Disclaimer: Harry Potter y sus personajes pertenecen a J.K Rowling.
Nota: Esta en primera persona, desde el punto de vista de Harry Potter.
¡Oh no, problemas!
¿Cómo fue que llegué hasta este punto? No lo sé…Mi casa está patas arriba, con nutella en el techo de la cocina… ah y también en la sala, harina para los hot cakes regado por la barra de la cocina, también hay croqueta, que mis hijos intentaron servirle al perro en su plato, pero al parecer el costal de 2 kilos estaba muy grande para ellos, y decidieron romperlo… unos cuantos jarrones o floreros o tal vez sean figurillas de porcelana, los cuales solo son ahora, pequeños trocitos en el pasillo, los cojines de la sala tirados, al igual que un montón de juguetes , la piscina con un montón de inflables y pelotas, y para variar, la mascota que le regalé a mis hijos, Rainbow, un simpático Golden Retriever de un año, ha dejado sus huellas por toda la casa de…lodo ¡Ah! Hermione sí que me mata ahora, pude sobrevivir a Voldemort, pero sobrevivir a la furia de mi bella castaña…no lo creo.
Todo iba tan bien hasta que mi linda esposa, a quien por cierto, amo, tuvo que ausentarse por asuntos laborales. Ella trabaja en el Ministerio como yo, sólo que no en el mismo departamento, ella trabaja en el de Las Leyes Mágicas y su condenada regulación; y no es que no me alegre por ella, al contrario ha logrado mucho, sobre todo con su asunto ese de la P.E.D.D.O. pero justamente ahora se tenía que celebrar un "Congreso Mundial de la Regulación y Aplicación de las Leyes Mágicas" o algo así…según me informó, lo recuerdo perfectamente
--Harry, me imagino que ya habrás oído sobre el Congreso que se hará en Nueva York --Hermione me sonreía como siempre, y ese brillo especial es sus hermosos ojos, que se dirigieron a nuestros tres hijos, que jugaban en el jardín con el perro.
--Sí, Luna me menciono algo -- le dije mientras me servía un poco de jugo de calabaza-- parece que tiene la firme intención de asistir – bebía de lo más tranquilo y de repente sonreí porque a través de la ventana de la cocina, pude ver a mis hijos de lo más lindos, con lodo en la ropa. Definitivamente tendrían problemas.
--Pues sí, y yo también quiero asistir, aunado a que soy una de las conferencistas ¿lo recuerdas verdad? -- me pregunta, con una inocencia que parece una niña pequeña con una enorme ilusión ante una promesa.
-- Sí, lo recuerdo, pero según me dijiste, no estaba muy seguro eso de que tú fueras una de las ponentes –me giré hacia ella y la abrazo de la cintura y le doy un beso en la frente, y así nos mantuvimos.
--Pues, eso ya está confirmado amor – me dijo aun sonriendo – como ya lo habíamos platicado nosotros, acepté la invitación y todo está listo, sólo que…-- su sonrisa desapareció por unos instantes, y empieza a morderse el labio, típico de ella cuando duda en hacer algo, y ya se a que se refiere, pues de reojo vio a nuestros hijos, y notó el lodo, en su rostro apareció una sonrisa y negaba con la cabeza.
--No te preocupes por ellos, se quedarán conmigo, además se portarán muy bien – le dé un beso en la frente
--Pero Harry, es que me voy por varios días, una semana, y tú tienes el trabajo del Ministerio y…-- empecé a sonreír -- y nada amor, tú tienes que ir, además eso no es excusa, puedo traerme el trabajo a casa, o pedirle a tus papás que me ayuden con cuidarlos medio día, y yo paso por ellos.
--¿Estás seguro de que podrás? --me dijo con tono burlón -- mira que cuando me fui con Luna y Ginny, Draco, Ron y tú, no pudieron controlar a los niños en el parque -- me llevó de la mano a la sala y nos sentamos en el sillón frente a la chimenea.
--¡Oye! Yo no tengo la culpa que ese par, les haya dado permiso a todos los niños de correr como locos atrás del señor de los helados, y de que se metieran en la fuente; yo fui con Mark a comprar golosinas para todos – Me defendía, en parte, pues había ido con mi hijo no solo por las golosinas, también a ver unas escobas y de paso le compre a mi pequeño una snicth que daba pequeños giros en el aire. Mi castaña rio divertida y me dio un cálido beso en la mejilla.
-- Bueno, pero esto es diferente Harry, sabes muy bien que no me gusta separarme por mucho tiempo de ellos, pero también quiero asistir --hizo una breve pausa -- pero puedo cancelar y regresar cuanto antes--.
