Chicas hola de nuevo, ahora vengo con esta historia, quiero aclarar que esta historia está inspirada al 100% en una serie/novela que se llama (El señor de los cielos) me ha tenido como loca esa historia.
Advertencia: Chicas esta historia puede contener leguaje obsceno así que si leen es bajo su propia responsabilidad.
Mil gracias a todas por sus mensajes, les cuento que me dio como un bloqueo mental y no podía escribir, pero en cuanto comencé a ver la serie/novela de (El Señor de los Cielos) como que todo eso se me quito.
Ya estoy de nuevo trabajando en los capítulos de mis demás historias asi que no crean que las dejare.
Bueno pues me despido y recuerden dejarme su opinión.
Espero me dejen su comentarios.
Las quiero.
Edward Cullen, un hombre apasionante, inteligente y cabron, el hombre que podía hacer que mi mundo se pusiera de cabeza, el hombre que hace que pierda mi dignidad y mi respeto por mí misma, el hombre al que amo más que a mí misma.
Aquí estoy yo Isabella Swan, contando mi patética y triste historia, la historia de una mujer que es capaz de traicionar al mundo entero con tal de que a Edward ni el aire le tocara.
Mi familia y la familia de Edward era rivales desde hace muchos años, yo también odiaba a Edward pero no por las misma razones que mis hermanos, lo odiaba por que no quiso ser mío, se casó con la mojigata y sin chiste de Tanya.
Aún recuerdo como comenzó mi historia con él,en aquel bar que aun frecuento con la esperanza de que el un día llegue ahí, nos vallamos a la habitación de hotel y me haga el amor como aquella primera vez.
Flash Back
-Miren quien está aquí, la pequeña de los Swan – dijo una voz que reconocí de inmediato.
Gire mi rostro lentamente y vi al hombre que se atrevía a molestarme – Edward Cullen, que haces por aquí, este lugar no es tu estilo – dije con fingida sorpresa de verlo ahí.
-Mi estilo siempre de es donde hay mujeres hermosas y tú eres la más hermosa de aquí- dijo el sentándose a mi lado.
-De verdad Edward creo que deberías practicar tus estrategias de ligue por que la tuya es bastante aburrida- dije con flojera.
-lo que me extraña es verte tan solita en este bar pequeña, sobre todo con los celosos que son tus hermanitos. – dijo el riendo y era verdad mis hermanos eran los hombres más celosos y podría jurar que se morirían de un ataque si me vieran en la misma mesa que a Edward Cullen.
-Y me gustaría permanecer así Cullen, pero tú te auto invitaste a sentarte- dije molesta, aunque en realidad estaba nerviosa por estar con él, él era el hombre más guapo que había vistió en mi vida, solo de imaginarme lo que podría hacerme con esas hermosas y grandes manos o esa tentadora boca, lograba que me mojara.
-Aparte de hermosa directa, tal y como me gustan las mujeres- dijo orgulloso.
-Que es lo que quieres Cullen, no creo que esta sea una visita meramente social ¿o sí? – pregunte sin más rodeos, yo sabía que él se tenía algo entre manos.
-Quiero muchas cosas Bella, pero en ese momento hay una cosa que deseo más que cualquiera- dijo acercando su rostro al mío.
-¿Y qué es eso que quieres?- pregunte tratando de no me afectara y mirándolo fijamente para que viera que no me intimidaba en lo más minino.
-Te quiero a ti bella, no me salgas con que no sabes de que te hablo, o que por que tu familia y yo tenemos diferencias, esto que hay aquí – dijo señalándonos a nosotros dos- es pasión Bella, y quiero apagarla – termino y sin darme oportunidad a nada más me tomo del cuello y me jalo para besarme.
Dios, sus labios contra los míos eran una delicia, nuestras lenguas pelando su propia lucha, él tenía razón no iba a negar ni hacerme tonta, Edward siempre me había gustado y siempre había querido tenerlo en mi cama.
