Dragon ball y sus personajes no me pertenecen, son propiedad del maestro Akira Toriyama, yo sólo escribo esto por bocio y para su entretenimiento.

Aclaro que en este fic es un mundo alternativo, no habra saiyajines, poderes, extraterrestres o cualquier cosa mágica que aparezca en db, todos serán humanos, y las personalidades de algunos personajes no será la misma que tienen, debido a las diversas situaciones que han enfrentado.

Si no te gustan este tipo de fics, tal vez este no sea el sitio correcto para ti, pero puedes darle una oportunidad, tal vez te guste


10 años, 10 años desde que el mundo ha dejado de existir como era antes. Aquel mundo en el que corrías por la prisas de llegar tarde a lo que sería tu primer día de trabajo y complacer al idiota de tu jefe, o para reencontrarte después de un largo tiempo con aquella persona a la que tanto quisiste y así fundirse en un abrazo pasional. El mundo en el que las personas se reunían para convivir, reír, platicar de viejas historias, de novios, de cosas que ahora no tienen ningún sentido.

Ahora cada vez que las personas corren, lo hacen para salvar sus vidas, te reúnes para protegerte, pero como todo animal, ante las crisis estos terminaran destrozándose unos a otros, se comen entre ellos sin alguna especie de remordimiento, sólo por el hecho de querer sobrevivir un par de días más en este agonizante mundo.

A pesar de todas las dificultades que hemos vivido, un grupo de personas dispersas por todo el globo, empeñadas en vivir de la manera más normal posible, han logrado adaptar pequeños espacios entre las ciudades volviéndolos seguros, seguros de aquellos que desean saquear lo poco que nos queda, de aquellos que sólo tienen un interés personal, pero sobre todo, de aquellos que rondan por el mundo sin rumbo ni dirección, aquellos que iniciaron este infierno.

Pese a que la sociedad como tal ha sido destruida, aún tenemos líderes corruptos, que se aprovechan de la ingenuidad y temor de las personas, alimentándose los mejor posible para al final dejarnos únicamente sobras. Aquellas valiosísimas y asquerosas sobras que nos mantienen con vida. En las calles ya no existe el ruido metropolitano al que estábamos acostumbrado a escuchar diariamente, únicamente silencio, un silencio perturbador, después de la tormenta viene la calma, eso era antes, ahora todo es al revés, no sabes cuando podría ser tu último día como un ser vivo, no sabes cuando se acabara esta farsa de seguridad y comenzará nuevamente el caos.

Mi nombre, es Videl, tengo 17 años, y hoy será mi primer día como recolectora oficial. Bueno ¿Qué es un recolector? Un recolector es aquel que sale del refugio en busca de provisiones, en pocos palabras. A pesar de ya haber estado en el exterior, nunca lo había hecho a pie, siempre iba en vehículos y me mantenía vigilante de cualquier peligro que se acercase, pero jamás me ha tocado verlos de cerca. Aunque debo de admitir que es bastante reconfortante estar afuera, el aire es puro, aire fresco, llenas tus pulmones hasta mas no caber, no como el de la zona segura, las calles están impregnadas de ese olor a drenaje, a ratas, esas asquerosa ratas que se pasean por tus pies sin importarles la presencia de humanos, las personas no se bañan, bueno no nos bañamos me incluyo, ya que el agua escasea por temporadas y es mejor conservarla, y por último el olor más horrible de todos, ese olor que nos trae recuerdos de las personas a las que alguna vez conocimos, a las personas que quisimos, a muerte.

— Parece que llegamos — Dijo un hombre alto, gordo y con una barba esponjada, su voz es gruesa, ronca y muy mal hablado — Bien ya saben que hacer, dispersen en 3 grupos de 3 y traigan lo que haga falta en la ciudad, no traigan nada más que lo necesario, y no hace falta que les diga que mantengan los putos ojos y oídos abiertos.

