Descargo de responsabilidad: Yuri!on Ice, así como todos sus personajes, son propiedad de Studio MAPPA y sus creadoras (Kubo Mitsurou, Sayo Yamamoto).
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AVISOS: Este fanfic participa en el #concursoYOLO, de la página "You only live once fanpage" (xD).
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AVISO 2.0: AU (universo alterno), fantasía mezclada con realidad (?), desvaríos míos y otras cosas más.
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SHALL WE…?
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Uno
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Prelude
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En un mundo de sombras y matices de muy tenue resplandor, él era el halo de luz más brillante de todos. Lo sabía. Cuando las delgadas medias se deslizaban sobre sus piernas, acariciándole la piel con esa tela blanquecina y frágil, concediéndole una feminidad ineludible que él naturalmente aceptaba como suya, todo en su interior cambiaba, transformándose en un ser irreal vestido de nieve y pétalos de rosa blanca. Y el espejo no podía mentirle.
"Eres hermoso, sin importar más nada; nadie es capaz de hacer lo que tú haces".
Al contemplarse, sonreía; el suyo era un rostro de ángel inmaculado con brillantes ojos de cristal pintado en tonos de azul. A sus cortos doce años, Víctor Nikiforov se había encaramado ya sobre la primera cima de sus ambiciones.
—Hoy es una gran noche.
El peine se deslizaba desde adelante hacia atrás sobre su cabeza, retirando los rebeldes mechones de su largo pelo plateado que le caían sobre el rostro. Desde atrás, los ojos de Lilia se encontraron con los suyos en el espejo. Víctor dejó caer sus párpados y suspiró. Esa era su parte favorita. Nunca podía ocultar la agradable sensación que le provocaba que le arreglaran el cabello con tal cuidado. Era muy placentero, extraño e insólito, pero placentero al fin y al cabo, y él no podía dejar de disfrutarlo.
—Sí.
Lilia recogió las últimas hebras en su mano y dejó el peine sobre el tocador, tomando una delgada liga blanca entre sus dedos para hacerle una coleta. Enrolló el pelo sobre sí mismo, dando varias vueltas sobre la liga, formando un moño elegante y recatado. Cuando ajustó el nudo en la parte superior, se inclinó y sacó de su caja un bonito tocado blanco con forma de pluma que acomodó sobre su sien derecha, sujetándolo con horquillas. Al terminar retrocedió un poco, sonriendo con satisfacción.
—Ya estás listo.
Víctor se puso de pie, estirándose y acomodando las mangas color perla cuyas piedrecillas destilaban un brillo leve a la luz de los focos. Su cuerpo era pequeño todavía y muy esbelto, por lo que el traje le amoldaba a la perfección y le ayudaba visualmente a confundirse con una niña. Parecía una bailarina de ballet en toda regla, a excepción del pequeño bulto entre sus piernas que él se obligaba a obviar para que los demás también lo hicieran. No le molestaba en absoluto ser observado por razones distintas a su modo de danzar, no si con eso conseguía hacer lo que más le gustaba.
—¿Habrías preferido adoptar a una niña que pudiera bailar con libertad y convertirse en prima ballerina en vez de a un chico?
El tono de Víctor fue inocente, pero la sonrisa era juguetona. Llevó sus manos a su cabeza, formando un arco con los brazos y se elevó sobre un pie, dando una vuelta sencilla. Lilia se adelantó y le tomó del rostro, obligándole a mirarla. Era muy bello, como un pequeño muñeco con piel de porcelana frágil y delicada al tacto, y más aún vestido de aquella forma, con un aspecto tierno y suave tan propio de él. Víctor, junto a un grupo de niñas que le adelantaban dos o tres años en edad, estaba a punto de realizar la apertura de la representación "El lago de los cisnes", interpretada por el Ballet Imperial Ruso esa noche en Detroit. Era un lugar muy privilegiado para un bailarín tan joven.
En ocasiones anteriores Lilia se había preguntado el porqué del empeño del chico en incursionar en el ballet de esa forma. Era muy talentoso, con dotes innatos que nadie más poseía, y sería bastante fácil para él ingresar en alguna escuela en donde lo adiestraran adecuadamente para convertirse en un gran intérprete, sin necesidad de escabullirse bajo una figura femenina.
—No por ahora —Había contestado cuando se lo cuestionó directamente en alguna ocasión anterior—. Haré que la gente en un futuro aprenda a quererme como Víctor Nikiforov, juro que lo haré, pero no ahora. Yo quiero más. Quiero más de lo que me puede ofrecer una escuela que solo va a encaminarme a adoptar el papel de un simple bailarín que carga a la chica y danza poco. Quiero saber qué se siente, quiero brillar, quiero sobresalir, quiero hacer pasos que no están destinados a mí y bailar del modo en que se supone que no debería hacerlo. Yo solo… quiero bailar.
Lilia podía verlo con abrumadora claridad. Víctor tenía un futuro brillante aguardándolo a solo un par de pasos, tan resplandeciente que era capaz de cegar al mismo sol. "El Vaslav Nijinsky de nuestra era", se dijo. No podía evitar sentir un orgullo que le llenaba el pecho al contemplar al niño, su niño.
—Si tuviera la oportunidad de volver atrás en el tiempo y pudiese escoger de nuevo junto a Yakov —murmuró con total seriedad, respondiendo a su pregunta, pasando los dedos por las blancas mejillas del chico—, no tendría que pensarlo. Una y mil veces… te escogería a ti.
El corazón de Víctor se llenó de calidez y al sonreír sus pómulos enrojecieron.
—¿Aunque tenga que usar falda?
El gesto de Lilia fue automático. También sonrió.
—Aunque tengas que usar falda.
