/Flashback/

Era un día bastante tranquilo en comparación a los anteriores... y Caspian se tomó un descanso junto a Lucy, en el pastizal.

No era nada inusual verlos charlando durante largos ratos.

Él era tan alegre, era amable, sensible, era su héroe... benevolo y valiente, pero tan humilde.

- Oye, Caspian... -Preguntó Lucy mirándolo con timidez.

- ¿Sí, Lu? -Respondió con calma.

- ¿Vas a casarte algún día? -Al escuchar esto, una sonrisa enorme se dibujó en el rostro de Caspian.

- Pues sí, si encuentro a la chica adecuada. -Dijo. -¿Tú planeas casarte?

- Si encuentro al hombre indicado. -Dijo ella sonriente.

- Pues más le vale cuidarte. Y si te daña, sólo me tienes que avisar... -Aconsejó él.

Lucy sonreía a más no poder, "¿Y qué tal si ese hombre eres tú?" Pensó divertida.

Otros días, Lucy era quien le servía la comida, o quien le ayudaba con algunas tareas sencillas.

Pero era tal la felicidad de estar aunque sea un minuto con su Caspian, que no se daba cuenta de las horas que él pasaba con Susan, saliendo de paseo o charlando a media noche...

/Fin del flashback/

"Son cosas de niñas"… Esas cuatro palabras... Malditas cuatro palabras, retumbaban en la cabeza de Lucy, la joven Lucy.

Se encontraba acurrucada, en una de las habitaciones del castillo de Beruna. Las voces en su mente no se callaban, y sus ojos enrojecidos ya le ardían demasiado. Sus manos no eran suficientes como para atrapar tantas lagrimas. Era la primera vez que sentía a su corazón partirse en mil pedazos...

Su dolor empeoraba al recordar su rostro, su cabello, de un castaño oscuro, sus ojos negros, su cuerpo de... hombre.

Eso era él, un hombre... y ella sólo una niña. Esperen. ¡Ella ya no era una niña! Pero nadie parecía entenderlo. Sus mejillas enrojecían de ira.

/Flashback/

Grandes banquetes y bailes se realizaron en Beruna. Y el amor que Lucy sentía ya no podía ser contenido.

Una de las tantas noches, luego de la cena, empezaron el baile, pero Lucy aprovechó la distracción de sus hermanos y le pidió un momento a solas a Caspian en el jardín.

- ¿Qué sucede, Lu? ¿Todo en orden? -Preguntó, siempre tan atento.

- Caspian... -Comenzó ella, sonrojada. -Yo...

- Tú... -Dijo él, para que continuara.

- Me enamoré de tí. -Dijo con rapidez.

- ¿Qué? ¿Te enamoraste de mí? -Repitió él confundido.

- Sí, me gustas... -Dijo ella con naturalidad.

- Lu... creo que... estás confundida. -Dijo el muchacho.

- No, estoy segura. -Sonrió ella.

- ¡Caspian! ¡Lu! -Llamó Edmund desde la puerta. -¡Vengan!

- Bueno… Es mejor que vayamos. -Dijo Caspian, mirando el suelo.

Lucy asintió con inocencia. Que él no le haya dicho que ella era la mujer de sus sueños y la haya besado no significaba que él no la quería, ¿Verdad?

Ambos entraron al salón y no volvieron a tener comunicación, pero Caspian parecía estar muy preocupado por algo.

Alrededor de dos días pasaron, y Lucy se sentía demasiado avergonzada como para hablarle... Y Caspian tampoco se acercó a ella.

(…)

- Es extraño. Me dijo que se ha enamorado de mí. -Comentó Caspian.

- ¿Y? -Sonrió Susan.

- Lo dijo enserio. -Respondió él.

- Vamos, Caspian, sabes que sólo son cosas de niñas, ya se le pasará. -Repuso ella.

Lucy, que se escondía entre los arbustos, rompió en llanto al oír esta conversación, ¡No podía soportarlo!

Sin que nadie la oyera, regresó a Beruna y se encerró en una de las habitaciones más altas y lejanas que había.

/Fin del flashback/

Maldijo y juró jamás volver a espiar conversaciones ajenas. ¡Su hermana! Tan compañera que siempre había sido… ¿Quién era ella para decir que su amor por Caspian, eran "cosas de niñas"? ¿Cómo podía quitarle así el valor a sus sentimientos?

Pasaron horas, y ni siquiera el mismísimo Caspian pudo hacer que Lucy salga de esa habitación.

Juró, también, no volver a enamorarse.