Aquí les dejo con mi nueva historia, pasen lean y diviertanse con ella...
Tragicomedia veraniega
Capítulo uno: No hay nada imposible
Era un día soleado, de finales de Mayo, solo había un par de solitarias nubes encima de un cielo azul brillante. Era uno de esos días en los que apetece salir a tomar el sol, tumbado en la hierba, respirando el aire puro que hay en esa zona de Escocia donde se encuentra situado el castillo de Hogwarts. Pero no, ese no era uno de esos días. Bueno, lo hubiera sido a no ser que estuvieran de vacaciones o fuera un sábado o domingo, pero era un lunes, un maldito y aburrido lunes.
Los alumnos se despertaban perezosos, frotándose los ojos y con el pelo desenredado. Y no era distinto en la habitación de sexto de los chicos de Gryffindor. El primero en levantarse era siempre Sirius Black, un chico alto y musculoso, de piel morena pues el último verano se había pasado el día en la playa, ojos grisáceos, pelo negro largo hasta los hombros y unas facciones finas junto con una sonrisa que derretía a cualquiera. El aludido se despertó y se encerró en el baño, en su sesión matutina de arreglo: ducharse, peinarse, vestirse y todo a la perfección. Sirius era un chico de carácter alegre y animado, divertido, era juguetón y bromista, a la vez que coqueto, aunque muchas veces llegaba a ser un poco cruel con la gente que no le gustaba.
Cuando salió, cosa de una hora más tarde, se encontró con otro de los chicos, que ya estaba despierto. Este era Remus Lupin, un chico de su misma edad, algo menos bajito y más flacucho, de piel pálida y pelo de un color pajizo que le caía suavemente encima de su tierno rostro. Unos ojos miel observaban medio adormidos a su amigo. Era un chico tranquilo y amable, agradable con la gente, le gustaba ayudar a las personas y se preocupaba por el bienestar de sus amigos quizá demasiado. Era una de esas personas que no se pueden odiar.
-Buenos días- saludó el castaño tras un largo bostezo- ¿Terminaste los deberes de Pociones?
-No- contestó Sirius, sacando de la maleta de Remus el trabajo que les había mandado Slughorn un mes antes- Estuve ocupado, me dejas ¿No?- pidió, poniendo cara de cachorrito abandonado.
-Haz lo que te venga en gana, pero que no se note. Y… ¿Qué hiciste para estar tan ocupado?- pidió con picardía el chico. Sirius se olvidó al momento de los deberes de pociones y pasó a contarle con alegría sus logros no aptos para menores de la noche anterior con un par de chicas de Hufflepuff- Y luego volví aquí- terminó como media hora más tarde. Remus lo miraba arqueando una ceja y preguntándose como demonios podía hacer esas cosas y en esos sitios su amigo, cuando el despertador de otro de los ocupantes de la habitación llamó su atención.
Ese despertador era el encargado de despertar a Peter Pettigrew, el pequeño del grupo de cuatro que eran. Era un chico bajito y regordete, no muy agraciado, de pelo rubio, ojos negros y la nariz puntiaguda. El chico se removió entre las sabanas.
-¡Hey Wormtail, despiértate!- gritó Sirius, lanzándole una zapatilla al chico, que se removió aún más tras el contacto- Nada, no hay manera, tendremos que esperar al método usual- concluyó tras lanzarle varios objetos mas.
El método usual era esperar a que se despertara el cuarto chico: James Potter. Este era un muchacho alto, aunque no tanto como Sirius, de piel muy morena, y no era de tomar el sol, pelo azabache revuelto y desordenado, con un aire de rebelde que no conoce lo que es un peine, ojos almendrados detrás de unas gafas y sonrisa pícara permanente. Era muy extrovertido, hiperactivo y gracioso, le encantaba hacerse notar aunque la mayoría de gente ya se fijaba en él, y no era necesario que hiciera muchas cosas. Era el capitán del equipo de Quidditch de Gryffindor y el líder nato de la casa.
Dos minutos después de que sonara el primer despertador empezó a sonar otro, el de James Potter, que, aparte de ser ruidoso por si solo estaba amplificado con magia. Los dos chicos que seguían durmiendo pegaron un bote, y el bajito y regordete se cayó al suelo temblando del susto. Empezaba la mañana.
-¡Mecagoentodo!- gritó James, yendo de un lado para otro buscando el calcetín que le faltaba, vestido solo con la camisa del uniforme, mal abrochada, la corbata mal puesta, unos boxers negros y un calcetín.
