¡Que onda, "fanfictioneros"! He venido con una tercera historia basada en algunos de los personajes de SEGA. Sin embargo, esta se desprende totalmente del estilo con el que yo suelo escribir. Verán, me puse a leer varias historias en la base de datos de esta página, y me gustaron todas. Bueno, la mayoría era de amor, Sonamy, Shadamy, Silamy y un montón de combinaciones más. Debido a estas razones quise hacer una historia del mismo género, pero de una trama algo diferente. Por eso, después de pensarlo un poco, decidí escribir una historia de SilBlaze que fuera romántica, pero no tanto (muy poco cursi, por decirles algo). Agarré mi máquina de escribir, y eché manos a la obra. En menos de una semana salió el primer capítulo, y después de dos días de arduo trabajo en la computadora (ni modo, tuve que pasar todo de tinta a bytes, si no me entienden) pude lograr completarla con mejoras y todo. Bueno, pues espero que les guste este chorro de ocho páginas (¿Chorro? ¡Si no es mucho! dirán algunos...) y que por favor dejen sus comentarios con confianza, diciendo algunas sugerencias o como les gustaría que siguiera el trama de esta historia…

Sin retrasarlos más, aquí viene el resultado de mi inspiración…

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CAPITULO UNO:

1.1 El primer eslabón…

Una bandada de patos surcó rápidamente el cielo, mientras armaban un alboroto increíble con sus graznidos y aleteos. Blaze levantó la vista, y los vio con detenimiento, intrigada por tanto escándalo.

-¿A dónde irán?-se preguntó viéndolos en su particular formación de "V". Sin embargo, ella bien sabía la respuesta, por lo que pudo contestarse a sí misma…

"Van al Norte, tratando de escapar del inclemente frio del Sur…"

Se agarró la barbilla aun más curiosa. ¿Dónde había aprendido ese interesante dato? Lo pensó por un buen rato, hasta que a su mente llegó la respuesta.

"Ciencias Naturales, tomo tres. Clase de la profesora Vanilla The Rabbit"

-Es increíble que aun me recuerde de esas cosas…-dijo esbozando una sonrisa que muy pocos habían tenido el privilegio de ver. Todo eso era una ironía muy rara, de esas que la vida te muestra de muy de vez en cuando. Estaba en secundaria cuando vio el tema de los patos, y sus rutas migratorias en el mundo. "La profesora era tan buena dando sus clases…" se dijo convencida "Me recuerdo muy bien de ella, y de su característico buen humor…"

Pasaron unos segundos de total silencio, en los que sintió como el suave viento primaveral le acariciaba la cara, generándole una agradable sensación. "Podría estar aquí por el resto de mi vida, que nunca me aburriría" pensó con una media sonrisa plasmada en el rostro. No obstante, suspiró y abrió los ojos (pues los tenia cerrados ante el placer que el aire le producía), dispuesta a seguir con su contemplación hacia el firmamento desde la rivera del rio en donde se encontraba, el cual pertenecía a la mismísima madre naturaleza.

Su pelo se sacudió un poco ante el vaivén del viento. Ella se encontraba en uno de los extensos terrenos que poseía su padre, un magnifico empresario famoso entre las personas de alto rango social. Él, gracias a sus esfuerzos desde joven, había logrado prosperar en el mundo de la agricultura, y ahora tenía en su poder tres kilómetros de suelo fértil, dedicado principalmente a la producción de café de alta calidad. El señor había logrado triunfar un la vida, pero ahora esta le estaba pasando las cuentas de su extenuante labor: el reumatismo le achacaba los huesos, y su corazón enfermo amenazaba con fallarle cualquiera de esos días. Por eso había decidido hacer ya su testamento, y dejarle todas sus propiedades a sus hijos mayores, encargándole a Blaze, o sea su primogénita, algunos bienes de menos valor. Aun así a ella no le importó esto, pues no deseaba llevar una vida llena de faenas campesinas ni extravagancias agropecuarias. Más bien, quería llevar una rutina mucho más sencilla, mucho más simple…

Llevar una vida de pintora, para ser más exactos. Y es que a ella le gustaba pintar.

