Disclaimer: Naruto no me pertenece, sino a Masashi Kishimoto.

Advertencias: Semi-AU, este escrito es una secuela de Hebi no Entiende. OOC justificado.

Author's Notes: Para los que no sepan, 'Densetsu no Sannin' significa los 'Tres ninjas Legendarios'. Las explicaciones de este escrito están en las Noticias de mi perfil.

Densetsu no Sannin
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Por: Gaa
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Capítulo I: ¿Vida?

Cuando aquellos tres pares de pies pisaron aquel claro levantando un poco de polvo, aquellos ninjas que estaban armando un golpe de estado en la aldea de la Cascada quisieron nunca haber pensado en algo así. Los más jóvenes comenzaban a sudar al reconocer aquellas tres capas ondeantes con el signo de 'Sannin' en la espalda. Los menos experimentados alzaron la vista en un acto completamente estúpido, admirando los orbes decididos y voraces de los tres jóvenes elector; cuando los shinobis que estaban a cargo de todo eso observaron a los ninjas de Konohagakure entre sus filas, creyeron que tenían el suficiente poder para hacerlos perecer, cuando en el aire se sentía la muerte que cargaban en aquellos joviales hombros.

―Les dije que estaban por aquí ―murmuró el Sannin de las serpientes, con aquella sonrisa tan habitual en él y nunca tan fuera de lugar.

―No seas jactancioso Uchiha ―el segundo varón de dorados cabellos y azules ojos sonrió con burla mientras se posaba con pereza ante aquellas personas.

―Ustedes dos se la pasan siempre peleando, ¿podríamos apurarnos?, dejé las cosas a medio hacer en casa ―la única mujer del grupo los jalaba a ambos tratando de hacer las paces. Rosas cabellos se ataban en lo alto, mientras que uno que otro hombre giraba su rostro para ver a la chica.

―Está bien, dattebayo, todo porque tengo que ir a rellenar formularios ―murmuró devastado Naruto. Con un pequeño asentimiento en la cabeza aquellas miradas 'felices' cambiaron por otras más frías y sádicas.

―¡Pero miren a quiénes tenemos aquí!, si son los legendarios Sannin del país del Fuego ―el que parecía el líder se acercó a ellos destilando poder, fuerza y confianza; cosa que no serviría estando ellos allí.

―Kakinake Ryou, te aconsejamos declinar el estúpido golpe de estado ―como siempre, Naruto trataba de sonar serio, distante y terrorífico, algo que Sasuke conseguía sólo con mirar y Sakura ante un simple golpe, pero él, nadie se doblegaba ante la decidida mirada del rubio a menos que la vieran teñida de un carmín color.

―Un simple Jinchuuriki no me viene a decir qué es lo que tengo que hacer ―a pesar de tener tres años en aquel puesto, todavía había gente que lo seguía menos preciando. Por un momento pensó en matarlo de buenas a primeras, pero si hacía aquello los demás huirían y tendrían que darles caza, cosa que hacía perder el tiempo.

―Basta de charlas ―masculló Sasuke mientras decidido daba pasos a todos aquellos missing-nin.

―Quien mate a más personas hoy, ¡comerá gratis en el restaurant que elija!

―¡Hecho! ―los tres, como en antaño, se miraron con arrogancia y la palabra "reto" en sus orbes.

―Tres… dos… uno…

A veces se les olvidaba el puesto que ostentaban.

La batalla no duró mucho, más porque Naruto tenía apetito, Sasuke quería hacerlos pagar en aquel local tan distinguido al que siempre iba a comer cuando tenía ganas, y Sakura porque aquella tarde tenía muchas labores domésticas que hacer.

―¡Déjame a mí! ―el grito de la joven alertó a Uzumaki, quien observaba de reojo como Sasuke de nueva cuenta se metía en la pelea de la chica.

―Deberías agradeces cuando te protejo ―murmuró Sasuke como si él nunca tuviese la culpa. El menor negó y siguió en lo suyo, hace tiempo se dio cuenta que meterse en problemas de las relaciones ajenas no lo dejaban bien parado, sobre todo cuando le daban a elegir a uno de ellos como su mejor amigo.

