Secundaria Nanamori; domingo 11:32pm:

La escuela estaba completamente desierta, salvo por uno que otro guardián haciendo ronda, pero a menos que alguien hiciera ruido o algo fuera de lo normal pasara no iban a reaccionar. Y si de por sí no entraban a la escuela, mucho menos irían a revisar al basurero principal o al depósito de chatarra que tenían para las clases de taller. La cosa entró despacio al lugar y observó fijamente los restos de aquella magnífica máquina, utilizada en el festival escolar para una obra teatral. Salvo el horrible dibujo que tenía por cara, esa era una máquina realmente hermosa. La cosa le quitó la cara y se montó sobre la máquina para hacer lo que tenía que hacer. Una vez llegó a los circuitos principales, comenzó a hacer las debidas reparaciones y mejoras al diseño; reparando los errores que cometió quien sea que la construyó.

La enorme máquina se levantó y buscó a quien la había reparado. Finalmente vio a la cosa cuando se agachó para buscar bien. Era muy pequeña, pero extrañamente carismático.

—Habla —ordenó la cosa.

—Gracias —dijo la máquina, sorprendida pues antes de la intervención de la cosa no podía hablar. —Gracias a ti podré completar mi misión: atrapar a la princesa Blancanieves y a su príncipe. ¿Dónde están ahora?

—A su debido tiempo vendrán a ti, woof! —respondió la cosa mirando fijamente a la máquina. —Ahora ayúdame a buscar a tus hermanos, woof! Quien te construyó ha hecho cientos de máquinas como tú, pero todas terminaron igual, woof!

—No sé reparar.

—Pero yo sí, woof! —respondió la cosa. —Tú sólo ayúdame a levantar cosas pesadas, woof!

—Suena justo —respondió la máquina, volviéndose al montón de chatarra la mayoría aportada por las locuras de su creadora.

Entrada principal de la sencundaria Nanamori; lunes 7:39am:

—Buuu... odio los lunes —se quejó Kyoko como siempre. —¿Por qué no podemos estar de vacaciones?

—Siempre te quejas de lo mismo —dijo Yui exasperada.

—Kyoko-senpai es muy irresponsable, aprenda de Yui-senpai, ella es un ejemplo a seguir —dijo Chinatsu muy decidida. —¿Verdad? —Agregó apretándose contra Yui.

—Chinatsu-chan, y también quiero! —dijo Kyoko lanzándose sobre las otras dos.

Akari se quedó atrás como siempre, e igual que todos los días iba a comenzar a lloriquear, cuando vio algo que le llamó la atención.

—Minna... ¿por qué nadie ha entrado a la escuela? —preguntó Akari confundida. —A estas horas ya deberían estar todas adentro...

Las otras tres dejaron su pelea y se volvieron a mirar el tumulto.

—¿Qué diablos? Ayano! —Llamó Kyoko.

La joven de cabello púrpura se acercó en compañía de Chitose.

—Ayano, ¿qué demonios pasa aquí? —preguntó Kyoko.

—Nadie sabe, no han abierto y parece que los guardias no están. Todo esto está muy raro —dijo Ayano pensativa.

—Yey! No hay clases! —celebró Kyoko. —Yui, vamos a tu apartamento para que me des ron con pasas!

Yui la golpeó para callarla y se acercó a la puerta abriéndose paso entre la multitud. Kyoko la siguió a regañadientes mientras se sobaba la cabeza.

—OI! ¿HAY ALGUIEN? —gritó la rubia poniendo sus manos a modo altavoz. —YUJUUUUU!

—Eso no va a servir de nada —regañó Yui.

La puerta se abrió de repente y los dos guardias de seguridad fueron lanzados con violencia desde adentro. Estaban amarrados con lo que parecía ser una cuerda metálica. Las alumnas enmudecieron unos instantes... para empezar a correr cuando un enorme robot seguido por varios de tamaño normal comenzaron a correr hacia ellas. Yui y Kyoko no fueron la excepción y luego de reunirse con sus amigas (a las que se les acababan de juntar Sakurako y Himawari) comenzaron a huir a toda velocidad. El robot más grande se fijó en ellas y comenzó a seguirlas directamente.

—DEMONIOS, ¿QUÉ ES LO QUE QUIERE ESTA COSA? —gritó Ayano asustada corriendo más rápido que antes.

Sakurako se volvió unos instantes y dio un gritito de sorpresa.

