Saludos a todos. Después de un largo tiempo, me he decidido a realizar la traducción de un long-fic, que espero que sea del agrado de todos los lectores de FFnet. No obstante, quiero advertiros e informaros que este long-fic se encuentra actualmente en progreso, pero que su autor original, Calanor, está cumpliendo a rajatabla con sus actualizaciones -a diferencia de lo que sucedió con mi anterior proyecto de traducir un long-fic, Harry Potter y el Niño Que Vivió, de The Santi, quien parece que decidió abandonar su fic sin que lo llegase a terminar-.

Sinopsis del autor: Tenía que tratarse de Potter. A Draco Malfoy no le gustaba para nada este hecho, pero no había nadie más que tuviese el poder para cambiar el mundo. Para ello, decide enviar sus memorias a su yo más joven con la esperanza de crear un futuro mejor. Time Travel. Intelligent Grey Draco. No Slash.

Advertencia del autor: Esta historia contendrán los siguientes contenidos a tener en cuenta por los lectores: lenguaje ofensivo, violencia, intrusiones mentales, muertes de personajes y temas adultos.

Parejas (según el autor): Como parece que las parejas son un factor a tener en cuenta para bastante gente, os anticipó que esta historia presentará a los distintos protagonistas del fic con distintas parejas a lo largo de su vida. En cuanto a la pareja principal, Draco/Ginny, esta pareja se establecerá tras haber transcurrido mucho tiempo en la historia; mientras que el resto de parejas se mantendrán en secreto por el momento. Y no, ninguno de los protagonistas masculinos va a tener un harén a sus pies, ni habrá slash en este fic.

Renuncia del autor: No poseo ningún derecho sobre Harry Potter y su universo, y no saco dinero con esto.

Renuncia del traductor: Declaro a todos que Harry Potter y todo su genial universo pertenece a J. K. Rowling, a las distintas editoriales que lo han publicado y a los estudios Warner Bros. Por tanto, no son obra mía -si fuera así, otro gallo hubiese cantado-, ni tampoco lo es este fanfic que publicó a continuación -cuya autoría recae únicamente en Calanor-, pues tan solo he realizado su traducción del inglés al español.

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HARRY POTTER Y EL TÍTERE DEL TIEMPO

Escrita por Calanor y traducida por Johan Kira Expelliarmus

Prólogo

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El anciano mago respiró hondo tras comprobar las runas por última vez. Todo estaba preparado para la primera fase. Por fin, tras tres largas décadas de preparativos, podría poner su plan en marcha. Ocupó su sitio, justo al borde de las runas que se encontraban esparcidas por toda la cámara ritual, en cuyo centro se alzaba el altar de piedra. Una pequeña mesa situada a su lado le facilitaría el acceso a los escasos objetos que necesitaría para cumplir su cometido.

Con una intensa mirada de concentración, reunió todas sus fuerzas y expresó las palabras que activaban algunas de aquellas runas, comenzando el ritual.

Entonces, una lente cristalina de luz azulina se formó sobre el altar de piedra, mostrando exactamente la misma habitación por el otro lado de la lente, como si fuese un simple cristal. Cuando el mago realizó ciertos ademanes, la lente comenzó a girarse, enfocándose directamente hacia él. Tras otros gestos, la imagen de la lente comenzó a ir en retroceso rápido, mostrándose como si fuese una de esas pantallas que los muggles habían inventado y denominado como televisores, donde en estos momentos se podía observar como el anciano había estado preparando la cámara ritual. El mago cerró sus ojos. Todavía faltaba bastante tiempo para llegar al momento temporal que pretendía visionar, y entremedio habían ocurrido tantas cosas dolorosas que no deseaba revivirlas de nuevo. En su lugar, ocupó ese tiempo para repasar mentalmente una vez más todos los preparativos que había hecho. Incluso el más mínimo error podría ser catastrófico.

Cierto que él era un mago por encima de la media en casi todos los aspectos, pero ni era excepcionalmente poderoso ni mucho menos se le podía considerar un genio. El único talento mágico verdaderamente extraordinario que poseía no se le había aparecido hasta haber superado con creces los sesenta años de edad, e incluso entonces sólo había llegado a descubrirlo por casualidad. Y es que él estaba excepcionalmente dotado para el campo de la Adivinación. No esa mierda que enseñaba aquel fraude que se apellidaba Trelawney cuando estudiaba en Hogwarts..., ni por asomo. Jamás podría mirar en el futuro, incluso si su vida dependiese de ello. Ni incluso utilizando los métodos correctos que Trelawney jamás conoció. Lo que él podía hacer era observar en el presente y, con algunas limitaciones, en el pasado. Ya era lo suficientemente bueno que hasta podía usar un simple charco de barro de cualquier camino para poder escarbar en cualquier persona u objeto sobre el planeta, incluso a través de los hechizos protectores más poderosos.