―¡No soy débil! ―la chica de pelo rosa estiró su brazo impactándolo con un shinobi quien creía que tenía la guardia baja, pero fue tal su enojo y frustración por lo que el único Uchiha sobreviviente hacía que no midió sus fuerzas y terminó desfigurando la cara, lanzándolo lo suficientemente lejos como para infringir temor en los demás.

―No digo lo contrario, pero mi mujer no trabaja demás ―allí venía de nuevo, su machismo, no… no era eso, ¡sus jodidos principios de la era arcaica la sacaban de quicio! Sus miradas se toparon desafiantes, con los años de tratarlo había comprendido que si había algo que a Sasuke le molestara era la sumisión femenina en exceso, pero justo en lo que ella no transaba ―su carrera ninja― él se inmiscuía diciendo que sus hijos no tendría madre, ¡ni siquiera tenían hijos!

―No recuerdo haber llegado a ese consenso, Sasuke-kun ―¡Oh no!, aquella voz. Con su característico "Hn" a modo de respuesta, le dio la espalda y empuñó a Chokuto, se vengaría de todo eso con aquellas miserables ratas que lo tenían jodido.

―¡Treinta y cinco! ―chilló victorioso su rival rubio. ¡No se dejaría arrastrar hasta ése local de mala muerte!

―¡Ah no, dobe!, ¡esta vez gano yo! ―y utilizando su velocidad, pronto aquellas personas de pies se desmoronaban y al correr el tiempo el charco de espesa sangre comenzaba a formarse.

Haruno no se daría por vencida, siempre sucedía lo mismo cuando llegaban a aquel punto de la discusión, él se iba dejándola con la palabra en la boca. Si bien llevaban saliendo un tiempo y gozaban su relación sin nombre, estaba cansada de aquello, sobre todo cuando Sasuke comenzó a delirar con hijos, hogares, comenzando a quejarse cada vez que tenían una estúpida misión y ella se cansaba, una cosa era amarlo ―porque ella lo amaba sin reservas― y otra cosa era que fuera su esclava a su antojo.

Cuando terminaron con todo aquello, Sasuke quemó los cuerpos rápidamente y se dirigieron de vuelta a Konoha, en tres días estarían de nuevo en casa.

La noche los acompañó la mayoría del viaje, y el tenso ambiente sofocaba al rubio quien sabía que sus amigos no estaban del todo felices, aunque él tampoco, aludiendo a las palabras de Sasuke el muy bastardo le había ganado y tendrían que pagar una fortuna por un simple plato de Onigiris. La Kunoichi iba pasos más atrás, mientras que Sasuke unos más adelante que él, ¡quién los comprendía!, un día podían estar tranquilos y al rato uno de ellos explotaba provocando aquella separación, pero tenía que aceptar que cada vez aquellas discusiones se hacían más habituales.

Sabía que Sasuke sentía aprecio por la chica, no por nada estaba con ella, pero no habían llegado todavía a decirle que la amaba, sabía que al moreno le costaría, pero de allí a prácticamente querer monopolizar el tiempo de su amiga era mucho, ella necesitaba su espacio, ¡hasta él lo sabía!... como también sabía que dentro de todas aquellas discusiones el Uchiha les ocultaba algo.

―Sasuke ―cuando les tocó el turno de acampar, los tres estaban demasiado distantes entre sí como para querer iniciar una conversación decente, pero el rubio como buen amigo debía arreglar todas aquellas asperezas de la supuesta relación "Si hasta parezco celestina dattebayo".

―¿Qué quieres, dobe? ―y por si fuera poco, se había olvidado de lo borde que era después de todo su amigo.

―Ven ―con una sola mirada de Naruto, Sakura comprendió que ambos irían a hablar quizás qué cosas, cosas que ella no sabía, y al no saber muy en el fondo se resentía… aquel lazo que Sasuke tenía con Naruto, lo envidiaba, y mucho. Sentía que ella nunca podría estar así con el chico que le quitaba el sueño, y a pesar de que ambos tenían un tipo de relación que pasaba su amistad habitual, el pelinegro seguía pasando más tiempo con Naruto que con ella, iban a entrenamientos juntos, y confiaban su vida al otro; cosa que él no hacía con ella, aunque ella sí lo hacía con él.

