Edit: 19/12/15

¿Alguna vez se toparon con algo que sonaba bien, parecía bien y comenzó bien, y conforme el tiempo pasó creció y creció hasta que fue imposible de guiar y en vez de ser algo que agradaba resultó una carga?

Bueno, justo eso me ha pasado con este fic. Mi trazado original se desvió desde hace tiempo, y creció y creció lo que debió ser una historia pequeña y simple. Ahora apunta a ser un pequeño monstruo que no puedo dejar crecer porque me resultará abrumador.

Lamento decir que he decidido dejar esta historia aquí. No por falta de idea sino de tiempo para desarrollarla. Regularmente cuando inicio una historia, planeo el final, mi problema es que el cómo llegar a ese final es algo que suele cambiar, como conocer tu destino pero no la ruta, y sé que esta historia (que estaba planeada para seis capítulos) puede crecer a más y más de los que ahora posee y no, no puedo ya darme el lujo de dedicarle el tiempo, no cuando mi vida se está tornando de tal modo que me obliga a dejar de escribir. Así que debo decir (con todo el lamento del mundo) que prefiero cortar por lo sano antes que crecer un monstruo que al final no me dejará satisfecha, y creo que eso es lo peor.

.o.o.o.o.

Renuncia: Nada me pertenece, todo lo relacionado a Naruto pertenece a su creador Masashi Kishimoto. Este escrito es realizado con mero fin de ocio, no me adjudico ninguna propiedad sobre los nombres y demás.

Uno Sisu

oooo

Sisu [palabra de origen finlandés]

o o o o

El cielo se iluminó repentinamente, siguió una vibración en el piso que le hizo detener el paso, miró hacia atrás sin esperar ver nada, los árboles eran demasiado altos y cubrían el lejano campo de batalla. Permaneció pensativo por un momento. Sólo pudo imaginar la dimensión del ataque, volvió a girarse y retomó el paso. Sólo para avanzar unos cuantos metros y volver a detenerse. Así permaneció por unos minutos en que un intenso debate tuvo lugar en su cabeza. Samehada vibró en su espalda. Él sonrió.

—Sí, vamos.

Avanzó un poco y sin más, dio media vuelta y caminó sobre sus pasos, ignorando las quejas de las espada.

Una vez que salió de la arboleda, se detuvo de nuevo, esta vez para contemplar el escenario. Sin demorarse, siguió avanzando entre el derruido campo de batalla. A pesar de que había estado en muchos combates, el abrumador silencio le resultó inusual, aunque continuó caminando sin saber exactamente a dónde iba, y por qué había regresado.
Divisó a Zetsu a la distancia y se encaminó hacía él. El otro akatsuki se giró aprisa apenas lo sintió, Kisame notó cómo su gesto se turbaba, pero no lo mencionó.

—Hola plantita, ¿qué haces aquí?

—Veíamos la pelea, sabíamos que sería interesante —musitó la parte negra—, ahora sólo vamos a hacernos cargo de ellos.

—¿El chico no murió? —preguntó un tanto incrédulo.

—No, Sasuke ganó.

La noticia no fue tan sorpresiva, desde que se separaron supo que Itachi ya esperaba este desenlace.

—Bueno, llévate al mocoso entonces.

La parte blanca de Zetsu entrecerró su ojo, Obito había sido explícito en sus órdenes, y no necesitaba que Kisame explicara sus palabras, no iba a permitir que se llevara el cuerpo del Uchiha mayor. Ni siquiera consideró enfrentarlo, tal vez su concepto de calidad de vida distaba un poco del promedio pero no era suicida, sabía que no era contrincante para el espadachín de la Niebla.

¿Dónde estaba Tobi cuando se le necesitaba?

Miró de reojo al cuerpo de Itachi mientras echaba a Sasuke sobre su hombro, tendría que pensar en un modo de hacerse del cuerpo, muerto o no, sus ojos eran valiosos, o al menos lo serían por un tiempo, si no los recolectaban pronto serían inútiles.

—Pensé que ibas a tomarte un tiempo —murmuró el Zetsu negro.

—Sí, iba, pero ya ves, ya no.

Zetsu se preguntó qué clase de explicación era ésa, pero no dijo nada, lo mejor era que saliera lo más pronto de ahí, esperaría que Kisame hiciera lo que pensara hacer con el cadáver y entonces sí, obtendría el sharingan. Sólo esperaba que no se le ocurriera quemarlo, porque sino ahora sí, estaría condenado.

Kisame vio al otro desaparecer con Sasuke a cuestas, sonrió al comprobar que el otro ninja estaba planeando algo pero por temor no se había atrevido siquiera a mencionarlo. Ojala se animara, porque para como estaban las cosas, los siguientes días serían muy aburridos.
Miró al cuerpo de su compañero y la sonrisa se esfumó.

