Advertencia: Esta historia es la tercera parte de la trilogía de Mi Pequeña Sky y es secuela directa de Mi Pequeña Sky: Un nuevo comienzo la cual a su vez es secuela directa de Mi Pequeña Sky, es muy recomendable leer estos dos fanfics primero, puedes buscarlos dentro de mi lista de fanfics.
Me cuesta creer que todo lo que hay a mi alrededor sea perfecto, tengo un trabajo del que no me canso, tengo una familia que cada día me espera en casa, con amor y cariño, vivo en la ciudad más bella de Equestria y lo mejor, mi hija es feliz, más feliz que nunca, Red Dark me dijo que quizá este verano pueda aprender a volar, habíamos dejado esa al parecer loca idea un tiempo atrás en especial porque parecía un poco una pérdida de tiempo, aun así hay algo aún más especial que le espera a Sky y es por eso que tendremos con ella nuestras primeras vacaciones familiares, será un viaje algo especial, en primer lugar porque intentaríamos que Sky volara, motivada por los paisajes más hermosos que un ojo de pony puedan ver y en segundo lugar porque tenemos una gran noticia que contarle y se lo contaremos en el lugar más bello posible.
-Muy bien, creo que ya hemos empacado todo lo esencial –dije muy feliz mientras cerraba a fuerzas la última maleta que terminó abriéndose de nuevo.
-¿En serio necesitas tantos libros cariño? –preguntó Red Dark al ver mi maleta llena de libros.
-Es que muchas de esas historias son muy buenas, además leo este libro cando no puedo dormir por las noches –expliqué mientras señalaba un libro.
-Trabajas muy duro, necesitas relajarte y sobre todo dormir bien –continuó.
-¿Acaso dices que estoy estresada? –pregunté algo enojada por su respuesta.
-Sí, y cansada además –replicó.
-No sé de donde te sacaste esa idea –dije intentando desentenderme del tema.
-Veamos, la última vez que fuiste de compras compraste 2 kilos de café, hace dos días quería tomar café y no quedaba nada –explicó, no supe que responder, simplemente me quedé mirando al suelo avergonzada.
-No soy capaz de dormir pensando que olvidé hacer algo importante –contesté.
-Sweetie, tú haces un excelente trabajo, además haces muchas cosas por esta familia, en este viaje yo me encargaré de todo para que no te tengas que preocupar por nada –contestó decidido.
-No lo sé, ¿estás seguro de que puedes hacerlo? –pregunté preocupada.
-Claro que si, a menos de que no confíes en mi –dijo intentando convencerme.
-No es eso cariño, es solo que es la primera vez que salimos de viaje con Sky y quiero que todo sea perfecto –expliqué.
-Lo será, cuando era más joven me gustaba organizar viajes con mis amigos –explicó.
-Está bien, si crees que puedes hacerlo… -dije mientras sacaba un pergamino largo.
-Solo somos tres, no creo que necesitemos tantas cosas cariño –dijo Red Dark.
-Esa es la lista de cosas que necesita Sky –expliqué.
-No creo que Sky necesite, los nueves volúmenes de geografía de Equestria –dijo Red Dark tomándoselo como broma.
-Y ¿qué tal si se pierde? –dije preocupada.
-No se va a perder, además si se perdiera sería más útil un mapa –dijo Red Dark.
-Un mapa no te dice las principales producciones de cada ciudad –expliqué nuevamente, en ese momento Red Dark se quedó mirándome con cara de poquer.
-Está bien cariño, mira nos iremos una semana, no nos mudaremos allí, no necesitamos tantas cosas, además, solo seremos nosotros tres –explicó, después de esa extraña conversación me tranquilice, estaba claro que tenía razón, pero no puedo evitarlo, siempre quiero lo mejor para Sky y si algo le llega a pasar no me lo voy a perdonar.
Esa noche dejamos a Sky en su cama como de costumbre, mientras Red Dark y yo nos fuimos a acostar.
-¿Cómo crees que se lo tome cuando se lo digamos? –preguntó Red Dark susurrando.
-No lo sé, no tengo hermanos, no sé cómo se siente –contesté.
-Lo bueno es que cuando nazca no vas a poder sobre protegerlos a los dos –dijo bromeando Red Dark.
-Muy gracioso –dije sarcásticamente mientras me daba la vuelta y ponía cara de preocupación.
-¿Qué te pasa? –preguntó Red Dark.
-Todavía recuerdo el nacimiento de Sky, tuve mucho miedo ese día, pensé que una de las dos iba a morir –dije mientras brotaban silenciosas lágrimas de mis ojos.
