Disclaimer: Todos los personajes y la historia pertenecen a J.K Rowling, la trama desenvuelta es mía.


Capítulo I.

Por segunda vez en su vida sentía unos nervios dominantes que la consumían. En su reservada escala del uno al diez, diría que por mucho esta situación alcanzaba un 9. Empezar el día con emociones fuertes no había ayudado en nada, su encuentro con Ron la había puesto tempranamente ansiosa para lo que le quedaba del día.

Recordó como hace tan solo un par de horas abandonaba el cuartel en el Numero 12 de Grimmauld Place, lugar que había sido su última residencia después de la Guerra, lugar en el que había pasado un par de semanas junto a su Harry, Ron, el resto de los Weasley's y los miembros que quedaban de la Orden, debido a los someros ataques de los mortífagos que no habían sido capturados debido a su huida y que aun, tontamente intentaban seguir con sus objetivos que les había impuesto su líder ya muerto.

Hermione informó a todos que dejaría el cuartel y que seguiría su vida de un modo normal, como tenía que ser, así sin dar más explicaciones, en ese momento todos se cuestionaron y expresaron su desacuerdo debido a la seguridad de la chica, sin embargo ella no cedió y todos tuvieron que aceptar su decisión… menos uno.

Llegó el día en que Hermione dejó el cuartel, se dirigió al Callejón Diagon para comprar un par de cosas que necesitaba y de ahí dirigirse a la Hilandera. Precisamente cuando salía de una tienda, se encontró a Ron quien inmediatamente comenzó una diatriba de preguntas sobre su decisión, Hermione lo entendía así que de forma suave y ocultando algunas cosas le explicó su decisión, quería vivir de forma normal no estar escondida el resto de su vida. Ron no aceptó las explicaciones y de alguna forma comenzó a intentarla desistir y hacerla regresar… con Él, dijo al final.

La chica no podía decirle la verdad, le rompería el corazón y no seseaba hacerlo, así que llevó al chico a una parte lo más alejada que se podía en aquel lugar, un callejón quizás poco concurrido, después le dijo finalmente que los suyo no funcionaría lo cual era solo la verdad. Ron reaccionó de forma hostil y comenzó esta vez a reprocharle sus respuestas alzando la voz, Hermione en toda su vida se imaginó haciendo tal escena en medio de aquel lugar tan concurrido, simplemente no se iba a prestar a tales actos así que intentó tranquilizar a Ron, cosa que no funcionó, el chico ya había olvidado por completo la calma… Hermione siguió intentando inútilmente tranquilizarlo con explicaciones que ya no fueron escuchadas… así siguieron por varios minutos cuando la chica, desesperada y dándose cuenta de que era un caso perdido lo abrazó con fuerza, le susurro un 'Te quiero Ron', se alejó rápidamente e intempestivamente se desapareció de aquel lugar.

-Lo superara… Ron lo entenderá- se dijo suavemente.

Y ahora se encontraba justamente ahí, frente a lo que sería su ¿Hogar? Así lo esperaba con ansias, casi consumida en nervios…

Para intentar tranquilizarse se le ocurrió algo para nada sensato, intentó recordar aquella primera vez que casi muere de nervios. Hace no mucho tiempo, cuando la Segunda Guerra Mágica estaba por concluir, precisamente antes del enfrentamiento que la daría por terminada. En ese entonces cuando no sabía el porvenir de su conocidos, de sus amigos, de ella, de Él… Severus.

Sus nervios regresaron hundiéndola de nuevo, definitivamente había sido una mala estrategia para calmarse. Al final había recordado por sobre todas las cosas él porque estaba ahí, parada con su pequeño bolso hechizado en el que cargaba todas sus pertenencias, ahí frente a la enorme casa que se le presentaba justo frente a ella, ahí parada en medio de la calle La Hilandera, ahí a punto de iniciar una nueva vida junto a Él…

Se abrazó a sí misma, apretándose con fuerza el estómago y comenzando a hiperventilar, cerró los ojos y se obligó a intentar calmarse antes de que llegara la noche y la tomara justo en ese mismo lugar.

Lo había decidido ¿no? ¿A que temía? ¿Qué esperaba?

-Por Morgana tranquilízate Hermione – se reprimió a sí misma.

Respondió una a una y con cautela, las preguntas que se había planteado tan solo unos segundos antes.

Punto número uno ¿Lo había decidido?

