DISCLAIMER: Todos los personajes de esta historia pertenecen a la serie "Cazadores de sombras: Los Instrumentos Mortales" de Cassandra Clare
CAPITULO 1
Estaba como loco luego de que su esposa le hubiera dicho que ya no deseaba estar más a su lado, no entendía como era posible que tomara esa decisión cuando el la adoraba, la había puesto en un pedestal a ella y al hijo fruto de su amor, un amor tan grande capaz de llevarlo a cortar incluso la relación con su familia; pero ella lo lamentaría y no solo el no haberlo apoyado sino también el no ser capaz de valorar los sacrificios que había hecho en nombre de ese amor.
Cegado por la ira tomo al niño que aun dormía en su habitación y subió a su auto ante la súplica de una madre desesperada que clamaba que no se llevara parte de su alma, piso el acelerador con fuerza dejando atrás la casa donde había pasado los mejores momentos de su vida y se prometió a si mismo que si algún día volvía a pisar ese suelo seria cuando ella volviera a ser suya sin ningún reparo y a costa de lo que fuera.
Mientras tomaba distancia de lo que más amaba en su vida la noche fría y oscura lo devoraba y la carretera cada vez más sinuosa lo introducía en el destino que había escogido pero que de ninguna manera podría haber predicho, él era un hombre de aquellos a quienes les gusta tener todo bajo control pero a veces hasta al más precavido del mundo lo sorprende el azar.
Pensaba una y otra vez en lo que habría de hacer para darle una lección que además de enseñarle la trajera de regreso, debía sufrir, eso era claro, ¿Pero era justo involucrar a su hijo en esto? A veces el fin justifica los medios y el pequeño era el medio más contundente que tenía en el momento. Volteo un segundo para observarlo aun dormido en el asiento trasero de su auto y vio en el todo lo que amaba de ella, esa impenetrable paz con que descansaba le recordó el espíritu inquebrantable de su amada, pero ese solo segundo cambiaría su vida para siempre.
Al haber descuidado el volante no pudo reaccionar a tiempo para virar en la curva que tenía en frente, luego de ello todo pasó muy rápido y ambos se encontraron cayendo al abismo con tanta velocidad que el momento del impacto tardo pocos minutos aunque suficiente tiempo para tener los ojos abiertos y ver ese cabello rubio platino por última vez.
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-¿Y cuál es el plan para tu cumpleaños?
-No tengo ninguno aun, supongo que iré con mama y Luke por ahí o simplemente me encerrare en mi habitación con mi bloc de dibujo, aunque pensándolo bien tal vez vaya a la cafetería y tome un cappuccino.
-¿Es en serio Clary? ¿Tú crees que tu súper cool mejor amigo y estrella de rock te abandonara ese día?
-Ese día es uno como cualquiera además tienes toque en Pandemónium.
-Por supuesto pero tú serás mi invitada especial, será el tributo de los Instrumentos Mortales a Clarissa Adele Fray por su cumpleaños.
La chica dirigió una mirada reprobatoria al muchacho quien hizo caso omiso de esta y en cambio le entrego una entrada a la discoteca de moda en la cual estaba marcado como show central la presentación de su banda. Ella la tomo tratando de reprimir una sonrisa que arruinaría su posición de enfado pero le fue imposible mantenerse en ella y resistirse a los "encantos" de esos cabellos castaños.
-No vuelvas a llamarme Clarissa Adele.
-Como digas pero creo que merezco un poco más de entusiasmo, es mi culpa que tu cumpleaños no este arruinado agradécemelo después. Dijo con voz socarrona mientras se descargaba totalmente en la cama para disponerse a pasar la tarde viendo anime.
-Simón ¿a qué hora es el ensayo?
-¡Mierda! –Miro su reloj- Voy tarde, salúdame a tu madre y a Luke. Simon se levantó lo más rápido que pudo y beso la cabeza de Clary antes de salir dando traspiés por la puerta de la habitación.
-Ok, te veo luego.
La vida de un adolescente en Nueva York suele tornarse monótona de vez en cuando pero para Clary su vida más que rutinaria estaba incompleta. Había perdido a su padre cuando aún no nacía y aunque su madre rescribió la historia encontrando al hombre ideal jamás le había contado nada sobre aquel que le dio la vida a excepción de que murió en un accidente automovilístico.
Cada vez que Clary preguntaba por Jonathan Clark, Jocelyn se tornaba nerviosa y algunas veces molesta llegando a recriminarle incluso el no valorar los esfuerzos de Luke por hacer que nada les faltara nunca y por complacerla en prácticamente todo lo que deseaba.
La intención de la chica nunca había sido ofender al hombre que durante toda su vida había sido su apoyo pero creía que todo el mundo tenía derecho a saber acerca de su origen, además le parecía egoísta de parte de su madre no compartir su pena, una que revivía cada 13 de enero con aquella pequeña cajita de madera marcada con las iniciales J.C. sabía que en el fondo lo extrañaba e incluso Luke no se lo reprochaba, pero era injusto que no le permitiera conocer nada de su historia juntos por doloroso que eso fuera.