-¡Remus Remus¡¿Viste mi zapato?!- pedía desesperado Peter, buscando el zapato en sitios en los que seguro que NO estaría (como por ejemplo podía ser un cajón llenó de cromos que nadie tocaba desde hacía meses).
-¡Joder que no acabo!- se quejaba Sirius, copiando a toda velocidad la redacción de Remus, intentando hacer que no se pareciera a la del castaño mientras que al mismo tiempo intentaba escribir algo lógico- ¡Mierda!- se le había caído toda la tinta encima del pergamino. Remus rodó los ojos: cada mañana lo mismo.
Por otra parte, en la habitación de las chicas no era así, aunque no estaba tan lejos del caos mañanero: de las cuatro chicas que dormían juntas en Gryffindor una iba de un lado para otro porque había perdido el rimmel, otra seguía durmiendo a pierna suelta, la tercera salía del baño con el pelo mojado y la última las observaba a todas entretenida. Esta última se llamaba Lily Evans, suspiraba divertida viendo como se repetía lo de cada mañana. Era una chica de pelo rojo oscuro, largo hasta media espalda y muy brillante, con unos grandes ojos verdes y unos labios muy rojos, que resaltaban en su piel. Era una chica alegre y animada, bastante alocada pero tenía que comportarse muchas veces pues era prefecta y debía dar ejemplo, le encantaba ayudar a los demás, pero cabreada era más que peligrosa. Sus padres eran muggles.
-¿Os queda mucho? No quiero morirme de hambre- pidió la chica, rodeando los ojos cuando vio que la que dormía seguía durmiendo, que la que buscaba el rimmel ahora buscaba otra cosa trivial para ir a clase y que la que había salido de la ducha bostezaba mientras abría el armario y se lo miraba como si de una cuestión de vida o muerte se tratara.
-Ve despertando a Lys en lugar de quejarte- pidió la chica del armario. Lily volteó los ojos y se acercó a lo que le tocaba hacer cada día: evitar la muerte por estrangulación tras despertar a Lys.
Lysandra Yaxley, más conocida como Lys, era una de las ocupantes de la habitación. Era una chica algo callada, aunque si abría la boca era para decir algo importante, era la más madura del grupo y dividía a la gente en dos grandes grupos: los soportables y los insoportables, y era difícil pasar de insoportable a soportable, mientras que de soportable a insoportable pasaban a diario. Obviamente sus amigas estaban en un pequeño grupo aparte llamado Cobayas, como las llamaba cariñosamente, y ellas eran intocables, las defendía pasara lo que pasara y siempre estaba a su lado. Era una chica alta y delgada, de piel algo más pálida que la de Lily, de cabello negrísimo, con un par de mechas por todo el pelo de color celeste, su favorito, ojos del mismo color que las mechitas y una mirada un poco perdida.
-Lys…- susurró Lily con cuidado- ¿Lys?- repitió. No habría manera, debería acudir a la técnica de siempre- Sonorus- dijo apuntándose al cuello- ¡¡LYS!!- gritó a su oído. La chica pegó un vote digno de cualquier dibujo de los Looney Toones y luego empezó a perseguir a Lily por toda la habitación, hasta que la chica del armario la inmovilizó con un rápido Petrificus Totallus.
-Tranquila mujer- dijo Christine Winters, Christie para las amigas. Esta era la que acababa de inmovilizar a la morena. Era una chica no muy alta, pero bastante delgada, con un aspecto algo delicada aunque era la más fuerte en todos los sentidos del grupo. Tenía una larga melena castaña ondulada hasta media espalada, en esos momentos algo mojada pues acababa de salir de la ducha, y unos grandes ojos de color miel muy expresivos. Siempre iba con una sonrisa en la boca y era alegre y amable con todo el mundo, incluso con quien no soportaba, que eran pocas personas. Era prima de James por parte de madre, que era la hermana del padre del chico, y se llevaba muy bien con él, aunque no acostumbraba a hablar de la familia de su padre ni de su vida antes de llegar a Hogwarts, por lo que sus amigas tampoco le preguntaban mucho. Como tenía genes Potter, pese a que no compartía el apellido, y esos genes eran de gamberrillo, la chica acostumbraba a tener ataque de rebeldía. Justo terminaba de vestirse esta, cuando el hechizo empezaba a pasarle a Lys y Lily había recobrado la respiración que la cuarta chica exclamó:
-¡Ya estoy lista!- anunció Sharon Harthlieb, una chica que podía ser definida como una rubia despampanante: era castaña teñida a la perfección de rubio, con unos impresionantes ojazos azules maquillados a la perfección de negro, que hacía resaltarlos aún más. La melena rubia la llevaba hasta los hombros, lisa por la parte superior e iba volviéndose rizada hasta formas unos perfectos bucles, tenía una sonrisa coqueta y encantadora y era considerada una de los Sex-Symbols de Hogwarts. Pero su carácter no cuadraba con su aspecto de princesita de cuento de hadas: era bastante violenta a veces, muy hiperactiva, le encantaba hacer el loco y gritas y era incapaz de mantener una relación con un chico de más de una noche. Vamos, que estaba en medio de la edad del pavo. La rubia tenía un hermano mellizo, que asistía a Ravenclaw.
