Bien, siendo un changeling probablemente no fue su idea más brillante haber ido a la boda de Matilda y... err... como se llame.

Pero su intención no era alimentarse o espiar, en serio!

La colmena había estado últimamente un poco... pues... movida, si, eso, había (y todavía hay) mucho movimiento en la colmena, ¿por qué?, bueno, él no tenía la más mínima idea sobre eso, como un pupilo (que así era como les llamaban a los jóvenes guardias no mayores de 20 años de edad), no tenía ni el rango ni la edad (según ellos) lo cuál era irracional porque todos tenían que participar en las batallas, excepto las larvas (malditos bipolares).

Y al ser un "pupilo" nadie, absolutamente nadie le prestaba atención, la razón, los pupilos solo servían como chivos expiatorios, no eran lo suficientemente jóvenes como para estar jugando o perdiendo el tiempo, ni lo suficientemente mayores para aparearse ni lo suficientemente fuertes para ser de gran ayuda en las batallas (tantos hermanos y amigos perdidos...)

Por lo tanto, durante la guardia matinal había decidido escaparse y aquí estaba, además, la amable pegaso bizca y con pelaje gris (era Derpy su nombre?), que le había entregado, amablemente, una invitación a la boda, y con nada mejor que hacer una tarde de sábado, pues decidió ir, además a pesar de parecer criaturas que se guían por la reina y que ella tiene el control absoluto de la colmena etc, etc, todos ellos tenían mente propia y libre albedrío.

Tan buen albedrío como se pudiera tener en una prisión.

Además, hacía tiempo había visto a la novia, pero él era solo una larva, sus padres habían sido amigos de ella (disfrazados claro) y ella había sido muy amable con él (se había disfrazado de potrillo o bebé) y era un grata coincidencia que esto pasara.

En fin, afortunadamente el abejoso había distraído a las seis ponies que al inicio habían detenido su invasión (tanto dolor...) que nadie, absolutamente nadie le había prestado atención (que raro), bueno, eso fue hasta que llegó la hora de la boda, entonces, de nuevo, casi nadie le había prestado atención (ni el científico loco, ni la amable pegaso, ni los novios, ¡ni siquiera las princesas!), pero había un casi en esa frase, y esa era la excepción.

Un pequeño grupo de potrillos se había fijado en él.

Volteó la cabeza para verlos, sabía que estaban ahí por el castañeo de sus dientes y los susurros que se daban entre ellos, se vieron a los ojos, podía ver el miedo en los ojos de los potrillos y cómo se volteaban a ver entre ellos, la alcaldesa seguía con su discurso pero no le importaba mucho, una pequeña potranca de color de pelaje café claro (café con leche, que delicioso) y melena rosada con franjas blancas (o era blanca con franjas rosadas?) se le acercó un poco, sus ojos rosados le vieron con miedo, el changeling le sonrió mostrando sus colmillos y zumbando un poco sus alas.

La pequeña potranca sonrió un poco y se sentó junto a él, estaba a punto de hablar cuando escuchó como decía las típicas frases "puedes besar a la novia", volteó y comenzó a aplaudir cómo los demás, el resto de la boda fue agradable, los fuegos artificiales eran hermosos y parecía que la potranca había perdido el miedo porque había empezado a hablarle como si fuera un amigo cualquiera.

Bueno, quizás no había sido tan mala idea haber venido.