Mi suegro se llama Craig Tucker.

No sé si alguien ya había escrito algo al respecto… pero se me ocurrió en un momento de inspiración sin sentido. Siempre escribo acerca de Tweek y Craig teniendo hijos, en distintas cantidades… pues se me ocurrió que debería hacer una historia sobre eso, con mi número ideal de niños Tucker. Me gustaría hacer otro capitulo… pero no tengo seguridad al cien… me lo pesaré. Me divertí pensándolo.

South Park no me pertenece, ni sus personajes ni la historia original. Solo lo utilizo para dar vida a una idea que se… mas de uno comparte conmigo.

Ya una vez me lo preguntaron… pero cuando vuelvo a recapitularlo en mi cabeza… no, la respuesta siempre será la misma. Si, es un trabajo exhaustivo y la recompensa no parece querer llegar pronto… pero mientras no me den el "Si" definitivo, no me rendiré nunca.

Y mientras eso pase… bueno... mi respuesta es, ha sido y será…

Si… es MUY DIFÍCIL ser yerno de Craig Tucker.

Mi padre… o quizá debería decir "madre", se llama Stan Marsh. Es amigo cercano del señor Tucker. Por ese motivo, yo crecí siempre cerca de su familia. Su esposo es un hombre divertido, tiene muchas paranoias que heredó a sus hijos y difícilmente se queda quieto. Es bastante amable conmigo y suele reír cuando hago enojar a su esposo.
El señor Tucker es… "especial". Resulta extraño ver a ese amoroso, sobreprotector y tierno hombre, quien siempre está rodeado de sus tiernos "cachorros", como los llama, es en verdad un tipo malvado y diabólico. ¿Creen que exagero?

– ¡Oh, que gusto, Kenny!... pasa, ya casi está listo Tweekers. – Tweek abrió la puerta con aquella típica sonrisa que dedicaba solo a los "valientes" que se atrevían a tocarla. Sabía a la perfección la clase de persona que Craig era… y por eso era que se empeñaba el doble en ayudar a sus pequeños. Sino, se quedarían solos de por vida.

– Buenas noches, señor Tucker… – Cuando se casó, Tweek adoptó el apellido de Craig, al igual que todos sus hijos. De ahí venia la leyenda en South Park. Los adorables e inalcanzables hijos de Craig Tucker. - ¿Puedo esperar adentro?

– Por supuesto que si… adelante.

La casa era un condominio sencillo, de dos pisos con una sala-recibidor donde había un juego de sillones color café oscuro. Una televisión enorme había enfrente del más grande de los sofás y ahí era donde la familia se reunía en las noches para mirar Red Racer.
En uno de los sofás perpendiculares, un rubio de 17 años tomaba café mientras cambiaban los canales de televisión. Era uno de los hermanos de Tweekers, el novio de Kenny.
En realidad, había otros 4 idénticos… por fortuna del destino, la vida había premiado el esfuerzo de Craig para conseguir que Tweek lo quisiera, con un paquete de quintillizos en el primer intento. Cualquiera imaginaría que ese era un trabajo paterno mortal para un sujeto tan temeroso y paranoico, como lo era Tweek Tweak, pero la verdad era que le iba de maravilla. El ni siquiera movía un dedo… para que las cosas funcionaran, Tweek atendía una de las cafeterías de su padre, era gerente y administrador durante todo el día, mientras que Craig trabajaba desde casa, cuidando a los rubios y en su tiempo libre, haciendo algunos bocetos. Era diseñador industrial.

De esa forma, "papá gallina" siempre estaba al acecho.

– Buenas noches, Tweek… – Saludó el rubio a su cuñado. Después observó a la persona en el sillón frente al televisor de 28 pulgadas. Agregó con seriedad bien fingida. – Buenas noches… señor Tucker.

– Buenas noches, Ken… – Respondió el rubio a su "futuro cuñado" con una sonrisa temblorosa. Sabia que ese muchacho y su hermano saldrían esa noche… y que la idea había tenido a su padre de mal humor desde el día en que lo pusieron en aviso.

Craig ni siquiera prestó atención. Solo seguía cambiando los canales uno tras otro… enfado… molesto… ¡furioso!

– ¡Hola, Ken! – Gritaron dos rubios sobre las escaleras mirando en dirección de la primera planta. Kenny les sonrió con la mano e ignoró el aspecto sombrío de "papá gallina".

