Minino
Largó un fuerte bostezo haciendo que incluso le duela la garganta y miró de nuevo el plano. Lo miraba y re-miraba y no hallaba el 'que' estaba mal. Pero sabía que no estaba perfecto. O quizás sólo estaba cansado. Levantó su brazo derecho hasta su rostro y enfocó su mirada al reloj.
02:31 am.
Dio un suspiro y se sacó los lentes. Otra vez se había desvelado con su proyecto. Desde luego no era la primera vez, ni la única, pero últimamente se cansaba con mayor facilidad y en menor tiempo. Cuando era joven podía pasar días desvelado sin problema. Aunque con mucho café.
Los años no pasan solos.
Sintió un pequeño peso en su regazo; era su gato negro anunciándole que era hora de ir a la cama.
Él siempre lo hacia. Parecía ilógico pero Tama sabia el momento exacto en el que se quedaba sin energías. Con un maullido, o con una pasada entre sus piernas, el felino le avisaba que ya no tenia 25 años y que tenia que recargar baterías.
Lo acarició unos segundos, quien minino gustoso aceptó ronroneando y moviendo su cabeza en la palma de su dueño, y se levantó dando por terminado su día laboral.
Salió de su laboratorio y caminando por el pasillo principal, con el peludo en el hombro, se despidió de dos guardias de seguridad hasta el día siguiente, como lo hacia siempre.
Tomo a su gato entre sus manos, quien se resistió al principio ya que estaba cómodo, y lo acarició un rato más sin dejar de caminar por el pasillo. Sintió su pelaje más pajoso y duro, diferente al que tenia cuando lo adopto, suave como terciopelo.
-Los años no pasan solos, eh, pequeño. -le repite ahora en voz alta y nostálgico. Una lamida en su dedo fue su respuesta. Sonrió y entró a su cuarto. Vió a su querida esposa durmiendo con un antifaz para dormir y ruleros, suspiró y se dispuso a ponerse el pijama, mientras su gato, ahora en la cama, amasaba la pierna de esta.
Unos minutos después, saca su almohadón, y se recuesta junto a Bunny, da un último bostezo y estirada de músculos y, sin terminar de apoyar la cabeza en el colchón, cae en el más profundo y merecido sueño.
Tama, ya satisfecho con sus garritas, se mete entre el espacio del matrimonió y duerme por sexta vez en el día.
Palabras: 400.
Ay, hace mil años que no escribía. Pero no pude evitarlo. Es la primera vez que hago un reto y no sé si está pipícucú pero la intención está jajajja
Aunque probablemente nunca lo lea, este dabble se lo dedido a mi Abuelo Titi, y a su infaltable gata atigrada Shiri, que lo sigue a todos lados. Me inspiré en ellos.
¡Gracias por leer!