¿Cuánta gente había matado?, ¿cuántos cadáveres había visto?… ¿cuándo tuvo dudas de acercarse a uno?

La fanfarronería que hasta hacía poco expresaba salió volando junto con su sonrisa. ¿Qué demonios acababa de hacer?

Gruñó, negó con la cabeza y levantó la mirada. No sabía exactamente qué era lo que Zetsu hacía con los cuerpos de los akatsuki caídos, tenía sus teorías y estaba seguro que Itachi merecía más que ser la comida de ese fenómeno.

Sería memorable enterrarlo ahí, en el último bastión de su gente pero desechó la idea de inmediato, no era del tipo espiritual pero si era verdad que los fantasmas existían, era claro que Itachi no hallaría descanso ahí. Tal vez debía buscar un sitio cerca del agua, con suficiente espacio abierto pero a la vez oculto, en vida solía gustar de sitios así, seguro en la muerte podría hallar finalmente el descanso que era claro necesitaba desde hacia tiempo.

Se inclinó para tomar el cuerpo pero no pudo ni siquiera tocarlo. Gruñó, esta vez de pura frustración. Sintió a Samehada sacudirse en su espalda.

—Tranquílizate, acabo esto y nos iremos.

Pero entonces identificó el característico movimiento del arma, regresó la vista al cuerpo. Ése era el movimiento de Samehada cuando quería probar el chakra de alguien.

—Estás demente —siseó—, está muerto.

Mas la espada no se detuvo. Contempló al muerto una vez más.

—Porque estás muerto, ¿verdad, Itachi-san?

Claro que no hubo respuesta —habría enloquecido si la había—, pero el movimiento de la espada era indiscutible. Le tomó al menos cinco minutos animarse a tocar el cuello de Itachi para corroborar si Samehada finalmente había perdido la razón, o estaba metido en un lío mayor del que imaginó.

El débil y apenas perceptible golpeteo contra sus dedos bastó para que sintiera como si un gran peso cayera sobre sus hombros.
Itachi estaba vivo.

Su primera reacción fue tomar la espada y agitarla sobre el cuerpo. Estaba vivo pero no lo estaría por mucho tiempo, y sería una pena que sus últimos minutos fueran en agonía, bastaba verlo para saber que las heridas eran serias.

Aunque no consiguió dar la tajada. Bajó la espada al piso y contuvo un gruñido iracundo.

Había matado a tantos por tanto tiempo que era impensable que ahora viniera a ser incapaz de acabar con una vida, pero ahí estaba, no podía matar a su compañero.

—Más de ocho años viajando juntos y es ahora cuando vienes a dar verdaderos problemas, Itachi-san.

Repasó sus opciones, que sólo se reducían a dos y ninguna de ellas sencilla. Una era matarlo… pero al parecer no era capaz, y la otra era hacer lo posible por ayudarle a recuperarse, ¿pero dónde encontraría un médico en ese desolado lugar?

Tuvo un intenso debate interno. Lo idóneo —lo esperado de él, lo lógico para él— era matarlo y acabar con su miseria, pero desde el momento en que no pudo dejar caer a Samehada sobre él, supo que esa opción estaba desechada. Lo que lo dejaba con la opción de buscar un médico, pero en esa tierra de nadie no hallaría ninguno.

No supo cuánto tiempo pasó, la sacudida de la espada lo sacó de sus pensamientos. Miró su arma y se sintió más frustrado, si al menos la inútil espada no fuera tan quisquillosa con quiénes le daba un poco de chakra, si al menos aceptara dar un poco a Itachi podría ser una solución temporal, pero la infeliz sólo lo hacía por él.

—Un día de éstos te dejaré sin comer, a ver si sigues siendo tan especial.

Sonrió ante el chillido del arma, pero la sonrisa le duró sólo unos instantes, no podía estar perdiendo así el tiempo.

—Yo podría ayudarte Kisame-san —dijo una voz detrás suyo.

El ninja de Kiri se giró aprisa, tomado por sorpresa. Vio a un hombre joven de estatura baja y cabello grisáceo. Lo reconoció de inmediato.

—¿De verdad? —murmuró con sorna—, tú, el seguidor de esa serpiente que ha estado obsesionado con el sharingan por tantos años... Me quiere ayudar.

Kabuto apretó un puño, no le extrañaba que lo reconociera, desde que Orochimaru se separó de Akatsuki él había estado cerca de él, y sabía que la organización lo mantenía vigilado. Además, mientras Sasuke estuvo con ellos, no era de extrañarse que Itachi los hubiera vigilado también. Sin embargo…

—Orochimaru-sama está muerto, no tengo verdaderas razones para tratar de hacer daño a Itachi-san, sólo considero que sería una pena que uno de los dos últimos Uchiha desapareciera… son como una especie en extinción —agregó con una sonrisa.