—¿Qué pasa, Sakurako? —preguntó Himawari.

—Mírenlo bien —dijo Sakurako. —Es el de nuestra obra, pero parece que le quitaron aquel horrible rostro.

—¿Cómo que horrible? —protestó Chinatsu.

Siguieron corriendo, cuando el robot dijo con estridente voz.

—DEBO ATRAPAR A LA PRINCESA BLANCANIEVES Y AL PRÍNCIPE PARA QUE LA CREADORA SEA LA MÁS HERMOSA!

—¿De qué habla? —preguntó Akari.

Pero nadie respondió, estaba más que claro que hablaba de la obra. Y Kyoko y Yui entendieron a la vez que se refería a ellas...

En cuanto el robot las ubicó levantó ambas patas delanteras y las convirtió en poderosas garras metálicas con las que atrapó a sus objetivos.

—YUI SENPAI, NOOOOOOOOOOO! —Gritó Chinatsu mientras el robot se alejaba una vez atrapadas sus dos presas.

—TOUSHINO KYOKOOOOOO! —gritó Ayano, que comenzó a correr detrás del robot.

Los robots de tamaño normal se adelantaron y empujaron a la joven con un rayo de energía leve. Ayano salió disparada contra sus amigas, que le amortiguaron la caída. Una vez neutralizadas, los robots siguieron al más grande de regreso a la escuela, y cerraron la puerta.


Sentada sobre el escritorio del director, la cosa observaba con atención el espectáculo.

—Woof! Bien, con esto será suficiente para traerla a mí. woof!


A tres cuadras de la secundaria Nanmori; lunes 8:11am:

—¿Qué demonios fue todo eso? —preguntó Akari.

—Yo estoy feliz porque seguro no habrán clases —dijo Sakurako.

—¿YA QUIERES DEJAR DE DECIR BURRADAS? —le gritó Himawari.

Silencio interrumpido sólo por Ayano y Chinatsu lloriqueando en un rincón. Chitose le daba amables palmaditas en la espalda a Ayano consolándola mientra hacía lo posible para contener su fantasía: Ayano vestida de superheroína rescatando a Kyoko de los robots enfurecidos y ésta agradeciéndole con un dulce beso.

—Oi, Minna, ¿no deberían estar en clase? —dijo una voz conocida.

Todos levantaron la mirada. Era Nishigaki sensei en su motocicleta acompañada de la presidenta del consejo.

—...

—Matsumoto pregunta por qué no hay nadie en clase.

Ayano se enjuagó las lágrimas y agarró a la profesora del cuello de su bata.

—¿Y TODAVÍA LO PREGUNTA? SÓLO USTED PUEDE CONSTRUIR ALGO COMO ESAS MÁQUINAS DEMENTES QUE SE APODERARON DE LA ESCUELA Y SECUESTRARON A TOUSHINO KYOKO!

—¿Máquinas dementes? —preguntó la sensei. —Bueno, será mejor que me expliquen bien...

Las chicas entraron en una cafetería cercana y le contaron toda la historia a la profesora. Ella asentía mientras escuchaba y claramente pudieron ver cómo le brillaban los ojos ante tal mención.

—Wow, ¿así que alguien reparó mis robots y los hizo apoderarse de la escuela? Increíble, ¿no te parece Matsumoto?

—...

La sensei asintió y miró a las chicas.

—Bueno, no puedo negar que es peligroso por muy emocionante que suene... y creo que tengo la solución, pero tendrán que ayudarme.

—LO QUE SEA PARA SALVAR A YUI-SENPAI! —Gritó Chinatsu levantándose de golpe.

La sensei sonrió complacida y después de pagar la cuenta, las guió a su casa. Era un hermoso barrio residencial con seguridad y buenos vecinos y claro; la casa de Nishigaki-sensei destacaba al ser la única sin techo. Entraron. Dentro había todo tipo de máquinas extrañas que habían sido electrodomésticos en un pasado lejano, pero habían cambiado de sobremanera gracias a la intervención de Nishigaki-sensei: cafeteras voladoras, relojes bomba y demás cuestiones que las chicas decidieron que era mejor no preguntar. Con una amable sonrisa, Nishigaki-sensei las guió al sótano, que tenía una cerradura electrónica. Ella puso su ojo sobre el lector retinal y la puerta se abrió revelando un enorme elevador. Temerosas de lo que pudieran encontrarse, las chicas la siguieron al elevador y bajaron a una especie de sótano subterráneo: el laboratorio de la demente profesora.

