuerpo.

El castaño elevó la barbilla con intención de levantar la mandíbula del morocho para cerrar su boca.

El chico nuevo vio un papel arrugado que sacó de su campera, se dio media vuelta con el ceño algo fruncido y giró la combinación del candado del casillero.

-El chico nuevo tiene su casillero en frente mí-


Bueno, espero que les haya gustado este capítulo, estoy muy ansiosa por saber lo que piensan al respecto :D

Para los que no me conocen porque nunca leyeron nignuna de mis fics soy de retrasarme un poco pero tengo fe de que eso no va a pasar porque tengo unos capítulos guardados bajo la manga.

No saben mucho hasta ahora pero no les voy a spoilear nada :P

Aprovecho para agradecer a Margui, una amiga que es klainer y me ayudó con el nombre de esta fic y que la obligué a que leyera esta fic, muchisimas gracias!

Dejen sus reviews! :D