1. Tu casa ¿Tu familia?
Era su primer día y ya se sentía inseguro. Albus Severus Potter caminaba por los pasillos del Expreso de Hogwarts junto a su prima Rosie y su hermano James. Ambos iban hablando sobre el último partido de Quidditch pero Albus ni siquiera escuchaba. "El Sombrero Seleccionador te pondrá en Gryffindor si tú se lo pides". Ya, claro. Para él era fácil decirlo: Buscador más joven de la historia de Hogwarts, El Elegido, Auror, el niño que sobrevivió... Siempre había escuchado las historias que contaban su madre,y sus tíos Ron y Hermione sobre su padre,y siempre admiraba la capacidad de actuar de su padre, el saber qué hacer, cuando y cómo hacerlo. Pero él... él sólo era Albus, el chico tímido que nunca se metía en problemas, el que se quedaba en un rincón mientras todos escuchaban a James, el que no estaba seguro nunca ni de la hora que era. Por eso el hecho de que lo pusieran en una Casa que no fuera Gryffindor perturbaba. No sabría ni cómo reaccionar."Es imposible" se dijo a si mismo " Mis padres mis hermanos y mis abuelos han ido a Gryffindor, no tengo de qué preocuparme" Sin embargo... como siempre, dudas, dudas y más dudas.
-... de las cuatro casas.- La que había hablado era Rosie. Llevaba toda su vida deseando ir a Hogwarts, y siempre tenía alguna historia que contar sobre el castillo. No por nada se lo sabía de memoria: Su madre le leía antes de dormir Historia de Hogwarts prácticamente desde que nació.
- Perdona, no te estaba escuchando.- dijo Albus saliendo de sus pensamientos. Rosie puso los ojos en blanco
- Como siempre.- rió James. Era su segundo año y ya había gastado más bromas que los famosos hermanos Weasley, por lo que se había ganado ya una popularidad no muy beneficiosa en el colegio.- ¿Albus cuando está escuchando?
-Déjalo, James.- le reprendió Rosie.- Sólo está preocupado porque cree que va a acabar en Slytherin.
Albus bufó y a la vez James contuvo una carcajada.
-Qué chorrada.- dijo el mayor.- Un Potter en Slytherin... sería como si tía Hermione fuera jugadora de Quidditch.-los dos pequeños rieron.- Vamos, Albus, es imposible que acabes en ese nido de víboras. Vale, siempre has sido un poco rarito, pero...
- ¡James!
-A ver, Rosie, tenemos que reconocer que nunca ha sido muy hablador.- guiñó un ojo.- Pero aún así, no tienes de qué preocuparte. Eres Gryffindor por los cuatro costados, es una improbabilidad matemática que te tocase otra casa que no fuera esa.
Albus sonrió.James siempre era capaz de hacer que los problemas no lo pareciesen. En ese momento se abrió la puerta del compartimento. Era Ted Lupin
-Tío, te llevo buscando desde hace media hora¿ Dónde te metes?.- preguntó dirigiéndose a James. Desde que entraron en Hogwarts, aunque se llevaban varios años, Ted y James habían sido inseparables.
-Pues hombre, tú estabas muy ocupado con Victoria, no parecía que te preocupase mucho.- dijo James cruzándose de brazos
-Vamos, Jaime, no te pongas celoso.- bromeó Ted.- Además, tengo unas cuantas cosas sobre encantamientos desvanecedores que te van a gustar mucho si quieres gastarle una broma de verdad a los Slytherins..
-Palabras mágicas.- dijo James levantándose.- Nos vemos más tarde. Suerte con el sombrero seleccionador. Y, Albus.
-¿ Si?
- Estés en la casa que estés, para mí serás siempre un león.
Albus sonrió levemente y se despidió con la mano de ellos. El compartimento volvió a quedar vacío, sólo ocupado por Albus y su prima.
-Vamos, Albus.- dijo Rosie mirándole por encima de su ejemplar de "corazón de bruja".- Deja de preocuparte por las casas. Ya has oido a James: es prácticamente imposible. Además, aunque te pusieran ahí, tú y yo seguiríamos siendo amigos. Albus la miró. ¡Cómo había sabido que una de las cosas que mas le preocupaban era que dejaran de ser tan amigos como siempre?
-¿Me lo prometes?
Rosie sonrió antes de responder
-Te lo prometo.
