El Fauno miro la muerte de Vidal sin otra expresión que no fuese una sonrisa sádica. Nadie sabia que estaba allí. No quería que nadie se diese cuenta de que estaba allí. Paso entre los humanos sin que lo notasen incluso cuando los toco.

Su venganza había sido bien servida.

Escucho al bebe llorar y lo miro con una expresión casi cariñosa. No apreciaba a los humanos pero este era especial. Muy especial.

Podía ser acusado de muchas cosas. Genocidio, locura y masacre eran su tarjeta de visita, después de todo. Pero había algo en lo que estaba de acuerdo siempre.

Familia primero. Tarea después. Esa era la condición que sus empleadores acordaron, incluso si no se llevaban muy bien con él.

Años antes dos de sus hijos habían cometido una transgresión. Si bien no era demasiado grave, sus jefes les habían sentenciado un castigo y él fue el encargado del mismo.

De los seres poderosos que eran antes se habían reducido a ser simples personas en dos países y décadas separados sin recuerdos de lo que habían sido, condenados a vivir una vida mortal y luego morir para volver a ser lo que habían sido una vez.

Inesperadamente se habían unido de nuevo. No solo eso, sino que habían tenido una hija.

Le habían concedido una nieta.

Si bien no era poco común para un ser de tan larga vida como él/ella tener nietos continuamente, desde su perspectiva al menos, esto era muy poco común. Tras la muerte del padre y su posterior renacimiento como uno de sus Favorecidos, sus empleadores les ordenaron que protegiesen a la mujer y a su hija en secreto hasta que la mujer fuese recolocada en su antigua posición.

En lo referente a su hija se decidió que verían si podía ser Ascendida. Si era solo una humana normal se dejaría en su lugar.

El padre, disfrazado como un medico, le confirmo que Ofelia tenia la marca de nacimiento que todos sus hijos compartían. Pero eso no era suficiente, así que envío tres miembros de una de las especies menores bajo disfraces de insectos. Estas les confirmaron que, si bien no podía ver como eran realmente, era capaz de ver una aproximación a través de sus ilusiones.

Ahora bien, no podía Ascenderla cuando quisiese. Debía morir antes bajo ciertas condiciones para ser admitida en su mundo. Con cada prueba superada se iría volviendo menos humana hasta llegar a ser digna de su ascendencia, aunque viendo como la inmundicia llamada Capitán Vidal trataba a su nieta se había planteado más de una vez encargarse personalmente de él y ignorar las ordenes de sus jefes de no interferir directamente en la Ascensión de Ofelia.

Se había dado cuenta de un problema inmediatamente. Incluso si tenia su sangre, su nieta aún era humana y, por tanto, podría no ser capaz de soportar los aspectos más adversos de su mundo. Cuando se conocieron por primera vez, hablando a través de metáforas que un niño pequeño podía entender, le coloco un filtro en su vista para protegerla de lo que iba a ver.

También le había dado otro nombre en su primer encuentro: Moanna. En el lenguaje humano significaba una cosa. En el de su gente significaba Nieta-Del-Que-Acecha-En-La-Oscuridad, uno de sus muchos títulos.

Para su primera prueba le había dado tres bolas y le pidió que recuperase una llave de un sapo gigante. El sapo era realmente un shoggoth, una masa amorfa de material sin mucha capacidad para pensar por si mismo, las bolas estaban llenas de veneno y la llave era donde había colocado la primera parte de lo necesario para su Ascensión pero gracias al filtro, ella veía lo que le había dicho que viese. Si no lo hiciera se habría vuelto loca.

Tras ello ella le había pedido algo que permitiese a su madre vivir. Su madre, su hija, debía morir y el Fauno sabia que era necesario que lo hiciera, pero no pudo resistir darle una de sus criaturas bajo la forma de una planta humanoide para ella y una normal para los demás con instrucciones sobre como cuidarla al menos hasta que su madre diese a luz.

Había estado muy enfadado con ella cuando Ofelia comió de la mesa de otro de sus hijos, el Hombre Pálido, y le dijo que no le daría su tercera tarea. Luego su madre quemo la planta y murió en el parto, por lo que pudo volver. Tras una discusión con ambos padres, había decidido darle una última tarea. Ya estaba a dos terceras partes del proceso por lo que no iba a dejarla a medio hacer.

La última parte implicaba morir para empezar su metamorfosis, por lo que la hechizo para entrar en un coma de varios días tras morir como humana. No podía dejar que los aldeanos pensasen cosas raras o viesen algo que no debían.

Le sorprendió ver que el bebe parecía tener también potencial para Ascender, pero era demasiado joven para sobrevivir el proceso, aunque no tanto como el hecho de que Moanna no lo matase cuando le pidió sangre en el altar. No sabia de muchos humanos que no lo hubiesen hecho ya sea por codicia o sadismo puro y había conocido demasiados humanos en su vida.

Cuando Vidal la mato casi salio de su escondite pero finalmente decidió que los humanos le diesen su merecido a la bazofia. Haciéndole caso omiso, se metió en la mente de su nieta junto a sus padres. No se dio cuenta hasta un poco más tarde de que su filtro aún estaba activo, lo que significaba que tendría que explicarle muchas cosas a Ofelia. No ayudaba que la había llamado princesa de forma cariñosa.

Tras lanzar una sonrisa a su nieto se movió junto a su nieta, sin abandonarla durante todo el proceso. Algunos invocadores lo intentaron llamar en esos días pero les había dejado el contestador automático. Esto era más importante.

Le explico la realidad del universo y las razones por las que no se la había mostrado antes. Le hablo de la Luz y el Camino, del Caos Amorfo en el Centro de la Realidad y de la Madre de los Mil Jóvenes, entre otros. Le revelo su lugar en el universo y más allá.

Cuando sus tentáculos rompieron la losa que cubría su tumba tres noches más tarde, el Fauno la estaba esperando junto a sus padres y todos sus parientes reales cercanos a la zona. Un grupo de soldados que venía a sofocar la rebelión fueron los únicos otros testigos de esta reunión familiar simplemente por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado y sus gritos de terror y locura acompañaron la cacofonía de sonidos incomprensibles de jubilo de los miembros del Millón de Favorecidos en sus verdaderas formas al recibir un nuevo miembro entre sus filas.

El Caos Reptante miro con orgullo a su nieta ya desarrollada mientras planificaba como conseguir la custodia de su nieto también.

Después de todo, la familia es lo primero.