La lluvia no cesaba de caer y sus lágrimas parecían imitar aquella acción. Estaba sentada en la fría baldosa del baño de su habitación y miraba las gotas de lluvia por la ventanita que daba al exterior. Ella no solía llorar, pero la situación, el momento, el simple recuerdo de su aroma, la invitaban a no detenerse nunca. Se acostó apoyando la cara en el suelo, ahora sus lágrimas hasta parecían tibias pero a ella no le importaba porque su corazón se sentía frio. Solo le interesaba limpiar la porquería que estaba ahogando su corazón. Permaneció unos cuantos minutos en aquella posición, con los ojos cerrados, con las lágrimas aun escurriéndose por sus pestañas y oyendo el sonido de la lluvia.

Los golpes en la puerta la despertaron de aquella ilusión de estar por fin sola sin que nadie la molestara. No se movió ni un centímetro de donde estaba, no recordaba si había cerrado con llave o no pero a esta altura ya no le importaba. La persona del otro lado seguía de aporreando la puerta, no oía su voz pero sabía quién era.

-Vete.- susurró sabiendo que no la escucharía.- Déjame de una vez en paz.

El llanto la venció de vuelta. Cambio de posición: se levantó para sentarse contra la pared y mirar al techo mientras los golpes continuaban.

-Vete, vete, vete.-seguía susurrando apretando los dientes mientras cerraba los ojos y apoyaba la cabeza en sus rodillas ahora flexionadas y sus manos se apretaban en contra de sus oídos, Era un dolor que nunca había sentido. Una sensación de estar muerta en vida que ni siquiera sus libros le habían descrito.Se sentía miserable, lo había dejado entrar a su corazón, se había permitido sentir algo por alguien, pero el solo había pagado con engaños y mentiras cosa que la derrumbo y la dejó tirada, literalmente, en el suelo del baño. Y después llega él, su mejor amigo, como un príncipe a rescatarla. Pero ella era una princesa que ya no tenía salvación.

Los golpes ya no se escuchaban, ahora solo podía oír sus palabras que no tenían coherencia, eran solo letras sueltas que no formaban nada interesante o real para sus oídos. O eso quería pensar, porque cada golpe y cada palabra era como si la verdad le gritara a la cara.

Miró la puerta con melancolía, el se había apropiado de su corazón de una manera tan inesperada, con tanta ternura, con tanta delicadeza, cada detalle que el tenia con ella, era como si todas las células de su cuerpo estuvieran hechas solo para poder estar con el. Pero porque? Porque el destino tenía que ser tan cruel y despiadado con ella. Mira que dejar que se diera cuenta hasta pocos días antes de su boda. Eso si que era querer jugar sucio.

-Maldita sea, Hermione. Abre la puerta.- fueron las primeras palabras que pudo comprender, porque después de eso la puerta se abrió de un estruendo.

Se paro rápidamente, colocándose lo más lejos de la puerta que se le hacía posible. Tenía el cuerpo derecho, y los brazos inertes colgaban a cada lado. No tenia expresión en la cara, ni de sorpresa ni de tristeza, solo se denotaba que había estado llorando por sus ojos hinchados.

El permaneció en el marco de la puerta. Tan alto y tan galante como siempre. Avanzó un par de pasos y ella flexionó el cuerpo hacia atrás, sin poder retroceder más.

-Vete.- repitió en un tono áspero

-No.- la imitó y avanzó otro paso.

Corrió el rostro hacia un costado, las lágrimas amenazaban con salir nuevamente, cerró los puños. Al verlo había recordado y vuelto a sentir aquella punzada en el pecho, aquellas mariposas al poder aspirar su aroma.

-Tienes que escucharme.-el estiró su brazo para tocar su mano. Se sentía tan cálida, tan suave, nada comparada a la mano que tomaba todas las noches y que recorría su cuerpo dejándolo helado, vacio

-Harry…-si su cuerpo lo hubiera permitido, hubiera salido corriendo de ahí pero al parecer su cerebro y corazón ya no coordinaban para nada.

-No, déjame hablar, explicarte. Si después de eso quieres que me vaya, lo haré. Te lo prometo.- todavía no habían caído en la cuenta de que hablaban en susurros.

-No hagas promesas que no puedes cumplir. No te irás nunca porque eres una persona egoísta que siempre quiere todo. Pero entérate Harry, acabas de perderme.- por primera vez lo había mirado a los ojos.

-Pero he…-

-Vete de una vez.-no lo dejo terminar

Por unos minutos los dos se quedaron quietos, la lluvia seguía cayendo y era lo único que se escuchaba.