―Sasuke… sé que una vez les dije que no me metería más en su relación, pero la estas jodiendo bastante 'ttebayo ―frunció su entrecejo, allí venía 'Cupido'. Lo enervaba que precisamente él se metiera en la relación, no porque no quisiera, sino porque a veces sentía que si él fuese un poco más como Naruto aquellas cosas no ocurrirían, y hasta quizás sabría identificar mejor aquellos sentimientos que lo corroían cuando estaba con su… ¿con su qué?

―No sé a qué te refieres ―siempre tan cortante. Se apoyó en un árbol intentando sonar distante e indiferente, pero maldecía que a veces el rubio sabía lo que pensaba mejor que él.

―Escúchame Sasuke, pese a que no tengo ni la más mínima idea de cómo carajos va su relación, sé que lo estás haciendo mal; Sakura-chan ama ser ninja, ¿por qué la proteges tanto?, incluso sabes que ella tiene más fuerza bruta que tú ―lo último lo dijo tratando de alivianar las cosas, pero fue un fallido intento. El aludido volteó su rostro con aquella indescifrable mirada, mas conocer a aquella persona que tenía en sus ojos desde los doce sólo le daba a comprender una cosa ―. ¿Qué ocultas, Sasuke-teme? ―su voz salió más desvalida de lo que él creía, pero el silencio se hizo permanente. El aire no estaba denso, sino más bien nostálgico y eso provocaba que hiciera conjeturas rápidamente intentando buscar la razón del por qué su hermano se comportaba así.

―Miedo… ―murmuró lo bastante bajo para que no lo escuchara, pero sin embargo aquella loca cabeza rubia había captado la palabra. ¿Miedo?, ¿miedo de qué?... cuando levantó su vista se encontró con las profundas orbes negras de Sasuke y se sorprendió por lo infantil que podía ser a veces a pesar del tiempo y la edad, pero incluso él tenía aquellos sentimientos de vez en cuando.

―Eres un maldito bastardo cuando te lo propones. Mira Sasuke, no te estoy diciendo que no tengas miedo… pero no por ello puedes encarcelar a Sakura-chan, ella merece vivir a tú lado, vivir los momentos con ella y superarlos juntos… no hagas más mierdas y afronta aquel estúpido temor con ella… sé que en el fondo ella lo comprenderá ―estúpido bastardo y su temor por estar solo… porque otra persona importante en su vida muriera sin él poder hacer nada. Cuando no sintió el chakra de Sasuke frente de sí decidió salir a dar una extensa vuelta para dejar al par de tórtolos hablar y que intentaran comprenderse ―. Y luego a mí me dicen lento dattebayo.

Cuando Sasuke observó a Sakura inclinada sobre la fogata, con aquellos orbes jades tenuemente iluminados por las avivadas llamas, aquel miedo de perderla y no recuperarla se hicieron fuertes e insistentes. De pie seguía la idea de encerrarla en la casa, por último allí estaría a salvo, pero las estúpidas palabras de su dobe rival le seguían dando vueltas, ¿era eso lo que ella quería? Sigiloso ―o tratando de serlo― se sentó a su costado, esperando a que la chica de rosas cabellos se decidiera a hablarle, por último a recriminarle algo, pero el silencio se hizo constante por segundos, que a momentos llevaban minutos delirantes.

―¿Y Naruto? ―se rindió la joven. El muchacho levantó los hombros con un claro gesto de que no sabía dónde demonios estaba su amigo, sin embargo aquella era su única oportunidad, y a pesar de que él era fuerte, no pudo evitar sentirse débil en aquellos momentos, ¿cómo comenzaría?, nunca se había sentido tan idiota, si hasta razonaba que era un estúpido colegial.

―Sakura ―la voz profunda resonó por aquel paraje, profunda y distante como él siempre era, y a pesar de todos aquellos sentimientos internos y luchas que tenía con su orgullo, su rostro demostraba lo mismo de siempre: nada.

―¿Qué?, ahora me vas a decir que me vaya acostar porque es demasiado tarde, porque si es eso te vas pu--―

―Lo siento.