Sólo a través de este talento habría logrado ser capaz de llegar tan lejos como lo había hecho. Después de tantos años hurgando entre los escombros de las ciudades en ruinas y desenterrando tumbas en desiertos y junglas, había sido capaz de reunir los conocimientos y materiales necesarios para iniciar este ritual en su guarida de alta montaña, en la cordillera de los Andes. Y luego transcurrieron más años de cuidadoso examen del pasado, para planificar a la perfección los siguientes pasos. Era una jugada arriesgada, pero él ya no tenía nada que perder en la vida. Sólo quedaban unos pocos y dispersos magos sobre la faz de la Tierra, y su número decrecía con rapidez. Era cierto que aún quedaba una gran cantidad de muggles, pero estaban sometidos al yugo de sus señores de la luz, o sirviendo de alimento a sus homólogos oscuros. En opinión del mago, no era un mundo digno de ser vivido.

Razón por la cual se había propuesto cambiar el pasado que había dado lugar a este mundo.

Cuando abrió sus ojos, vio como la lente le mostraba a su único hijo. Al principio, el chico había sido tan prometedor, pero al final se convirtió en una decepción absoluta que solo encontró una tumba prematura en su búsqueda de poder cuando se alzó el siguiente señor oscuro. Fue el definitivo fin de su línea familiar. El mago observó con asco cuando aparecieron ante sus ojos sus propias acciones de sus años en Hogwarts. Realmente había sido un patético mierdecilla. Esto hacía que lo que planeaba hacer fuese mucho más fácil de digerir. Pero eso tendría que esperar, pues primero tenía que empezar sus cambios con otro objetivo. Cuando la lente le mostró el momento temporal que buscaba, detuvo el movimiento del eje temporal, tomó un mechón de pelo negro con sus delgados dedos y murmuró un encantamiento.

Entonces la visión de la lente cambió y ahora mostraba a un pequeño bebe pelinegro de ojos verdes. Una preciosa joven pelirroja de ojos similares a los del niño estaba arropándolo en su cuna. Un joven pelinegro que lucía un cabello despeinado estaba observando la escena desde la puerta con una sonrisa en sus labios.

"Potter, siempre se reduce a Potter."

Era mortificante que él tuviese que confiar en Potter de entre todas las personas, pero el chico era simplemente el único mago de entre los más poderosos del mundo al que tenía alguna oportunidad de reclutar. O lo hubiese sido si se le hubiese permitido alcanzar todo su potencial. Gracias a los planes de un viejo entrometido, se había estancado muy por debajo de lo que él podría haber llegado a ser. Y para colmo, Potter ni siquiera alcanzó a cumplir los cuarenta años de edad: fue apuñalado hasta la muerte cuando trataba de acabar con una trifulca de borrachos mientras trabajaba como auror del Ministerio. El mago vio con cierta lástima a la mujer que le cantaba nanas a su hijo para que durmiese. Después de esa noche, Potter quedaría huérfano y a merced de sus horribles tíos. Sin duda, los Dursley podrían ser los ejemplos perfectos para mostrar a los magos el barbarismo de los muggles, pero al final solo eran unos simples peones en las artimañas de Albus Dumbledore. Realmente deseaba poder ahorrarle a Potter el hecho de pasar su infancia con sus asquerosos parientes.

Desafortunadamente, no podía. Él sólo sería capaz de cambiar muy pocas cosas, y no tenía el poder para enfrentarse directamente a Dumbledore o a ese bastardo mestizo apellidado Riddle. Cuando vio a Lily Potter dejar la habitación y cerrar cuidadosamente la puerta, él cogió un pequeño cristal y su varita de la mesa situada junto a él, y se preparó. Sólo tenía una cantidad muy limitada de tiempo para hacer lo que tenía que hacer. Después de que las primeras y escasas silabas de un encantamiento muy complejo salieran de sus labios, el resto de runas que habían permanecido inactivas se activaron, junto con un centenar exacto de cristales rojizos del tamaño de un puño que rodeaban la estancia. Estos cristales le servirían para obtener la energía necesaria para la segunda fase del ritual, una proeza que nunca hubiese logrado por si mismo. Cada cristal contenía la esencia vital de un ser humano que el mago había asesinado previamente, un hecho que apenás le perturbaba lo más mínimo. Ya hacía mucho tiempo que había desechado aquellas cosas inútiles que apenas consideraba que sirviesen realmente para algo, como por ejemplo le sucedía con la moral. Tras la caída de Voldemort en su intento de dominar el mundo, se habían sucedido el alzamiento de cinco señores oscuros, cada uno de ellos mucho más poderoso y terrible que el anterior para lograr la dominación del mundo (y dos de ellos lograron su objetivo, aunque fuese temporalmente); tres guerras mundiales, y finalmente la llegada de ellos, que habían conducido a esto. Sin duda alguna, los seres humanos de hoy estaban mejor muertos.