El viaje pasó lentamente a través de las ventanas del tren. Rosie iba leyendo y comentando a partes iguales anécdotas del castillo, a lo que Albus se limitaba a contestar con algún monosílabo. Por fin fuera oscureció, y el tren se pusieron las capas y se colocaron junto a todos los alumnos de primero para subir a las barcas. Aunque habían oido muchas veces a sus padres contar su primer viaje a Hogwarts, nunca se habían imaginado la impresionante estampa que ofrecía el Castillo reflejado en el lago, con sus millones de lucecitas iluminadas, la quietud del agua , y las centenas de barcas navegando solas hacia el imponente castillo.
Por fin entraron al Gran Comedor.A los lados, cuatro grandes mesas se situaban en la estancia, en cada una los uniformes cambiaban según la casa que fuera, pero todos los alumnos miraban hacia donde estaban los nuevos alumnos que pasarían a formar parte de sus familias en Hogwarts. Albus no pudo evitar mirar de reojo hacia la mesa de la izquierda, donde un mar de túnicas negras con una serpiente bordada les observaba fijamente. Una profesora con anteojos y un apretado moño de cabello blanco, les esperaba al atravesar el pasillo del Gran Comedor.
-Bienvenidos un año más a Hogwarts.- saludó mirando a los presentes.- Soy la Directora Minerva McGonagall, para aquellos que no tenéis el placer de conocerme. Como todos los años, los alumnos de primero procederán a ser seleccionados en una Casa que les asigne el sombrero Seleccionador.- echó una rápida ojeada a todos los niños que estaban hechos un manojo de nervios.- Pasaré a nombraros por orden de lista.¡ Archemy, Brenda
Una chica regordeta de cabello oscuro pasó corriendo a su lado y se sentó en un taburete de madera. Cogió el ajado sombrero y se lo puso en la cabeza
-¡Gryffindor!
Brenda Archemy salió corriendo junto a la mesa de los leones, entre aplausos de sus compañeros. Albus deseó en ese momento ser esa chica regordeta. Suspiró. La ceremonia iba a ser muy larga
-¡Williams,Nicolás!
Un chico bajito con melena rubia subió tragando saliva a sentarse en el taburete del Sombrero Seleccionador. Segundos después pasó a convertirse en un Hufflepuff. Lentamente la lista de nombres fue avanzando, hasta que..
-¡ Potter, Albus Severus!
Un pequeño murmullo recorrió el Gran Comedor y Albus se sintió más observado que nunca. Odiaba ser el centro de atención, pero sabía que por llevar el apellido que llevaba iba a sufrir la atención de mucha gente, al igual que su hermano James. Se sentó en el taburete y se colocó el Sombrero Seleccionador.
" Potter ¿ eh? Sí... recuerdo cuando tu padre se sentó aquí hace ya muchos años... También con él tuve las mismas dudas que contigo ahora. Fortaleza, lealtad, valor... pero también astucia y las reglas tampoco te gustan demasiado...En aquella ocasión me dejé guiar por las preferencias de tu padre, pero siempre me pregunté si no me había equivocado... Nunca es tarde para aprender delos errores, por eso esta vez te pondré en...¡Slytherin!"
No podía creerlo. Le había pedido al Sombrero que le pusiera en Griffyndor y el sombrero había pasado olímpicamente de su opinión. Escuchó como si vinieran de muy lejos los aplausos y miró hacia la sombría mesa verde y plata. No pertenecía ahí. Nunca iba a pertenecer ahí.
5 años después
Un chico alto y más bien tirando a delgado iba mirando melancólicamente por la ventanilla del tren. Ese año parecía el septiembre más frío de todos: normalmente el día 1 todavía quedaban vestigios del verano, pero ese año el cielo parecía encapotado por un manto de nubes grises que amenazaban con descargar de un momento a otro. Quizás fuera un clavó sus ojos verdes al reflejo del espejo. Ya estaba en su sexto año,y parecía que había sido ayer cuando llegó a Hogwarts. Desde entonces habían pasado 5 años sin pena ni gloria. Nunca había llegado a integrarse del todo en Slytherin,en su fuero interno, Albus siempre pensaba que el sombrero Seleccionador se había equivocado en su decisión, y había actuado en consecuencia: Nunca se mezclaba demasiado con sus compañeros, evitaba asistir a partidos de Quidditch y nunca se quedaba en Navidad en el Castillo.