Silencio, aquella facultad que se rompe ante el más mínimo movimiento o ínfimo ruido de roce, que con cada palabra atronaba su dicha o desdicha, pero en ése caso aquel silencio era como una suave droga como compensación por aquellas palabras. Quería pararse de allí e irse a mascullar por su momento de debilidad, y cuando se paró para ir a perderse entre los árboles la suave pregunta de un "Por qué" llegó a sus oídos…

―¿Por qué las disculpas? ―la joven se mordió el labio. Seguía en la misma posición evitando que el otro se diera cuenta de lo ansiosa y nerviosa que estaba, no podía negar que aquellas palabras eran una gran recompensa a pesar de todo lo sucedido, y que ella se sentía dichosa de ser la que las recibía.

―Naruto me dijo que no podía ser tan idiota de encerrarte por mis temores y… ―pero la chica no escucho más "Naruto me dijo, Naruto… Naruto… ¡siempre Naruto"

―¿También Naruto te dijo cómo debías tratar a una mujer?, ¿también Naruto te dijo cómo pedirme disculpas?, Naruto aquello, Naruto por acá, ¡¿Por qué de una maldita vez te declaras a Naruto y me dejas en paz?! ―lloraba, aquello le hacía daño. Sus hombros temblaron al decir aquellas palabras y el fuerte sollozo no se hizo de esperar, ¡tenía una jodida envidia por el rubio!, ¡él conocía a Sasuke más que ella!... pero a pesar de todo no lo podía odiar, odiaba su maldito lazo y el cómo parecían estrecharlo cada vez más, cuando ella se sentía cada vez más desplazada a pesar de compartir caricias que el menor le entregaba raramente.

―¿Estás celosa? ―y le venía con aquella estúpida pregunta. Sus orbes jades enviaban claros instintos asesinos al poseedor del Sharingan, quien sorprendido se volvía a acercar a ella tratando de comprender aquellas palabras.

―No de él idiota, de su estúpida relación ―le volvió a increpar. Se limpió fuertemente las lágrimas que habían corrido por sus mejillas y estrujó sus ojos con las manos; una vez hecho aquello se levantó con la clara intención de marcharse de allí más aquellos brazos que tanto odiaba y adoraba al mismo tiempo la envolvían.

―Eres una tonta ―fue todo lo que le dijo, después de todo Sasuke seguía siendo un abnegado para las palabras y la manera de expresar aquellas cosas. Estuvieron así por un tiempo hasta que la joven se animó a hablar, se digno a desahogarse todo lo que tenía guardado, todo lo que odiaba y envidiaba.

―Siempre te vas con él ―comenzó de un momento a otro―. Sales a entrenar, a comer, incluso haces más misiones con él… eso no me importaría mucho pero siempre saben qué es lo que piensan ambos, cuando se mienten entre sí o cuando están mal… pero cuando me ves a mí parece que entraras en una dimensión desconocida donde te quedas callado y nunca me dices nada… su lazo es más fuerte que nuestro lazo… ¿por qué?, ¿por qué es más fuerte? ―qué vacía se sentía.

El silenció los volvió a corromper a ambos, solamente sentía la respiración de Sasuke en su nuca intentando tranquilizarla, cuando aquellos labios formaron un patrón distinto al diario: una fina y sencilla sonrisa, algo que se notaba común de vez en cuando, pero en aquella situación se veía sobrando.

―Y yo… yo tengo miedo de perderte. Somos unos grandes idiotas ―murmuró tras un tiempo.

No necesitaron más palabras, después de todo aquello había sido aclarado de una manera poco usual a la que antes tenían ―dejar pasar el tiempo hasta que uno cediera―, quizás el rubio no lo hacía tan mal de querubín.

En silencio volvieron a sentarse esperando la llegada el rubio amigo de ambos que en aquellos momentos los apoyaba en pareja. Tranquilamente entrelazaron sus manos buscando aquel calor que pensaron perdido por momentos, y a pesar de no ser tan demostrativo el varón, evidentemente dejaba que aquella fémina hiciese algo más de lo permitido por muchas personas, después de todo era su… ¿su qué?


Espero que no me haya quedado tan mal. En el otro Fic me dijeron que había tintes 'SasuNaruSasu' y decidí ocupar eso como base. Espero sus comentarios, y como verán, aquí sí habrá mucho "SasuSaku".

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