9 meses.63 semanas.567 días. Todo ese tiempo pasó desde su partida. Se sentía más solitario que nunca. La extrañaba. Irónico que todos pensaran que no tenía sentimientos.
Su vida definitivamente ya no tenía sentido.
¿Acaso el se encontraba destinado a vivir una vida de pura soledad y tristeza?
Las pocas personas que se acercaron a el terminaban por abandonarlo. Su madre, su padre, su hermano y ahora….ella.
Ella fue la que lo mantuvo desvelado por tantas noches luego de su partida. Meditando que hizo mal para que ella lo dejara. Se sentía solo, distanciado, traicionado.
Imágenes de ella aparecían repentinamente en su mente.
Lo miraba fijamente como siempre ella lo hacía, sonriente, manera como a el le gustaba. Sus ojos brillando de alegría mientras su cabello se movía al compás del viento mientras ella gritaba su nombre.
El comienza a acercarse lentamente extendiendo su mano hacia ella pero antes de que sus manos se rocen todo se vuelve oscuro y el dolor comienza a apoderarse de el.
La oscuridad se apodera de el, pero ellos siguen allí, parados en medio de la oscuridad y el observa como repentinamente su corta cabellera comienza a crecer prolongadamente hacia su pequeña cintura, sus ojos pierden su brillo y alegría y su sonrisa se desvanece.
Ella es…es…
No quería creer lo que sucedía, no quería volver a la realidad. Tan solo quería que vuelva todo a la normalidad.
La ella que el conocía ya no existía más.
"La Yuki que Zero conocía, ya no existe porque…la Yuki vampiro la ha devorado"
Luego todo se vuelve oscuro.
Noche 1: Sentidos
Los rayos del sol se asomaban entre los árboles, iluminando cada lugar. Iluminando mi rostro, pero eso no me afectó para nada. Estuve desvelado toda la noche, como la anterior, y la anterior, y muchas más, y es por eso que me encuentro tan cansado que el sueño me venció esta ves y dormí a los pies de un árbol. Pero mi sueño siempre es interrumpido ya que se vuelve una pesadilla, una horrible pesadilla que me persigue desde que ella me dejó atrás. No puedo dormir ya que al cerrar mis ojos me encuentro con los de ella. Pero ella ya no es la que yo creía que era, era otra, todo fue una farsa.
Pero todo cambió, desde su partida yo tuve que seguir con mi vida, pretendiendo que nada había pasado, aunque haya pasado mucho.
Ella se había ido, dejándome un solo recuerdo de ella. Se fue dejándome atrás, a su único amigo. Abandonándome, como todas las personas que estuvieron a mi lado.
Y lo peor de todo, es su compañía… él. Salvó de ella cuando era pequeña, trayéndola aquí. Cada vez que se encontraba cerca de ella, la tocaba. Cada vez que el la tocaba con sus sucias manos, un color rojizo se posaba en sus pequeñas mejillas. Cuando estaban juntos, el le sonreía y ella se ruborizaba. Estúpido chupasangre. Estúpido amorío adolescente.
No me agradaba cuando él estaba cerca. No me agradaba la manera en la que el la miraba. La manera en la que la tocaba, aunque solo sea una pequeña caricia en su cabeza. No me agradaba que le sonriera. Que sea amable con ella. Él no me agradaba para nada.
Volviendo al presente, me levanté y me dirigí hacia la entrada de la escuela de la Academia, la cual estaba repleta de estudiantes de la Clase Diurna, mayoritariamente femeninas parloteando y hablando sobre ellos.
Al verme, en especial a mi fría mirada, sus gritos comenzaron a bajar su tono hasta que ni siquiera un murmullo se escuchara, solamente el sonido del viento se oía. Ese incómodo silencio fue interrumpido por el sonido de las puertas abrirse, seguido por el griterío de las estudiantes y allí fue cuando ellos realizaron su aparición.
A simple vista se veían como unos simples adolescentes con unos hermosos y delicados rasgos. Su belleza y gracia era incomparable. Rasgos bien marcados. Piel perfectamente pálida. Cuerpos esbeltos. Ojos hipnotizadores. Cabello descuidado pero atrayente. Todo de ellos era perfecto, no había ninguna imperfección en ellos. Su belleza era inhumana.
Pero como mencioné anteriormente, ellos se veían como simples adolescentes. Como otras personas, si es que los podíamos llamar "personas" a estos monstruos que aniquilan personas. Ellos eran monstruos despreciables. Bebían del líquido vital de las personas. Odiosos. Desagradables.
Sus habilidades eran incomparables con la de los demás. Fuerza. Agilidad. Inteligencia. Defensa. Ese era el monstruo que se encontraba bajo esos hermosos rostros, esperando para salir y alimentarse de gente inocente. Como mi familia. Ellos trataban con monstruos como ellos. Al igual que yo. Pero uno de esos monstruos me los quitó. Me los arrancó de mi vida, y se llevó a mi hermano
Y a ella también.