-Esta vez será diferente, estarás en un hospital, con todos los cuidados y atención que te mereces y yo estaré ahí, del otro lado de la acción por suerte –contestó Red Dark con un suspiro de alivio en su última parte.
-Supongo que tienes razón –contesté justo antes de despedirme y caer dormida.
Ya era día de irnos de viaje, no era un viaje demasiado largo, llegaríamos a una zona cercana a Baltimare donde extensas praderas junto con ríos y cascadas cristalinas formaban un paisaje hermoso, el plan era simple, llegaríamos allí y nos alojaríamos un par de días en un hotel, esperábamos darle la noticia a Sky en ese lugar con la esperanza de que cualquier cosa que saliera mal fuese opacada por las sensaciones evocadas por el majestuoso lugar, pasados el par de días iríamos a Baltimare para traer a nuestra mente algunos de los recuerdos más valiosos y poder visitar a los padres de Red Dark que nunca tuvieron la posibilidad de conocerme, no habíamos hecho ningún viaje desde que nació Sky, aunque si estuvimos varias veces en las praderas a las afueras de Canterlot.
Sinceramente no me fastidia demasiado levantarme temprano, pero para mi pobre hija es algo que no le gusta hacer, apenas y pudo despertarse para caminar hasta el carruaje que nos llevaría, mientras avanzábamos en los pacíficos caminos de Equestria bajo una tenue luz del sol, Sky se quedó dormida de nuevo, la noche anterior parecía estar muy nerviosa, además de ansiosa y emocionada, por lo que sospecho que no durmió muy bien, pero quizá era mejor así, de esa forma no sentiría el viaje ni se pondría más ansiosa de lo necesario, además no hay nada que me ponga de mejor humor que ver a mi hija dormir entre mis pezuñas, tan tranquila, tan calmada, pareciera que está en el lugar más confortable de la tierra, hace tiempo que no tenía esa dicha.
-¿Ya has pensado en las palabras que vamos a usar? –pregunté en tono bajo para no despertar a mi angelito.
-Sky, cariño vas a tener un hermano, listo –dijo tajantemente Red Dark.
-¿Eso es todo? ¿Sin un comentario motivador? ¿Sin un toque sutil para que sea más digerible? –pregunté algo decepcionada por esa respuesta.
-Creí que habías dicho que le daba mensajes muy confusos a Sky y que debía ser más directo con ella –contestó.
-Sí, pero esta es una situación diferente, no se trata de enseñarle algo, se trata de darle una noticia que cambiará el resto de su vida –expliqué.
-Está bien, déjame lo intento de nuevo, cariño, llevamos mucho tiempo siendo solo nosotros tres, es hora de que una nueva criatura se nos una, ¿Qué tal ahora? –contestó Red Dark.
-¡No, no, no! Eso es demasiado confuso, si le dices eso suena como si fuéramos a adoptar un perro de la calle –expliqué.
-Como de costumbre creo que exageras, no vamos a decirle que tiene una enfermedad terminal, vamos a contarle algo maravilloso –explicó.
-¡Yo no exagero! –grité, mi fuerte voz despertó a Sky quien no parecía nada contenta de ser despertada de golpe.
-Buen trabajo –dijo en tono regañón Red Dark.
-Si exageras mami, en invierno me hiciste poner 4 abrigos encima –dijo Sky aun frotándose los ojos para salir del sueño.
-Era enero, el mes más frio de todo el año –expliqué.
-Iba a jugar en el jardín, a 3 metros de la casa –dijo Sky empezando a subir el tono.
-¿Qué te he dicho de subirle el tono a los ponies mayores? –pregunté corrigiendo a mi hija.
-Que es de mala educación –contestó obligada.
-¿Y cómo se dice? –pregunté.
-Lo siento mami –contestó con una mezcla de arrepentimiento y obligación.
-Si exageras –dijo intentando susurrar Red Dark.
-¡Lo ves! Tengo razón –dijo subiendo nuevamente el tono Sky.
-¡Sky! –grité en tono de regaño.
-Mi madre tenía razón, la terquedad es hereditaria –dijo Red Dark intentado que fuese para sí mismo.
-¡Suficiente! No quiero una palabra más hasta que lleguemos –dije sentenciando la situación, la verdad es que pocas me ponen de peor humor que se porten de forma grosera conmigo.