De pronto, Víctor se vio envuelto en pálidos brazos delgados y en un perfume de almizcle que le resultaba tan familiar como su misma piel. Yakov y Lilia se habían separado hacía casi dos años, no de manera legal, puesto que eso acarrearía papeleo innecesario, pero sí de manera presencial. Pese a ello, y pese a que oficialmente Víctor vivía con Yakov en el centro de Moscú, él pasaba gran parte de su tiempo libre en casa de Lilia, practicando, leyendo sus libros de ballet y charlando como debían hacerlo una madre y un hijo.
Permaneció junto a ella durante par de segundos, aferrándole la cintura, hasta que escucharon la segunda llamada. Un atisbo de nervios le atravesó el estómago en una punzada.
—Espero que algún día puedas bailar siendo tú —dijo ella con la mejilla apoyada sobre su cabello. Era muy difícil para una bailarina abrirse paso en ese mundo de arte y dolor para llegar a ser conocida, ella lo sabía mejor que nadie, y no podía imaginar lo titánico que resultaría hacerlo siendo un varón. Sin embargo, tenía plena confianza en que podría lograrlo. Víctor sonrió.
—Espero que ese día estés ahí para verme —contestó. Casi podía visualizarlo en su cabeza. Él de pie, frente a un público inmenso, recibiendo rosas de colores y el aplauso de la multitud. Era un sueño muy hermoso—. Me convertiré en el mejor bailarín de la historia.
—Sé que lo harás.
Ambos tenían una manera de comunicarse muy particular, hablando de deseos en el presente y promesas para el futuro.
Cuando se separaron, Lilia le acomodó un pequeño mechón de pelo que se le escapaba en la frente antes de dar media vuelta y desaparecer por una puerta a través de un telón. Víctor se giró y se echó un último vistazo en el espejo, haciendo una señal con la mano en forma vertical por el largo de su pecho y luego trazando una línea horizontal cortante. Era lo más parecido a una cruz, pero no compartía el mismo significado. Aquel ritual le ayudaba a focalizarse, centrar su cuerpo y relajarse.
Movió sus brazos y sus piernas una vez más y salió corriendo, apresurándose a reunirse con las chicas de mayor edad que ya comenzaban a tomar sus lugares. Algunas le miraron de reojo y luego le ignoraron; otras le saludaron con dulzura y le dieron la bienvenida. Era difícil estar ahí entre niñas, tomando un puesto que en teoría no le pertenecía y cargando con el resentimiento de varias que se parecían contrariadas con su presencia, pero a Víctor poco le importaba. No necesitaba la aprobación de nadie, salvo de aquellas dos personas que eran lo más importante para él.
Pronto se dio la última llamada. Respiró a profundidad y se preparó, poniendo su mente en blanco y concentrándose en las puntas de sus pies. El telón se abrió y, entre la oscuridad que invadía a un público en silencio, fue capaz de reconocer en primera fila a Yakov y Lilia. Ambos le observaban con atención, sin perderse nada. No era la primera vez que lo pensaba pero, aunque ya no estuviesen juntos, a Víctor le parecía que ellos dos eran la pareja más bonita que había visto en toda su vida. Y seguían queriéndose, aunque no lo reconocieran. Los pequeños detalles, las preocupaciones, las llamadas repentinas… todo eso los delataba.
Entonces la música comenzó.
Los pasos fueron lentos al principio, un simple deslizar hacia adelante en el que todas las bailarinas se abrirían hacia ambos lados del escenario para formar un arco en el borde. Víctor se adelantó, sintiendo el cosquilleo de otro mechón suelto detrás de la oreja, y se posicionó entre las bailarinas centrales, las mejores del pequeño grupo. Era eso lo que más les pesaba al resto: que él, siendo un niño, pudiese tener igual o más gracia al desplazarse que una niña.
La música de flauta subió un tono y dieron la vuelta con elegancia, retrocediendo poco a poco para reordenarse e iniciar una secuencia sencilla y sin complicaciones. La falda ondulaba con el vaivén de sus caderas y una sonrisa de satisfacción inundó su rostro al darse cuenta de que varias personas centraban su atención exclusivamente en él, asombradas. El vello de los brazos se le erizó y un escalofrío se deslizó desde el punto medio de la espalda hasta el estómago. Le gustaba, le gustaba mucho.
Las chicas se separaron, preparándose para el paseo final. En círculo danzaron, girando sobre su eje con un solo pie, abriendo paso a una sesión de saltos que marcaría su salida del escenario. La primera chica lo hizo bien, desapareciendo al instante en la oscuridad del telón. En fila, todos le siguieron. Cuando fue el turno de Víctor, dobló sus tobillos, sintiéndolos flexibles como resortes, y tomó el impulso necesario para dejar el suelo y abrir las piernas en el aire en un ángulo casi llano. Al descender, las puntas de sus dedos tocaron el suelo con suavidad y firmeza, sosteniéndolo así durante menos de un segundo en el que daría el siguiente paso para avanzar.
Entonces se desplomó.
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¡Ah! ¡Qué emoción! Ya quería hacer un fic con esta temática TuT
Bien, como dije en el anuncio, este fic está inscrito y participando en un concurso, así que eso me hace estar más emocionada. Tendrá solo 3 capítulos, pero aun así trataré de crear una historia completa con ello. Confieso que ya tenía completo este capítulo y se me borró ewe, así que tuve que empezar de nuevo. Debo terminar el fic antes del 28, así que creo que actualizaré lo más rápido posible (dejando con pena mis otros fics uwu).
Eso es todo. Espero que les haya gustado *corazón*. Cualquier comentario que gusten hacerme es bien recibido. Anden, que no les cuesta nada :'3 ¡Gracias por leer! :D
Mina.
