Buen día.

Del fic del herrero y la bestia.

El primer one shot: escena eliminada 1.

Publicado: 10 de febrero de 2019

Disclaimer: HTTYD no me pertenece, es con el mero fin de diversión.

El primer día.

Tiernos escalofríos, dulce suavidad e incluso hermosos sonidos; era lo que percibía Astrid al besar y ser besada por Hiccup, aquel muchacho que la amaba con devoción y que le provocaba toda una variedad de reacciones que aun no terminaba de conocer.

Con un último roce donde él atrapó con fuerza su labio inferior se separaron para después verse a los ojos y sonreírse el uno al otro.

Hiccup se mordió los labios con nerviosismo, no había sido consciente de cuánto tiempo había durado aquel maravilloso beso hasta que miró lo rojizo de los labios de su compañera e incluso sintió que los suyos ardían.

—Y… ¿ahora qué siguen? —preguntó ella mordiendo igualmente sus labios.

—No lo sé… ¿qué tal si vemos si al menos nuestros amigos ya están satisfechos? —respondió con una risita sin soltar su cintura.

Astrid asintió y al mismo tiempo que Hiccup se giraron hacia donde habían visto a sus amigos espiando.

—¿Eh?... ¿a dónde se fueron? —miró el jefe hacia todos lados.

—¿y por qué siento que todo se ve diferente? —frunció Astrid el entrecejo al ver frente a sus ojos un paisaje muy verdoso. —¿Y qué esa música?

Hiccup prestó atención y pudo percibirlo, los trolls parecían cantar una canción en donde repetían constantemente "No puedo detener este sentimiento".

—¡EN HORA BUENA REINA ASTRID! —escuchó Hiccup de repente.

Al bajar su mirada vio que se trataba de "Pedrito" el hurón metiche.

—¡Oh, eres tú!

Astrid también bajó la mirada y se sorprendió de verlo, más ya no podía entender lo que decía, solo veía que se revoloteaba animado desde su lugar.

—¡¿Es en serio?! —escuchó que exclamó Hiccup feliz.

—¿Qué sucede?

—¡Todo volvió a la normalidad Astrid! —la abrazó. —¡Astrid, rompimos el hechizo!

—¡¿Qué?! — musitó sin poder creerlo.

—El hurón me dijo que todo se está restaurando ¡Incluso el castillo!¡Puedes creerlo! ¡¿No estás feliz?! —explicó Hiccup separándose un poco de ella.

La reina estaba sin palabras, quería sonreír, pero era demasiado para procesar, pero por como veía el bosque todo parecía indicar que era cierto, y de hecho ya no sentía que la tierra temblaba.

—Ay, ahora si podemos ser felices. —la abrazó de vuelta.

Astrid sintió alivio en sus brazos y ahora si con toda seguridad los abrazó con fuerza, hasta que una ventisca por encima los sorprendió. Maravillados, vieron que era el roba huesos que en conjunto con los escaldarones se dirigían a la playa a celebrar, o al meno eso entendió Hiccup de lo que alcanzó a escuchar.

—¿Y si vamos? —preguntó Hiccup tomándola de la mano y sin darle tiempo de responder, llevó a Astrid devuelta a la playa.

—Que hermoso…—se maravilló la exbestia al ver que los escaldarones hacían una especie de nado sincronizado en el mar, mientras que el roba huesos revoloteaba por encima de ellos, y claramente se podían escuchar los gritos de Arroyin que seguían confinado a la jaula y armadura del dragón.

—Creo que se preparan para trabajar. —dijo Hiccup al escuchar un tipo de canto que decía:

"La basura vamos a sacar"

"El mar vamos a limpiar"

"Tesoros vamos a encontrar"

—¡Wow! Son sorprendentes. —admiró Astrid dando un paso hacia adelante, pues cada vez se alejaban más.

—Vamos a acercarnos un poco ¿sí?

Astrid asintió con una sonrisa.