– Hola, Craig… hola Tweenky. – Kenny se reía internamente de lo mucho que el moreno amaba a su esposo… lo suficiente como para ponerle a 4 de sus hijos nombres parecidos al de él. Lamentablemente la creatividad se le agotó y Tweek le ganó el nombre del último.

Mientras esperaban en la sala, Kenny tomó asiento en el sillón adyacente al de Craig. El silencio incomodo no ayudaba en lo absoluto. Es incomodo estar junto a tu suegro… pero si ese suegro es Craig Tucker… mas que incomodo, es una cuestión de miedo.

– Ayúdenme a servir la mesa, cachorros… – Llamó el rubio mayor. De inmediato los otros chicos fueron en su ayuda.

¡Pánico!... no quería quedarse a solas con él…

– ¿Le puedo ayudar en algo, señor Tweek?

– No, no te preocupes, Kenny… tú sigue viendo la tele con Craig…

Pero no había opción.

Entonces quedaron solos los dos.
Kenny miraba en todas direcciones… intentando no encontrar sus ojos con los del moreno. Después observó el sonido que provenía de arriba… y ahí estaba su única razón para soportar aquello…

– Hola… Kenny… – Era su Tweekers, bajando pro las escaleras. El mayor de los quintillizos. – Papá Craig… ya nos vamos. – Anunció el chico. Craig lo miró con una gran sonrisa y se puso de pie para darle la vuelta. Lucía como un ángel.

– Ve y despídete de papá Tweek. – Anunció el moreno, acariciando levemente la cabeza despeinada del rubio. Este sonrió inocente, ignorando la verdadera personalidad de su padre. Entró en la cocina y lo dejó de nuevo, solo con Kenny.

En cuanto la puerta de la cocina se cerró, Kenny miró con terror al verdugo de su adolescencia… el moreno lo observaba como un lobo a su presa… incluso bajo la luz del televisor, la oscuridad de la noche que había caído era suficiente para crear aquel ambiente tan "tétrico".

Entonces se acercó al menor y acercó su rostro demasiado al suyo… haciendo que el muchacho contuviera su respiración.

– Escúchame bien, asquerosa rata amarilla… – Si, ese era el verdadero Craig. – Sé muy bien lo que los tipos como tú pretenden hacer a los niños como mi Tweekers.

– No… no... No se de que habla, señor Tucker. – Por supuesto que lo sabía… pero eso no significaba que sus intenciones no fueran buenas. Tenía 17, por supuesto que quería "experimentar" ciertas situaciones con Tweekers… pero no era de esos que solo buscaban una noche divertida. En realidad amaba al rubio… sino, ¿Por qué mas soportaría tener un suegro así?

– Oh, claro que lo sabes… y mas te vale que te quede claro, infeliz… toca un solo cabello de mi cachorro, ¡solo necesito que toces UNO!... y te voy a matar… ni tu mami Stan, ni tu papi Kenneth, van a poder salvarte de mi furia si es que te atreves a deshonrar a mi niño… – Tomó el cuello del rubio y lo alzó hasta que sus ojos estaban a tan solo unos centímetros de distancia. – Y si me entero que le hiciste daño… ¡te va a ir peor!

¡Perfecto!... tenía prohibido querer a Tweekers… y tenía prohibido dejarlo.
El moreno era un hombre complicado…

– Yo… no… nunca haría eso, señor…

– Eso espero… o te parto la cara…

Entonces Tweek y su niño salieron felices de la cocina y se toparon con Craig sentado en el sillón tranquilamente… y Kenny pálido sentado en el sillón de lado.
Nada que los rubios pensaran que era raro. Su inocencia los protegía de la verdad…

– Entonces ya nos vamos, papá… ¿a que hora debo regresar?

– A las 11 está bien. – Contestó Tweek, pero de inmediato Craig sufrió un infarto.

– ¿Las 11?... lo quiero en la casa a las 9… – Se impuso, mirando al rubio que se acomodaba al lado de su hijo… lo odiaba en realidad. MUCHO.

– ¡Pero, papá Craig!... – Quiso oponerse el menor. Kenny sentía que cada vez que Tweekers se rebelaba a su padre, este lo relacionaba al instante con su presencia. Sabia que su odio hacia el aumentaba.