-toc,toc ¿se puede?.- una chica negra, muy guapa, con el pelo liso cortado recto sobre los hombros abrió la puerta de su compartimento y se sentó frente a Albus. Era Berenice Zabini, una de sus mejores amigas en Hogwarts. Al principio, a su padre no le había hecho mucha gracia su amistad ya que ella provenía de una familia de magos oscuros. Pero su madre había intercedido, ya que los Zabini no habían vuelto a tener problemas con las Artes Oscuras desde la caída de Voldemort y además, Benerice no era mala persona. Albus la miró. Llevaba un estrambótico pañuelo fucsia que le tapaba todo el cuello y resaltaba sobre su uniforme negro.
-Hola, Bere.- saludó. Se fijo en el estrafalario atuendo.- ¿Se ha adelantado carnaval este año?
-Ja-ja. Muy gracioso.- hizo una mueca.- No, es sólo que hoy me apetecía innovar. Este uniforme es demasiado aburrido para llevarlo todos los días, hay que darle un poquito de color.
Albus arqueó una ceja. El fucsia y Bere eran cosas tan incompatibles como un Slytherin y un Griçyffindor, pero no dijo nada.
-Renovarse o morir, supongo.- dijo encogiéndose de hombros.- ¿ Qué tal el verano?
-Pues...
En ese momento la puerta se abrió estrepitosamente y un chico alto, fuerte y con el cabello castaño claro en un tupé a la última moda apareció en el umbral
-¡Berenice Justine Zabini!.- bramó. La aludida lo miró sorprendida, Albus divertido. Jeremy Nott era su mejor amigo desde que entraron en Hogwarts. Cuando había tomado la decisión de no mezclarse con las serpientes, Jeremy era el único que lo había comprendido ya que él tampoco era un chico, digamos, muy popular. Aunque pertenecía a una familia de sangres puras con una larga tradición en Slytherin, a Nott nunca le había importado demasiado destacar en las materias del colegio, y lo único que le interesaba era divertirse todo lo que podía, y si era con chicos guapos, mucho mejor. Siempre bromeaba con que su padre lo desheredaría al cumplir los 17. En Slytherin no estaba muy bien visto tener las inclinaciones de Jeremy, así que estaba tan marginado como Albus.
-Oye, cálmate.- dijo Berenice. Adoptó una estudiada pose de persona madura.- ¿Qué es lo que sucede?
-¿Perdona?¿Qué es lo que sucede?.- Jeremy bufó, sentándose junto a Albus.-Esta mañana he subido al tren y un chico monísimo de 5 curso me ha sonreído cuando iba por los pasillos. Total, nos hemos sentado en el compartimento, hemos charlado, y cuando iba a atacarle, me ha dicho que no podía ser, que le gustaban las chicas.
Se crucó de brazos esperando una respuesta.
-¿Y qué diablos tiene eso que ver conmigo?.- preguntó Bere a la par que Albus se preguntaba lo mismo.
Le he preguntado que cómo lo sabía si nunca lo había probado.- Albus y Berenice se miraron.- ¿Qué?Ya sabéis que me gusta convertir heteros, son tan...
-Masculinos.-dijeron los otros dos a la vez.- Continúa.- pidió Bere.
-Bien,me dijo que siempre había tenido dudas, pero que este verano había estado con una chica que le había hecho disipar todas .- volvió a mirar a Berenice con el ceño fruncido.- Y cito textualmente:" Un bombón de slytherin, con la piel de ébano. tengo que pedirle que salga conmigo cuando volvamos al colegio "
-¿QUÉ?.-preguntó la chica con la cara absolutamente desencajada
-Veo que ya te acuerdas.- dijo Jeremy maliciosamente
-¿Cómo que pedirme que salga con él?.- preguntó como si le hubieran dicho que diese de comer a un nido de Basiliscos.- Por Merlín,, es un Hufflepuff. No estoy tan desesperada.
-¿Esque no te importa un carajo lo que te acabo de contar?.- preguntó Jeremy gritando.- Joder, te estoy diciendo que me has jodido una presa a la que llevaba meses ecándole el ojo.
-Perdona, el problema lo tengo yo. Un Hufflepuff...- dijo negando con la cabeza.- ¿Qué van a decir en Slytherin?
-Dios , eres una maldita egoísta, Berenice Zabini.- dijo Jeremy. Berenice lo miró echando chispas por los ojos.
-¿Qué me acabas de llamar?