Sin soltar su mano, el sonriente Hiccup llevó a su "amiga" en dirección al mar, con la única intención de entrar al menos hasta donde la marea subía; pero inesperadamente al cruzar a donde la marea ya mojaba su pie y prótesis, ya no sintió la mano de ella, sólo escuchó una clase de golpe y quejido, y al girarse vio a Astrid tirada en la arena.

Esta se sobaba la cabeza como si se la hubiera golpeado.

—Astrid… ¿estás bien? —se acercó rápidamente hacia ella.

—Sí. —respondió esta sobándose la frente. —Pero choque con algo.

—¿Chocar con algo?

Hiccup la ayudó a ponerse de pie; sin comprender que era lo que había pasado se volvió hacia donde había caminado y no pasó nada; sin embargo, cuando Astrid intentó hacer lo mismo, no pudo, había chocado con una barrera invisible.

—¿Qué pasa? —se preguntó confundido mientras traspasaba con su mano donde Astrid ya no podía pasar.

—Creo que es obvio. —susurró ella con una leve sonrisa. —No puedo salir de la isla.

—Pero… rompimos la maldición.

—Sólo la maldición que me convirtió en bestia, pero Amaru me condenó a ser guardiana ¿recuerdas? Fue la condición que me puso para devolverme a la vida.

Hiccup bufó recordando ese detalle.

—Pero ¡ni siquiera saliste de la isla!

—Bueno, creo que es el limite hasta donde puedo llegar. —Analizó Astrid tocando la barrera invisible que no la dejaba cruzar al mar.

—No me parece justo, es decir, ¡¿ni siquiera podrás entrar al mar?!

—No puedo hacer nada Hiccup, la vida no es cuento de hadas. —aceptó rendida. —Aun así, me siento muy feliz.

Hiccup trató de sonreír, pero se le seguía siendo injusto que ni siquiera para divertirse pudiera entrar al mar.

—Volvamos a casa. ¿sí? —le tendió Astrid su mano.

Dando un resoplido, Hiccup le sonrió y la tomó, juntos se volvieron a adentrar al bosque donde pudieron admirar más de la reconstrucción del nuevo Vanaheim, al menos por esa parte estaban tranquilos, pues las criaturas que la habitaban estaban sumamente felices.

Pero cuando llegaron al castillo, quedaron más que asombrados, pues la construcción estaba todavía mejor a cuando lo habitaba el rey Hofferson y que definitivamente era lo suficientemente espacioso para que diferentes criaturas también pudieran habitarlo.

—¡Mira es Astrid y Hiccup! —señaló Poppy emocionada al ver a la "pareja real" llegando con sus manos unidas.

Vaya hasta que despegaron, pensamos que sus bocas se quedarían pegadas todo lo que resta ba de sus vidas.

—¡Toothless! —regañó Hiccup sonrojado.

—¿Qué dijo? —preguntó Astrid sintiéndose de repente nerviosa.

—¡Nada importante! —se rascó Hiccup el cabello con nerviosismo.

—Y herrero o más bien jefe… ¿te quedarás ahora para siempre? —preguntó Branch.

—¡¿Lo harás?! —saltó Pihc entusiasmado.

En ese momento Astrid se hizo la misma pregunta que el troll, él ya le había dicho que se quedaría con ella, pero recordó que también tenía un deber en su lugar de origen; sin embargo…

—Sí, me quedaré aquí… para siempre. —respondió Hiccup.

Dragones, trolls y demás criaturas celebraron su respuesta.

—Pero ¿qué pasará con su pueblo? —detuvo Astrid el ajetreo.

—Mi madre me dijo que tal vez no lo comprenderían, pero que tampoco podía estar en un lugar al cual no correspondía. Y Vanaheim y tú son el lugar al que pertenezco.

Astrid sonrió más enamorada, y sin importarle que los demás la vieran se abrazó fuertemente a él.

—Por cierto ¿otra cosa? —se acercó la soñadora gemela a la cariñosa pareja, haciendo un mal terció cuando se abrazó también a el.