Nos separamos por falta de aire, pero esto no se quedaría en un beso y ya, esto se terminaría cuando nuestros cuerpo estuvieran entrelazados, sudorosos y exhaustos de tanto placer que ambos nos diéramos.
-Está bien Edward no vamos a negarlo por el contrario vamos a solucionarlo y a quitarnos las ganas.
Fin Flash Back
De eso ya había pasado un año, de ese primer encuentro en el bar del hotel Imperial Donde después de esa primera noche que pasamos juntos vinieron más y más noches en las que la pasión me envolvía por completo, pero sobretodo noches en las que cada día , cada segundo hacían que me enamorara profundamente de Edward Cullen.
Mi relación con Edward era prohibida por varias cosas, en primera porque mi familia y la de el primero me metían una bala en la frente que dejarme estar con él. Otra razón era la dulce e inocente Tanya, la madre de sus hijos, Edward tenía 17 años cuando había tenido a su primer hijo con la mosca muerta de Tanya y dos años después habían tenido otro hijo, asi que ella era se podría decir que la mujercita oficial de Edward.
Mi familia y de Edward siempre había estado involucrados en el negocio de las drogas y las armas, pero Edward siempre fue mucho más inteligente y el carisma que tenía le ayudaba y estaba desbancando a mis hermanos del negocio.
Sabía que pronto habría una negociación con unos colombianos y Edward estaba ganando demasiado terreno con ellos, lo bueno era que los colombianos no le querían dar toda la mercancía a Edward querían que hiciéramos las dos familias el negocio con ellos.
Así que estaba aquí arreglándome como nunca para verme sensual y sexy para Edward, pero para que también los colombianos me vieran y en sus rostros se viera el deseo y Edward se las ingeniara para hacerme el amor esta noche.
El motivo de la reunión era que ambas familias se respetaran y se hicieran un trato de paz entre nosotros.
Mi hermano James era la cabeza de nuestra familia, él quería acabar con esta rivalidad estaba harto de estar jugando al rato y al ratón, mi otro hermano Marco, él era un poco más de acción, si por el fuera mataría a Edward de un tiro en la frente, pero sabía que lo que james decía era lo que se tenía que hacer.
-La verdad es que no creo que el perro de Cullen acepte una tregua- dijo Marco tomando su sexto tequila del dia y no eran ni siquiera las 12:00 del dia.
-Marco quiero que trabajemos en paz, no quiero mas guerras entre nosotros, tenemos que recuperarnos de todo el territorio que nos ha quitado Cullen y que el colombiano quiera hacer negocio con ambos clanes es lo que importa- dijo James de manera tranquila pero firme, dándole a entender a Marco que no quería que hiciera alguna de sus estupideces.
-Y por qué demonios va a ir bella a las negociaciones?- dijo molesto Marco , el creía que lo único que yo sabía hacer era gastar dinero y tomar sol, pero al pendejo se le olvida que yo fui a la universidad a estudiar finanzas para ayudar en el negocio.
-Va por tres razones Marco, la primera porque ella es parte del negocio, en segunda por ella es lo que ve lo del dinero en tercera porque se me da mi chingada gana Marco, te sugiero que se te baje esa borrachera antes de irnos si no quieres que de los plomazos te la baje- dijo James perdiendo la calma, marco no dijo nada más y salió de inmediato del despacho de James.
-Quiero que toda la gente esté lista a las 5 para salir- le indico a Laurent su guardaespaldas – Y tu bella quiero que también vallas armada uno nunca sabe- dijo James yo solo asentí y también Salí de su despacho.
A la hora que James nos había dicho salimos todos con rumbo a donde sería la reunión cuando llegamos, los Cullen y los colombianos ya estaban ahí, y como siempre la única mujer era yo.
Cuando entre al salón Jacob Black, el colombiano se paró de inmediato a saludarme.