Claro que lo había decidido, estaba más que decidido. Si bien en un principio cuando su tempestiva relación surgió, todo le parecía tan confuso e incierto, se dejaron llevar sin saber uno ni otro a donde llevaría esa locura y jamás se plantearon el porvenir, con una guerra en puerta amenazando sus vidas no querían saber futuros ni respuestas, simplemente vivían la situación, esa extraña situación, cuando podían, sin hacer preguntas, obligándose personalmente a no acostumbrarse…

Aquella noche cuando la Guerra terminó, se buscaron mutuamente con ahínco entre los restos de la batalla y la creciente alegría de la victoria. Cuando se encontraron ilesos unos minutos más tarde, en uno de los tantos pasillos derruidos de Hogwarts, se quedaron viendo indescifrablemente, todo era quietud y sólo estaban ellos, minutos después se lanzaron uno a los brazos del otro y se fundieron en un ansioso beso en el que iban implícitas todas las emociones y promesas que hasta el momento se habían prohibido … con arrebato y deseo, en las frías mazmorras, sellaron un pacto amoroso que esta vez prometía un futuro juntos, que habían decidido mutuamente en un pacto silencioso.

Quería a ese hombre, de ello no había duda, quería pasar el resto de sus días con Él y al parecer él también sentía lo mismo, a su modo se lo demostraba, a su modo TAN SEVERUS SNAPE.

Estaba plenamente decidido y definitivamente no había marcha atrás.

Punto número dos ¿A que temía? Bueno tocando ese delicado punto, temía a demasiadas cosas. Su relación había surgido como una chispa dentro de un ambiente con determinadas y precisas variables, que si no se hubieran presentado en el momento indicado y en el lugar indicado, su relación jamás se hubiera dado.

Sin embargo, ahora fuera de ese medio, dentro de un ambiente diferente ¿Su relación funcionaría? O terminaría y se apagaría de forma tan intempestiva como empezó.

Ella lo quería, jamás se lo había mencionado pero, estaba implícito en sus besos, en su entrega en la alcoba, en su entrega a Él. Sentía que el sentimiento era mutuo, aunque de igual forma Él jamás se lo había mencionado. Pero ¿Y si la dejaba de querer?

-¿Qué tal que con el tiempo me deja de querer?... ¿Y si no soy lo que esperaba?... ¿Y si no es lo que espero?... ¿Y si no funciona?... –

La chica se planteó mentalmente que una cosa había sido antes de la Guerra cuando ambos por sus situaciones propias se habían metido en aquel lío, ella personalmente por necesitarlo, lo necesitaba cada noche, necesitaba algo a que aferrarse… pero la Guerra había terminado ¿Y si todo cambiaba? Volvió a abrazarse a sí misma con aún más fuerza intentando no colapsar, aspiró un par de bocanadas y se dijo

- Vamos Hermione, no estas resolviendo el punto número dos, no lo respondes y sigues agregando los puntos y variables incorrectas…

Respiro un par de veces más, se paró con firmeza y se dirigió al tercer punto ¿Qué esperaba? Bueno lo que más deseaba era dejar de lado esa incertidumbre, físicamente estrujarla en un puño y aventarla con desdén hacia atrás para olvidarse de ella… Dejar de lado sus miedos y seguir… Se dedicó un par de minutos más a respirar y tranquilizarse, después levanto la cara altiva, se puso derecha y se dijo con firmeza

-Soy una Gryffindor, puedo hacerlo.

Tomo con firmeza su bolso, aferrándose a él y tomando apoyo de aquel objeto inanimado que consistía en prácticamente su mudanza. Con firmeza se dirigió a la puerta de la casa con pasos firmes y confiados.

Cuando estuvo directamente frente a ella, se dio un minuto para respirar con profundidad y terminar por calmarse. Después, tomo con suavidad la aldaba con diseños intrincados y toco un par de veces en la antigua puerta de madera. Pasaron un par de segundos que a ella le parecieron eternos y en los que su agitada mente comenzó a maquinar pensamientos que pudieron comenzar a hacerla flaquear de su decisión, sin embargo antes de que eso sucediera la puerta se abrió suavemente, cediéndole el paso a la oscuridad del recibidor.

Hermione entró con cautela dando un par de pasos al interior, miró hacia el interior con lentitud dejando que sus ojos se adaptaran a la oscuridad de la casa, mientras la pesada puerta de madera se cerraba tras de ella con un sonido hueco, que la hizo dar un salto. Cuando se recompuso, se reprimió por su nerviosismo que creía haber controlado y volvió a centrar su atención a la casa.

Estaba oscura, sin embargo, reflejos del sol crepuscular se colaban entre unas pesadas cortinas victorianas que cubrían los amplios ventanales que se localizaban en la fachada, la casa contaba con muebles antiguos de muy buen gusto y en un perfecto estado, al centro se podía ver una escalera de madera fina con barandas de herrería con los mismos intrincados diseños que la aldaba, la cual conducía a la planta alta y que a la mitad de su camino se bifurcaba llevando a esquinas opuestas.

Hermione permanecía estática en su lugar, desarrollando su curiosa inspección cuando de pronto sintió como era aprisionada desde atrás por unos fuertes brazos. Esta vez su sobresalto fue aún mayor y lo acompañó con un grito ahogado.