Plasmaba en lienzo cualquier cosa que le llamara la atención: paisajes, escenas cotidianas de la vida, figuras abstractas que solo existían en su imaginación, y muchas cosas más que no se me vienen a la cabeza.

-La imagen de ese hermoso atardecer merece ser colgada en el pared de una sala-se dijo, observando admirada como la puesta del sol desde ese ángulo formaba matices bellos, casi surreales-Como me gustaría tener un pincel y temperas, y echar manos a la obra…

Su papá, al principio, no estaba muy convencido de su decisión de ser artista, pero al final se conformó y la inscribió en una prestigiosa escuela de bellas artes, donde ahora estudiaba su segundo año de formación.

"Papá parece ser un áspero tipo por fuera…" concluyó Blaze cuando recibió el consentimiento de su progenitor "Pero por dentro es un buen hombre. Eso lo sé…"

Por un momento el silencio bailó junto con el viento un vals desconocido, que nadie podía entender ni escuchar…

De pronto, una intensa sensación la sacó de sus profundos pensamientos. Vio para abajo, y se percató de que el nivel del agua había subido un poco, pero lo suficiente como para empaparle los pies. Se apartó algunos pasos, y se sacudió las zapatillas deportivas para que la humedad ya no siguiera causándole incomodidad.

¡Ah, por cierto! Dentro de los territorios de su papá pasaba un afluente de considerable tamaño, un poco angosto, pero de longitud sobrante. Recorría bastantes hectáreas entre los terrenos cafetaleros hasta llegar a un rio principal, y mucho más grande. El dueño de aquellas tierras lo utilizaba para abastecerse de agua, y así utilizarla para regar sus enormes sembradíos que se extendían hasta donde la vista alcanzaba llegar. Sin embargo, su hija prefería emplearlo para pensar un poco, y de esa forma dejar suelta su inspiración. Lo gracioso era que en esos momentos en lugar de inspirarla la habían hecho irritarse de sobremanera, pues ella detestaba mojarse sin necesidad alguna, y más si aun llevaba la ropa puesta.

-Rayos…-susurró molesta-Ahora tendré que volver a casa para cambiarme los zapatos…

Inmediatamente se dio la media vuelta, y se disponía a irse. Sin embargo, de pronto oyó un sonido extraño, como el de un motor puesto en marcha. Esto era raro, puesto a que no había una carretera a varios metros a la redonda.

-¿Qué será?-se preguntó intrigada, viendo en dirección al ligar de donde provenía tan inusual ronroneo. Pronto, ese insistente ruido se fue haciendo cada vez más fuerte, y de repente Blaze vio sorprendida como una enorme mole avanzaba con una gran velocidad desde el otro lado de la rivera, y se tiraba sin más hacia las profundas aguas del rio lanzando un sonoro rugido.

-Pero qué diablos…-dijo ella ante tan inesperado suceso. Y en poco tiempo se dio cuenta que esa mole era un realidad un carro compacto que se abalanzaba con fuerza en dirección a la poderosa corriente del afluente. El vehículo cayó como una piedra en las inquietas aguas, y en un cerrar y abrir de ojos comenzó a hundirse hacia el fondo, como si el liquido quisiera tragárselo entero.

Blaze vio esto con impotencia, y pronto su cabeza comenzó a darle ordenes al respecto de lo que debía hacer. Se quitó la chaqueta y los zapatos rápidamente, y se tiró al rio dispuesta a efectuar un salvamiento.

"Quien quiera que seas, resiste…" susurró mientras sentía como su cuerpo penetraba el frio agua. Inmediatamente comenzó a nadar para no hundirse, y se dirigió hacia el sitio en donde el carro había caído. No obstante, se dio cuenta que este ya avanzaba con una velocidad alarmante hacia el fondo arenoso. "Debo actuar rápido, o no lograré nada" se dijo sintiendo la adrenalina fluyendo por sus venas. Respiró profundamente, y se metió bajo el agua de un instantáneo movimiento. Sin perder tiempo nadó tras el vehículo que caía lentamente hacia el tope, y logró alcanzarlo tras un esfuerzo sobrenatural.