Agité mi cabeza, saliendo de mis pensamientos al darme cuenta de que la muchedumbre había comenzado a acercarse demasiado a ellos, a lo que yo me interpuse entre las dos clases mirando a las estudiantes gritonas y ellas al verme comenzaron a alejarse lentamente de mí.
-¡Buen día mis hermosas damas! ¿Me extrañaron? ¿Anoche soñaron conmigo?-gritó uno de ellos, como hacía siempre mientras les hacía su famoso "Bang"… un momento, ¿Acaso el no se había ido también con…?
-¡Aidol-sama!-gritaron las estudiantes, a lo que yo me volteé para poder comprobar que, allí el se encontraba. Saludando a las estudiantes de la misma ridícula manera en la que el siempre lo hacía. ¡No puede ser, el se había ido!
De repente observo como una persona de cabellera anaranjada se acerca hacia el y comienzan a hablar, ¿¡El también ha vuelto!? Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, pero me mantuve en la misma postura.
Y allí observé como los demás comenzaban a salir, a cada uno de ellos que eran cercanos a él, todos habían vuelto.
Mi vista comenzó a dispararse en todas direcciones, buscando entre ellos, buscando entre rostros, buscándola a ella. Si todos habían vuelto ella no sería la excepción.
Mi vista buscaba y buscaba, pero no encontraba su objetivo, ¿Dónde esta?
Ahora que me lo planteo tampoco puedo encontrar al chupasangre tampoco, al que me la quitó.
-Si los estas buscando, todavía no han llegado-escuché una voz decirme, y al voltearme me encontré con uno de ellos. Hanabusa Aidou.
-¿Qué te hace pensar que los estoy buscando?-le contesté fríamente tratando de hacerle creer lo contrario de lo que realmente estaba haciendo.
-Por favor Kiryu, nosotros sabemos que estas desesperado por volverla a ver-dijo el asqueroso chupasangre sonriéndome maliciosamente mientras se asomaban sus dos colmillos entre sus dientes.
-Vuelva a clases, por favor-le dije mirándolo directamente mientras comenzaba a tantear el arma de forma exagerada para que el entendiera lo que trataba de hacer. Que el desapareciera de mi vista, acto que el entendió ya que se alejó de mí para encontrarse con su primo y seguir con su camino hacia sus clases.
Estúpidos vampiros.
Esa tarde
Decidí hacerle una pequeña visita al director para poder saber más sobre su regreso, saber si ella alguna vez regresará. Si regresará a mi y todo volvería a ser como sería antes.
Pero no todo es igual.
Ingresé a la oficina del director y mi repentina acción lo hizo dar un pequeño salto en su silla.
Luego de recomponerse me miró por unos minutos con seriedad y luego comenzó a hablar.
-Ellos no están aquí todavía, si es eso lo que quieres saber-me dijo mientras comenzaba a ojear algunos papeles que tenía sobre la mesa.
-¿Cuándo volverá?-pregunté con cierto tono de desesperación en mi voz, pero no importaba, la necesitaba.
-Todo a su tiempo, Zero-dijo el hombre y luego su vista subió para mirarme fijamente mientras sonreía ¿Qué le pasa?
-Mientras puedes tomar de mi sangre-dijo el mientras bajaba el cuello de su bufanda para mostrarme su cuello mientras me sonreía. Yo por mi parte me dirigí hacia la salida, ese hombre tiene serios problemas.
Hablando de sangre, anteriormente mi cuerpo no podía soportar las pastillas, no las podía digerir de ninguna manera y debido a eso, mi compañera se entregó a ella misma para poder satisfacer mi necesidad.
Debido a su partida, tuve que empezar a tomar las malditas pastillas. Primero, sucedía lo mismo que siempre sucedía, nada. Luego, mi cuerpo comenzó a acostumbrarse a ellas de a poco, hasta que el dolor que siento ahora ya no es el mismo que era antes, pero la necesidad sigue allí, las pastillas no nos satisfacen y es por eso que tengo que ingerir 4 o 5 de ellas.
Claro que las pastillas no se comparan con la sangre fresca, en especial la de ella. Era irresistible desde cualquier ángulo en la que se viera.
Su cabellera marrón rozando sus pequeños hombros cada vez que ella se movía, sus ojos que siempre brillaban de alegría. Finalmente, su sonrisa, lo que más me gustaba, tan alegre y cálida.
Imágenes de ella aparecieron en mi mente, brindándome un calor interno que terminó formando una pequeña sonrisa en mis labios.
Allí se encontraba, buscándome entre la multitud desesperadamente, como solía hacer. Con su chaqueta negra con la falta combinando, usando el uniforme escolar con la banda de guardianes.
De repente veo como su mirada se posa en mí y nuestros ojos se conectan, mientras sentía esa sensación familiar al sentir cuando ella me miraba y luego me dedicaba una de esas sonrisas que tanto me gustaban ver todos los días desde que nos conocimos.