Así, las cuatro chicas bajaron a desayunar, mientras Lily les metía la misma paliza de cada día porque iban a quedarse con un desayuno a base de las sobras que nadie quería, cosa que le daba mucho asco a la pelirroja. Al final, pero, la conversación quedó cortada como siempre porque se encontraron en la sala común con sus compañeros de curso y clase: Los Merodeadores. Con los que a esas alturas ya no se llevaban nada bien… Y eso que habían empezado con buen pié a primer curso…
…Seis años antes, un once de septiembre cualquiera: Un chico de once años avanzaba por el pasillo de su casa, con aire amenazador. Bajó las escaleras y entró en la cocina. Pasó la mirada por la habitación que estaba a oscuras, ya que al estar bajo tierra no tenia ventanas, miró la larga mesa de madera que había en el centro y encontró lo que buscaba. Avanzó hacia el niño de diez años que se encontraba escondido debajo.
-Hola hermanito- dijo cariñosamente el mayor de los dos, que aunque solo se llevaran un escaso año, era mucho mas alto que el menor.
-Ho…hola- dijo el pequeño, apartándose del mayor.
El hermano pequeño salió por el otro lado de la mesa, y corrió hacia la pared contraria a la puerta. El mayor saltó encima de la mesa, para ahorrar tiempo y coger a su hermano, y saltó encima del menor.
El pequeño quedo de cara al suelo, con su hermano mayor encima.
-¿Me la darás?- preguntó cariñosamente el mayor, acomodándose encima del pequeño, mientras con la mano se apartaba un poco el flequillo negro que llevaba un poco largo de encima de los ojos.
El pequeño extendió con dificultad una varita de color marrón oscuro a su hermano. Cuando el mayor la tuvo en manos, le dedicó a su hermano una mirada de triunfo, que cambió enseguida al ver que su hermano lo miraba con malicia.
-¡MAMÁAAAA!- gritó el pequeño entre sollozos fingidos, aunque parecían reales al oído de la madre.
-Mierda- murmuró el mayor. No tuvo tiempo de salir de encima de su hermano, que su madre, Walburga Black, ya estaba en la puerta jadeando de lo que había corrido para ver que le ocurría a su hijito querido.
-¡Sirius!- gritó la madre, y avanzó hacia el aludido, haciendo gestos de que saliera de encima de su hermano.
-Yo… ¡Me quitó la varita!- Se defendió Sirius.
-¿Y eso te parece suficiente para saltar encima de tu hermano?- dijo su madre, cogiéndolo con fuerza del hombro- ¡Vete a tu habitación el rato que quede hasta ir a coger el tren!- ordenó, mientras le daba un pescozón.
Sirius subió a su habitación, enojado porque siempre se las cargaba el.
James Potter se encontraba en su habitación, haciendo los últimos preparativos para empezar el curso en Hogwarts. Cerró el baúl de golpe, y miró con tristeza a su escoba: La tenía que dejar allí, porque los de primero no podían utilizarla.
Fue hacia el baño que había en el segundo piso de la gran casa donde vivía. Intentó peinarse inútilmente. Tras pelear cinco minutos con su alborotado pelo, lo dejo por inútil, solo le había quedado un poco mas chafado, nada peinado. Soltó el cepillo y volvió a su habitación para ponerse los zapatos.
Se había terminado de ponerse las zapatillas deportivas, cuando llamaron a la puerta.
-James cariño¿puedes ir tu?- preguntó Dorea Potter, su madre.
-¡Si!- gritó él y bajó corriendo las escaleras. Seguramente serian los hijos de los vecinos. James y sus padres tenían que acompañar a los hijos de los Harthlieb, que eran mellizos, al Hogwarts Express, ya que sus padres trabajaban en el Ministerio y últimamente tenían mucho trabajo.