Trató de ver en su interior, y se dio cuenta de que una persona, posiblemente inconsciente, estaba recostada contra el volante. "Algo le paso, y por eso perdió el control…" pensó Blaze convencida. Acto seguido abrió la portezuela, y jaló al pasajero para sacarlo de allí, pero este no parecía moverse de su lugar. Algo le impedía separarse de su asiento. Por un momento Blaze pensó en aflojar el sillón a fuerza de golpes, pero después se dio cuenta que el sujeto aun llevaba puesto su cinturón de seguridad.

"Primero mis pies, ¿Y ahora esto…?" pensó ella fastidiada.

Inmediatamente lo libró de sus ataduras, y cargando con la pesada víctima, empezó a nadar para volver a la superficie, ya que la falta de aire le castigaba horrendamente los pulmones.

Llegó por fin, y respiró de buena gana el oxigeno que le hacía falta. Sin embargo, sabía que el accidentado necesitaba ayuda lo más pronto posible, por lo que nadó con él de nuevo hacia la rivera. Lo recostó contra la arena, y procedió a suministrarle los primeros auxilios, pues posiblemente el tipo tenía las vías respiratorias obstruidas por el agua.

Quiso sacarle el agua presionándole rítmicamente el pecho, pero al ver que no daba resultado, procedió al Plan "B". O sea, la respiración boca a boca.

-Mi primer beso…-pensó Blaze sarcásticamente. Acto seguido le tapó la nariz al ahogado, y poniendo su boca contra la de él, le impulsó aire hacia sus pulmones. Después se separó, e hizo lo mismo una y otra vez. Hasta que de pronto, como un milagro, la victima pareció haber vuelto en sí, e inmediatamente empezó a escupir gran cantidad de agua al mismo tiempo que tosía horrendamente.

-¿Estas bien?-preguntó Blaze viéndolo respirar normalmente-¿Me oyes?

Sin embargo, la víctima no respondía nada, sino que únicamente inhalaba y exhalaba dificultosamente. Ella levantó su rostro, y se dio cuenta de que se trataba de un erizo joven, posiblemente de unos 18 años, que tenía el pelaje grisáceo como la superficie de algún objeto de acero. "Eres muy… raro" pensó la chica viendo estas características. Luego le miró la cara, y dándose cuenta de cierto atractivo en él, finalizó diciendo:

-…Pero he de reconocer que eres muy lindo en cierta manera.

Acto seguido escuchó voces que se acercaban. Seguramente eran los mozos de la finca, pues se gritaba cosas como "¿Quién será el pobre idiota que se descarriló?"

-Ya era hora…-susurró Blaze un poco molesta sin dejar de sostener a su protegido. En pocos minutos el primer empleado llegó, y se apresuró en auxiliar a la hija de su patrón como si fuera esta la que se estuviera muriendo.

-¡Señorita Blaze!-exclamó el buen hombre acercándosele-¿Se encuentra bien?

-Si gracias-respondió ella irritada por la falta de atención hacia el erizo, que era el verdadero necesitado-¿Me podría ayudar a llevarlo a un sitio mucho más seguro que este?

-¡Oh si, señorita! ¿Me permite cargarlo…? Gracias.

El mozo levantó sin dificultad alguna el desvalido cuerpo del muchacho, y se lo llevó con Blaze tras de sí hacia un lugar con sombra, debajo de un árbol cercano. Poco después los demás hombres llegaron, y vieron curiosidad el accidentado, dándoles lo mismo si fuera un cadáver.

-Pero si apenas es un chico…-dijo uno sorprendido.

-Si, tienes razón-comentó otro afirmando con la cabeza-¿Qué le habrá podido pasar en la carretera?

-Tal vez perdió el control del auto-dijo un tercero levantando los hombros con conformismo-Quien sabe…

Blaze observaba desde una distancia prudente al inconsciente erizo. Ya un mozo le había puesto una toalla para que se secara un poco, pero aun así la preocupación por ese joven no desaparecía. "Espero que este bien…" pensó mientras tiritaba del frio.

Pasaron varios minutos de intensos murmullos, hasta que a ese lugar llegó el padre de Blaze. Se le miraba algo cansado, pero al ver al muchacho desmayado dentro de sus territorios, puso una cara seria, casi intimidante.

-¿Quién es este?-preguntó de forma autoritaria.