A paso lento comenzó a acercarse a mí mientras me seguía mirando fijamente y con una sonrisa en sus finos labios, yo solo me mantuve en la misma posición sin mover un solo músculo.
-Zero…-dijo ella en un susurro que nadie podría haber oído, como si lo hubiese hecho a propósito solo para que yo escuchara, cosa que yo había hecho y como extrañaba que esos labios pronunciaran mi nombre.
De repente ella extiende una mano hacia mí, con la misma sonrisa que me atrapa y yo con gusto estiro mi mano para poder tocarla, pero antes de que ni siquiera nos rozáramos un escalofrío recorrió mi cuerpo activando mis sentidos, alejando mi mano de ella.
Al principio pude observar la decepción y tristeza en sus hermosos ojos, pero luego su rostro se volvió serio y su vida se apagó, sus ojos perdieron su brillo y alegría y se tornaron en algo muerto. Su piel comenzó a aclararse hasta ponerse completamente blanca, y su corta cabellera comenzó a crecer rápidamente hasta que sus puntas rozaban sus caderas.
Me mira con esa mirada fría y luego me sonríe y observé como dos pequeños colmillos se asomaban entre sus labios…
-¡Yuki!-grité su nombre lo más fuerte posible mientras abría mis ojos… otra pesadilla. Mire a mi alrededor y me encontré de vuelta recostado en ese mismo árbol en el que siempre termino recostado.
Tome mi frente entre mis manos tratando de calmarme y al tocar mi frente me di cuenta de que me encontraba transpirado y respirando de forma muy agitada. Cerré mis ojos fuertemente pero de forma dudosa, temiendo que esas horribles pesadillas vuelvan.
Luego de que mi respiración haya cesado y mi ritmo cardíaco haya vuelto a la normalidad, volví a recostar mi cabeza en el árbol, exhausto, cansado, pero nada de sueño.
El viento sopló suavemente brindándome una leve y agradable brisa. Respiré hondo sintiendo el aroma de cada esencia; la de los árboles, las hojas, la tierra y… un momento ¿Qué es ese aroma? Pensé mientras me sentaba rápidamente.
Ese aroma era distinto, pero al mismo tiempo familiar… ¿Qué era? Comencé a olfatear el aire…si, olfatear. Este aroma lo había sentido antes, pero era distinto al mismo tiempo, su sangre… ¿Puede ser que sea…?
Me levanté rápidamente de forma exagerada, no pudiendo creer lo que estaba pensando, no ella se había ido, pero…
"Si los estas buscando, todavía no han llegado"
Esas fueron las palabras de Aidou, ¿Acaso me estaba diciendo que volverán? ¿Acaso ese aroma que huelo es el de…?
Me paré y comencé a caminar, tratando de encontrar de quien provenía el atrapante aroma, si era atrapante, tentador, delicioso.
Ingresé a la escuela, cuando de repente el aroma me golpeó fuertemente. Tan fuerte que pude oler su sangre…su sangre era de igual tentadora que el aroma que emite esta persona. Su sangre me estaba llamando, atrapando. Su sangre es tan...
Pura.
De repente, en mi cabeza se escucho un pequeño "clic" e hizo que todas las piezas se unieran, había vuelto.
Comencé a correr rápidamente, mientras seguía olfateando en el aire, buscando y buscando en todas las puertas mientras mi mente se puso en blanco, ella había vuelto.
Se que dije que estaba enojado con ella y que la asesinaría, pero no podía, la alegría que sentía en este momento no podía ser convertida en tristeza y odio, mis sentimientos están tomando control de mí, pero no me importa, lo único que quiero es poder reencontrarme con ella, abrazarla, tocarla.
Seguí corriendo hasta que el aroma aumentó de forma prolongada, y me vi en un largo pasillo y al final de este, una puerta… la puerta de la dirección. ¡Ella se encontraba allí, hablando con el director! ¿Estará preguntando por mí? ¿Me ha extrañado? ¿Por qué ha vuelto? ¿Qué haré cuando nos encontremos?
Tantas preguntas en mi cabeza comenzaron a revolotear, peor agite mi cabeza mientras comenzaba a acercarme lentamente hacia la puerta. La volvería a ver, el momento llegó. Finalmente luego de tanto tiempo.
Mi paso comenzó a aumentar hasta que comencé a correr, por fin la podré sostener, protegerla, hacerla mía. Por fin podré pelear por ella…
Ya me encontraba en frente de la puerta, nada me importaba, mi mente se encontraba solamente en ella y en nadie más, no me importa si ella es una vampiro, mis sentimientos por ella siguen allí, intactos.
Mis manos toman el picaporte rápidamente y lo giro tan rápido y de forma tan forzosa que lo podría haber roto… ya no importaba, solo estaba ella.
¡Yuki!
