Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.
Este fic no hubiera sido posible sin MeriAnne Black. La cosa fue más o menos así: yo le conté una vaga idea que tenía a modo de broma, y ella se emocionó tanto que la empecé a escribir para reírnos ambas. De allí a este fic no sé exactamente cómo hemos llegado, pero esa es otra historia xDD
Un beso muy especial para MrsDarfoy, que si no se enfada conmigo y no es plan. Espero que te guste el fic, OTP ;)
EL DÍA D (DE DESASTRE)
I. Primera semana: La invitación al desastre
Día 1
«A la atención de la señorita Hermione Jean Granger:
Marie Adèle Leduc y marido se complacen en invitarla, a usted y a un acompañante de su elección, a su anual Soirée veraniega, que se celebrará el 14 de junio en su mansión en Normandía (la dirección concreta figura en la parte posterior).
La celebración consistirá en un almuerzo en los Jardines Rusos, seguido de comida en el Comedor Principal. Posteriormente, unos cócteles en la Salita de Música precederán a la cena de gala en el Salón de Baile de la misma mansión.
El código de vestimenta viene adjunto en el sobre, y será necesario presentar la invitación para poder entrar.
Se ruega confirmación.»
Hermione levantó la vista de la invitación con gesto horrorizado y miró a su madre.
—Mamá... —empezó, pero no fue capaz de continuar.
—Lo sé, cariño, lo sé —respondió su madre con un suspiro—. Pero ya sabes cómo es tu abuela, tendrás que ir para tenerla contenta.
—Ha puesto las partes de la casa en mayúscula —dijo Hermione, revisando la invitación estupefacta—. Creo que ni la reina de Inglaterra es tan pomposa.
—Ya conoces a tu abuela, cielo —contestó Jean con una leve sonrisa—. Antes muerta que sencilla.
Día 2
«Hermione, querida:
No puedo esperar a verte en la Soirée de este año, seguro que irás preciosa. Sin embargo, he de advertirte que debes llevar un acompañante obligatoriamente. Ya vale de que te presentes sola y haya que emparejarte con alguien, no sabes los dolores de cabeza que me das.
Por otro lado, puesto que eres familia, el código de vestimenta va a ser un poco más estricto para ti, ya lo sabes. Las marcas que has de llevar este año son Dior, Givenchy, Valentino y una de tu elección –pero recuerda, nada de Chanel, que estoy peleada con él–, pero de temporadas pasadas, que los desfiles de este año no me gustaron nada. Recuerda que un vestido de cóctel no es igual que uno de día, y que bajo ningún concepto has de llevar pantalones ni repetir vestido respecto a otras Soirées.
No repitas accesorios ni joyería; no eres una cualquiera. Lleva siempre tacones y arréglate muy bien el pelo.
Tengo muchas ganas de verte, querida, seguro que ni tú ni tu acompañante me decepcionáis.
Con cariño,
Marie.»
—Esto es una pesadilla —sentenció Hermione nada más terminar de leer la carta de su abuela—. ¿Acompañante? ¿Dior? ¿Givenchy? ¿Valentino? ¿Pero qué le pasa a esta mujer en la cabeza?
—Hermione, no hables así de tu abuela —la reprendió su madre suavemente, aunque ella también sacaba mala cara—. Estoy segura de que lo hace con la mejor intención del mundo —añadió con aire dubitativo.
Hermione miró a su madre con gesto fulminante, y Jean le sonrió animosamente.
—Anímate, cariño. Ya sabes que cada vez que vas tu abuela se alegra mucho.
—Ya podría alegrarse con menos suntuosidad —refunfuñó Hermione, tirando la carta al suelo y cruzándose de brazos—. Además, ¿acompañante obligatorio? ¿A quién voy a pedirle que me acompañe? Te recuerdo que la abuela se niega a hablar en cualquier idioma que no sea francés. Todos mis amigos son ingleses, mamá.
Jean hizo una mueca y miró a su hija, pensativa. De pronto, su mirada se iluminó.
—¿Y si invitas al chico este que trabaja contigo? ¿Malfoy? Seguro que él sabe francés, y tiene muy buena presencia.
Hermione puso cara de horror.
La cosa iba de mal en peor.
Día 3
«Respira hondo, Hermione», se animó la bruja, cuadrando los hombros y alisándose la falda. Acto seguido, abrió la puerta del despacho de Malfoy sin molestarse en llamar y se plantó delante de su escritorio con aire de guerrera entrando en batalla.
—Malfoy —espetó sin delicadeza alguna antes de que él pudiera siquiera saludar—, ¿hablas francés?
Él se la quedó mirando unos instantes de hito en hito, probablemente preguntándose si se había vuelto loca definitivamente.
—Sí —contestó al final.
—Perfecto. Entonces necesito que vengas conmigo a la Soirée veraniega de mi abuela este año —ordenó Hermione, y se dio la vuelta para salir del despacho.
No había ido tan mal.