Que no le duró mucho al ver el gesto de incredulidad en el otro. Debía moverse con cuidado, si quería cumplir su objetivo y, encima de todo, salir con vida. Así como Zetsu, sabía que no era rival contra el Monstruo de la Niebla.

Quien comprendió que Kabuto era en realidad su única opción. Si accedía, podía ser que no quisiera hacer otra cosa que tomar los ojos de Itachi, pero ése era el único médico a la redonda, y no podía ponerse exigente en una situación así.

—¿Y a cambio de qué? —preguntó Kisame con desconfianza.

—Ya te lo he dicho, sólo por no dejar que se pierda algo tan importante como la sangre Uchiha —Kabuto sonrió—. Como un buscador de la verdad y el conocimiento, uno puede estar dispuesto a hacer lo impensable para otros, pero no lo entenderías.

Kisame mostró los dientes, de hecho sí entendía, ésa era su meta primaria y había hecho lo impensable y más, con tan de vivir en un mundo de verdades, él era capaz de hacer cualquier cosa… hasta confiar en alguien como Kabuto para ayudar a alguien que —Kisame estaba seguro— compartía su forma de entender el mundo.

—Házlo, pero intenta cualquier cosa divertida y no dudaré en arrancarte la cabeza —musitó Kisame.

Kabuto asintió y sonrió amablemente, seguro que las palabras eran completamente verdad. Se acercó con lentitud para examinarlo, el encuentro con Kisame no estaba planeado pero ya se le había ocurrido cómo obtener lo que buscaba.

La revisión del cuerpo le sorprendió, no entendía cómo era que seguía vivo, porque lo que lo tenía en ese estado no era del todo las heridas ni los casi inexistentes niveles de chakra, era un problema más complejo en su sistema de chakra y, sobre todo, en su sistema respiratorio. Si iba a actuar tenía que hacerlo pronto.

—Es una situación seria, es posible que deba hacer uso de un jutsu prohibido —advirtió.

—Como si eso fuera alguna clase de problema para ustedes —rió Kisame.

Kabuto decidió no decir más respecto al tema. Haciendo uso de su chakra, cerró la hemorragia en la pierna del Uchiha y otras heridas de seriedad, después volteó a Kisame.

—Hay que llevarlo a otro sitio

Kabuto no esperó por la respuesta del otro ninja, se incorporó y se alejó caminando. Kisame trató de detenerlo pero no lo hizo, gruñó y miró el cuerpo, tomó a Samehada y lo levantó como alguna vez lo hizo con el Cuatro Colas, una cosa era que quisiera ayudar a su compañero y otra que fuera del tipo amable. Siguió al médico por casi diez minutos hasta que llegaron a una cueva, que de inmediato le hizo levantar sus sospechas, pero no dijo nada. Depósito el cuerpo en el interior.

—Espera afuera, por favor, no son jutsu secretos por nada —bromeó Yakushi.

—¿De verdad esperas que te deje a solas? —rió Kisame.

—No tienes de qué preocuparte Kisame-san, por lo que he podido comprobar los ojos de Itachi están demasiado desgastados como para serme de alguna utilidad, y no tengo ninguna intención de traicionarte, no soy suicida, además —continuó—, ¿puedes darte el lujo de prescindir de mi ayuda?

El ninja de Kiri apretó los dientes pero se forzó a sonreír.

—Supongo que tienes razón, si haces cualquier tontería puedo matarte sin problema.

Kabuto no dijo nada. ni ante esa frase ni ante el aparente dócil comportamiento del espadachín de la Niebla cuando salió. Era cierto, si Kisame quisiera, Kabuto difícilmente podría enfrentarlo y salir victorioso, pero si algo le había enseñado la experiencia, era que la mayoría de los ninja se basaban más en la fuerza que la cabeza, y si él había tenido tanto éxito, era porque su mejor arma yacía sobre sus hombros.

Una vez que Hoshigaki salió, Kabuto extendió un rollo y lo repasó varias veces junto con las anotaciones de Orochimaru. Era una pena que no hubiera seguido con esa investigación, pero así era el Sannin, siempre le había gustado la certeza en sus pruebas, y al ver lo aleatorio de los resultados en ésta, decidió abandonarla. Si hubiera tenido tiempo habría hecho sus propias pruebas, pero la batalla entre los Uchiha fue antes de lo que planeó.

—Aquí vamos —murmuró y miró el cuerpo inerte.