Se llamaban Josh y Sharon Harthlieb, eran muy parecidos aunque fueran mellizos de diferente sexo. Si Sharon llevara el pelo corto y ropa de chico, podría hacerse pasar por su hermano, y lo mismo con el chico. Los dos tenían el pelo de un color castaño claro y mas o menos la misma altura. La única diferencia imposible de cambiar entre los dos hermanos era que él tenía los ojos grises y ella de un azul cristalino. Los dos tenían la misma edad que James pero eran algo más bajitos y delgados que este.
Al abrir la puerta se encontró ni más ni menos que con los mellizos.
-¡Hola James!- dijo el chico, alegre. La madre de James salió a recibir a los recién llegados
-¡Sirius Black no corras!- gritó Orion Black, el padre de Sirius, al ver que su hijo se escabullía al divisar en la distancia a sus primas Bellatrix y Narcisa, y ver horrorizado como se acercaban a ellos. Corriendo un poco lo atrapo, le quitó el carrito, lo cogió del brazo y lo volvió a llevar con el resto de familia, a la que se habían unido sus primas y sus tíos.
-¡Oh¡El pequeño Sirius va a Hogwarts!- dijo Narcisa, con cariño fingido. Toda la familia rió con el comentario. Sirius suspiró resignado, pensaba que en Hogwarts se libraba de la familia, pero no se acordó de su queridísima prima, que también estaría. Ella era cinco años mayor que el, mientras que su hermana Bellatrix, por suerte, era nueve años mayor que Sirius, por lo que hacia un tiempo que había terminado los estudios, "Algo es algo" pensó el moreno. Bellatrix le lanzó una mirada coqueta, y un escalofrío recorrió el cuerpo de Sirius
-Pues vas a vigilar a Sirius, Narcisa- dijo Druella, la tía de Sirius, a su hija.
-¿Qué?- gritó el chico, atónito- ¿Como me va a vigilar?
-Hombre, pues como estaréis en la misma casa será fácil- dijo su tío, Cygnus Black- ¿O no piensas ir a Slytherin?- preguntó en broma, todos rieron, mientras que su padre lo miró amenazadoramente.
-Pero… ¿Y si no voy a Slytherin?
-¡Pero que chico mas gracioso!- dijo Druella, pensándose que era una broma- claro que irás hombre, como buen Black que eres. ¿No querrás ir con unos Sangre Sucia en otra casa verdad?
-¿Qué habría de malo en ello?- preguntó Sirius.
-¡Mirad que hora que es!- dijo su madre, quitándole importancia a la pregunta de su hijo- Vamos venga.
La familia entera fue hacia el andén 9 y ¾. Primero pasaron sus tíos con sus primas, luego su madre y su hermano.
-Chico- dijo su padre, furioso por las preguntas de antes- Que me entere yo de que no has ido a Slytherin, y este verano vas a tener tus peores vacaciones- dijo amenazante.
Sirius hizo ver que estaba asustado. Decidido¡Él no iba a Slytherin ni que le pagasen mil galeones!
Pasó el andén, se despidió de su familia lo antes posible y al llegar a la entrada del vagón pudo comprobar que ya se habían ido. Buscó un compartimiento vacío. Encontró uno con un chico dentro.
-¿Se puede?- preguntó Sirius desde la puerta, se fijó que delante de el chico había un par de chicas de su misma edad.
-¡Claro!- dijo una de las chicas- yo soy Lily Evans- dijo señalándose a si misma cuando Sirius ya estuvo sentado. Su pelo era de un rojo oscuro que llegaba a media espalda, sus ojos verdes y la piel un poco pálida.
-Yo –dijo el chico- soy Remus Lupin, encantado.
-Y yo Christine Winters- se presentó la otra chica. Era castaña, con el pelo muy cortito recogido en dos coletas, que apenas median dos centímetros, y los ojos de un brillante color castaño.
-Mucho gusto- dijo Sirius- yo me llamo Sirius Black.
En el compartimiento contiguo se encontraba James Potter, los mellizos Harthlieb, y una chica que acababan de conocer. La chica se llamaba Lysandra Rosier. Tenía el pelo liso y muy largo, extremadamente negro, los ojos azul claro y la piel un poco pálida.
El tren se puso en marcha.
Llevaban ya casi una hora de viaje, cuando un gritó se escuchó en medio del pasillo del tren. Muchas personas asomaron la cabeza para ver que pasaba. Entre ellos James y Sirius.
Sirius salió de su compartimiento, y la cabeza la sacó Remus.