– Entonces a las 10 – Negoció Tweek. El moreno lo miró enfadado, mas no furioso… era imposible que se enojara con su esposo.

– No estoy negociando…

Iba ser la palabra final… pero los ojos verde pino de su hijo eran capaces de detener toda su determinación. Suspiró cansado… entonces vio a Tweek con ese ceño fruncido, diciéndole con la mirada "¡BASTA, Craig!". En realidad, no tenía opción.

– Las 10… y te voy a estar esperando, Tweekers Tweak Tucker… ni un minuto mas…

Tweek abrazó a su esposo y se recargó a su lado. Después de descubrir cuan manipulador podría llegar a ser, su misión cambió y sabía que tenía que apoyar a sus hijos hasta que todos y cada uno de ellos se casara. Si lo dejaba en manos de Craig, este terminaría por retenerlos para él toda su vida.

Kenny suspiró aliviado y tomó al otro rubio por la mano. Sería un camino largo…

– Que les vaya bien… – Se despidió Tweek con una gran sonrisa. Entonces Kenny miró a Craig de reojo y… si… ahí estaba su suegro, mirándolo con aquella miradita: "Te mataré en cuanto bajes la guardia".

Así que lo confirmo… SI, es MUY DIFÍCIL ser yerno de Craig Tucker.

Kenneth Marsh McCormick.

O–O–O–O–


Ser yerno de Craig Tucker… es… bastante COMPLICADO.

Desde hace un mes, salgo con su hijo de en medio, Tweak Tucker. Es un muchacho extraordinario... vamos a las mismas clases de violín y siempre lo acompaño de vuelta a su casa. La manera en que toca mi instrumento favorito, tan libre, tan impaciente… fue uno de los factores que tuve para llegar a amarlo.
Solo tenemos un pequeño problema…
…Mi suegro es el demonio…

Siempre que voy a su casa, un "accidente" termina sucediéndome. Como cuando había un escalón roto, pero nadie me puso en aviso y sorpresivamente me caí, rodando durante al menos 20 escalones dolorosos. O también esta la ocasión en que el señor Tucker olvidó decirme que habían cambiado la puerta de la cocina y que esta era de "vaivén"… y cuando la azoté, esta se me regresó y me partió la nariz.
No se de que se quejan los otros… incluso Kenny… a nadie mas ha intentado matar tantas veces, ¿cierto?
En una ocasión, los vecinos le pidieron al señor Tucker que cuidara su perro algunos días… justo en esa semana, él mismo me invitó a cenar a la casa… debí suponer que tramaba algo… ¡pero no!... soy demasiado idiota como para creer que el señor Tucker podía aceptarme de buena gana al fin. En cuanto caminé por el jardín de la entrada, un perro rottweiler me hizo correr 12 calles en subida… ¡sin detenerse siquiera!... me atrapó mientras intentaba trepar un árbol y me mordió la pierna con tal fuerza que se llevó parte de mi pantalón en el hocico. Seguramente, el señor Tucker lo conserva como un trofeo más… así como la sangre en la puerta o la alfombra rasguñada de las escaleras.

Mis padres son los mejores amigos del señor Tucker… creo que se conocen desde que eran niños. De cualquier forma, ese hombre me mira como a un enemigo más… siempre que me mira, dice que ve al bobo de mi padre en mi cara… le respondería como se merece, pero si mi padre lo permite, no se porque habría de decir algo yo…
En realidad, es un hombre bastante difícil de convencer…

– Largo de mi casa, Clyde Black… – "Saludó" Craig a su manera. El castaño se dejó ofender una vez más e hizo espacio entre su figura y la de Tucker para asomarse dentro de la casa. Ahí debía estar su Tweak.

– Buenas tardes, señor Tucker… su esposo ME INVITÓ A CENAR. – Hizo énfasis en la última parte para advertir al moreno que de igual forma iba a entrar en su casa. Craig lo hubiera lanzado fuera, pero Tweek llegó al rescate de otro de sus futuros yernos.

– Entra ya, Clyde… solo falta que Craig sirva la entrada…

– Gracias, señor Tweek.