-Es un tipo que se tiró junto con su auto hacia el rio, patrón…-respondió uno de sus empleados con humildad-Ya estuviera muerto si no fuera porque su hija se lanzó al agua para salvarlo…

-¿Mi hija? ¿Eso es cierto, Blaze?-interrogó el señor volteando a ver hacia la improvisada salvavidas que no hacía nada más que temblar entumecida.

-Bueno… Si-respondió ella indecisa, no teniendo otras palabras que decir-Yo estaba meditando un poco junto al rio, cuando su auto apareció y se lanzó a la corriente, papá…

El patrón, al oír estas razones, la vio de pies a cabeza con interés. Luego miró al erizo, y finalmente dijo:

-Fue una suerte el haberte inscrito en ese curso de natación. Ahora vete a tu habitación, y cámbiate de ropa antes que pesques un resfriado. En cuanto al muchacho-señaló al mozo que le había dado información sobre lo sucedido, y le ordenó-Ve y marca el numero del hospital de la ciudad diciéndoles que es una emergencia. Veremos si este chamaco se puede salvar todavía…

Al oír esto el hombre contestó con un "Si, patrón" y enseguida se dirigió corriendo hacia la casa de su jefe para utilizar el teléfono. Por su parte, los demás finqueros se dieron la media vuelta y se retiraron de allí con paso lento mientras comentaban sobre el percance.

Blaze no se movió de su lugar, curiosa. Observó como su papá caminaba tranquilamente hacia donde estaba el joven tirado, y con una leve seña le indicó a uno de sus hijos que habían llegado al lugar que cargara con la víctima. Después lanzó un sonoro suspiro, y se fue del sitio junto con su sequito tras de sí. Sin embargo, a pocos pasos se detuvo, pues notó que su hija se había quedado inmóvil a pesar de que necesitaba quitarse urgentemente sus húmedos atuendos.

-¿Por qué no vienes, Blaze?-preguntó frunciendo el ceño.

La chica, tomada por sorpresa, no supo que decir.

-N… No lo sé-respondió ella viendo hacia otro lado para que su mirada no delatara su situación-Supongo que estoy un poco sorprendida por el favor que le estás haciendo al muchacho.

Su papá levanto aun más la ceja, incrédulo.

-¿Es que acaso piensas que soy un maldito insensible?-reclamó enojado por las falsas apariencias en las que lo estaban viendo-¡Ese chico necesita ayuda! ¡Ahora ven tú, antes de que tengamos que llamar a emergencias de nuevo para reportar una neumonía…!

Ella dudó por unos instantes, temerosa por la forma en que le respondieron. Aun asó reaccionó, y fue rápidamente al lado de su papá para hacerle compañía.

Retomaron la marcha. Fueron avanzando con velocidad moderada por los grandes sembradíos que formaban la villa, y en diez minutos ya se hallaban a faldas de la colina en donde se encontraba su casa. Era una hermosa y enorme mansión, pintada con "Blanco nube" (si es que existiese ese color) y con un pequeño jardín sembrado a su alrededor. Tenía varios balcones, dos salas y un espacioso desván en donde Blaze prefería pintar debido a la gran cantidad de luz solar que dejaba entrar. El césped siempre estaba reluciente y limpio, y nunca faltaba quien se ocupara de cortarlo una vez a la semana. "Es un hogar hermoso" había pensado mas de alguna vez la joven artista viendo la reconfortante estructura de su refugio campestre "Digno de ser recordado por los siglos de los siglos…"

Su papá, liderando el grupo, abrió la puerta de la casa y entró con sus hijos tras de sí. Luego se dirigió a la sala más cercana, e indicó que el accidentado fuera puesto en uno de los sofás que allí habían para que descansara mejor.

El erizo plateado, después de esto, fue visto con una atención desmedida, como si fuese un extraterrestre o algo por el estilo…

Blaze lo contempló intrigada. Se sentía curiosa al respecto de su identidad, y del por qué se había accidentado de tal forma. "Parece ser muy tranquilo…" pensó por un momento "Como un bebe durmiendo en los brazos de su madre"

Sonrió levemente, para que nadie más se diese cuenta. Por una bien sabida razón un extraño sentimiento crecía dentro de ella. No sabía lo que significaba, pero no paso mucho tiempo antes que la respuesta viniera a su cabeza. Era la sensación que experimentaban las personas valientes y heroicas, que al arriesgar su vida salvaron otra. No quería ser vanidosa, pero tenía que reconocer que su intrepidez podría clasificarse como "Altruista", casi admirable.