Unos 15 minutos después de que todos nos quedamos en silencio llegamos a nuestro destino, ciertamente el lugar era muy hermoso en cierta forma me hizo olvidar mi enojo, por otro lado no iba a olvidar el tema, pero me pareció más importante disfrutar del lugar. Cerca del hotel donde nos alojamos había un fresco lago y para nuestra suerte aún no era la época de mayores visitantes, apenas y teníamos compañía, decidimos relajarnos un poco esa mañana, mientras tanto Red Dark quiso sobrevolar el lugar, creo que tenía intenciones de hacer algo de ejercicio y de buscar un lugar donde practicar con Sky, mientras tanto mi hija y yo nos quedamos en el lago, no es demasiado profundo pero ciertamente soy una madre algo miedosa y no la dejé sola en ningún momento.
-Mami, siento lo que ocurrió hace rato –dijo Sky agachando la cabeza mientras flotaba tranquilamente a pocos centímetros de mí.
-No te preocupes cariño, estaba algo alterada –expliqué en tono amable.
-¿Alterada, a que te refieres? –preguntó confundida Sky.
-Me refiero a que tengo muchas cosas en que pensar y eso me resulta muy agotador –expliqué.
-¿Por qué no descansas? –preguntó Sky asumiendo que había entendido el mensaje.
-Para eso estoy aquí cariño, estar en un lugar como este ayuda mucho –continué explicando.
-Yo no te estoy ayudando, ¿verdad? –dijo mientras comenzaban a brotar pequeñas lágrimas de sus ojos.
-No, no cariño, al contrario, tú me ayudas a tranquilizarme –contesté preocupada por su pregunta.
-Pero si no te preocuparas tanto por mí no tendrías tantas cosas en que pensar –continuó la pegaso.
-Me preocupo por ti porque te quiero –expliqué.
-Quizá debas quererme menos –propuso Sky.
-Eso no es posible cariño, no solo te quiero, te amo y prefiero tener un millón de cosas en mi cabeza que dejarte de querer –expliqué mientras la acercaba para darle un abrazo.
Poco más hicimos después de esa conversación, Red Dark se llevó a Sky después de almorzar a la cima de una colina cercana.
-Muy bien Sky es momento de que intentes volar como todo pegaso cuando llegue el momento puede hacerlo –explicó entusiasmado mientras Sky daba saltos de felicidad y se inquietaba.
-Presta mucha atención, para volar no solo se requiere de un movimiento físico se requiere de concentración y sobre todo de tranquilidad –continuó.
-Ahora quiero que con tus cuatro patas sobre el suelo cierres los ojos y muevas de manera constante tus alas intentando despegarte unos centímetros del suelo durante unos segundos, luego dejas de aletear y vuelves al suelo, inténtalo –añadió.
Sky intentando calmarse comenzó a agitar sus alas, se despegaba poco a poco del suelo, pero mantener el equilibrio le costó mucho, apenas pasados un par de segundos cayó al suelo.
-Buen intento cariño, pero la clave está en mover tus dos alas al mismo tiempo, de forma constante no hace falta que las agites muy rápido –explicó.
La potrilla hizo un nuevo intento, esta vez se inclinó demasiado hacia su costado derecho, la caída fue un poco más alta pero nada más que un golpe suave.
-No estas concentrada cariño –explicó algo decepcionado Red Dark.
-¿Te ocurre algo? –preguntó preocupado.
-No, estoy bien –dijo Sky.
-Está bien, tomemos un descanso, lo intentaremos de nuevo mañana, quizá solo estemos cansados –dijo Red Dark.
Ciertamente el viaje y las actividades lúdicas agotan físicamente, fuimos a cenar y tomamos rumbo de nuestra habitación en el hotel, tenía dos camas, cosa que nos molestó un poco porque habíamos pedido una habitación para tres ponies, algún error había ocurrido pero no le dimos mucha importancia, Sky tenía algo de miedo al dormir en un sitio extraño, así que dormí con ella, cuando era más pequeña se recostaba junto a mi pecho y colocaba la cabeza donde podía escuchar los suaves latidos de mi corazón, al instante se quedaba dormida mientras con sus patitas rodeaban lo que podían de mi abdomen abrazándome, ahora que hace crecido siento aún más apego hacia ella, se quedó dormida mucho más rápido que yo, sonreía como si estuviera en el lugar más feliz del mundo, me habría quedado dormida de lo cansada que estaba pero no pude.
-Cariño –susurré a la cama de al lado donde estaba Red Dark, el pegaso no tenía intenciones de responderme.
-Cariño –susurré un poco más fuerte, al no recibir respuesta le arrojé intempestivamente una almohada lo que además de despertarlo lo irritó.
-¿Qué quieres? –preguntó esperando que la conversación acabara lo más rápido posible.
-No puedo dormir –expliqué.
-Vamos cariño, con unas noches que durmamos separados no te hará daño –explicó intentando deducir la razón.
