Vuelve a mí
Ya sabeis que los personajes no son mios, esto solo lo hago para entretener
Capítulo 1: El precipicio
"..." los personajes hablan.
'...'los personajes piensan
Un suspiro escapó de los labios femeninos, los ojos miraban al frente, contemplando como el sol se perdía en el horizonte, dejando tras de sí, un eterno baile de rojos y naranjas. La brisa fresca sopló acariciándole el rostro y jugando con sus cabellos y, a lo lejos, pudo escuchar el crepitar de un fuego recién encendido.
Volvió a suspirar, dobló las rodillas atrayéndolas hacia sí, cruzó sus brazos sobre sus piernas y dejó que su barbilla se apoyara tranquilamente sobre su mano derecha. El paisaje ante sí la tenía fascinada, la pared de roca sobre la que estaba sentada caía en picado durante varios metros, formando un acantilado de muros escarpados que acababa en un conjunto de tierra y rocas oscuras sobre las que las olas golpeaban con su fuerza y movimiento. Era, en conjunto, un hermoso paisaje de atardecer. Pero la mente de la joven revivía recuerdos acontecidos muchos días atrás, imposibilitando que pudiera gozar de las vistas.
Las voces más allá, a su espalda, charlaban y reían tranquilamente, sin que ella pudiera entender el tema en conversación. Tampoco es que estuviera muy interesada. Hacía mucho tiempo que no podía sentir esa paz que ahora se alojaba en su corazón, aunque también sabía que ese sentimiento no duraría mucho ya que, cuando tuviera que regresar, tendría que lidiar con los mismos problemas de siempre. Dos mujeres, porque ya no eran jovencitas de 16 años, dos mujeres de 23 peleando y discutiendo por un poco de atención de parte de un muchacho de facciones masculinas y trenza que no era capaz de aclarar su corazón. Ella lo vería, se enfadaría y tendría que alejarse del lugar molesta, porque había decidido, después de lo acontecido en el monte Fénix, que no quería usar más su mazo contra Ranma. Aunque muchas veces se lo mereciera. Pero... estar a punto de morir trastoca tu personalidad, te hace cambiar y darte cuenta de la brevedad de la vida. No es que hubiera madurado sobre aceptar sus sentimientos por el joven, él tampoco lo había hecho, pero las peleas habían cesado en su mayoría y, aunque aún se decían los nada cariñosos nombres de marimacho o pervertido, siembre contaban con un deje de algo más en ellos.
Por eso es que este pequeño viaje de fin de semana al mar iba a ser tan especial. Quizá lejos de la muchedumbre y de los problemas hubieran sido capaces de hablar con tranquilidad. Pero no, nunca sería posible para ellos, no para Ranma y Akane, porque poco después de empezar su viaje, se les unieron tanto Shampoo como Ukyo, muy a su pesar.
Y es por eso por lo que se podía encontrar a una suspirante Akane, sentada al borde del enorme precipicio, escuchando a lo lejos a toda su familia, prometido y rivales celebrando y riéndose en demasía, algo que ella no sentía en absoluto. Estaba cansada de la incesante rutina. Necesitaba un cambio, algo que la diera esperanza, que mostrara que las cosas avanzaban. Pero parecía que aún seguían estancados en la misma situación que cuando se conocieron.
Se levantó pesadamente de su sitio, sin mucho ánimo. Al escuchar unos pasos tras de ella, pensó que sería alguien de su familia, avisándole que la cena ya estaba lista. Cuando dio la vuelta sobre sus propios pies, su sorpresa fue enorme al ver a la preciosa amazona parada mirándola con una sonrisa siniestra.
"¡Nihao Akane!" saludó coquetamente, pero Akane presintió que algo no andaba bien. Su propio instinto estaba en alerta. Pero... ¿qué?
"No estoy de buen humor Shampoo para lo mismo de siempre, volvamos al campamento."
'Eso ser lo que tú creer' pensó la joven china. Acercó sus pasos a la muchacha japonesa que la miraba expectante. "Shampoo cansada de esperar" dijo de pronto.
"¿Qué?" preguntó Akane aturdida.
"Amazonas preguntar, Shampoo tardar mucho en volver con esposo" seguía con su relato hasta que estuve a tan solo unos centímetros de la muchacha de cabellos cortos azulados que la miraba sin comprender.
"No entiendo" dijo algo temerosa. La sonrisa la aterrorizaba y estremecía. Hacía tiempo que había aceptado que ella tenía muchas limitaciones en comparación con las otras muchachas en un uno contra uno. Y, a pesar de todos sus esfuerzos por conseguir que Ranma la entrenara, nada había dado resultado. Por eso es que tenía un muy mal presentimiento que le recorría todo el cuerpo.
De pronto, sin poder reaccionar, sintió como los labios de la china se posaban en su mejilla, ofreciéndole un sencillo y casto beso. Los ojos de Akane se abrieron sobremanera al comprender el significado de aquel acto. ¿Qué pretendía?
Shampoo se separó despacio de ella, los ojos de ambas se encontraron. Y entonces, sin que Akane pudiera preverlo, se sintió empujada al precipicio. ¿En qué momento se había acercado tanto al borde?
Ella intentó equilibrarse y evitar caer, pero la amazona fue más rápida y con una barrida de piernas consiguió que Akane se deslizara pendiente abajo. Satisfecha con su acción, se giró en dirección al campamento, pero sus pasos se detuvieron al vislumbrar al objeto de su devoción caminado hacia ella.