—Espera, Granger, espera —dijo él rápidamente, levantándose del sillón y agarrándola de la muñeca para impedir que huyera cobardemente—. Un momento. ¿Cómo que tengo que acompañarte a no sé dónde? ¿Te has vuelto loca?
Hermione hizo una mueca, todavía de cara a la puerta, antes de girarse hacia él y suspirar con aire derrotado.
—Mi abuela francesa, que está medio loca, da cada año una gran fiesta —empezó a explicar lentamente— donde invita a mucha gente rica. Este año ha decidido que yo tengo que llevar un acompañante sí o sí, y como eres la única persona que conozco que habla francés y es capaz de mantener el tipo donde haga falta, pues te ha tocado a ti.
—Ya. ¿Y si yo digo que no?
—¡No vas a decir que no! —contestó Hermione automáticamente—. ¿Verdad? —añadió con tono dubitativo.
Él la miró unos instantes antes de soltarle la muñeca y sonreír con aire burlón.
—No, no voy a decir que no —concedió, y Hermione suspiró aliviada—. Pero me vas a deber una muy grande.
Día 4
—Y entonces él me dijo que vale, pero que le iba a deber una muy grande —terminó Hermione miserablemente, bebiendo un gran trago de su copa de vino—. Menudo desastre.
Harry parpadeó un par de veces antes de carraspear.
—¿Por qué no había oído yo en mi vida lo de las Soirées de tu abuela? De hecho, ¿por qué no había oído hablar de la loca de tu abuela? —preguntó con tono indignado.
Hermione levantó la vista de su plato de sopa y lo fulminó con la mirada.
—¡¿Pero quieres centrarte en lo importante, Harry?! —le espetó—. Tengo que ir a la Soirée de mi abuela, una fiesta llena de muggles, con Draco Malfoy. Y, para colmo, le debo un favor a Draco Malfoy. No sé qué es peor —añadió con tono pensativo.
—Hermione, llevas trabajando varios años con Malfoy, no sé de qué te preocupas —respondió él—. Lo que no entiendo es por qué, si tanto apuro te da ir con él, no me has preguntado a mí, que yo te acompaño a donde haga falta.
—Veamos —respondió ella lentamente—, ¿hablas francés?
—No, pero con un hechizo...
—¿Sabes cómo saludar adecuadamente a personas que no conoces, dependiendo de su estatus social?
—Bueno, puedo aprender...
—¿Eres capaz de mantener conversaciones sobre política, economía, cultura, alta sociedad y el tema que se tercie sin ofender a nadie y haciendo como que la opinión de los demás es la tuya pero sin abandonar la tuya propia?
—A ver, no creo que sea muy difícil...
—¿Y crees que puedes...?
—Cállate —la interrumpió Harry bruscamente—. Me rindo. Está claro que no puedo. Malfoy será un gran acompañante para la fiesta de tu abuela, lleva el esnobismo en la sangre —añadió, levantando su copa en dirección a Hermione.
Ella volvió a fulminarlo con la mirada.
—No me lo recuerdes.
Día 5
«Malfoy,
Te adjunto el código de vestimenta para que sepas qué ponerte. Si tienes dudas, pregúntame.
H. G.»
Draco estuvo a punto de poner los ojos en blanco, pero se contuvo porque nadie ponía los ojos en blanco delante de Narcissa Malfoy y salía con ojos de allí.
—¿Qué pasa, querido? —le preguntó su madre con curiosidad—. ¿De quién es esa carta?
—De Granger —respondió él escuetamente—. Tengo que acompañarla a una fiesta familiar o algo así y me ha mandado el código de vestimenta para que sepa qué ponerme, como si fuera un Weasley —añadió con fastidio.
—¿A una fiesta familiar? Será muggle, ¿no? —preguntó ella mientras tomaba un sorbo de té.
—Supongo.
—Ya. Y tú sabes mucho de ropa muggle, ¿no?
Draco se quedó callado, pero ambos sabían la respuesta: su conocimiento de ropa muggle era prácticamente inexistente.
—Bueno, pues abre la carta a ver qué necesitas llevar —le instó su madre suavemente.
«Código de vestimenta:
HOMBRES
• Para el almuerzo: será un poco informal y por tanto no es necesario llevar traje completo. Con camisa, chaqueta y pantalones de traje bastará.
• Para la comida: se ruega llevar traje completo; obligatorio aguja de corbata y gemelos. El chaleco es opcional, pero recomendable.
• Para los cócteles: se ruega llevar esmoquin, blanco o negro. Ningún otro color será aceptable.
• Para la cena de gala: se ruega llevar frac, negro, gris o azul marino. Ningún otro color será aceptable; prohibido llevar sombrero.
Únicamente se está permitido repetir de gemelos entre la comida y los cócteles, y de zapatos entre los cócteles y la cena...»
Draco dejó de leer, estupefacto. Más que una fiesta familiar, parecía que iba a conocer a la reina de Inglaterra muggle de lo estricto que era el código de vestimenta. ¿Y qué demonios era un frac?
—¿Qué pasa, querido? —preguntó Narcissa.