Cuando la energía alcanzó la lente, ésta cambió; la imagen comenzaba a ser cada vez más clara, más nítida y más real. Ahora ya no era solo una pantalla sino un genuino portal temporal hacia el pasado. Aunque casi nada podía pasar a través de él, algunos hechizos especialmente adaptados para ello si que podían. El mago inmediatamente comenzó a conjurar algunos hechizos muy complejos sobre el bebe dormido. Todos estos hechizos eran de naturaleza protectora, pero se mantendrían latentes e indetectables hasta que fuesen específicamente activados. Con suerte, lograrían aliviar el daño que Riddle, Dumbledore y sus parientes le hicieran, permitiéndole una posterior recuperación mucho más rápida.

Después de terminar de conjurar los necesarios hechizos resistentes a la paradoja temporal, el mago desplazó el portal temporal varios años hacia delante, para enfocarse en su objetivo original, otro niño dormido, él mismo cuando tenía seis años de edad. En realidad, lo que desearía era simplemente enviar su propia consciencia al cuerpo del niño, pero el portal no trabajaba de esa manera. Ni tampoco podría simplemente copiar su personalidad actual sobre el cuerpo de su yo más joven. El anciano sabía que ya era irremediablemente malvado, e incluso un poco loco, unos rasgos que serían graves obstáculos para sus planes.

Afortunadamente, él había previsto hacerlo de otra manera. El mago comenzó a realizar una intrusión mental sobre su yo más joven para modificarle de forma que fuese lo más conveniente para sus planes. Era un trabajo verdaderamente delicado, pero conduciría a establecer una personalidad fundamentalmente diferente. Considerando como se había comportado hasta alcanzar la veintena, la verdad es que le estaba haciendo un grandísimo favor a su yo más joven. Si era sincero consigo mismo, no había tenido una vida especialmente feliz, y en gran parte se debía a sus propios errores. Cuando terminó, apuntó su varita hacia su cabeza y comenzó a filtrar recuerdos fuera de su cabeza, para dirigirlas hacia la mente de su yo más joven a través del portal temporal. Entonces, de repente, sintió un ataque sobre las protecciones de su guarida.

"Vaya, parece que ya se han dado cuenta de lo que estoy haciendo. No importa, en unos pocos minutos nada importará."

Las protecciones de su refugio no aguantarían mucho -nada se podía hacer contra el poder de esos seres una vez que te han percibido-, pero él había construido casi quinientas de las más poderosas protecciones que se podían construir una tras otra. Eso le daría alrededor de cuatro minutos antes de que ellos las rompieran todas.

Cuando las últimas hebras plateadas traspasaron el portal, entraron en la cabeza de su yo más joven y terminó de recitar los últimos hechizos, el anciano mago se permitió el lujo de relajarse y limpiarse el sudor sobre su calva. Había hecho todo lo que había podido. Con suerte, este mundo dejaría de existir gracias a su intromisión en el pasado antes de que ellos pudieran llegar hasta él. Entonces tomó un largo trago del cáliz lleno de veneno, que había preparado de antemano en caso de... que se diese la desafortunada posibilidad de haberse equivocado sobre como funcionaban los viajes temporales. Con la mente ausente, se dio cuenta de que noventa cristales de sangre se habían agotado, lo que significaba que podría haberlo hecho sin el esfuerzo de matar a diez personas más y segar su fuerza vital. Por otro lado, pensó en que más le valía que llegasen a sobrarle algunas reservas y no necesitarlas a que se quedase corto de energía y no pudiese disponer de ella.

Sonriendo alegremente, un anciano Draco Malfoy de 140 años de edad se sentó en una silla que había preparado previamente para su uso. Potter estaba lo mejor protegido que había podido; su yo más joven sería mucho mejor que el arrogante, cobarde y estúpido chaval que había llegado a ser; y su abuelo Abraxas se haría cargo de otras cosas si lograba sobrevivir a la viruela de dragón gracias a su intromisión. Sin un Lucius teniendo la libertad de hacer las cosas como él quisiese, con suerte las cosas irían mucho mejor que en su verdadero pasado.

Justo antes de que la última de las protecciones del refugio quebrase por completo ante el ataque externo, el anciano mago sucumbió al veneno, sin que jamás llegará a darse cuenta de que los diez cristales de sangre que habían quedado sin utilizar se habían volcado hacía el portal temporal, traspasándolo justo poco antes de que éste desapareciera completamente.

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Nota del autor: La idea para esta historia ha estado en mi cabeza por algún tiempo, y después de encontrarme con el dichoso bloqueo del escritor mientras estaba con mi fic de Naruto, finalmente me decidí a escribirla y publicarla aquí. Más bien, esta historia es un experimento, así que las actualizaciones irán con lentitud. Por favor, enviad reviews y contadme que os parece.

Nota del traductor: Como podréis comprobar en la versión original de Calanor, el Prólogo y el Capitulo 1 se hallan en el mismo capitulo, pero he considerado separarlos en la traducción para haceros la lectura más fácil. Y espero que os esté gustando leer este fanfic, y os animo a que dejéis muchos reviews. En poco tiempo publicaré el Capitulo 1.