Sean Bienvenidos.
Estaba en trance, sentía que su alma se alejaba de su piel, se sentía como un pellizco, jalaban con fuerza su alma pero no lo lograron, cuando su alma regreso a su cuerpo, Zuko despertó de golpe.
— ¡AAHHH!.— Inhalo por el susto y por falta de aire.— ¿Que rayos?.
El lugar donde estaba era desconocido para el, era una habitación muy peculiar. El estilo de ese cuarto parecía muy pobre pero a la vez muy avanzado hasta donde el sabía.
— ¿Que es esto?.— Se pregunto al verse en un espejo del cuarto, llevaba ropa negra, para mantenerse oculto sin que lo detectaran.— ¿Que demonios hice?.
De repente se escuchó un grito de una niña, a un lado de la cama del cuarto había otra puerta blanca, el la abrió en seguida y vio que el grito venia de Toph. El se emocionó al verla y la abrazó.
— ¡Toph!.
— ¿¡Quien eres tú!?.— Estaba en shock.
— ¡Soy yo Zuko!.
— Ahhh... Zuko.— Ella lo abrazó, como si no se vieran en años.— ¿Que demonios fue eso? Sentí como si me jalaran el alma y luego... Desperté aquí.
— Así que tú también ¿eh?.
— ¿Que es este lugar?.
— No lose.— Zuko observó todo el cuarto en el que estaba y todo era muy extraño pero a la vez familiar.— Creo que un... Baño.
— Hay alguien más aquí.— Dijo Toph preocupada.
— No lose, tu eres la primera...
— ¡No!, te estoy afirmando ¡HAY ALGUIEN MÁS AQUÍ!.
Ella señaló a la tina que estaba a su derecha, Zuko se acercó para ver su interior y encontró al Avatar.
— ¡Es Aang!.— Exclamó.
— Oh, ahora tiene sentido... De seguro el fue quien nos trajo aquí.
— Que extraño, tiene cabello.— Observó el príncipe.— ¿Se lo dejó crecer?.
— ¿Y como lo voy a saber?.— Replicó.
— Mmm... Esto es extraño.
Zuko lo cargó, lo llevó a la cama de ese cuarto y contempló el lugar de donde estaba. Toph trataba de concentrarse para ver a través del sonido, pero le costaba trabajo porque cada vez que lo hacía sus sentidos explotaban.
— ¡Ahk!.— Gritó por un momento.— Mis sentidos están muy agudos, ¿¡Que rayos me hiciste pies ligeros!?.
Aang solo se cambio de lugar para seguir durmiendo cómodamente.
— Oh oh...— Zuko observaba por la ventana una estatua a lo lejos.
— ¿Que pasa?.— Pregunto La Niña.
Zuko se alejó de la ventana lentamente contemplando la estatua gigante que se alcanzaba a ver a lo lejos.
— No creo que esto sea el mundo de los espíritus...— Estaba entrando en pánico.
— ¿Que?, ¿¡De que demonios hablas!?. ¡Ya dime!.— La chica comenzó a desesperarse.
— Hay una estatua de Aang...
— ¡Ay por dios! ¡Debe de ser la cosa más desagradable del mundo!.— Dijo sarcásticamente aunque en cierta parte de su corazón era verdad.
— No no... No lo entiendes, hay una estatua de Aang pero con el doble de edad de nosotros.
— ¿Que?. ¿Que te hace creer eso?.
— Básicamente por la apariencia que tiene, no es un niño, es un adulto con barba.
— Bueno, ese puede ser cualquiera...
— Está calvo y tiene una flecha en su frente.
— Ohh... Esto ya no está bien para mí.
En ese momento el avatar despertó de un grito, empezó a correr por todos lados como si se estuviera quemando el trasero, después de unos segundos se detuvo y analizó la situación.
— ¿Zuko?, ¿Toph?. ¿En donde estamos?.— Pregunto desconcertado.
— Tu dinos pies ligeros.— Respondió Toph.
El avatar no entendió su contestación.
— Aang, ¿Tu puedes llevar a otros seres a tus viajes espirituales?.— Le preguntó Zuko.
— ¿Que? Por supuesto que no.
Zuko suspiró y se recargó sobre la pared.
— Zuko... ¿Que pasa?.— El avatar comenzó a preocuparse.
— Mira por la ventana.
Aang se fue acercando y vio una estatua de el mismo a lo lejos.
— Wow... No-No entiendo. ¿Que sucede?.
De repente su flecha comenzó a brillar y la de la estatua también.
— ¡AAHH! ¿¡Oigan qué pasa!?.— Se tocó la cabeza y noto que tenía cabello pero eso no le importó mucho ya que su flecha y la de la estatua comenzaron a brillar al mismo tiempo. Zuko agarro un paliacate que encontró en el cuarto y se la puso en la frente, entonces la estatua perdió su brillo.
— ¿Porque gritaste? ¿Que sucedió?.— Pregunto Toph.
— La flecha de Aang y la estatua comenzaron a brillar de la nada.— Dijo Zuko preocupado, amarró el paliacate de Aang y llevó a Toph cerca de la puerta.
— ¿Porque rayos tengo cabello? ¿De donde me salió tanto?.
— No lose, pero creo que esto es una buena noticia... Acabas de llamar mucho la atención.— Dijo el príncipe agitado.
— Oh, que bien.
— No, no en el buen sentido... Creo que tendrás que ocultar tu identidad.
— Oh, que mal.