-Me debes un helado, quien quiera que seas…-se dijo mentalmente, dándose la vuelta y viendo al erizo por el rabillo del ojo-Y que sea de chocolate, por favor…

Acto seguido, comenzó a limpiarse las orejas con la toalla que tenia encima, y se dirigió con algo de prisa hacia su habitación, situada en el segundo nivel de aquel hogar…

1.2 Un amigo y su despreocupada angustia…

Un par de paramédicos que escoltaron una camilla entraron rápidamente en la entrada trasera del hospital, y se dirigieron sin aminorar el paso hacia una sala en especial. Cruzaron varios pasillos pidiendo permiso a la gente que por allí pasaba, y entraron en un área del sanatorio que se rotulaba "EMERGENCIAS"

-Este chico ya no volvió en si…-repuso uno de los enfermeros viendo al paciente que llevaban encima de la camilla.

-Tienes razón-comentó el otGro sin apartar su vista del camino-Sin embargo, presiento que pronto despertará…

Siguieron con su camino, hasta llegar a la esquina de un corredor. Y ya iban a seguir, cuando de pronto una mano los detuvo al agarrar una de las manijas del lecho. Los dos levantaron la vista intrigados, pero después cambiaron de gesto al darse cuenta que una figura muy familiar e importante los habían interrumpido en un vertiginosa carrera.

-Doctor…-dijo uno de los paramédicos-Aquí está el muchacho que se accidentó en la finca…

Una figura azul vestida con una bata blanca hizo su aparición. Vio al erizo plateado por un momento, mas no mostró mayor sorpresa, como si hubiera esperado encontrárselo de tal manera. Miró su pálido rostro, y frunciendo los labios, finalmente susurró:

-Mhh… ¿Qué habrá pasado esta vez, amigo…?

1.3 El recuerdo de un desconocido… y una dolencia sin aparente razón:

Los rayos del sol penetraron por la ventana de esa habitación, y Blaze, al sentirlos, abrió lentamente los ojos, aun soñolienta.

-Debí haber cerrado las persianas en la tarde de ayer…-pensó ella al mismo tiempo que bostezaba y se estiraba para quitarse un poco el sueño. Luego se levantó de su cama sin prisa, e inmediatamente fue a darse su baño matutino.

-Es una suerte que es sábado…-comentó mientras cerraba la puerta de la ducha-Hoy no tengo ganas para ir a la academia…

Se rascó la cabeza con una pizca de pereza, y acto seguido agarró la llave de la regadera. Sin embargo, al hacerlo, sintió de repente una intensa sensación en su pecho, como si una hubiera traspasado esa área. Cerró los ojos adolorida, y profirió un pequeño quejido, casi inaudible.

Puso ambas manos en las rodillas, y descansó en esta posición por un rato. Por una desconocida razón se sentía cansada, y comenzó a respirar dificultosamente, como si hubiera recorrido varios kilómetros a pie.

-Que… ¿Qué fue eso?-se preguntó agotada. Puso una mano en la región afectada, y trató de calmar así el dolor. Pronto este pasó, y pudo entonces volver a enderezarse. "¿Qué me habrá pasado?" se volvió a preguntar intrigada. Ese repentino punzón la había dejado preocupada, y ahora empezaba a considerar la posibilidad de ir a visitar un medico. Porque todo eso, en verdad, fue extraño.

"Todo esto me hace acodarme de papá" pensó al mismo tiempo que suspiraba "No sé porque, pero lo sé…"

De pronto, sintió como una fría gota de agua cayó sobre su cabeza. Alzó la vista, y se percató de que un persistente goteo se filtraba por los agujeros de la regadera.

-Lo debí haber dejado medio abierto cuando me atacó ese horrible dolor…-se dijo convencida. Inmediatamente giró totalmente de la llave, y sintió como un chorro de agua fría caía sobre ella. El ambiente se puso verdaderamente helado dentro de la ducha, pero aun así Blaze lo soportó con una tolerancia increíble. A ella le gustaba bañarse de esa forma, y más si había experimentado un momento de aguda tensión.