-Chicos...- intervino Albus. Siempre era igual: Se empezaban a pelear por cualquier tontería y él tenía que hacer de árbitro, antes de que empezaran a lanzarse maldiciones el uno al otro. Luego se iban a beber cerveza de mantequilla como si nada.
Egoísta, eres una maldiga egoísta.- dijo Jeremy levantándose de su asiento. Berenice también se levantó.
-Me estás poniendo de los nervios. Para empezar, ese tío no es de tu propiedad y hace tiempo ya que no me veo con él.- dijo con una voz sorprendentemente calmada.
-¿De verdad?.- dijo Jeremy dulcemente. De un tirón le quitó el pañuelo rosa del cuello donde se podía apreciar un chupetón del tamaño de Hogsmeade.- Te duran mucho los mordiscos,¿eh?
-Maldita sea,¡ cómo te atreves! Eres una maldita loca, Jeremy Nott, y como sigas por ese camino te vas a enterar de lo que es bueno. Yo hago lo que me a la gana, si te gustaba ese chico, haberte dado más prisa¡ No tengo la culpa!.- su tono de voz había ido subiendo hasta gritar, sus ojos estaban adquiriendo del tono castaño oscuro que siempre tenían, hasta ponerse de un color caramelo rojizo. Y cuando eso pasaba..
-Esque darse más prisa que tu es difícil.- Contraatacó Jeremy. estaba literalmente a punto de explotar
-¡Al suelo!.- gritó Albus mientras cogía del brazo a Jeremy y los dos se tumbaban al suelo. El libro de Pociones Avanzadas que había junto a Albus explotó en mil añicos. Silencio.
-Uff.. chicos...-dijo una vocecita femenina. Albus y Jeremy la miraron.- Lo siento.
Berenice Zabini tenía un ligero problemilla. Desde que era pequeña, cuando tenía ataques de ira( que la verdad, no solían ser muchos porque había aprendido a controlarlos)de repente , hacía explotar cosas. Jeremy y Albus estaban acostumbrados pero la primera vez que explotó un sillón de Slytherin porque alguien le había llamado idiota por fallar en la lección de transformaciones de aquel día, casi se mueren del susto.
-No te preocupes, nos hemos acostumbrado.- dijo Albus.- ¿Estás bien?
-Si...pero el libro...
- No pasa nada.- intervino Jeremy.- Reparo
Se miraron y de repente empezaron a reírse. Primero una leve sonrisa y en un segundo desternillándose de risa.
-¿Qué está pasando aquí?.- Ninguno de los tres se había dado cuenta de que la puerta del compartimento se había abierto por tercera vez. Una chica alta, pelirroja, y con pecas en las mejillas había abierto la puerta. El pelo recogido en una tirante cola de caballo y una flamante insignia con una P en su túnica, justo al lado del escudo de Griffyndor.
-Hola, Rosie.- dijo Albus. Ella no dijo nada.- Hemos tenido un pequeño problema, pero ya está solucionado. Jeremy y Berenice van un poco flojos en Encantamientos y..
-No sé quien te ha pedido que le resumas tu vida Potter, pero no he sido yo.- le cortó mirándole fijamente.- Que no vuelva a ocurrir o tendré que dar parte en el Colegio.
-Descuida. Encanto.- murmuró Jeremy con una falsa sonrisa. Berenice le dio un codazo. Rosie les echó una mirada de suficiencia antes de salir por la puerta. Cuando hubo salido, Berenice miró a Albus
-Nunca entenderé como dejas que te pisotee tanto.- negó con la cabeza.- Siempre se cree por encima del bien y del mal.
Albus se encogió de hombros. Su prima Rosie y él habían sido muy amigos, hasta que entraron en Hogwarts. Poco a poco dejaron de hablar y ahora parecían prácticamente desconocidos. Ni siquiera hablaban en las cenas de Navidad en La Madriguera, con los abuelos Weasley.
-Para ella pertenecer a Slytherin es algo así como una deshonra familiar.- "Y no la culpo"añadió mentalmente Albus , aunque no lo dijo.
Se quedaron en silencio unos minutos. Jeremy sonrió mientras miraba por la ventana el lluvioso paisaje otoñal que se observaba a través del cristal.
-No sé porqué, pero algo me dice que este año va a ser especial.
Albus y Berenice sonrieron. Jeremy siempre decía lo mismo, y luego las cosas eran igual todos los años. Pero puede que por esta vez, se equivocara.