—¿Qué pasó Lavander? Digo ¡Ruffnut! —corrigió Hiccup apenado.

—Dinos lindo herrero… ¿ya eres novio de Astrid?

Hiccup de inmediato se sonrojó y se rascó el cabello con nerviosismo, a diferencia de Astrid que aquella palabra, aunque la conocía, se le hacía tan extraña de usar, en especial para referirse a alguien que generalmente le decía "amigo" o "querido".

—Ah… bueno…—balbuceó Hiccup viéndola con vergüenza. —Supongo ¿no? Astrid… tú y yo somos… bueno… tú sabes.

—Sí. —respondió ella con absoluta tranquilidad, para ella lo importante es que la amara.

Hiccup suspiró con alivio y de cierto modo le gustaba que Astrid no se complicara tanto las cosas como lo hacía él.

—Ay, que romántico, yo también quiero un novio. —suspiró la gemela de manera soñadora.

Por detrás de ella Fishlegs y Snotlout, habían parado oreja tomando nota mental del deseo de su "amiga".

—¡Ay, por fin las cosas son como deben de ser!… ¿qué tal si hacemos una fiesta para celebrar? —sugirió Poppy entusiasmada.

—Me parece buena idea. —respondió Astrid para sorpresa de todos. —Pero antes… me gustaría ver unos lugares ¿me acompañas? —preguntó tomando la mano de su ahora novio.

—Por supuesto.

—¡¿Podemos ir?! —preguntó todo el equipo conquista en coro (incluyendo a Toothless y a Pihc) que estaban atentos a los movimientos de la nueva pareja.

—Ah…yo…—Hiccup dudó, pues en ese momento lo que quería era pasar tiempo a solas con su novia, pero…

—Sí, claro que sí. —concedió Astrid feliz.

El jefe resopló al ver sus anhelos desechos por el entusiasmado equipo conquista.

—¿Y a dónde irán exactamente? —preguntó Branch, el único que no se apuntó para ir.

Astrid sólo sonrió y volvió su vista en dirección al bosque.

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—¡Wow! Luce todo tan diferente…—admiró Hiccup el paisaje.

El lugar a donde los había llevado Astrid era a donde antes estaba el lago sagrado, que al desbordarse sólo había dejado un enorme hueco en la tierra; mientras que el rio que antes lo alimentaba fue desviado después de la renovación de la isla.

Ahora ese lugar estaba lleno de plantas, así como el hueco donde parecía que florecería un gran jardín.

—Pensé que con la renovación habría vuelto. —se lamentó Astrid.

—Tal vez Amaru decidió que tampoco lo merecíamos, así como muchas cosas que cree que son erróneas.

—Lo siento Hiccup, la verdad me hubiera gustado que el lago hubiera revivido para que así pudieras ver a tus seres queridos. Tu madre, tu padre… tus amigos y amigas.

Hiccup negó con la cabeza.

—Sin Drago, ahora sé que estarán muy bien, no te preocupes.

—Pero tú mamá, ella puede venir a vivir aquí. ¿Por qué no la invitas?

—Estoy seguro de que sí, yo mismo se lo dije… pero por le momento quiere que viva mis propias aventuras y experiencias.

—Ya veo…—suspiró la reina con una sonrisa nostálgica.

—Y por mi padre. —resopló. —Al menos sé que sigue por ahí, cuidándonos desde el Valhala. —dijo observando el cielo que poco comenzaba a oscurecerse.

—Estoy seguro de que así será. —apretó Astrid su mano. —Y aquí en la tierra, yo te cuidaré a ti…

—Y yo a ti. —prometió Hiccup besando su mano.

—¡Astrid, Astrid!

La pareja se volvió hacia Fishlegs que aun con la maceta con la rosa en su mano saltaba eufóricamente en el centro de lo que había sido el lago sagrado.

—Sí… ¿qué pasa Fish?

—¿Te importaría si planto esto aquí? —señaló el centro del hueco.