-No es eso, tengo que decirte algo, es sobre Sky –dije de nuevo, acto seguido me sustituí a mí misma por una almohada para que mi hija no notara mi ausencia en la cama, lentamente me escurrí hacia la cama de Red Dark.
-Sweetie aquí no cabemos los dos –explicó molestó por la incomodidad.
-Cariño, Sky me preocupa –dije ignorando su comentario.
-Sweetie a ti te preocupa cuando Sky come una manzana más en la cena ¿quieres dejar de presionarla? –dijo medio dormido Red Dark, ante su actitud sacudí las sabanas y la manta hasta hacerlo caer al suelo.
-Esto es serio –dije.
-Sky se siente culpable –añadí, después de ese comentario Red Dark se levantó se frotó los ojos y prestó mayor atención a lo que le dije, le expliqué lo que había ocurrido más temprano ese día.
-Cariño, tienes que entender, Sky aún es muy pequeña, no logra entender esas cosas, no debiste decírselo así –explicó.
-No es eso lo que me preocupa, Sky nos ve pelear todo el tiempo creo que ella siente que tiene la culpa –expliqué preocupada.
-Nosotros peleamos muy poco –refutó Red Dark.
-No es cierto, todo el tiempo discutimos porque me llamas exagerada, porque hago algo mal, porque creo que hiciste algo mal o porque cometimos un error con Sky y ella sabe que discutimos y debe odiarlo más que nada en el mundo, solo piénsalo nuestras discusiones son por ella ¿cómo no se va a sentir culpable? –pregunté empezando a soltar lágrimas.
-Y si discutimos con una hija, imagina cuando tengamos dos, peor aún imagina que no se lleven bien –continué mientras cubría mi cabeza con una almohada para secar mis lágrimas.
-Cariño, estás muy alterada, es muy tarde y estás viendo el lado negativo de todo, Sky puede que se sienta culpable pero podemos arreglar eso, yo llevo culpa en esto no soy buen padre –explicó sintiéndose algo mal al decir eso último.
-Vámonos a dormir y luego hablamos de esto, ¿está bien? –propuso Red Dark intentando tranquilizarme, cosa que no funcionó muy bien que digamos, mientras me escurría de nuevo a mi cama no pude evitar continuar llorando intentando no hacer mucho ruido, para mi mala suerte Sky despertó algo asustada en ese momento.
-Mami ¿Por qué lloras? –preguntó preocupada.
-¿Es mi culpa cierto? ¿Es por qué no pude volar hoy? Lo siento mami te prometo que mañana volaré –dijo Sky poniéndose presión encima.
-No cariño no es eso, es que me lastimé una pata y me duele mucho –dije intentando calmarme y secar mis lágrimas.
-Ohh pobre, ¿todavía te duele? –preguntó preocupada mi hija.
-No, no te preocupes ya estoy mejor, solo necesito dormir –dije intentando evitar que se preocupara.
-No te preocupes, dormiré con papá para no lastimarte más, buenas noches –dijo la pegaso mientras tomaba rumbo de la cama de su padre.
-Buenas noches –repliqué.
-¡Señora alcaldesa, los jardines de Canterlot necesitan reparaciones pero no tenemos jardineros! –gritó un pony que estaba cerca mío.
-¡Señora alcaldesa, la prensa está reunida para su anuncio! –gritó otro pony.
-¡Señora alcaldesa, la criminalidad ha subido un 35%! –gritó un tercer pony.
-¡Señora alcaldesa su esposo quiere verle! –dijo un pony que estaba cerca de la puerta.
-¡Ya estoy cansado de estos dos, no hacen nada por sus vidas, solo pelean!, ¿y dónde has estado tú? Llevó 2 meses cuidando a este par de inútiles, ¡Se acabó! Son todos tuyos, traeré los papeles de divorcio el lunes –dijo agresivamente Red Dark tomando con sus pezuñas a dos ponies, un macho y una hembra, la hembra era muy parecida a Sky solo que mayor, parecían no haberse bañado en meses, tenían ojeras, peinados extraños y una actitud horrible, después de eso más y más ponies con papeles n sus pezuñas se acercaron intempestivamente a mi esperando mi respuesta mientras yo solo me hundía en mi silla y escuchaba voces cada vez más lejos.
-¡Alcaldesa! ¡Alcaldesa! ¡Alcaldesa! –escuchaba como sonidos aterradores.
-¡Sweetie! ¡Sweetie! ¡Sweetie! –escuché mientras sentía como me sacudían.
-¡¿Qué pasa?! –grité
-¿Estás bien?, estabas dando vueltas y gritando, pensábamos que te había pasado algo –dijo Red Dark más preocupado que nunca.