"Hola Shampoo, ¿encontraste a Akane?"
"¡Airen!" respondió ella tirándose a sus brazos. "Chica del mazo no estar aquí" dijo ronroneando acariciando el cuello del muchacho con la punta de su nariz y aspirando el aroma masculino.
"¡Shampoo!¡Suél...!"
"¡Ayuda!"
Ranma se quedó estático en su posición. ¿Esa era Akane? Su voz sonaba asustada y desesperada. El miedo le embriagó y una sensación parecida a la que sintió en el monte Fénix se apoderó de él cuando se dio cuenta que los gritos de socorro venían del precipicio.
"¡Akane!" un grito desgarrador salió de la garganta del muchacho. Se tumbó en el suelo y asomó la cabeza por el acantilado. Allí, un poco más abajo, estaba ella. Con la camiseta ligeramente desgarrada por un lateral y unos cuantos rasguños en su cara, sujeta a una pequeña rama que sobresalía de entre las rocas.
"¿Akane, estás bien?" preguntó sorprendido y algo asustado al verla allí, tan desvalida. ¿Cómo había ido a parar allí?
"¿Cómo crees que estoy, baka? ¡Ayúdame a subir!"
Él sopesó sus opciones mientras le hablaba. Si ella le insultaba no pensaba en lo peligroso de su situación, aunque él estuviera terriblemente nervioso.
"¿Cómo demonios llegaste ahí abajo?" gritó, buscando una cuerda, una rama larga... ¡lo que fuera!
Ella no contestó enseguida. ¿Sería que...? Ranma se incorporó y miró a la china que le observaba desde una distancia prudencial.
"¡Tú! ¿Acaso te has vuelto loca?"
"¡Airen ser de Shampoo! ¡Shampoo acabar con la competencia!" dijo desafiante.
"¡Maldita china loca! ¡Aléjate de mí y de mi familia! ¿Entendiste?" Ranma estaba encolerizado. Los gritos atrayeron al resto de familiares que miraban la escena sin comprender. El aura del muchacho estaba teñido de un rojo carmesí, parecido al de la sangre que circulaba por sus venas. Los ojos rojos llenos de odio y de rabio, los puños cerrados y tensos, evitando lanzar un ataque contra la joven.
"Ranma hijo, ¿qué pasa?" preguntó Nodoka ante la situación, preocupada por lo que estaba pasando. La misma pregunta la tenían todos los presentes en sus mentes, sin atreverse a formularla en voz alta. En ese mismo instante Ranma era capaz de cualquier cosa.
"¡Ranma!" un hilillo de voz subió desde el acantilado y la rabia de Ranma se disipó. Haciendo caso omiso de los que estaban a su alrededor se volvió a tumbar, viendo como los ojos de Akane estaban lacrimosos.
"Tranquila, voy a sacarte de ahí ¿de acuerdo?"
Todos los presentes se pusieron en la misma posición que el muchacho. Y todos gritaron de terror al ver a la joven en esa posición tan frágil, notando sus lágrimas, y la quiebra de la rama llegó hasta sus oídos, asustados.
"No puedo aguantar más" dijo ella, triste. "¡Ayúdame!" pidió, notó como sus fuerzas poco a poco la iban abandonando. "Ranma..."
"¡Maldita sea! Traerme una cuerda, una sábana ¡lo que sea!" gritó.
Soun estaba llorando pensando y murmurando cosas ininteligibles sobre su niña. Nabiki abrazaba a Kasumi y, a su vez, Nodoka estaba cerca de ellas, diciéndolas que todo saldría bien.
Shampoo, olvidada, miraba la escena con desolación, sin entender que pasaba para que su airen no se fijara en ella.
Ukyo estaba al lado de Ranma, sacó su pala y la acercó lo más que pudo hasta Akane.
"¡Akane!" gritó "¡Intenta cogerte! Nosotros te subiremos".
Akane trató, de verdad que trató, pero estaba cansada de sujetarse a sí misma, tenía una buena herida en el brazo que provocaba que se le entumeciera y, para empeorar las cosas, la pala era demasiado corta.
Intentó alzarse varias veces, pero aún así no conseguía llegar. Ranma ayudaba a Ukyo a sujetar la pala hasta que vio que quedaba demasiado alta. La cogió de sus manos y la bajó todo lo que sus brazos dieron de sí, pero aún así estaba demasiado alto.
"¡Vamos Akane, tú puedes hacerlo!" le gritó dándole palabras de aliento. Pero... de repente... la rama se rompió. Su corazón se detuvo un instante cuando vio como ella caía al vacío, sus ojos llorosos se posaron en los de él.
Ranma no lo pensó dos veces cuando saltó con ella, llegando a tiempo para tomarla entre sus brazos, aprisionándola con su cuerpo, y ambos cayeron a las profundidades del precipicio.
Continuará...
Esta es una de esas historias que creo que durará poquito, pero habrá mucho de nuestra famosa pareja.
Se que tengo muchos fics por ahi inacabados, pero es de esas cosas que se le ocurren a una y ahi que escribir, no puedo decir mas.
Por fi! por fi!
Cualquier cosita que penseis, bueno o malo, dejarmelo saber que siempre ayuda a mejorar. Y si teneis alguna idea siempre sera muy bien recibida. Espero saber mucho de loi que pensais, besos!!