Bajaron las escaleras y al salir de la puerta principal los dos jóvenes presenciaron el lugar, era un edificio demacrado pero funcional, la ciudad de alrededor era un caos pero manejable, había mucho crimen y locura pero los guardias llegaban a tiempo para detenerlos.
— Zuko... ¿¡Que rayos está pasando!?.— Susurró Aang.
Zuko solo negó la cabeza.
— Wow... Por lo que puedo sentir este lugar es un caos.— Dijo Toph.— ¡Me agrada!.
— Lo mejor es salir de este lugar antes de que llamemos la atención.— Aclaró el príncipe.
— Esperen...— Los detuvo Toph. Ella golpeó el piso con su pie y logró sentir la vibra de la estatua de Aang.— Por Dios... Si es Aang, esto es alguna clase de festividad o...
— No lo creo Toph, esto es una cultura muy rara...
Se quedaron contemplando el lugar una vez que se alejaron de los problemas del lugar de donde estaban. A lo lejos el príncipe escuchó una conversación de los ciudadanos que observaban la estatua de Aang.
— No puedo creer lo que vi... La estatua comenzó a brillar como una estrella, creí que me iba a quedar ciego.— Comentó un señor.
— ¿Que crees que signifique?.— Pregunto su amigo.
— ¿Que el Avatar Aang nos quiere advertir algo?.
— Lo dudo.— Comentó otro señor que se acercaba a ellos.— Los Avatar fallecidos solo se pueden comunicar a través de los Avatar vivientes, dudo que el Avatar Aang sea tan poderoso para que pueda enviar un mensaje de esta escala.
Aang contempló profundamente lo que dijo el señor. Le agarró el brazo a Zuko y le susurró.
— ¿Eso significa que estoy muerto?.
— No lose...— Le susurro Zuko.
Siguieron escuchando.
— ¿Pero entonces que significó esto?.
— Estoy igual que todos ustedes... No tengo idea de nada de lo que acabo de ver.
Ambos se preocuparon más.
— Bueno... Creo que tendré que alejarme de Ciudad Republica por un rato, hasta luego señores.
Se despidieron, el hombre que se fue tenía cara de asustado y a la vez emocionado. Zuko lo entendió a la perfección, esa fue su cara y la de todos cuando vieron que el Avatar estaba vivo.
— Oohh... No entiendo nada de lo que está sucediendo.— Se quejo Aang agarrandose el cabello.
— Escuchen tengo una teoría.— Hablo el príncipe.— No estoy cien por ciento seguro pero... Creo que este es el futuro.
Los niños se quedaron perplejos, no sabían si creerle porque tenía sentido o burlarse de él porque no tiene lógica la forma en la que viajaron al futuro.
— Muy bien... Solo hay una forma de averiguarlo.— Diji Toph tomándole de la mano a Aang y dirigiéndose hacia los señores que estaban hablando anteriormente.— Disculpen... Mi hermano está reprobando mucho historia porque es muy terco en cuanto al Avatar Aang, ¿Podrían contarle su historia para ver si esta vez puede aprobar?.
Los señores se rieron de el pero aceptaron, Aang se sentía un poco humillado así que sonrío tímidamente rascándose la nuca.
— Escucha niño, el avatar Aang fue un gran Avatar y héroe para todos, acabo la guerra de los cien años, formó una alianza con el señor Zuko y formó Ciudad republica... Aunque bueno, no sé si esa fue una gran idea al principio.
— Oooh... ¿También cometió errores?.— Pregunto Aang mirando hacia abajo.
— Si... Bueno, creo que al principio era una buena idea para socializar con las demás naciones pero con el paso de los años se fue deteriorando esta ciudad.
— Bueno continue, ¿Que pasó con el equipo Avatar?.
— Ah si... Bueno, el avatar se casó y tuvieron 3 hijos, pero murió a los sesenta y seis a causa de vivir tantos años... Un día empezó a envejecer de repente al grado de ya no poder caminar ni nada.
Eso le impactó a Aang, el no esperaba morir de esa manera.
— En cuanto a su esposa Katara, ella está cuidando a la nueva Avatar me parece en la tribu agua del sur. La oficial Toph se retiró de la Fuerza de policía de Metal control de Ciudad Republica, así que desde entonces no sabemos nada de ella.
Eso alegro a Toph y a la vez la preocupo "¿Me abre aburrido y escape al bosque?".
— El señor del fuego sigue vivo pero se retiró de su trono debido a su edad, aunque lo he visto pelear y sigue en buena forma a pesar de ser un anciano.— Volteo a ver a su amigo.
— Si, es alguien admirable.
Zuko sonrió orgulloso de si mismo.
— ¿Y sabe que le pasó a Sokka?.— Pregunto Toph entusiasmada.
— Fue un gran guerrero, podía caminar entre maestros fuego pero... Murió.
— Si, y lo peor es que no sé saben las causas.
Ambos asintieron tristemente.
Los chicos les dieron las gracias y regresaron con Zuko.
— Y bueno... ¿Que consiguieron?.
— Este es el futuro.— Afirmó Aang tristemente.
— Definitivamente, tu, yo y Katara somos los únicos que siguen vivos de todo el equipo Avatar.
Eso solo complicaba las cosas, no sabían que hacer pero debían hacer algo, por algo los trajeron a este lugar.
— Bueno... Sigamos caminando, algo se nos ocurrirá.— Dijo Zuko.
— Claro...— Contestaron al mismo tiempo.
Al caminar por un rato unas personas aparecieron de la nada y los atacaron con polvo.
— Aahhh! ¿Que rayos?.— Expresó el príncipe antes de desmayarse.