-Mañana iremos a comer para celebrar tu cumpleaños.
-Tendrá que ser temprano.
-¿Tienes planes?
-Simon me invito a su presentación.
-Ah, bien entonces almorzaremos.
La madre de Clary era una mujer hermosa con aire despreocupado y aunque siempre les habían dicho que son idénticas Clary jamás ha entendido como ella, una chica de escasos metro cincuenta, con el rostro lleno de pecas y el cabello color zanahoria puede supuestamente ser igual a una mujer esbelta y atlética de cabello más oscuro y el doble de largo; salvo por su complexión delgada, tórax pequeño y caderas estrechas considera que está a años luz de ser más que bonita en comparación con su madre.
-¿Qué tal tu día? Le pregunto Jocelyn a Luke que acababa de llegar.
-Excelente, hoy surtí la librería con nuevos productos que empezaron a venderse como pan caliente, ya sabes una de esas sagas juveniles que todo el mundo desea comprar. Jocelyn beso los labios de Luke con tanta alegría que Clary pudo ver en la expresión de su madre el gran amor que le tiene a su nuevo compañero.
-¿Y qué tal todo por aquí? ¿Le dijiste a Clary sobre nuestros planes para mañana?
-Lo hice, pero habrá que modificarlos un poco porque Simon la invito a pandemónium.
-¡Estupendo! Oí que su banda se ha vuelto muy popular así que supongo que te divertirás en grande.
-Sí que lo hare.
No habiendo mucho que hacer en un día normal sin escuela y sin Simon el otro pasatiempo de Clary era pasar por la cafetería que queda a unas calles de su casa a beber cappuccino, allí de vez en cuando Eric, otro miembro de la banda recitaba poesía y aunque esta siempre solía ser perturbadora e incoherente sus amigos aun no son capaces de decírselo.
La cafetería como en un día normal no estaba tan atestada de gente lo que le permitiría relajarse un poco pues mañana seria su cumpleaños número 16 y no puede evitar sentir que aún no hace nada con su vida.
-¿Tomo tu orden? La chica que atiende interrumpe sus pensamientos.
-Un cappuccino por favor. Dice mientras saca su pequeño bloc de dibujo.
-Con gusto.
Mientras espera por el café y la inspiración se queda viendo por la ventana hacia la calle donde la gente siempre va apresurada, entonces centra su atención en una mujer que de seguro espera un taxi y empieza a intentar captar su expresión en el papel. Clary es una artista, eso fue algo que heredó de su madre, algo en lo que según ella si se parecen aunque siempre ha creído que es menos talentosa que Jocelyn.
-Aquí tienes. El olor del café despierta sus sentidos.
-Muchas gracias. Dice aspirando su aroma para sí.
-Es muy bonito lo que haces. La mesera se concentra un segundo en el dibujo de Clary y esta sonríe.
-Gracias.
Mientras disfruta de su café favorito al mismo tiempo que de su pasión suena la campanilla de la entrada y aunque Clary siempre se sumerge en su mundo cuando dibuja, no resiste el impulso de levantar la mirada la cual se encuentra directamente con los ojos verdes del chico que acaba de entrar en el lugar.
Es alto, atlético y de cabello rubio platino pero no viene solo, a su lado va una chica de rizos negros, ojos del mismo color y facciones finas y delicadas como las que ella considera que no posee, ambos van vestidos de manera casual pero aun así se nota a flor de piel que son personas adineradas; el muchacho camina hacia una de las mesas que se encuentran libres pero sin quitar la mirada de Clary que se ha quedado viéndolo con curiosidad, él le sonríe y acto seguido se ubica con su acompañante para que tomen su orden mientras Clary es invadida por una extraña sensación. ¿Es posible conocer a alguien que no has visto nunca? Al ver al chico sintió una punzada extraña en el estómago como si le fuera familiar, como si le hubiera visto alguna vez ¿Pero dónde? De seguro no podría preguntarle porque la chica con la que llego de seguro es su novia y sería una situación realmente incomoda, así que sin acabar su café pidió la cuenta y se marchó no sin antes echarle un último vistazo y descubrirlo viéndola de nuevo.
Ya en casa no pudo resistir el impulso de captar su mirada en papel y de inmediato se encerró en su cuarto para intentarlo, esos ojos verdes y esa expresión tranquila pero misteriosa la inquietaban; el oscuro príncipe de negro corcel y pesada espada, con cabellos de oro y sonrisa de hierro era sin duda muy guapo pero ella lo veía más como una obra digna de admirar aun cuando fuera el chico de los sueños de cualquier jovencita.
-¿Qué tonterías piensas? Clary se dijo a si misma mientras se recostaba en su cama tras varias hojas de su bloc arrugadas en su intento por captar la esencia del modelo y por enésima vez deseo ser más como su madre a quien cada cosa que pintaba o dibujaba le quedaba perfecta sin el mayor esfuerzo. Y así aun con su enfado y luego de muchas horas de meditación sobre otra cosa que reprocharle a la naturaleza se quedó profundamente dormida.