Astrid miró a Hiccup queriendo saber su opinión, el jefe sólo le sonrió pareciendo concordar con lo que ella pensaba; después se giró hacia su regordete amigo.

—Adelante…

—¡Muchas gracias Astrid! —comenzó a cavar el exgnomo en la tierra. —Quisiera que esta flor la conservaras, por las que no me pudiste aceptar en el pasado. ¿Sí?

—Claro que sí. —susurró la reina enternecida, ya no desplataría el detalle de su amigo como aquella vez.

Con la rosa plantada en medio el extinto lago sagrado, la pareja y el equipo conquista la rodeó, aquella pequeña flor prometía ser la representación de un nuevo comienzo tanto para el nuevo lugar, así como para los que vivían ahí.

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Ya por la noche, a punto de terminarse aquel largo y cansado día, Hiccup y Astrid se dirigían hacia donde las habitaciones estaban, ambos estaban agotados ya que después de haber llegado del lago sagrado habían celebrado en grande, ahora era tiempo de descansar.

—Hiccup, ¿Tomarás la habitación que antes usabas para dormir?

—Ah… sí… o ¿por qué preguntas? —respondió este con nervios sintiendo que era una clase de invitación a dormir en otra diferente.

—No, por nada, era curiosidad. —respondió Astrid inocentemente, para desgracia de Hiccup que ya se imaginaba un sinfín de cosas con su nueva relación. —¿Tienes sueño? ¿Te sientes muy cansado?

—Ah… yo…

De nuevo se sonrojó, y cómo no hacerlo, pues a la luz de la luna Astrid lucía sumamente bella y luego que le saliera con ese tipo de preguntas hacía su cabeza alucinara cosas que deseaba.

—No…tanto… ¿por qué? —preguntó sonrojado.

—Acompáñame a un lugar, y ahora sí… sólo tú y yo…—jaló Astrid su mano sin esperar su respuesta para los nervios de Hiccup.

—Astrid… vamos demasiado rápido… ¿no crees? —preguntó abochornado.

La reina se detuvo sin comprender.

—¿Crees que no debamos ir a la torre y ver cómo quedó?

—¡¿Eh, la torre?!

Astrid asintió inocentemente.

—¡Ah, la torre! —suspiró Hiccup tratando de calmar su corazón.

—¿Estás bien?

—¡Sí, sí! Es que… ¿cómo decirte? Estar contigo… me hace muy feliz…—suspiró. —¡Y también eufórico! ¡Como loco! Eh… me cuesta trabajo, eh… no sé… tranquilizarme.

La reina sonrió al saberlo, pues ella se sentía exactamente igual, aunque no se movía tanto como él.

—Entonces ¿vamos? —le ofreció su mano. —¿Te ayudaré a calmar tu corazón mientras tú calmas el mío?

Hiccup se sintió hervir en ese momento, no cabía duda de que le esperaba una buena vida a lado de esa mujer.

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Sí, definitivamente le esperaba una buena vida a lado de esa mujer, de la cual aprendió nunca se dirigiría a él con doble sentido porque era muy inocente para ello.

—Y… ¿ya estás más tranquilo? —preguntó Astrid acostada a un lado de él.

—Sí. —respondió Hiccup viendo por la enorme ventana de la torre por donde se apreciaba la enorme luna llena.

Después de ver que la torre estaba más que reconstruida y libre de las enredaderas de espinas y rosas, ambos se habían acostado en el suelo, por sugerencia de ella, para observar el extenso cielo nocturno.

—¿Y tú? —preguntó volviéndose hacia ella.

—Sin creer todavía que estés aquí, conmigo.

—Sí, y sólo es el primer día… estaré aquí contigo, siempre.

Un con beso bajo la luz de la luna llena los amantes dieron por terminado el primer día del resto de sus vidas.

Fin.

Para los lectores del herrero y la bestia, muchas gracias por su apoyo, espero que les haya gustado este primer one shot de esta serie.

Publicado: 10 de febrero de 2019