Draco le tendió la hoja sin decir una palabra, y ella lo leyó, levantando las cejas levemente.
—Merlín bendito —comentó al final su madre—. Menos mal que ha avisado con tiempo, vamos a necesitar hacer muchas compras.
Acto seguido, se levantó, todavía con el código en la mano. Draco la observó con los ojos como platos.
—¿Madre? ¿Qué haces? ¿A dónde vas?
—Voy a escribirle a Hermione, querido. Es más que obvio que vamos a necesitar ayuda.
Día 6
«Querida Hermione,
Muchas gracias por los catálogos de trajes que has mandado, han sido muy ilustrativos respecto a la moda muggle actual.
Me preguntaba si querrías quedar para comer algún día para ayudarnos a Draco y a mí a elegir algo adecuado que pueda llevar.
Atentamente,
Narcissa Malfoy»
(-.-.-)
«Estimada señora Malfoy,
No soy Hermione, pero como mi hija no está en estos momentos, contesto yo por ella, espero que no haya ningún problema.
Sé que Hermione estará encantada de comer con usted y su hijo para ayudarles después del gran favor que le está haciendo Draco. Si tienen alguna duda más, pregunten sin vergüenza, tanto ella como yo los ayudaremos en lo que podamos.
Atentamente,
Jean Granger»
(-.-.-)
«Jean,
Espero que sea correcto que la llame Jean. Por favor, llámeme a mí Narcissa, será lo mejor puesto que nuestros hijos parecen haberse puesto de acuerdo en no colaborar en absoluto.
Realmente, tengo varias dudas sobre cómo será la Soirée, no querría que mi hijo cometiera ningún error que dejara a Hermione en ridículo delante de su abuela. ¿Le apetecería quedar a comer conmigo algún día para charlar?
Aguardo su pronta respuesta.
Narcissa»
(-.-.-)
—¡Granger! —Draco abrió la puerta de su despacho con gesto del terror más absoluto—. ¡Por tu culpa el fin del mundo va a caer sobre nuestras cabezas!
—¿De qué hablas? —Hermione lo miró como si se hubiera vuelto loco del todo.
—Nuestras madres han quedado para comer —anunció él con tono de horror.
—¡¿Qué?!
Día 7
—Oh, querida, encantada de conocerte.
Mientras sus madres se saludaban animadamente, Draco y Hermione, escondidos detrás de una planta, miraban la escena con terror.
—Me alegro mucho de conocerte al fin, si te soy sincera. Mi hija me ha hablado mucho sobre tu hijo —comentó Jean mientras ambas comenzaban a dirigirse hacia el interior del restaurante.
Hermione notó la mirada de Draco sobre ella, divertida, y notó cómo sus mejillas enrojecían.
—Oh, sí, puedo decir lo mismo —dijo Narcissa asintiendo—. Granger esto, Granger lo otro desde que tenía once años.
Ahora fue el turno de Draco de parecer avergonzado ante la mirada de ella mientras, al otro lado de la planta, Jean reía animadamente.
—Me encantaría verlos interactuar juntos, serían de lo más gracioso —comentó, y Narcissa asintió.
—Lo son, lo son. Ya os invitaré un día a tomar el té en Malfoy Manor y los verás.
Draco carraspeó.
—Granger, vámonos de aquí antes de que nuestra dignidad muera.
—Buena idea.
Ambos huyeron lo más rápido posible del lugar.
ACLARACIÓN IMPORTANTE:
Os voy a contar el headcanon que tengo sobre la familia materna de Hermione (irá saliendo a lo largo de los capítulos pero mejor lo aclaro desde el principio y así me aseguro de que no haya dudas): la familia materna de Hermione es francesa. Los padres de Jean tenían una buena posición social, con dinero y tierras, aunque no título nobiliario. Todo iba bien hasta que, cuando murió su padre y ella había acabado la carrera de piano, Jean decidió estudiar Odontología en lugar de Derecho o Historia del Arte, como quería su madre (la abuela de Hermione), así que ambas se pelearon. Ese fue el primer bache.
El segundo bache fue cuando, tras acabar la carrera y en un viaje a Londres, Jean conoció y se enamoró del que más tarde sería su marido (el padre de Hermione), y ella y su madre volvieron a pelearse otra vez porque no solo salía con un inglés, sino que además salía con un inglés normal y corriente que encima tenía la misma carrera que ella. Desde entonces, la madre y la abuela de Hermione no se hablan directamente, aunque la abuela (que es excéntrica como ella sola) siempre le ha tenido cariño a Hermione.
A diferencia de Cárcel de ópalo, este fic va a ser pura comedia y, por qué no decirlo, también un poco absurdo (no hay más que ver el título). Lo escribí para relajarme y pasármelo bien, así que no esperéis mucha profundidad que digamos… Está completo y tiene cinco capítulos.
¿Qué pensáis? ¿Os ha gustado? ¿Me dejáis un review?
Publicaré semanalmente, así que nos vemos el lunes :)
LadyChocolateLover