Afuera, Kisame se cuestionaba por enésima vez por qué lo había hecho. No le costaba creer que Itachi le habría ayudado si se encontrara en una situación tan lastimosa, pero lo que no podía razonar era que él, Kisame Hoshigaki, el Monstruo de la Niebla, el ninja renegado cuya leyenda ensombrecía incluso la de Zabuza… no hubiera podido matar a un moribundo y que, más bizarro aún, tratara de salvarle la vida aceptando ayuda de alguien a quien despreciaba notablemente.

Samehada lanzó un chillido, Kisame soltó una carcajada. La espada estaba al tanto de su confusión mental, y parecía burlarse. Todo era una situación bastante deplorable, los resultados debían ser positivos, porque si no, no sólo mataría al ayudante de la serpiente, quizá arrasaría con uno o dos pueblitos para liberar su frustración.

Cerca de veinte minutos después, Kisame aún daba vueltas a su confusión, cuando sintió una alteración de chakra al interior y escuchó una maldición, identificó la voz de Kabuto y entró.

Todo estaba oscuro, y nunca había sido bueno viendo de noche. Había rastros de una fogata pero estaba casi apagada, distinguió la silueta de Kabuto y sin dudar atacó, fue esquivado sin mucha dificultad, el ninja médico amplió el espacio entre ambos, quedando del lado de la entrada.

Yakushi estaba furioso, los resultados no eran los que esperaba pero había funcionado, parecía que finalmente se había hecho de un par de sharingan funcionales, sin embargo todo cambió en cuestión de segundos y lo había perdido. Se contuvo de perder la compostura, no era una pérdida total, dadas las condiciones del resultado no sería tan difícil obtenerlos. Sólo era cuestión de ser paciente. Cerró la herida de su brazo, admitió que también había subestimado a Itachi. Eran errores que no repetiría. Consciente de lo peligroso que era permanecer ahí, se fue lo más rápido que pudo, ahora sólo debía esperar, por las condiciones o el momento perfecto. La paciencia sería clave.

Kisame luchó contra la idea de perseguir al secuaz del Sannin, decidió quedarse, y ver cuál había sido el resultado. Con una anormal sensación en el pecho, que guardaba un gran parecido con la ansiedad, se giró y buscó por su compañero.

—¿Itachi-san? funcionó ¿verdad? Dime que no estás muerto.

No se detuvo a pensar lo tonto que sonaba la mera pregunta, sabía que había alguien ahí pero ¿por qué no le respondía?

Como si fuera una respuesta, un par de ojos rojos brillaron en la oscuridad pero eso no lo tranquilizó, no fue ninguna clase de consuelo, por el contrario, no sólo algo estaba mal, todo estaba terriblemente mal.

—¿Itachi-san? —preguntó nuevamente.

Una repentina llama reavivó la fogata e iluminó la cueva, permitiéndole ver claramente a su compañero… si ése era su compañero.

—¿Itachi-san? —vino a preguntar por tercera vez.

No podía ser alguien más, los sentidos alerta, la mirada desconfiada, un kunai en la mano, las emociones bajo control expresando todo sólo con un leve fruncimiento de cejas… ése era Itachi, aunque el vívido rojo de sus ojos era nuevo, nada parecido al opaco al que se había acostumbrado, además a este Itachi le faltaban muchos centímetros de altura y varios años de edad.

—¿Itachi-san?

Preguntó Kisame por cuarta vez al comprender que sí, ese niño delante suyo era su compañero.

o o o o

Sisu (adjetivo de origen finlandés): determinación para conseguir algo sin importar el costo.

oooo


¿Otra historia? ... :D

¿Alguna vez han oído del plot bunny o plot bunnies? que (según entiendo la acepción) sería algo así como una idea insistente que no te deja en paz hasta que la plasmas relativo a una historia o una actividad creativa. Normalmente las ignoro porque por experiencia sé lo complicado que es para mí llevar más de una historia y actualizarlas a ritmo y con un contenido más o menos "decentes" (por aquello de la constancia y calidad, nada que ver con cosas moralinas), pero con ésta...

La idea sé que no es nueva ni por asomo, de hecho me he topado con otras anteriores, y (como en todo) hay de todo, pero después de leer una en particular o más bien, ver la imagen con la que la ilustraron... no pude no hacerlo. Es que es tan... lindo XD

Se llama "Protector" de la autora Lpilz en Deviantart, por si gustan/pueden/quieren checarla.

Ésta será una historia relativamente corta en capítulos, la tengo ya trazada en su totalidad y (si todo funciona) de actualización más o menos quincenal. No descuido "Anagrama" aunque sí un poco la otra, porque la tengo en pausa ya desde hace un tiempo.

Gracias de antemano por cualquier lectura/comentario.