James hizo lo mismo que Sirius.
-¿Que pasa?- preguntó Lysandra, desde el compartimiento, interrumpiendo la conversación que tenia con Sharon.
-No se- dijo Josh, que sacaba la cabeza para ver algo.
Un chico bajito y regordete salió de un compartimiento, casi arrastrándose, y al intentar levantarse se cayó al suelo. Un rayo de color púrpura salio del compartimiento, y fue a parar encima del chico regordete. El pelo se le volvió de color púrpura.
Del compartimiento salió Lucius Malfoy, apuntando con la varita al pequeño chico de primero, mientras sus compañeros de Slytherin soltaban carcajadas y frases ingeniosas de esas que solo hacen gracia a los chicos.
-¿Que pasa?- preguntó Lily, saliendo del compartimiento, como hacían muchos detrás de ellos.
-Esos, que se meten con ese chico- dijo James, fijándose en Lily, cosa que no había echo hasta el momento de contestarle la pregunta.
-¡Pero que os creéis!- gritó Christine indignada. Algunos de Slytherin, entre ellos Lucius, escucharon el comentario de la chica.
-¡Tú¿Quien te crees para criticar mis acciones?- inquirió con superioridad el rubio.
-¿Y tú quien te crees para tratar así a un alumno?- dijo Christine, dejando sorprendidos a todos los que observaban la escena, que no se esperaran que una de primero plantase cara a unos alumnos de sexto.
-¿Pero tu que te crees?- dijo Lucius, y la apuntó a ella con la varita, pero antes de que hiciera nada, Sirius ya le había lanzado una bomba fétida a los pies, y todos se apartaban de Lucius porque apestaba.
-¡Enano¡Mocoso asqueroso!- gritó Lucius acercándose a Sirius. El chico sacó más bombas, y se las tiró. El rubio paró de avanzar, y retrocedió indignado- ¡Me las pagaras!
-¡Cuando quieras!
Tras la pelea, los chicos de los dos compartimientos se quedaron juntos, un poco apretujados, y hablaron todo el viaje. Tras llegar a Hogwarts, Hagrid los recogió, y todos le siguieron contemplando su alzada. Cogieron las balsas y cruzaron el lago. Al llegar al castillo, McGonagall los esperó a todos, y les comentó como iba todo en Hogwarts, para luego dejarlos solos unos minutos, en los que nadie habló por culpa los nervios.
Cuando volvió abrió la puerta, y entraron todos.
Los alumnos de primer se quedaron asombrados al entrar en el Salón. Por sus altas paredes, su techo encantado, las velas que flotaban solas en el aire y los cientos de caras que los observaban con risitas que anunciaban "carne fresca".
Nerviosos avanzaron todos entre las mesas, bajo la mirada atenta de los alumnos más mayores que ellos.
El mismo grupito que habían estado medio viaje hablando se quedaron juntos, esperando poder ir todos a la misma casa. Después del discurso, empezó la selección.
-Black, Sirius- dijo McGonagall. Él se sentó en el sillón, y la profesora le puso el sombrero en la cabeza.
"haber haber… ¿Un Black que no quiere ir a Slytherin? Tu familia ha ido allí desde tiempos que ya ni recuerdo, solo un par de primos tuyos no fueron¿Quieres seguir sus pasos¿Quieres ser la oveja negra de la familia? Porque es lo que pasará si no vas"
"¡No me importa!"
"Entonces…"
-¡GRYFFINDOR!- gritó el sombrero. Sirius bajó contento del sillón, vio como su prima lo miraba amenazadoramente ¿Qué importaba? El seria la oveja negra pues. Después de él fueron dos chicos más, que se fueron a Ravenclaw. Sirius quería ir con sus nuevos amigos, ya que le habían parecido todos geniales.
-Evans, Lily- El sombrero pareció dudar mucho en su caso, hasta que Lily fijó la mirada en la mesa de Gryffindor, y allí fue donde el sombrero la mandó. La pelirroja se sentó al lado de Sirius, contenta.
-Que nervios…- dijo la chica tapándose la cara con las manos, mientras un chico subía a ser seleccionado. Sirius sonrió- No sabía si ponerme en Ravenclaw o Gryffindor¡Que nervios!
-A mi quería meterme en Slytherin…- murmuró orgulloso Sirius- ¡Pero es mucho mejor Gryffindor!