-La hermosa bella – dijo el tomando mi mano y besándola yo de reojo vi a Edward que no le estaba gustando que el Colombiano tocara algo que él consideraba suyo.
-Buenas noches Black un gusto verte de nuevo – dije dándole mi mejor sonrisa. Sabía que con el vestido que traía mis curvas se marcaban de maravilla, me separe de Black para saludar a Edward y a su hermano Emmet.
-Buenas noches Cullen- dije saludando a Edward.
- Bella un gusto volver a verte- dijo el besándome la mano que Black no me había tocado.
- Porque no comenzamos rápido esta reunión para ver si terminamos rápido y la Srita Swan me acepta una copa – dijo Black., Edward que aún me tenía sujeta de la mano me apretó hasta causarme dolor.
-Hablemos primero de negocios y después de placer – dijo James que solo se divertía, el ya sabía que no saldría con Black.
Los Cullen, los colombianos y nosotros sentados, trazando territorios, negociando precios, haciendo planes para traer la mercancía de Colombia y cuanto distribuiría cada clan.
Después de algunas horas y uno que otro altercado, ya había quedado pactado todo, había logrado negociar la parte de dinero tanto con los colombianos como con los Cullen.
-Bueno para que vean la muy buena voluntad que tengo a que todo esto funcione, como ustedes saben Tanya es mi mujer hace muchos años, pero nunca nos hemos casado por la iglesia como dios manda, asi que están cordialmente invitados a mi boda el próximo sábado- dijo Edward mirándome con una sonrisa de triunfo en el rostro.
-No me digas Cullen que ahora si solo tu esposa será tu dueña- dijo Black con burla.
-Ella siempre ha sido mi dueña las otras son pura diversión - dijo el riendo ¿diversión dijo este pendejo? Eso he sido para el todo este tiempo- no podía ni siquiera respirar bien, sentía que todo me daba vueltas , pero tenía que ser fuerte, no podía permitir que el me viera dolida y derrotada y mucho menos muerta de amor por él.
- Edward pues muchas felicidades, espero que la invitación a tu boda sea para todos nosotros- dije parándome delante de él.
-Claro que si Bella, mi casa es su casa, y será un buen momento para que todos hagamos las paces- dijo el riendo, era como si pudiera ver mi alma y supiera que me la había destrozado.
-Ahí estaremos Edward, te lo prometo- dije sin dejar de mirarlo.
-Bueno ya que estamos festejando muchas cosas porque no nos tomamos otra copa- propusieron los colombianos, yo me disculpe y me retire, mi guardia personal me estaba esperando para llevarme a la casa, y hasta que estuviera en las cuatro paredes de mi habitación, me permitiría llorar el dolor que me estaba causando Edward.
Estábamos por llegar a mi casa cuando una camioneta negra se nos cerró, y de ahí bajo Edward.
-Tranquilos muchachos es Cullen- dije a mis hombres para que bajaran las armas.
-Bájate Bella- me ordeno Edward
-Si te recuerdo que no eres nadie para ordenarme que hacer o que no hacer- le dije desde la comodidad de mi camioneta, solo había bajado la ventanilla.
-Bájate bella o juro que te bajare- dijo el mas que encabronado, como no quería más problemas me baje de la camioneta y me pare frente a el de manera retadora
-¿ Que quieres Cullen?- pregunte Fastidiada.
-No quiero que vayas a la boda Isabella , no quiero verte cerca de Tanya ni de mis hijos – dijo el tomándome del brazo.
-¿ Te da miedo que le diga algo a tu esposa?, o que a la mera hora te des cuenta de que me amas a mi y no te cases- dije mirándolo fijamente.
