Bella colapsó contra la pared justo dentro de la puerta de su apartamento. Tenía frío, estaba cansada y justo ahora, solo quería deslizarse en la ducha antes de derrumbarse en la cama y tal vez, si pudiera mantener los ojos abiertos, atacar alguno de sus libros de texto. Esta noche en el trabajo había sido dura. Por suerte se había salido antes de la feliz hora. Sólo estaba desenrollándose de su bufanda ridículamente larga cuando el teléfono empezó a sonar. Frunció el ceño. ¿Quién me llamaría tan tarde? Tacha eso. ¿Quién me llamaría, punto? Charlie había hecho su llamada semanal hace solo dos días. Además de eso, ella era una famosa solitaria. Aparte de los MUY pocos conocidos que había logrado hacer en Darmouth, la mayoría de la gente pensaba que era una de esas reclusas excéntricas. Je. Ojalá fuera tan interesante.
Caminó arrastrando los pies al teléfono, tratando sin mucho éxito de sacar sus brazos del abrigo al mismo tiempo. Descolgó el teléfono, pinchándolo entre su hombro y su mejilla y siguió intentando salir de su abrigo.
– ¿Hola?
– ¿Bella? –una voz profunda tembló–. Mierda, ¿de verdad eres tú?
El teléfono cayó de su hombro. Golpeó contra la pata de la mesa sobre la que estaba apoyado mientras oscilaba adelante y atrás. Había reconocido la voz de inmediato. Cómo podría olvidarla cuando por meses había estado llamándola a casa, en sus sueños.
Podía oír como la voz seguía haciendo preguntas indiscernibles mientras ella tiraba frenéticamente del cordón oscilante trayendo el amarillento plástico del auricular de vuelta a su oído.
– Jacob?! –chilló en una voz que traicionaba su sorpresa.
Oyó una risa cacareante del otro lado. Oh Dios cuánto tiempo desde que había oído esa risa. Era como si alguien estuviera respirando aire fresco dentro de ella, mientras que a la vez le pegaba en el estómago.
La risa se apagó. -¿Por qué me sorprende? Es decir, ¿a quien más esperaba cuando le pedí tu número a Charlie? ¿Cómo diablos estás?
Su entusiasmo sólo magnificó su asombro al oír su hermosa voz después de tanto tiempo. Le tembló la voz.
– Estoy bien, Jacob, estoy bien. De hecho, me siento un poco mareada... pero bien. Es sólo que... no puedo creer que esté hablando contigo.
– Lo sé. Raro, ¿verdad? Como hablar con un fantasma.
– Algo así. Escucha, Jake –oír su viejo nombre familiar en voz alta envío un estremecimiento bajándole por la espina–. No quiero sonar ruda ni nada pero que estás... quiero decir por qué tú...
– ¿Quieres saber porque de repente decidí llamarte después de 4 años de no hablarnos?
Ella respiró un suspiro de alivio.
– bueno, sí, suena como un buen lugar por donde empezar.
Hubo una pausa en la que su corazón latió a una velocidad que debía ser seis veces la normal. Podía oírlo respirando desde el otro lado mientras vacilaba.
– Bells. Quiero decirte algo. Es algo muy importante para mí. TÚ eres muy importante para mí. Entonces... cuando dos personas son muy importantes una a la otra, la razón dicta que debemos compartir las cosas con el otro, no?
Estaba divagando. Reconocía los síntomas. La divagación era el pre-show. Debía ser algo MUY importante, y sólo estaba a segundos de decirlo. Él era una pistola directa. Irse por las ramas no era uno de sus talentos. Lo sabía, porque sabía cómo era Jake, lo conocía. Al menos había conocido a Jake... cuatro años atrás. ¿Todavía contaba eso?
Y de pronto, lo vio ocurriendo. Como una premonición al estilo Alice. Lo vio de nuevo haciéndole sus dulces proclamaciones.
¿Estaba lista para ellas? ¿Estaba lista para decir que sí a ellas? En su mente sabía que lo estaba. He estado lista por años, solo decidí poner algunas OTRAS cosas primero, eso es todo. Pero el escenario estaba todo mal. Bella era una romántica, y al teléfono, a incontables millas de distancia, parecía demasiado desconectado para sus momentos de la verdad. Esto debía hacerse en persona.