-Harthlieb, Sharon- la chica fue con paso decidido hacia el sombrero. Dudó muy poco:
-¡GRYFFINDOR!- Sharon corrió hasta Lily y Sirius, y les dio un abrazo. Los dos se sorprendieron mucho, pero les alegró ver que el afecto que habían cogido con los otros les era algo correspondido. Entonces fue el turno del hermano de Sharon, que ante la total sorpresa de su hermana, se fue a Ravenclaw.
-¿Dónde creéis que irán los otros?- preguntó preocupada Sharon, que quería que fueran todos los restantes juntos. Sirius y Lily se encogieron de hombros.
-Lupin, Remus
El chico se sentó en el taburete y acto seguido McGonagall le puso el sombrero. Pasaron tres minutos largos hasta que este lo mandó a Gryffindor. Remus bajó hasta la mesta de los leones todo ruborizado.
-¿Dudaba?- preguntó Sirius.
-Entre Ravenclaw y Gryffindor… y aquí estoy- dijo el chico con una sonrisa amable y un brillo de felicidad en los ojos. El sombrero mando a tres chicos seguidos Hufflepuff.
-Pettigrew, Peter- el sombrero también dudó mucho con él. Peter ponía cara de suplica y sufrimiento.
-…Gryffindor- dijo el sombrero sin tanta energía como las otras veces. El gordito saltó del taburete y tropezó, pero se levantó de golpe y se fue corriendo hasta la mesa.
-Potter, James- James fue con paso lento y aire aburrido hasta el sombrero. McGonagall se lo puso en la cabeza, pero mucho antes de que el sombrero tocara su pelo gritó:
-¡SIN DUDA GRYFFINDOR!- el salón entero estallo en risas y James fue con una sonrisa hasta la mesa, allí chocó de manos con los chicos y saludó a Lily y Sharon.
-Rosier, Lysandra- anunció McGonagall. El sombrero la mandó a Gryffindor.
Solo quedaba Christine en el grupo de alumnos que esperaban a ser seleccionados, que había disminuido considerablemente. Tras cuatro alumnos más le tocó a ella.
-Winter, Christine- dijo McGonagall.
La rubia fue hasta el taburete y la profesora la puso el sombrero en la cabeza. Pensó un rato y al final su veredicto fue:
-¡GRYFFINDOR!- Christine también corrió hasta sus nuevos amigos y compañeros de clase. Se miraron los unos a los otros con emoción…
Pero de esa emoción ya habían pasado seis años, muchas cosas cambiaron a lo largo del primer año. El grupito de chicos que fue a Gryffindor se hizo famoso por sus payasadas y empezaron a frecuentar a gente con la que las chicas no querían el mínimo trato y empezaron a distanciarse. Pasados unos años, cuando nombraron a Lily prefecta, empezaron los problemas de verdad pues pasaron de estar distanciados a estar peleándose todo el día porque no seguían las normas. Allí fue cuando la relación se enfrió del todo y dejaron de hablarse. Bueno, no dejaron del todo, pues seguían teniendo dos puntos en común: el primero era que eran de Gryffindor y debían verse tanto si querían como si no, el segundo era el hermano de Sharon, que era muy amigo de los Merodeadores, y más de una vez terminaban yendo todos juntos (aunque nada bueno salía de aquello).
Los dos grupos dejaron de mirarse y bajaron hacia el comedor, ignorándose mutuamente y charlando de sus cosas. Nada más llegar abajo apareció Josh, el mellizo de Sharon, que corrió hacia ellos.
Era un chico alto y musculoso, parecido a Sirius en ese aspecto, y también en que estaba muy moreno, pero tenía el pelo castaño oscuro, del mismo color que tendría su hermana si no fuera por el maquillaje. Era de los chicos populares de Hogwarts, también considerado Sex-Symbol, cosa de familia por lo visto.
-Chicos, rápido- pidió emocionado- Ya se sabe que haremos este año de viaje de fin de curso- anunció alegre.
Nadie pudo evitar no sonreír. Aunque pareciera imposible, por fin, llegaba el tan esperado viaje, se rompía la monotonía y se acercaba la diversión. Por unos momentos olvidaron que no se hablaban y empezaron a charlar alegremente acerca del ansiado viaje, un viaje que cambiaría muchas cosas.
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Pues bueno, que espero que os haya gustado este primer capítulo, que de ahora en adelante se pondrá mucho más divertido y que espero vuestros reviews, sin los cuales no creo que vaya a continuar, aunque tengo ya media historia escrita…
O sea que ya sabéis, para comentarios amenazas y quizá alguna felicitación le dais al botoncito donde pone GO y me hacéis feliz.
Eri