—Únicamente Matsumoto ha visto mi lugar especial, pónganse cómodas, están en su casa.

Las chicas mejor se quedaron paradas viendo todos los extraños aparatos que estaban conectados a las sillas. También la presidenta que ya sabía lo que podía pasar si se sentaban.

Mientras, Nishigaki-sensei tecleaba unos comandos en su computadora abriendo así un enorme armario lleno con extraños trajes como de héroe de comics, todos iguales pero de diferentes tamaños y diferentes colores: plateado, rojo, azul, castaño claro, rosa, dos de color negro y amarillo. La profesora se mostraba calmada, pero su expresión se miraba triunfal.

—He estado esperando una emergencia como esta para estrenar estos —dijo ella con la voz temblando de la emoción. —Son trajes con una tela electromecánica de mi invención que les dará habilidades supremas mientras los lleven puestos. Adelante, hay suficiente para todas; sólo busquen su color de cabello y pónganselos.

—Oye Himawari, —susurró Sakurako al oído de su amiga. —¿No crees que lo hizo a propósito para probarnos estos?

Por el gesto que puso la peliazul, Sakurako supo que pensaba exactamente lo mismo. Y por lo visto Ayano también, que fulminó a la profesora con la mirada, pero se adelantó y tomó el traje color púrpura. Chinatsu la imitó. Se desvistieron y se pusieron los trajes: de cuerpo completo hechos como de hule pero se sentía diferente, únicamente los guantes, las botas y el cinturón eran separados del conjunto y eran de una tonalidad más oscura. Cuando Ayano se abrochó el cinturón, la hebilla emitió una luz púrpura.

—¿Y ahora? —preguntó Ayano, temerosa que esa cosa explotara de un momento a otro.

—Pues... los hice hace tiempo así que se me olvidó qué hacen —respondió la sensei dejándose caer sobre una de sus sillas. —Pero me acuerdo bien que tienen unos poderes en común y otros más según la personalidad de cada una.

—...

—Sí, tal vez sea irresponsable pero sin riesgos no puedes avanzar, deberías pensarlo un poco Matsumoto.

La presidenta del consejo no dijo nada más sabiendo que era inútil discutir con la profesora, así que mejor fue a vestirse. Chitose, Akari, Sakurako y Himawari no estaban tan seguras de ponerse eso.

—Akari-chan, hazme el favor! —suplicó Chinatsu. —No sabes cuánto significa Yui-senpai para mí, ayúdame a rescatarla de esos horribles robots asesinos...

—Bueno, —dijo Chitose adelantándose. —Yo por mi parte quiero ayudar a Ayano-chan. Estoy segura que esto hará que se acerque más a Toushino-san...

Dicho esto, Chitose se adelantó y se puso el traje plateado.

—Bueno, yo... —comenzó a decir Akari. —Bueno, te ayudo Chinatsu-chan, para eso están las amigas.

Así, sólo faltaban Sakurako y Himawari para ponerse los trajes.

—Eto, yo paso —dijo Himawari.

—Sí, porque tus pechos no se verían nada bien en uno de esos, los harían resaltar y te verías deforme, Himawari —dijo Sakurako molestando.

Himawari apretó los puños enfurecida y se fue a poner su traje.

—BIEN, MEJOR TENERLOS GRANDES QUE NO TENER NADA QUE MOSTRAR —le gritó a Sakurako, cerrando la hebilla de su cinturón.

—TE MOSTRARÉ QUE ME VEO MUCHO MEJOR QUE TÚ, MONTRUO DE TETAS GRANDES! —le gritó Sakurako de vuelta desnudándose y tomando el traje que le alargaba la sensei.

Una vez todas estuvieron vestidas, la sensei se paró sobre su silla y extendió las manos.

—Muy bien, ahora son un equipo de acción, su misión: rescatar a Toushino y Funami; y si se puede, no dejar rastro de los robots para salvar mi empleo.

—Debería ocultar mejor sus intenciones —dijo Ayano con una gotita en la sien.

—Bueno, ¿qué están esperando? —dijo la sensei. —Hora de salvar la escuela!


Y bueno, esta es otra idea o más bien delirio. Espero les guste y me dejen reviews. El próximo cap tendrá más acción, este fue más la intro. Y sin más, me despido con mi cierre clásico:

Chao; nos leemos!