Una vez en la sala, Clyde tomó asiento a un lado de su Tweak. Este agachó la cabeza con pena y puso su mano cerca de la del castaño. Estuvieron a tan pocos milímetros el uno del otro… cuando un tenedor se encajó en medio de ambos. Era Craig Tucker, sombrío como la noche dentro de un castillo en Transilvania.
Pero Clyde no bajó la guardia…

– Papá… ten cuidado… por poco y le entierras el tenedor a Clyde.

"Ese era el plan" – Pensaron Clyde y Craig al mismo tiempo.

Con los 6 rubios sentados en la mesa, aquello parecía un aparador de tienda porno, pensaba Clyde… solo había vibradores.

– Jajajajaja – Comenzó a reírse por su propio pensamiento. Todos estaban callados… lo miraron asustados y confundidos. Clyde se dio cuenta de donde estaba y frente a quienes… así que volvió a cobrar la compostura. Tweak le sonrió divertido, sabía que el castaño vivía entre dos mundos: el real y el que había en su cabeza. En eso se parecían ambos… por eso lo amaba.

– Bueno… Clyde… ¿Cómo te va en la preparatoria?, ¿ya estas listo para el examen de ingreso? – Tweek intentó romper el hielo de cualquier forma. Craig ni siquiera estaba comiendo, solo vigilaba cada movimiento del castaño.

– Yo… mmm… pues mas o menos… – ¿Con ese sujeto quería estar su hijo?... Craig jamás imaginó porque el señor Richard lo trataba con aquel odio… hasta que tuvo sus propios hijos… no quería a un idiota cuidando de su cachorro. – Estoy esforzándome mucho para pasar los finales… después pensaré en el de ingreso…

– ¿Y que quieres estudiar?

– Bueno… pensaba en Administración… – Dijo con orgullo, pero al momento se le borró la sonrisa del rostro cuando "papá gallina" lo miró con severidad.

– Administración no es una carrera real… se puede estudiar perfectamente con un diplomado en unos meses…

– ¡Papá! – Craig y Tweek regañaron a su progenitor. En serio podía ser bastante cabezota.

– ¡Craig!...

Clyde miró con coraje al mayor, pero respiró y contó hasta… 100… sabia que el moreno buscaba hacerlo salir de ahí… pero, anquen fuera solo para molestarlo, SE IBA A ROBAR A SU HIJO.

– Bueno… esa es su opinión, señor Tucker…

Y con más momentos incómodos, la noche paso en extremo, LENTA… finalmente, llego la hora del postre y Craig y su futuro yerno ayudaron a los Tweek en servir el café, que en aquella casa jamás faltaba y pay de limón. Mientras cortaba cada rebanada, Clyde no quitaba el ojo a su futuro suegro… no sabia cuantas formas tendría de matarlo con aquella cosa… y todas más dolorosas conforme el número aumentaba de cero…

– Pásame el café – Dijo Craig sin quitar la vista del pastel, apuntando con el filo del cuchillo a una pequeña vasijita con la bebida. Clyde la miró sin importancia alguna y la tomó de lleno con la mano… dejándola caer al instante. ESTABA HIRVIENDO.

– ¡Ahhh! – Gritó llevándose la mano al pecho… de inmediato le quedó roja y en cosa de minutos, una ampolla se hizo sobre ella. Era enorme… tendría que ir al doctor a que lo limpiaran…

– ¡Cuidado, Clyde! – Sugirió Craig, con diversión e ironía. – El café está muy caro hoy en día…

SOLO UN AÑO MÁS… y el castaño se llevaría a su Tweak de ahí… Solo un maldito año.

Entonces los rubios entraron a la cocineta, descubriendo el accidente y ayudando a Clyde con su mano.
Por supuesto que ninguno pensaría nunca algo malo respecto al líder de la casa. Craig Tucker era un padre y esposo amoroso y protector… el no haría daño a ninguna persona…

…ninguna… claro…

Cualquier cosa que hiciera por encararlo, sabia que solo ganaría el odio de los rubios guardianes del moreno… y no podía darse el lujo de perder su amabilidad también…

Así que… si… confirmo lo que estaba diciendo… ser yerno de Craig Tucker es complicado…

Clyde Donovan Black.

O–O–O–O–

No sé de que estén hablando… ser yerno de Craig Tucker no es difícil ni complicado… es un suegro como cualquier otro… si, tiene sus momentos… pero solo es un poco…

– Alto, alto, alto… ¡para!, ¡ya!, ¡detente!... ¡hasta aquí, francés lambiscón! – Kenny dejó caer sus libros frente al castaño y lo amenazó con el dedo. – ¡tu eres el único que no tiene derecho a opinar!