— " Este hombre se ve imponente, dudó que pueda correr a gran velocidad"

— Videl, siendo este es tu primer día como recolectora, te toca en mi grupo, ¿Bien? Ya sabes que hacer Tora, sí hay peligro llamas, pero esta vez avisa por la puta radio, no quiero que grites como la última vez. ¡En marcha!

Todos tomamos un arma, yo como soy principiante he tomado una Taurus PT22, impresionados ¿no? ¿Quién dijo que no sabía de armas? Calibre 22 Lr, capacidad 8 balas. Es pequeña a comparación de los los fusiles y escopetas que llevan la mayoría, pero ellos ya deben de tener práctica, eso creo. Cada grupo partió en una diferente dirección para adentrarse en la urbe, o lo que queda de ella, nosotros nos dirigimos a un pequeño local comercial, vamos en busca de alimentos para toda la comunidad. El lugar esta hecho un desastre, pereciera que hubo una estampida de animales que destrozan todo a su paso, aún así en este sitio en el que la luz apenas logra iluminar, dando un tenue tono sombrío, se ha mantenido en pie.

— Aún pienso que es mala idea que una chica sea recolectora — Dijo casi susurrando el otro miembro de mi grupo, un chico a penas más grande que yo, castaño y no muy corpulento, más bien flacucho — No es por ofender ni nada, pero a las chicas les va mejor en los trabajos de cocina o enfermería.

— Videl es una chica fuerte y muy dedicada — Dijo el líder mientras escupía al suelo — Según en el grupo de Sam, Videl ha estado dos años como vigilante y hacia muy bien su trabajo.

— Y si es buena vigilante ¿Por qué no la puso en el lugar del inútil de Tora?

— Ella quería ser recolectora, así que quise darle la oportunidad.

— Las mujeres no son muy fuerte ¿Qué tal si hay peligro y nos retrasa?

— ¿¡Qué tal si cierras tu puto hocico y te dedicas a tu trabajo!? — Le contestó fuerte, a lo que mi compañero simplemente se calló.

Nos mantuvimos cerca, buscando en el interior cualquier cosa que sea de utilidad, pero parece que este lugar esta vacío, es normal eso, ante los constantes saqueos que se dieron desde que comenzó todo, no me sorprende que los locales estén casi vacíos en su totalidad. Todo transcurría de la manera más normal, o es pienso, la verdad como es mi primer día, no se lo que es rutinario para este grupo de hombres. Pero tal parece que hoy veré de cerca a aquello que atemoriza tanto a las personas. Un pequeño ruido se hizo presente, pareciera como si algo cayera, no creó que una rata pidiera hace algo así, y un animal más grande habría hecho más ruido. Podría tratarse de una situación de peligro, quien diría que este día podría encarar a la muerte.

Nuestro jefe, rápidamente no dio la orden de agacharnos, y lentamente nos acercamos a su espalda.

— ¿Escucharon eso? — Dijo lo más bajo posible para evitar ser detectados — Bien, mantengan se detrás de mi y abran bien los ojos, en especial tu Videl, no quiero que vayas a morir en tu primer día.

Nos movimos lentamente al lugar donde se originó aquel ruido, mi corazón comenzó a acelerarse, tal vez por la adrenalina o por el miedo, unas gotas de sudor se hicieron presentes en mi frente debido a los nervios y mi quijada comenzaba a temblar al igual que tiemblan las cuerdas de una guitarra al tocarlas, es seguro, tengo miedo, no sabía que era lo que pasaría o lo que saldría, podría saltar sobre nosotros y acabar nos en un instante, entre más nos acercábamos la luz disminuía y el miedo aumentaba, podíamos escuchar claramente nuestras respiraciones jadeantes de pánico, es el momento de la verdad.

Todo fue rápido, levantamos nuestras armas apuntando a un hombre que salía de entre una de las esquinas del interior del edificio, con su escopeta y su mirada puesta en nuestro líder, la distancia entre nosotros y aquel sujeto era penas de nos más de dos metros. Hubo silencio, la tención se apoderó de mi, no creí ver a un hombre en las afueras y sobretodo sólo, o eso parece.