-Estas loca Bella, yo amo a Tanya y lo sabes siempre lo has sabido y cuando comenzamos esta aventura tu sabias que nunca dejaría a mi esposa- dijo el recalcando mi esposa-
-Y si es así por que te altera tanto que yo vaya o no a tu boda- dije pegando mis labios a los de el, y poniendo mis manos en su pecho, tratando de pegar lo mas posible mi cuerpo al suyo- Dime Edward, yo estoy segura de ser la amante, pero la pregunta es tu estas seguro de casarte- le dije y sin importar nada nos comenzamos a besar como locos.
-Bella eres una hechicera – dijo el separándonos un poco.
-Dime Edward ¿ahora que te cases dejaras de verme?- dije pegando mi pelvis a la de el, el volvió a besarme con pasión, mordiendo suavemente mi labio inferior.
-Lo único que te digo es que no quiero que vayas a la boda Bella- dijo y sin más me soltó y se fue a su camioneta.
-Ni una palabra a mis hermanos, si me entero que alguien hablo le corto la lengua a todos- grite para que todos mis hombres oyeran.
Cuando llegue a la casa me encontré a mi cuñada Alice en la sala, esa mujer o era una santa o una tonta, mi hermano Marco la trataba con basura y ella aguantaba callada, gracias a dios no tenían hijos.
-Hola Alice¿ como estas?.- llegue saludando a mi cuñada.
-Hola bella, bien, como salió la junta?- pregunto preocupada.
-Bien, no te preocupes mis hermanos se quedaron celebrando-le dije sentándome a su lado.- Alice ¿de verdad tanto quieres a mi hermano? Le pregunte, yo no podía entender como lo quería tanto.
-Ay bella, son muchas cosas y si yo quisiera dejar a tu hermano el me mataría primero- dijo afligida.
-Alice no te preocupes por eso, yo te puedo ayudar a irte y que el imbécil de mi hermano nunca te encuentre- le ofreci, y lo hacia de corazón, yo quería mucho a mi cuñada.
-Bella , sabes que el me buscaría por cielo mar y tierra y me encontraría- dijo con lagrimas en los ojos.
-Tranquila Alice ya encontraremos la manera de que dejes a ese cabron- le dije y claro que encontraría la manera de que ella fuera feliz.
-Bueno y tu dime ¿viste a Edward?- Ella era la única que sabia de mi relación con Edward.
Le conté todo lo que había pasado con Edward ,ella sabia muy bien cuanto lo amaba y lo que estaba dispuesta hacer por el.
-El cabron piensa que puede ordenarme no ir su boda- dije con burla.
-Por tu tono de voz me das a entender que vasa ir de todas formas- Mi cuñada me conocía muy bien.
- Claro que voy a estar ahí en primera fila- dije decidida.
Por fin la gran boda llego Tanya había entrado a la iglesia con un hermoso vestido blanco la iglesia estaba deliciosamente adornada con alcatraces y el pasillo por el que la novia caminaba era una hermosa alfombra de pétalos de rosas blancas.
Los ahora esposos pronunciaron sus votos mirándose a los ojos, Edward la miraba con devoción como si en su vida no existiera otra mujer que no fuera Tanya.
Como era de esperarse la fiesta era por todo lo alto, Edward no había escatimado absolutamente en nada para complacer a su mujercita.
-Trata de cambiar esa cara Bella- Me dijo Alice al oído.
-Esta debería de ser mi boda con el, porque estoy segura que el me ama a mi- le dije.
-Bella no te hagas fantasías cuñada- dijo ella tiernamente.
Ya no respondí nada, a lo mejor Alice tenia razón y yo solo me estaba haciendo fantasías y el único amor que había aquí era el que yo sentí por el.
Me levante de la mesa, necesitaba refrescarme y controlar todas las emociones que tenia, cada vez que vei como Edward se bailaba con su adorada esposa me daban ganas de vomitar.
Entre al que supuse era el despacho de Edward, lo confirme cuando vi la foto de la familia feliz sobre el escritorio.
Estaba por aventar la foto al fuego de la chimenea que estaba prendida, pero Edward me interrumpió.