-Creí que huirías y no te volvería a ver jamás- escucho una voz varonil y fuerte, su deliciosa voz muy cerca de su oído

-Cuento con mucha determinación, cuando me decido a algo lo cumplo- dijo la chica con provocación

-Te vi un buen rato allá afuera… ¿Dudando?… – le dijo él, soltándola de su abrazo repentinamente, por lo que ella se volteó inmediatamente encarándolo.

Lo vio con su semblante duro, quizás con algo de sombrío, que para ella no le quito su encanto, ahí estaba, frente a él, enfundado en su eterna ropa negra aunque casual esta vez, sus facciones varoniles, su piel cetrina, tan Severus, tan Él, tan suyo…

-Jamás…-le dijo ella e inmediatamente se acercó a él y le dio un beso suave que fue gratamente correspondido, él se separó con prontitud solo para decirle

-No sabes a lo que te enfrentas Granger- le dijo el con firmeza y sonriendo de lado

La chica no pudo evitar sonreír con timidez antes de que él volviera a su boca, esta vez se besaron con ansias y deseo, desatando como la mayoría de las veces su tórrido apetito, los besos llevaron a las caricias y cuando se encontraban al límite, él la cargo en brazos y la llevó a su alcoba, para como la mayoría de las veces, saciar sus ansias mediante el mayor acto de deseo y pasión jamás sabido.

Se amaron con pasión hasta que terminaron exhaustos uno en los brazos del otro, durmieron olvidando por completo todo, ahora ´todo´ eran solo ellos dos.


-¿Qué hora es? – entro a la cocina una muy adormilada, soñolienta y desaliñada Hermione, vestida solo con una blanca camisa de Él.

-La 1 de la tarde, hora perfecta para el desayuno de dos insensatos y pasionales amantes - le respondió Severus con su usual tono dándole una fugaz sonrisa de suficiencia y regresando inmediatamente a prestar atención al desayuno que estaba preparando con dedicación.

Se dedicó a mirarlo desarrollando su tarea, vestido solo con su pantalón de algodón negro, su torneado torso desnudo que mostraba sus cicatrices de las batallas pasadas por las que tuvo que atravesar, particularmente a la chica le encantaba besarlas y acariciarlas… desvió rápidamente el pensamiento que la llevaría a un punto completamente opuesto y se dedicó a observarlo, muy concentrado y dedicado a su labor, tal como lo conocía… Le parecía un Dios… "Podría vivir mil vidas así" pensó la chica sonrojándose violentamente.

-¿Te ayudo en algo?- le dijo la chica acercándosele

-No, tu siéntate a descansar y esperar que tienes que reponer fuerzas… aún no he acabado contigo… - le dijo él con firmeza mientras le daba una sonrisa de lado-

La chica volvió a sonrojarse y tomó asiento en el pequeño comedor de madera… lo miró un rato más pero cesó cuando le pareció que lo veía con poco recato, así que decidió que lo dejaría terminar sin lanzarse antes a sus brazos y pedirle que la tomara allí mismo.

Echó un vistazo rápido alrededor, nada, así que decidió dar un pequeño paseo para ir conociendo la casa… saliendo de la cocina se encontró con el amplio recibidor que le dio la bienvenida la tarde anterior, pudo observar un par de cuartos con sus pesadas puertas cerradas, en este momento no se le apetecía saber que había tras de ellas, así que siguió divagando con la mirada hasta toparse con los ventanales que enmarcaban la entrada. Se aproximó al más cercano, corrió la cortina solo un poco y pudo ver que el mundo seguía tal y como debía de ser, después de mirar por un par de minutos volvió su mirada adentro y pudo ver que cerca de la puerta se encontraba el ejemplar del día del Profeta, doblado y un poco maltrecho debido a que seguramente había sido pasado por debajo de la puerta.

Lo tomó con poco interés, solo para hojearlo y hacer tiempo, pasaba rápidamente las hojas cuando de pronto vio algo que la estremeció por completo, soltó un grito ahogado mientras llevaba instintivamente una mano a su boca para intentar acallarse, moviendo su cabeza en señal de negación.

-El desayuno está listo- dijeron desde la cocina

-¿Tus tostadas con mermelada?

-¿Dónde estás?

-¿Qué sucede? –preguntó Severus con preocupación al ver el semblante de horror de la chica, mientras se acercaba a ella rápidamente.

La chica no respondió, solo le tendió el periódico mostrando un titular en específico.

RON WEASLEY AGONIZANDO.

Mortífagos sueltos vuelven a atacar.


¡Yo de nuevo!

Una nueva historia, no tendrá brincos temporales pero si Flashbacks.

¿Gustó? ¿No gustó? ¿Qué va a pasar? ¿Quieren saber más?

Todo ello por favor (no sean malos) háganmelo saber en un review, de eso me alimento.

Saludos

B. Sayre.