Fanfiction escrito por mi persona, sin fines de lucro, basada en la obra de Tsuzuru Miyabi y usando los personajes de la obra de Stephenie Meyer, Enbo y Twilight… ¿Algo más?
Atención, este fanfiction puede catalogarse de animalada...
Remarco que en este fanfiction puede haber actos sexuales que puedan ofender/alarmar/molestar al lector.
Asimismo la ley me obliga a decir que las menores de 18 años (según nacionalidad) deberíais ser buenas chicas y no leer esto.
Si, nadie lo cumple, lo sé…
A quien lo lea... Nadie las obliga, leedlo bajo vuestra responsabilidad.
Yo me limpio las manos.
1
- ¡Buenos días, Edward! ¿Cómo amaneciste? – le digo, dedicándole una sonrisa que esperaba fuese conciliadora.
Sin embargo, solo recibo silencio como respuesta.
- ¡Al menos saluda a tu madre, aunque sea por educación! – exclama Carlisle furibundo.
- Está bien cariño, no te preocupes – le digo a mi esposo intentando calmar su enojo –. ¿Desayunas con nosotros?
- No, desayunaré con mis amigos en la universidad – notifica.
- Ah... Está bien... – respondo desilusionada.
De nuevo rechaza mi comida.
Edward se dirige a la puerta pero antes de salir se detiene.
- Ya vengo... mamá – dice sin voltear.
Quedo anonadada, me sorprende que se despida de nosotros y aún más que me llame así, jamás lo había hecho.
Cierra la puerta y continúa su camino.
- Mi hijo siempre ha sido tímido expresando sus sentimientos – dice Carlisle, un poco divertido, sacándome del estupor en el que había quedado.
Termina de beber su café y se levanta de la silla para buscar su saco.
- Ya han pasado dos años desde que te uniste a mi familia, Isabella – comenta, mientras yo le ayudo a colocárselo –. Edward está comenzando a aceptarte como su madre. Ya puedo estar tranquilo, sé que cuidarás bien de nosotros. No sabes cuánto te agradezco que estés conmigo.
- Por favor no me adules tanto, sólo hago mi trabajo – le contesto un poco avergonzada.
- Bueno, ya debo irme.
- Está bien. Ten un bello día, cariño – le digo, dedicándole una cálida sonrisa.
Carlisle sube a su auto donde su chofer lo está esperando y se ponen en marcha con dirección a la empresa.
Han pasado poco más de dos años desde que me convertí en la esposa de Carlisle Kahler, director ejecutivo de Kahler-Ritz –una firma suiza de relojes de lujo perteneciente al grupo LVMH–, y durante todo este tiempo he dado lo mejor de mí para ser una buena esposa para Carlisle y una buena madre para Edward.
Abandone mi puesto como secretaria de Carlisle, en el que estuve solo como 7 meses, y me dedique a las tareas del hogar. Somos una familia feliz, viviendo en un bello lugar. Ginebra es hermosa. Todo es perfecto. La vida que cualquier persona en el mundo desearía.
Sin embargo, hay algo que me preocupa.
Escucho el teléfono… ahí está de nuevo.
Últimamente estoy recibiendo llamadas de un bromista. Por su voz yo diría que tiene entre 20 y 30 años y dice cosas demasiado... no sé cómo explicarlo...
En cualquier caso aún no se lo he comentado a mi esposo.
Menos mal me encuentro en el quinto país más seguro del mundo según Global Peace Index.
Vuelve a sonar el teléfono y contesto:
- Buenos días, residencia Kahler.
- ¡Buenos días, señora! – responde.
- Por favor, deje de molestar – se lo ordeno, pero mi voz suena como si le estuviese suplicando. El sujeto se ríe.
Ésta broma está sucediendo todos los días.
- Dígame señora, ¿Cuantas veces lo hizo ayer con su marido? – pregunta, ignorando mi orden. Que incómodo – ¡Apuesto que yo podría correrme cinco veces seguidas sin sacar mi polla de su vagina!
- Pero eso no es algo que su viejo esposo pueda hacer, ¿Cierto? – comenta en un tono jocoso, provocándome un sobresalto –. Se debe sentir sola en una casa tan enorme. No se preocupe, le he llamado para que tengamos un rato de diversión.
- ¿Quién es usted? – Exclamo furibunda – ¡Déjeme en paz!
Pero él solo se ríe.
- ¡Incluso enfadada su voz suena muy sexy! – dice con genuina emoción –. Señora, ¿Sabía que sus vecinos se masturban de solo pensar en tenerla de mascota?
Me avergüenzo de imaginarlo.
- ¡Deténgase! – le ordeno.
- Se la jalan de solo imaginarla meneando su sexy culo suplicando que se la metan – continúa, ignorando mi orden.
- ¡Por favor, ya es suficiente! – digo las palabras de forma contundente, pero mi tono de voz estoy segura que realmente no las refleja.
- Todos los días se imaginan cubriendo cada centímetro de su hermoso cuerpo con su semen, marcándola como suya – afirma –Todos ellos la miran así.
- ¡Yo-yo le colgare! Si vuelve a llamar le diré a la policía – le advierto.
- ¡Espere, espere un momento! – dice, como suplicando que lo escuche - Hoy le envié un lindo regalo, véalo, lo dejé afuera en la puerta principal – dice rápidamente –. Que lo disfrute – se ríe y cuelga.
¿Regalo? ¿Qué podría haberme dejado este sujeto?
Voy a la entrada y encuentro una caja. La abro y palidezco.
¡U-un dildo! ¡Este enfermo me ha enviado un dildo!
Ahora caigo en cuenta, él incluso sabe dónde vivo. ¿Acaso vivirá cerca? ¿Me tendrá vigilada?
¡Qu-que cosa más obscena!
Me metería en problemas si alguien me viera con esto.
o o o
En la noche, ya estoy en la cama con Carlisle, me siento muy excitada, quiero que me folle. Pero él ya está durmiendo.
- Oye, cariño – intento despertarlo, lo rodeo con mis brazos –. Vamos, Carlisle. Despierta.
- ¿Que sucede Isabella? – se agita levemente.
- No puedo dormir – paso mi mano por su pecho, la bajo hacia su vientre y deslizo los dedos hasta su vello púbico, alargando el dedo corazón hasta que acaricio la base de su polla –. A pasado mucho desde la última vez que lo hicimos, por favor.
- Por favor, esta noche no – me pide, dándose media vuelta, rechazándome nuevamente –. Además, tengo que madrugar.
- Pero... – me interrumpe.
- Buenas noches – dice tajantemente poniendo fin al asunto.
No puede ser.
Otra vez.
He vuelto a quedarme con las ganas, por lo que decidí tocarme, imaginando como me estaría follando "Carlisle". Hasta que llego al orgasmo.
Grito, pero él no me oye.
Capitulo re-editado.
¡Hasta la próxima!