— ¿Qué haces aquí? — Rompió el silencio nuestro jefe — No es seguro que andes sólo en un lugar como este.

— Lo mismo te pregunto — Respondió aquel hombre, más bien es un joven adulto, de cabello y ojos negros, con un peinado muy peculiar, se ve seguro, no parece titubear ante el peligro.

— Buscamos provisiones, no queremos problemas.

— Pues es una lástima, las provisiones son escasas en estos tiempo y, es mas... yo llegue primero — Se ve seguro, aún no quita su mirada de nuestro líder.

— Muchacho, se sensato, no te conviene pelear, nosotros somos más.

— ¡Entonces veamos quien jode más rápido! — Dijo tirando de la corredera de su escopeta, acto que fue seguido por el jefe.

Comencé a temblar de pies a cabeza, este hombre esta dispuesto a todo, se ve en su mirada, esta llena de determinación, determinado a matar a cualquiera que se entrometa en su camino. El tiempo y mi corazón pareciera que se habían detenido, ¿Éste sería el día en que moriría? Pero de pronto su mirada se desvío, paso por mi compañero y luego se dirigió a mí, pude verlo directamente a los ojos, esa seriedad, ese misterio, esa determinación por sobrevivir, pero algo de repente cambio en él, se suavizó, o es parece, comenzó rápidamente a escanear el lugar, cada esquina, cada rincón, ¿Planeara algo? ¿O se habrá dado cuenta de que en este lugar no queda nada por lo que luchar?

Por suerte parece que no es un asesino, recogió sus brazos jalando su arma hacia su pecho, al fin mi corazón se tranquilizó, parece que aún no moriré, nosotros de igual manera bajamos nuestras armas, parece que la situación se calmó, pero no supe en que momento todo había cambiado.

Al estar apuntando con su arma hacia arriba, disparó, acertando en lo que parece ser eran los aspersores anti incendios, provocando que estos se enciendan, no supimos como reaccionar, aquel estruendoso ruido se hizo escuchar en toda la edificación, fue un auto reflejo el que hizo que nos agacharamos, en ese momento aprovechó para salir corriendo, cubierto por el agua y sin que nadie le apuntara, se fue por la parte de atrás. Empapada me acerque a mis compañeros, aún me sorprende que este sitio aun tenga agua.

— ¿¡Quién carajo es ese cabrón!? — Dijo el hombre robusto y con barba mientras se quitaba el agua de su cara.

— No se, pero no dejaré que escape —Dijo el chico castaño, para luego salir tras aquel hombre de cabello negro.

— ¡Espera...! — Dijo sin poder detenerlo — ¡Diablos! Ese muchacho nunca escucha lo que le digo.

— Voy tras él — Dije sin pensar, pero fui detenida por una voz masculina muy gruesa.

— ¡No!, ve afuera en un momento te alcanzo — Rápidamente obedecí a lo que dijo pero luego escuche como tomó su radio y llamó a los demás integrantes del grupo — Tenemos problemas, hay un sujeto armado, es peligroso y puede que no este sólo — Eso fue lo último que llegue a escuchar.

Una vez que estuve afuera di media vuelta para divisar el interior del edificio, pero mi jefe no tenía intensiones de salir, de hecho fue tras aquel hombre, ahora si estoy sola. Puedo esperar a que lleguen los demás o puedo ir a ayudar a mis compañeros, en ese momento escuche un ruido a un lado del edificio, claramente se escuchó como si abrieran de golpe un puerta, tomé mi arma y me puse a cubierto en las esquina del edificio. No debo de titubear, podría tratarse de aquel hombre, podía escuchar unos pies corriendo a prisa, acercándose, es ahora.