–¡Estoy volviendo a Forks! –soltó antes de que él pudiera continuar.
Esperó por una respuesta, pero no recibió ninguna. Así que probó repetir.
–Es decir, vuelvo a Forks...al final del semestre... por una cantidad de tiempo indeterminada. He sido una hija terrible. Ya es hora de que le dé a Charlie la visita que tanto ha estado pidiendo.
No mencionó la otra razón que tenía para volver al pueblo de su dramática adolescencia. Probablemente la más importante de todas. El chico ya era lo bastante creído como estaba, probablemente no serviría agrandarle la cabeza aún más.
Se mordió el labio mientras esperaba.
–Pero Bella! No puedes... No estarás...?
Pudo oír la tensión en su voz y nunca esperó que terminara la frase. Conocía demasiado bien el dolor que sus ingenuas decisiones le habían causado hace años, cuando había dejado el pueblo con un anillo de compromiso en su dedo y Edward a su lado.
Que es por lo que sintió cómo una sonrisa comenzaba a atravesar su rostro al decir las siguientes palabras.
–No, Jacob. Déjame asegurarte, y puedo decirlo con cada fibra honesta de mi ser...que cuando me veas... habré envejecido como cualquier otra de 23 años lo habrá hecho... y llegaré a ti... sola.
Su sonrisa se extendió más ampliamente ante su silencio al dejar caer esta revelación. Aunque esperaba que la conociera lo suficiente como para saber que no quería entrar en detalles acerca de su separación de Edward. No todavía.
–Eso es... –su voz áspera empezó de forma indecisa, ella se movió hacia delante, en anticipación a sus palabras, cosa que si lo piensas, es algo ridícula de hacer al teléfono.
–¡Eso es... GENIAL! ¡Oh, Dios, man! Oh, Bella, cielo.. –su voz bajo súbitamente mientras trataba de controlar su entusiasmo. Por favor, no creas que me alegro de tu dolor. Porque debe haber habido dolor. Pero oh, wow... esa no me la esperaba. Oh, dios , tengo ganas de bailar, porque vas a volver!! Su voz subió de pronto como si recién se diera cuenta de ello.
Ella solo sonrió en silencio escuchando su excitado discurso. Ella también tenía ganas de saltar un poco alrededor.
–man, esto es tan genial, eso significa que podrás venir después de todo. No hubiera funcionado si te... te hubieras vuelto una de ellos, pero ahora puedes! Pero mierda, aún no te he contado la parte. Dios, estoy tan entusiasmado que olvidé decirte por qué llamé. Bells! Tengo algo que decirte.
Ansiedad se apoderó súbitamente del interior de Bella. Había olvidado la dirección que había estado tomando la conversación antes de que ella soltara impulsivamente sus planes de volver a casa.
–oh jake no puede esperar hasta que vuelva a casa? –dijo, sonando algo aterrorizada al pensar que el entusiasmo nacido de su alegría pudiera ser una burla de lo que estaba por decir.
–eh? Por que no? Bells, nunca he estado más feliz en mi vida. Tengo que decírtelo ahora!
–Oh por favor Jake. No puede esperar hasta que me lo digas en persona?? No seria mejor decirlo en persona? –Esperaba que su ansiedad pudiera oírse a todas esas millas de distancia.
Hubo una corta pausa. "hmmm es probable..." vino la voz pensativa de Jacob antes de que ella continuara con mas insistencia. ".... pero no entiendes Bells!? Siento como que voy a explotar! TENGO que decírtelo! Por favor, por favooor, Bells!
Wow, de verdad no iba a dejar esto. Bueno está bien, si realmente estaba tan impaciente. Suponía que eran los pensamientos lo que importaba, no el escenario.
Suspiro en el teléfono, apoyándose contra la pared.
–ok jake. Suéltalo. Estoy lista para lo que sea que me tengas preparado.
–bells... dijo con voz extraña, tranquila. Como un hombre al borde de la histeria–. "me voy a casar."