-Si estoy bien, solo tuve una pesadilla –expliqué.
-Sky ¿te importaría traerme mis gafas protectoras? Están en la otra habitación –dijo Red Dark.
-Claro papi –contestó la pegaso dando saltos para salir de la habitación, acto seguido Red Dark se sentó a mi lado y me miró con preocupación.
-Yo era la alcaldesa de Canterlot, todo el mundo me presionaba, de repente tu llegaste, me gritaste como nunca en la vida y me dejaste a nuestros hijos allí tirados –expliqué intuyendo que planeaba preguntarme.
-Tranquila solo fue una pesadilla, pero me diste un buen susto –dijo Red Dark.
-¡No quiero que se haga realidad! –grité mientras lloraba sobre el hombro de Red Dark.
-Sweetie, tranquila, lo de Sky te tiene muy tensa, además estás esperando un bebe, eso te pone todavía peor, yo hablaré con Sky mientras tú te tomas un tiempo para pensar y relajarte, ¿de acuerdo? –propuso Red Dark compadeciéndose de mí, secando mis últimas lágrimas asentí con la cabeza y me fui de camino a la piscina, a los pocos segundos de abandonar la habitación una portilla llegó.
-Aquí tienes papi –dijo feliz Sky.
-Gracias cariño, ¿quieres dar un paseo? –propuso Red Dark mientras tomaba las gafas.
-Está bien, pero ¿podemos comer algo antes? –dijo Sky apenada mientras le rugía el estómago.
-Claro cariño –contestó Red Dark burlándose un poco, después de comer los dos ponies salieron a dar un paseo, hermosos senderos rodeados de increíbles plantas abundan en esa zona y era increíbles para pasear.
-Sky ¿podemos hablar? –preguntó Red Dark.
-Claro –aceptó Sky.
-¿Has notado que mami actúa algo diferente? –continuó Red Dark.
-Sí, ella dice que está estresada, pero no entiendo que significa –contestó la potrilla desviando un poco la mirada.
-Bueno, verás, significa que tiene muchas cosas en que pensar a la vez y empieza a sentirse acorralada –explicó Red Dark.
-Yo tengo culpa en eso, ¿verdad? –preguntó desanimada la potrilla.
-Bueno, yo… -dijo su padre sin poder completar la frase.
-Si yo no fuera tan rara ella no tendría que pensar en mí, si aprendo a volar, quizá así ella pueda dejar de preocuparse por mí –continuó Sky.
-No, cariño, eso es totalmente mentira, tu madre te quiere igual vueles o no, y para nosotros seguirás siendo la pegaso más maravillosa del mundo pase lo que pase –dijo Red Dark mientras abrazaba suavemente a su hija.
-Pero, mami nunca se ha estresado tanto antes, creo que comenzó a ponerse así cuando cumplí 6 años, leí en un libro que muchos pegasos vuelan a los 6 años, así que mami debe estar preocupada porque no soy una pony normal –intentó deducir Sky, Red Dark se puso frio, sentía que en cualquier minuto debía revelar la noticia, aún sin mi autorización.
-Mira Sky, no todos los pegasos vuelan a tu edad, algunos vuelan antes y otros tardan un poco más, a veces las alas no están lo suficientemente desarrolladas, yo volé cuando tenía casi 8 años por primera vez –explicó su padre desviando abrupta y disimuladamente la conversación.
-Y… ¿Mis alas no están desarrolladas? –preguntó la potrilla.
-Creo que ese no es tu problema –explicó Red Dark.
-Tu problema es que no te estás concentrando, en tu cabecita solo pasa la idea de hacer sentir mejor a tu madre, quiero que entiendas cariño, que volar no va a ser para complacer a nadie, va a ser para complacerte a ti, y solo si piensas en que puedes lograrlo y en que lo haces por ti, lo lograrás –añadió en tono motivacional.
-Entiendo, ¿podemos volver a intentarlo? –preguntó Sky.
-Sí, pero está vez haremos algo diferente –dijo su padre tomándola de sus patas para llevarla a una especie de puente pequeño, que atraviesa un pequeño charco de lodo.
-Vamos a hacer algo muy simple, te despegarás del suelo, aletearás un poco y cruzarás el pozo, solo tiene 1 metro de altura, si caes no te harás daño, pero te llenarás de lodo –explicó seriamente Red Dark demostrando con acciones el procedimiento.
-¿Me ayudarás? –preguntó Sky entusiasmada por empezar.
-Sí, estaré del otro lado esperándote para el aterrizaje, es lo más difícil así que te ayudaré en eso –contestó.