Este hombre se encontraba corriendo por el interior del edificio, esquivaba cualquier obstáculo con facilidad, a pesar de la poca iluminación en el lugar, lograba ver cada detalle de este laberinto. Hasta que al fin logró encontrar una salida de emergencia, con su mano, se limpio el agua de la cara y trató de abrir la puerta girando únicamente la manija, pero las cosas no fueron así de fáciles, empujó con su cuerpo una y otra vez la puerta, pero esta no cedía, es un hecho esta cerrada con llave.

— Maldición — Determinado en abrirla se hecho hacia atrás, listo para correr y lanzar una patada, fue embestido por aquel muchacho castaño, proyectándose contra una pila de cajas de cartón vacías.

— ¡Te tengo! — Exclamó feliz mientras soltaba una risa creyendo haber ganado tan fácilmente, pero este hombre parece que no caería sin pelear. Como el castaño se encontraba encima de él, lo tomó de los brazos y con su pierna lo impulso del abdomen hacia atrás, haciendo que caiga de espaldas. Ambos se pusieron de pie dispuesto a pelear, el chico de cabello castaño se veía que tomaría la iniciativa, parecía emocionado, en cambio el joven de cabellos negro se veía serio, tranquilo. Como era de esperarse el más inexperto se comenzó el ataque, lanzó un golpe a la cara del pelinegro, pero este en un suave movimiento hacia atrás esquivo aquel golpe, pero eso no fue todo, viendo que la guardia del chico estaba baja, lanzó un golpe que acertó en el rostro del castaño, el golpe lo envió al suelo, sin tiempo que perder se puso de pie y volvió a tratar de golpearlo, pero esta vez el hombre pelinegro sujetó de la muñeca a su adversario y con el impulso que llevaba simplemente te lo arrojó contra la pared. Al verse en una situación en la que no podría ganar, el chico de cabello castaño sacó una navaja con la que atacó al pelinegro, dando pasos hacia atrás, evadía cada golpe que le lanzaba, pero esto sólo le quitaba tiempo, así que viendo su oportunidad tomó al castaño del antebrazo y comenzaron a forcejear por ver quien se quedaría con aquella arma de combate cuerpo a cuerpo, ambos se empujaban y azotaban contra las paredes de aquel diminuto espacio, el pelinegro se veía contra la pared y su oponente empujaba cada vez más, la navaja apuntaba peligrosamente a su cuello, así que en un movimiento rápido se quitó del camino de aquella arma dejando que esta se clave en la pared, viendo como el castaño se pegaba al muro, dio un golpe con su puño al rostro del chico de cabello castaño, haciendo que esta se voltee y suelte su utensilio, aquel hombre que llevaba la ventaja en el combate rápidamente tomó la navaja y en un veloz ataque, cortó a un costado la pierna del muchacho castaño. Cayendo por aquel corte y el dolor que este le provocó, dio un grito, y sin más poder hacer trató de alejarse, arrastrándose ya que era la única manera en la que podría. Aquel hombre al ver que había ganado, ignoró a su anterior oponente que yacía en el suelo sin poder defenderse, así que dio media vuelta y tiro aquella puerta que le impedía salir generando un fuerte sonido, salió rápidamente hacia un callejón, miró a ambos lados, cerciorándose de que nadie lo seguía comenzó a correr a la calle pero a pocos centímetros de salir, se vio obstaculizado.


Es ahora, salí de mi escondite, apuntando con mi arma a la persona que se acercaba. Es él, aquel hombre que vimos hace rato. Le estoy apuntando y él sólo me ve, se ve agitado, tal vez ataque, tal vez piense en huir de nuevo, no estoy segura de eso, pero al ver su mirada puedo ver que no es peligroso, o eso creó.


Aqui acaba el primer capítulo, esperó les hayas ggustado como a mi al escribirlo, bueno quiero dar agradecimientos a LDGV, ya que gracias a sus fics y recomendaciones he mejorado mi manera de redactar y a ferunando, ya que el fue el primer que me recibió y apoyó en este mundo. Para aquellos que quieran seguir esta historia, esta publicando semanalmente aunque puede que me retrase por algún imprevisto, aún así estén pendientes y gracias.