-Además de mi padre, esto me recuerda a otra cosa…-pensó mientras se restregaba la cabeza. Pensó por un momento, y en pocos segundos la respuesta hizo su aparición.

"El muchacho al que salvé ayer…" se dijo "A él me recuerda"

Enseguida, recordó como algunos paramédicos habían llegado a su casa casi media hora después de la llamada efectuada, y poniendo al erizo plateado sobre una camilla, lo metieron en la ambulancia para llevarlo a la base. Su papá preguntó sobre su estado, y uno de los paramédicos le contestó que sufría de hipotermia, pero de seguro sobreviviría. Blaze oyó todo esto un poco aliviada, y uno de los enfermeros le dijo antes de irse:

-Eres una heroína, muchacha. Si no te hubieras metido al agua para sacarlo de allí, seguramente el ya seria historia…

Ella escuchó esto halagada, y miró el rostro de su protegido, que aun no despertaba de su desmayo. "Era mi deber salvarte…" pensó suspirando resignada.

"No podría haber seguido viviendo con la culpa de no haber hecho nada al respecto…"

Cerró el grifo. Después se cubrió con una toalla, y salió del baño en dirección a su cuarto. "¿Como estarás?" preguntó mentalmente "¿Cuál es tu nombre? ¿Qué te pasó?" Todas estas preguntas y muchas más inundaron su cabeza, dejándola un rato intranquila. Sabía que esas dudas no desaparecerían fácilmente, y que lo único que podía hacer era ir a visitar al chico en el hospital, pues de seguro allí estaba todavía. No se explicaba el por qué de esa falta de paz, pero llegó a la conclusión de que sus instintos altruistas se habían activado, y ahora la alentaban a ver la situación de un perfecto desconocido, Después de todo era una pintora, una artista, un ser humanista que se preocupaba por el bien de su prójimo por encima de lo material.

-Esta bien. Iré a verte, quien quiera que seas...-se dijo mientras se ponía un suéter rojo enfrente de un espejo-Y de una vez averiguaré sobre lo que me pasó en la ducha…

Al nomas terminar de decir esto se amarró un par de "all stars" en los pies, y fue a la cocina de su casa para desayunar lo que su madre había preparado esa mañana…

1.4 Al respecto del desconocido…

-…Su presión esta estable, doctor-dijo una voz desconocida, posiblemente la de una mujer joven.

-Bien, enfermera-le respondió otra voz, solo que esta era la de un hombre mucho mayor-Entonces dejémoslo tranquilo, y que descanse…

-Esta bien, doctor…

Dejó salir una bocanada de aire por sus labios, y trató de abrir los ojos. Se sentía realmente mal, y pronto todo su cuerpo comenzó a dolerle de una forma verdaderamente desagradable.

-Yo… yo-dijo con la voz entrecortada, tratando de expresarse con claridad-¿Dónde estoy?

Una serie de pasos se le acercaron apresuradamente. Inmediatamente la voz femenina dijo:

-¡Doctor, doctor! ¡Está reaccionando! ¡El paciente está reaccionando…!

Pasos otra vez. La voz masculina dijo a su derecha:

-Veamos lo que tenemos aquí… ¡Oye! ¿Me escuchas? ¡Oye!

Le chasquearon en los oídos. Él lanzó un suspiro, y susurró un "Si" sin fuerzas, ya que el hecho de hablar le causaba agotamiento.

-Parece que volvió en si otra vez…-comentó la voz masculina a otra persona. Luego se dirigió a él, y le dijo-Tienes suerte muchacho. Otra vez puedes ver la luz del día…

"¿Luz?" se preguntó confundido. No veía ninguna luz, puesto que no podía separar los parpados. Sin embargo, al poco tiempo una suave iluminación se filtro por sus pupilas, y permitió que tuviera una perspectiva más o menos clara de su entorno. Entonces, vio que un señor casi anciano lo observaba de frente, y una mujer joven con un inmaculado atuendo ponía un vaso de agua en una mesita que estaba a su lado.

"¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?" se preguntó mentalmente tratando de levantarse. No obstante, no pudo, ya que sus extremidades no le respondían debidamente. Tan solo logró mover algunos dedos, pero de allí nada más.