-¡¿Quieres decir que debo cruzar el pozo yo sola?! –preguntó preocupada Sky.
-Concéntrate cariño, tu puedes hacerlo, solo necesitas quererlo, ya hemos practicado varias veces que debes hacer, solo hazlo –explicó su padre.
-Paso 1: Despegar –dijo para sus adentros Sky mientras daba un pequeño impulso en el suelo.
-Paso 2: Ascender –continuó mientras torpemente agitaba sus alas a destiempo intentando tomar altura.
-¡Tienes que estabilizarte, el peso del lado izquierdo de tu cuerpo debe ser igual al del derecho, intenta mantenerte en una posición cómoda y estable! –gritó su padre al verla en aprietos, después de eso Sky pudo estabilizarse un poco pero ya empezaba a sudar.
-Paso 3: Aletear –se dijo asimisma mientras tragaba saliva, con mucha dificultad empezó a desplazarse hacia adelante, tambaleaba a ambos costados, retrocedía y avanzaba, parecía que cualquier error la dejaría totalmente embarrada de lodo.
-Vamos cariño, lo estás haciendo muy bien, solo tienes que inclinarte hacia adelante para moverte mejor –gritó de nuevo su padre, Sky se encontraba muy cerca del otro lado, por descuidarse un poco había ganado altura y quizá ya se encontrara a 2 metros del suelo.
-¡Cariño! Estás muy alto, te puedes hacer daño –gritó su padre preocupado.
-¡Estoy volando! ¡Estoy volando! –gritó eufóricamente la pegaso al darse cuenta lo alejada que estaba del suelo y sin dificultades.
-Si cariño, pero estás demasiado alto, tienes que empezar a bajar el ritmo de tus alas para descender, trata de no mirar abajo y yo te atrapo –continuó gritando.
-¿Mirar abajo? –dijo nerviosamente la pony al darse cuenta de que ya apenas veía a su padre por la altura a la que se encontraba, en un acto reflejo por el miedo sus alas casi se paralizaron haciéndola caer frenéticamente.
-¡Sky! –gritó aterrado su padre quien de inmediato corrió a intentar atraparla, no se encontraban muy lejos, pero debía calcular muy bien donde caería o quizá el primer vuelo de Sky fuese también el último, lleno de terror Red Dark cerró los ojos dejando toda su fe en el destino y extendiendo ambas patas hacia adelante esperando que su hija cayera, para su extraordinaria fortuna Sky cayó sobre su cuerpo haciendo que ambos ponies dieran unas cuantas vueltas de campana y quedaran postrados en el suelo el uno en frente del otro.
-Cariño, ¿estás bien? –preguntó Red Dark preocupado con adrenalina aun corriendo por sus venas.
-Sí, estoy bien papi –contestó Sky sacudiéndose el polvo de sí misma.
-¡Qué alivio! Lo siento cariño, debí ayudarte, debí saber que era peligroso –se disculpó Red Dark lamentando el hecho ocurrido.
-Trata de levantarte –propuso, al intentar hacerlo la potrilla cayó de nuevo al suelo.
-Déjame ayudarte –sugirió, al hacerlo se dio cuenta de que su hija tenía problemas para apoyar una de sus patas en el suelo, al parecer era una torcedura, verificó rápidamente que nada más serio le hubiese pasado y le explicó que no era algo grave y que en pocos días estaría bien, la ayudó a subir a su lomo y la llevó volando suavemente hasta el hotel, allí estaba intentando relajarme un poco con una fresca agua de la piscina y un sabroso batido que un empleado del hotel se tomó la molestia de traerme.
Empecé a estresarme de nuevo por no decir que a entrar en pánico cuando vi la imagen de Sky llena de raspones y siendo cargada por Red Dark.
-Sky se lastimó, se torció una pata –explicó Red Dark.
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo pasó eso?! –pregunté furiosa y preocupada.
-Estábamos practicando vuelo y Sky ascendió demasiado –explicó.
-Mi pequeña bebe, ¿te sientes bien cariñito? ¿Necesitas que te ayude? –pregunté prácticamente llorando.
-Sí, estoy bien mami, ¡pude volar! –dijo Sky con un tono un poco apagado haciendo énfasis en la última parte.
-Necesitamos, alcohol, gasa y una venda, ah y que me ayudes a cargarla hasta la habitación, rápidamente traje todo lo necesario y la llevamos con cuidado hasta una de las camas de nuestra habitación.
-No debes moverte mucho hasta que te recuperes, puedes leer un libro, dibujar o hacer algo con nosotros, pero es mejor que no salgas de la habitación sin nuestra ayuda –explicó Red Dark.