--Lo sé amor, pero no te preocupes por los enanos, quien mejor que su padre para cuidarlos en tu ausencia, además sé lo mucho que significa para ti asistir --le di un beso en esos labios que me vuelven loco, y la sentí sonreír.
Y así fue, un mes después de aquella conversación, en la que yo, la alentaba a ir por tercera ocasión, estaba alistando sus cosas, con ayuda de Annie, una copia de su madre, sólo que algo pícara como yo y los ojos verde esmeralda; mientras mis otros dos hijos me ayudaron a bajar de la camioneta, la despensa que habíamos hecho juntos, pues habíamos jugado ajedrez, junto con nuestros pequeños, haciendo dos equipos, y al final los "Hombres de la casa" perdimos; y no tuvimos más remedio que ir.
--Andrew, Mark, no le vayan a decir a su madre que compramos más helado, y el bote de galletas jumbo – les decía mientras les entregaba unas pequeñas bolsitas, donde venía el jamón y la salchicha.
--No te pleocupes papá, será nuestro secreto -- decía Andrew de cuatro años, una copia exacta de mí, y su hermano Mark, de tres años, asentía.
--Bien, ahora entremos por que empieza hacer mucho frío, vamos Rainbow – el perro no tardó en obedecer y se bajo de la camioneta, cerré la puerta y accione la alarma. Caminamos un poco, y entramos al cálido hogar que teníamos.
El día en que despedimos a Hermione, mis hijos estaban tristes, pero de alguna manera intuía en que me iban a dar guerra, y ellos también lo sabían, pues yo no soy muy duro con ellos, me es difícil…Una camioneta negra, pasó a recoger a mi esposa, y para mi sorpresa, iban ya Luna y una tal Melina, una compañera del trabajo, que también era ponente. Hermione se despedía de mis hijos, mientras yo ayudaba al chofer a subir las maletas, y los abrazos cedieron después de que le avisará que ya era hora, le di un abrazo muy fuerte, aferrándola a mí, y un beso con ganas de más, y que hizo que sonriera; abordó y junto con mis hijos agitamos las manos, viendo desaparecer la camioneta en una esquina.
Después entramos a casa, y sonó el teléfono ocasionando que Andrew y Annie corrieran como locos a contestar, para mi sorpresa era mi querido amigo Ron.
--¡Hola niños! ¿Cómo están? -- mis hijos mostraban una gran sonrisa y Annie puso el altavoz –Muy bien tío Ron, mamá se acaba de ir. Vimos a tía Luna voz de mi amigo, sonaba un poco triste -- ¡Ah! Oigan ¿estará por ahí el cabezota de su padre? -- sonreí al ver la expresión que hacían mis tres tesoros – Aquí estoy Ron ¿qué pasa? – Les hice señas a mis hijos de que fueran a jugar al patio, sin chistar corrieron junto con el perro, y quité el altavoz. --Pasa hermano, que ¡no sé qué hacer con mis hijos y Draco está igual o peor que yo! Apenas se fue Luna y ya Zoe pintó las paredes de la sala, Arthur rompió unas figurillas y… -- me empecé a reír a más no poder, sólo de oír tremendo griterío en casa de mi amigo.
-- ¡Oye! No te rías, de seguro tú estarás igual o peor que yo -- me reclamaba mi amigo -- además el hurón viene a mi casa, con mis sobrinos, ya que dice que no puede él sólo. Y no quiero estar con él, vamos Harry, ven a mi casa y traes a mis sobrinos --. Eso de que no quería estar con Draco, era ya más bien de juego, pues aunque habían emparentado, seguían riñendo, pero sólo por no perder la costumbre, pues muy en el fondo ya se querían.
-- No lo sé Ron, además tantos niños en casa…-- no pude continuar porque mi hijo menor Mark, quien venía a la sala por un juguete, se puso a dar brinquitos y a gritarle a sus hermanos que iríamos a visitar al tío Ron, cosa que alcanzó a escuchar, por más que yo intenté tapar la bocina.
--Genial Harry, ante los gritos de Mark, ya no te podrás negar – me hacía burla ahora. En efecto, llegaron mis hijos y se mostraron tan felices, ante la "noticia", que me dieron un somero abrazo entre los tres, y me tumbaron de espaldas en el sillón, después corrieron a sus cuartos para preparar sus cosas.
-- Está bien, ya que, salimos para tu casa Ron – nos despedimos y colgamos. Suspiré, definitivamente esa semana iba a ser algo difícil, y más si reúnes a tres hombres, que consienten a sus hijos, y a nueve niños traviesos e inteligentes…