– ¡Es cierto, Christophe!... ¿tu que sabes?... el señor Tucker siempre te trata "especial"… ¡ya dime como lo hiciste! – Clyde, al lado de Kenny y frente al castaño, apuntó también al chico de aspecto neutral.

– Yo no he hecho nada… simplemente, el señor Tucker reconoce que soy un buen partido para su hijo. Et vous êtes un vulgaire* (Y ustedes unos vulgares).

– ¿Que?

– Nada, Clyde… bueno… ¿que estaba diciendo?... a sí… el señor Tucker…

El señor Tucker es siempre considerado conmigo.

Aunque claro… hay un motivo para eso…

Christophe y el joven Craig, el menor de los quintillizos, caminaban por la avenida principal, uno al lado del otro, tomados de la mano y con la mirada en el frente. Repentinamente, Craig separó su cabeza del pecho del más alto y miró en dirección del frente, donde estaba un hombre que guardaba bastante parecido con su hijo.

– Mira ahí, Chris… ¿no es tu papá?

Christophe vio al hombre acercándose a ambos y suspiró cansado. No lucia feliz de ninguna forma.

– No lo sé… supongo…

– Buenas tardes, señor Delorn… ahora vuelvo, Chris… – Entonces el francés mayor contestó con cortesía y dejó que el rubio se alejara a comprar alguna botana. Espero a que estuviera lo suficientemente lejos para poder hablar con su hijo.

– Hé, vous! – Comenzó el castaño…

– Maintenant, quoi, papa?

– Tu padre me dijo que tienes novio… que habló hace unos días con Craig Tucker…

– Oh, eso… si, hace días fui a decirle al señor Tucker… no parecía molesto…

– Pues lo está… y está poniendo fastidioso a Gregory… – Anunció el castaño, encendiendo un cigarrillo y echándole el humo al muchacho a la cara. – Y el me molesta a mi…

Christophe era capaz de soportar cualquier tortura que el señor Tucker le impusiera. No era tonto, había escuchado de otros chicos lo imposible que era acercarse a los preciosos y peligrosos hijos de Craig Tucker… pero ni siquiera eso lo haría detenerse. Amaba a Craig… a cada una de sus fantasías gnómicas y la manera en que temía de su propia sombra… simplemente era adorable. Tenia ganas de protegerlo… y deseo de tenerlo a su lado.

– ¿Y que se supone que haga, padre?

– ¿Que vas a hacer?, que NO VAS A HACER… escúchame bien, niño del demonio… ¡te conozco!, eres altanero como tu británico padre – Agregó con un tono que dio a entender su molestia… Mole jamás se podía explicar que vio en Gregory que lo volvió tan loco como para casarse con él. Sus personalidades siempre chocaron… y el hijo de ambos sacó su color de cabello, pero el resto pertenecía a Gregory… incluyendo la manera en que lo metía en problemas y lo fastidiaba. –… y eres demasiado astuto, por eso solo te lo voy a advertir una sola vez… si ese tipo vuelve a hablar para quejarse con Gregory… y el vuelve a molestarme en medio de una misión por una estupidez como que tu te propasaste o te quisiste pasar de listo con el niño Tucker… Je vais faire glisser les boules dans le jardin de l'hôtel et de la tête qui pendait au plus grand arbre dans la ville pour jeter votre corps dans la Seine!

– Castrarme, colgarme y tirar mi cuerpo al Sena… parfait, papa… ¿algo más?

– No… solo eso… despídeme de tu novio… luce decente.

Y por supuesto que el señor Tucker nunca me molestó o siquiera ofendió de forma alguna.
…¿ese hombre es tan inteligente como para manipular a mi familia de esa manera?...

A saber… pero si eso es cierto… entonces es mas malvado de lo que el resto imagina.

Y con esto termino el Fic. Se que me quedan oros 2 Tweeks jajajaja, pero creo que con esto di la idea que traía en la cabeza. Me gustaría continuarla, pero como estoy subiendo mas One–Shot de lo que actualizo los que si debería continuar… mejor por ahora descanso de esto.

Gracias por leer.

By: Roglia15