-Ah y una cosa más –añadió mientras tomaba una cuerda para atar a la espalda de sus hija sus alas- esto es para evitar tentaciones, ese día estuve muy intranquila, no solo me sentía mal de ver a mi hija lastimada, sino que sentía ira por Red Dark, sentía que todo era su culpa, estaba furiosa, más tarde esa noche Sky se quedó dormida sola en una de las camas, mientras Red Dark y yo dormimos en la otra.
-¡Necesito una explicación! –le dije furiosa a Red Dark mientras le miraba indiferente.
-Cariño, cálmate vas a despertar a Sky –contestó.
-¡No evadas el tema! –repliqué.
-Mira, fue un accidente, Sky entró en pánico cuando estaba a una gran altura.
-Y ¿Cómo dejaste que volara sola a esa altura? –pregunté aun enojada.
-Tenía que dejar que lo hiciera sola, ella era capaz de descender por su cuenta, pero se asustó.
-Déjame ver si entendí, ¿casi dejas morir a nuestra hija solo porque quería que fuera independiente? –pregunté.
-Pasó demasiado rápido, no tuve mucho tiempo para pensar que hacer, ¿qué hubieras hecho tú? –preguntó en modo de defensa el pegaso.
-La hubiese acompañado todo el tiempo, me habría lastimado yo si hacía falta –contesté indignada por su respuesta.
-Sweetie, Sky está bien, una torcedura no es nada serio, debes dejar de preocuparte tanto por ella –explicó Red Dark.
-¿Estás diciendo que debo dejar que se lastime? –pregunté comenzando a llorar.
-A veces sí, lastimarse de vez en cuando no es malo –explicó Red Dark, no dije nada más, si tenía razón simplemente no quería admitirlo, me levanté de la cama sin decir una sola palabra, tan solo me dirigí hacia la cama de Sky para observar como aun herida parecía dormir plácidamente y sin perturbaciones, esa imagen me lastimaba mucho, no supe que hacer simplemente me acosté en el suelo y empecé a llorar, no sabía bien porque, en ese momento tenía muchos sentimientos encontrados y mezclados.
Desperté con la sensación de que estaba más cansada que antes de quedarme dormida, sudaba y con razón pues el sol brillaba y hacía calor, no me tomó mucho tiempo darme cuenta de que dormí sobre el frio suelo de la habitación del hotel que dicho sea de paso era de tablones de madera, con algunas pocas astillas, Sky no estaba en su cama cosa que instantáneamente me preocupó, últimamente me preocupo demasiado y me imagino lo peor con cualquier pequeñez.
-¡Sky fue secuestrada por alienígenas, zombies, terroristas, ninja, simuladores! –grité como si fuera cierto.
-Cariño, Sky está aquí a mi lado –dijo Red Dark mientras Sky se dejaba ver detrás de él.
-Oh si, ya lo sabía –dije algo apenada.
-Vamos come algo, ya casi debemos irnos, no queríamos despertarte, parecías muy cansada –dijo Red Dark.
-¡¿Irnos?! –pregunté exaltada.
-A casa de mis padres, ¿recuerdas? –contestó Red Dark, en ese instante lo arrastré a unos metros de allí para hablar en privado.
-¿Te das cuenta de que no le hemos dicho nada a Sky? –pregunté preocupada.
-Lo sé, tuvo un día muy ajetreado ayer, pero no te preocupes, mis padres no saben que tendremos otro hijo, bueno… -dijo quedándose a medias.
-¿Qué cosa? –pregunté estresada.
-En realidad… aun no les cuento de Sky –dijo apenado Red Dark.
-¡¿Qué?! –pregunté con el corazón llegando a mi boca.
-¿Qué tal si no les agrado?, ¿qué tal si se molestan?, ¿qué tal si…? –empecé a preguntar.
-¿Qué tal si te tranquilizas? Mis padres no son exigentes, de hecho creo que estarán felices de que tenga pareja, siempre me vieron como un pony solitario.
-¡Si piensas que eso me hace sentir mejor, te equivocas! –continué en el mismo tono.
-Creo que tranquilidad no está en tu diccionario –dijo jocosamente Red Dark.
-Mira, solo vamos, todo saldrá bien, confía en mí –añadió, sinceramente nunca me inspiró confianza, pero peor que causarles una mala impresión por nuestra cada vez más creciente familia, mi alocada melena o mi extraña personalidad era causarles una mala impresión por impuntualidad.