-Que haces aquí- dijo molesto
-¿En donde exactamente, en tu boda o en tu despacho?- pregunte inocentemente.
-Claramente te dije que no quería que vinieras a mi boda, a la casa de mis hijos y de mi esposa.- dijo tomándome de los brazos fuertemente.
-No me podía perder este evento tan importante- dije con burla. Me solte lentamente de su agarre y pase mis brazos alrededor de su cuello. – Espero tu noche de bodas sea tan apasionada como nuestras ultima noche en el hotel imperial- le dije.
Sin pensarlo mas asalte sus labios en un beso pasional que el respondió inmediatamente. – Estas loca bella, me acabo de casar y esta es la casa de mis hijos compórtate- dijo aventándome lejos de el.
-Ay Edward si yo quisiera dejarías a tu adorada esposa esta noche para pasarla conmigo, pero no querido esta noche la pasare con alguien mas.- sin darle oportunidad a que el dijera nada mas Sali de su despacho.
Y eso hice pase la noche con alguien mas, con uno de los colombianos, con Jacob, quería ver si podía borrar de mi cuerpo los besos de Edward, sacarme del alma el dolor que me causaba que el se hubiera casado, quería dejar de pensar en Edward aunque fuera solo una noche.
Pero no paso, los besos,caricias,palabras y hasta la forma de hacerme el amor no era ni una pizca igual a la de Edward, Jacob era bueno para bajar una calentura pero no para hacerme vibrar como Edward, sabia que ninguno seria como el.
Ya habían paso tres meses desde la boda de Edward el no me había buscado y como ya habíamos comenzado operaciones con los colombianos yo había estado muy ocupada, aunque había noches en las que lo había intentado llamar pero el no respondía el teléfono.
Ya habíamos hecho el primer traslado de droga y todo había salido muy bien y la habíamos logrado mover en tiempo record.
Esta noche había decidido ir al bar del hotel imperial,necesita relajarme un poco aunque sabia que estar ahí me traería muchos recuerdo.
Me puse un vestido rojo entallado que marcaba mis curvas y tenia un escote en v que realzaba mi busto, mi piernas se veían kilométricas y mas con las hermosas zapatillas rojas de tiras y tacón de aguja.
En cuanto el mesero me vio me dio la mesa que me gustaba.
-Señorita bella, tenia mucho que no venia- dijo el mesero, el tenia mucho tiempo trabajando aquí y ya me conocía.- Le traigo lo mismo de siempre?- pregunto sabiendo mi gustos.
-Si, lo mismo de siempre- dije, necesita un buen whiskey , mas tardo en traerme la bebida que yo en terminármela.
-Hola bella- alguien me saludo a mis espaldas, no tenía la necesidad de voltear para saber quién era – ¿Qué haces por aquí?- pregunto Edward sentándose junto a mí.
-Más bien la pregunta es qué haces tú aquí, porque sabes que yo frecuento mucho este bar- dije dando un trago a mi whiskey que el mesero acababa de dejar.- ¿Aun sigues de luna de miel?-pregunte con sarcasmo.
-Bella, bellita, ¿no me digas que sigues enojada porque me case por la iglesia?- pregunto el
-No Edward, la verdad es que a mí no me importa lo que hagas con tu mujercita- dije riendo y tomando otro trago.
-Hace mucho que no nos vemos y tu solo te estás burlando de mi- dijo Edward acercándose a mi.
-Yo soy incapaz de burlarme de ti Edward y tienes razón hace mucho que no nos vemos, no perdamos tiempo.- le respodi y lo jale las solapas de su saco para besarlos, y por fin me sentí viva de nuevo.
Hola chicas ya estoy aquí, recuerden que esta historia esta inspirada al 100% la historia del Señor de los cielos para que luego no me regañen.
Recuerden dejarme su opinión.
Las Quiero.