-Quisiera que me dijeran don… donde estoy-dijo por última vez con un poco de dificultad. No recordaba nada de su pasado, y por lo menos quería saber el por qué se encontraba en esa situación.

-Estas en el hospital, hijo…-le respondió el anciano con una esplendida sonrisa pegada en la cara-Te trajeron de un accidente que sufriste en un lago…

-En un rio, doctor-le corrigió la mujer vestida inmaculadamente.

-¡Oh si! De un rio. Disculpa mi error…

¿Un accidente? ¿En un rio? ¿Qué había pasado todo ese tiempo? Habían muchas interrogantes que hacer. Muchas preguntas que hacer. Muchas dudas que aclarar. Permitió que una leve cantidad de su aliento se disolviera en el aire, y tragó saliva con dificultad. Al punto un fuerte dolor de cabeza comenzó a fastidiarlo, y una tremenda sed le secaba la garganta.

-Chocolate…-susurró suplicante.

-¿Qué?-interrogó el anciano acercándose un poco.

-Chocolate. Qui… quiero una barra de chocolate-repitió con voz ahogada por la resequedad-Y una botella de agua mineral, si no es mucho pedir…

-Lo siento muchacho, pero no te podemos dar chocolate aun-respondió con una sonrisa el viejo-Pero agua si, aunque te tendrás que conformar, pues no es mineral…

Él bufó totalmente molesto. Agua era agua… y mineral era otra cosa. Con debilidad volteó a ver a otro lado, y observó una puerta que daba a un pasillo. "Debo irme de aquí…" pensó convencido "Tengo que ir a la maldita tiendo más cercana, y comprarme una botella de agua mineral junto con una barra de chocolate. Me muero de hambre"

Y dicho esto, intentó ponerse de pie. El anciano, al darse cuenta de esto, se levantó de su silla, y lo obligó con ambas manos a volverse acostar.

-¡Hey!-exclamó con autoridad-Vuélvete a acostar, hijo. Es por tu bien…

-Yo… quiero mi chocolate-respondió con molestia-La maldita hambre me está matando.

El viejo gruñó harto por esta actitud, y junto con la mujer vestida inmaculadamente lo recostaron otra vez contra la cama.

-¡Esta bien! ¡Te traeré tu chocolate y tu agua mineral si te quedas quieto!-dijo el viejo tratando de calmarlo.

Él, entendiendo estas razones, afirmó con la cabeza y obedeció tal orden. Luego vio hacia el techo, y comenzó a pensar un poco.

"En el hospital…" se dijo, al mismo tiempo que se adormecía con lentitud "¿Por qué me habrán traído al hospital? "¿Por qué?"

El anciano, que no era otra cosa que un doctor, lo vio con lastima y caminó hacia la puerta de la habitación. Luego de cruza el dintel se disponía a irse por uno de los extremos del corredor, pero antes de dar un primer paso la mujer vestida inmaculadamente (que era una enfermera) le alcanzó y le dijo:

-¡Oiga doctor! ¿Le daremos a ese muchacho chocolate?

-No…-respondió el galeno viendo a su rebelde paciente profundamente dormido-Solo lo dije para calmarlo un poco. Cuando se despierte otra vez denle un poco de agua y un jarabe anti gástrico, pues se la pasará muy mal en la resaca.

Ya se iba a retirar, pero otra pregunta lo detuvo.

-¿Y qué haremos con lo que le encontramos en los bolsillos, doctor?

El anciano lo pensó un poco, y finalmente contestó:

-Tiren la jeringa en la basura destinada al crematorio, y manden el resto a la policía. Ellos ya sabrán que hacer…

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Mhh… Definitivamente esto huele mal ( ¡Jaja!) Espero que les gustara lo que escribí, y que si no, bueno, háganlo saber con un rewiev. Acaba de terminar el año, y me puse como meta el hecho de terminar todas mis historias, incluyendo esta y otra (Ya saben: THE FIRE OF A NEW WARRIOR, mírenlo en mi perfil si no me hayan el hilo…) Pasen un buen fin de semana e inicio de clases (aquí acabo de iniciar yo. Ya ni modo) y comenten por favor, pues las criticas alimentan el alma creativa de un autor…

¡SALUDOS DE PARTE DE TIO GIL DJ!