Emprendimos rumbo a Baltimare, era la primera vez que Sky visitaba una nueva ciudad, también queríamos enseñarle cosas nuevas, pero estaba demasiado nerviosa por conocer a sus padres, peor aún, me imaginaba los posibles desastrosos escenarios.
Al llegar a la puerta tomé a Sky entre mis cascos, aún estaba algo adolorida y no quería que creyeran que era una mala madre, aunque tantos nervios me hacían pensar que en cualquier momento la soltaría por accidente.
-¿Si? –llamó una gruesa voz.
-Mamá, papá, soy yo Red Dark –dijo felizmente el pegaso, después de esa frase se abrió rápidamente la puerta para que dos pegasos de un color parecido al de Red Dark pero de diferentes tonalidades salieran a abrazar a su hijo.
-Mamá, papá, ella es Sweetie Dash y Sky, mi hija –comentó mientras nos señalaba.
-Sí, que bien –dijo en tono indiferente el padre de Red Dark, ese gesto no me convenció nada, pero nos invitaron a entrar y a pasar a la sala.
-Ya casi está lista la cena, espero que les guste el puré de manzanas –dijo la madre de Red Dark mientras tomaba rumbo de la cocina, me empecé a preocupar, Sky odia el puré de manzanas, nunca logré que lo comiera, jamás lo comemos en casa, pero ya pensaría en algo para solucionar el problema, mientras tanto Red Dark, Sky y yo estábamos sentados en un sofá y el gran pegaso rojo se sentaba en un sillón reclinable.
-Y bien hijo, ¿Cómo te ha ido en tus expediciones? –preguntó su padre rompiendo el hielo de manera algo brusca.
-Le prometí a Sweetie que dejaría de hacerlas para dedicarme a mi familia –contestó Red Dark, esas palabras me hicieron sudar frio, su padre después de escuchar eso hizo una expresión de enojo y desvió la mirada.
-Bien Sweetie cuéntame un poco sobre ti –dijo su padre después de un silencio incómodo.
-Bueno yo… soy de Canterlot… fui a una escuela de magia –dije mientras sudaba.
-Ella es muy buena estudiante –añadió Red Dark.
-¡La cena está lista! –irrumpió la madre de Red Dark, después de eso todos fuimos al comedor que estaba cruzando una de las puertas de la sala de estar, habían 5 asientos con 5 platos de puré de manzana en cada uno, cuando Sky se sentó a la mesa hizo un gesto de desagrado, la miré a los ojos dándole a entender mi desaprobación.
-¿Hay algún problema? –preguntó la madre de Red Dark, en ese momento no supe que decir.
-Sky no come puré de manzana mamá –contestó Red Darl explicando la situación.
-Ya veo, quedó algo de heno de la cena de anoche, supongo que se lo podría servir –dijo algo enfadada su madre.
-Gracias –contesté apenada, después de solucionar el pequeño percance comenzamos a comer, ese tipo de comidas me pone muy nerviosa, mucho silencio y cualquier comentario oportuno en cualquier momento, lo único que esperaba era no hacer o decir algo que no debía.
La cena no trascendió con mucho más que para dar un par de comentarios sobre mi melena o sobre los unicornios, no fueron ofensivos pero no eran mucho de mi agrado. Después de la cena, nos invitaron a acomodar nuestras cosas en la habitación de invitados, mientras desempacaba mis cosas junto con Sky pude escuchar murmullos del otro lado de la pared.
-Hijo, no me gusta la idea de que hayas dejado tu carrera –dijo algo decepcionado su padre.
-A Sweetie le parece peligroso, además ahora tengo una familia y debo cuidar de todos –contestó Red Dark.
-¡¿Vas a dejar que esa unicornio controle tu vida?! –preguntó su padre con tono de enojo.
-¡Ella no me controla! –dijo furioso Red Dark.
-Dime la verdad hijo, ¿de quién fue la idea de tener una hija? –preguntó cada vez más furioso su padre.
-De los dos –contestó Red Dark.
-Por favor Red Dark, entra en razón, no puedes ser pareja de una unicornio –gritó furioso su padre.
-¿Por qué no? –preguntó indignado Red Dark.
-Porque los unicornios son presumidos, débiles, molestos y controladores –gritó su padre. En se instante no pude hacer otra cosa que derramar lágrimas, tomé mi maleta que aún no estaba totalmente desempacada y me dirigí a la sala.
-No se preocupe señor, a su hijo no lo molestará ninguna otra unicornio –dije mientras lloraba y hacía brillar mi cuerno para teletransportarme unos metros fuera de la casa y posteriormente galopar a todo lo que daban mis patas, no sabía a donde iba pero no me importaba, ya estaba pensando en volver a Canterlot sola.