-No me voy a rendir.- El ojiverde se dio vuelta, pero en vez de irse cerró la puerta y se puso en el camino de salida. Hermione no tenía escapatoria.

-¿Es que no te das cuenta que no me interesa lo que tengas que decir?- La castaña se mantenía de pie lo más lejos posible. Intentaba que su voz sonara fuerte, segura, pero en cambio salió algo que nunca había escuchado algo que reflejaba su corazón roto.

-Entonces no me escuches, y yo estaré hablando conmigo mismo.- esperó alguna respuesta de la chica, pero como no la obtuvo continuó con su perorata.- Recordaré lo que pasó: estaba acostado en mi cama, era de madrugada, estaba lloviendo y no podía conciliar el sueño. Como todas las noches estaba recordando muchas cosas buenas y malas, soñando despierto. De repente alguien llamo a la puerta. Lo primero que hice fue mirar el reloj. 3:00am. Tome mi varita. Me dirigí hacia la puerta principal. Cuando la abrí me lleve la gran sorpresa de mi vida...- se detuvo para mirarla. - …ahí estabas tú, mi mejor amiga, la mujer de mi vida. Te pregunté qué sucedía, si te ocurría algo, era muy raro que estuvieras ahí muy tarde en la noche o muy temprano en la mañana, como prefieras.- sonrió de costado y se revolvió el pelo, de inmediato se puso serio.- No respondiste, solo me abrazaste y me dijiste que…me dijiste que me amabas.- se le había formado un nudo en la garganta, sentía como si estuviera cayendo en picada de una escoba de la torre de astronomía.- No supe que responder, me tomaste por sorpresa. Supusiste que te había rechazado por mi constante tartamudeo, y cerraste oraciones que yo nunca había empezado. Te fuiste corriendo y yo entendía cada vez menos.

El sonido de la ahora tormenta volvió a reinar en el baño.

-Y quiero entender, Hermione.- se volvió a acercar, ella no se inmutó. – Pensé que había sido un sueño por lo que seguí con mi vida normal. Pero a la primera vuelta de esquina me encontré con tus ojos castaños mirándome con odio por estar besándome con Ginny. Lo que tú no sabes es que detrás de ese odio comprendí que lo que sentías era dolor y que lo de anoche no había sido un sueño. Y nuevamente te fuiste, corriendo. Estoy siendo sincero, quiero comprender qué sucedió, qué te sucedió a ti. - dijo Harry, mientras se acercaba para acariciarle el rostro pero ella le corrió la mano con violencia.



-Creo que te mereces una explicación.- se sentó en el retrete con la mirada clavada en la baldosa. Mientras hacían un intento inútil por acomodar su cabello castaño.

-Te escucho con atención.- Harry se puso de cuclillas frente a Hermione y le acaricio la mejilla con ternura haciendo que ella cerrara los ojos

Su boca estaba tan cerca y su olor era tan penetrante que casi pierde la concentración pero decidió que era tiempo de que el supiera la verdad, de que supiera toda la verdad

Estaba en casa, tarde, sin poder dormir como me pasa desde hace poco. Pensaba en muchas cosas Harry, la graduación, Voldemort, ron.- empezó sintiendo como su boca se secaba y su conciencia hacia que le punzara algo en el pecho, no estaba pensando en ron, claro que estaba pensando en Harry pero no era el momento para hablar de eso.- Tome una pluma y un pergamino y empecé a escribir todo lo que me venía a la mente. Comencé haciendo garabatos y termine escribiendo casi toda la hoja de los dos lados, cuando comprendí que te estaba abriendo mi corazón y que podría ahorrarme toda esa estupidez descargándome contigo con solo dos palabras. – hizo una pausa y suspiró.

Salí de casa lo más rápido que pude. Más de una vez regrese en el camino pero repente me había inundado una fuerza de confianza que no conocía, que solo tú me haces sentir Harry. Llegue y ni me detuve hasta llegar a la puerta de tu casa. Caí en la cuenta de la hora y que tal vez estarías durmiendo, no me importo ya estaba ahí. En cuanto golpeé me arrepentí, dudas, dudas y miles de dudas me embargaron. Abriste la puerta, para mi alivio estabas bien despierto por lo que no me sentí culpable por despertarte. No espere y te abrace, me declare en ese preciso instante. Pero…pero al ver tú cara, tu expresión me sentí estúpida ¿quién dijo que me correspondías? Solo pude salir corriendo. – paró de hablar pero Harry esperó porque sabía que no había terminado.

-Esperaba a que olvidaras lo sucedido, y así lo hiciste. No mencionaste nada en toda la mañana ni los días siguientes. Después en la reunión de casa de Ron te vi Harry, vi como sus labios se unían a los tuyos y como ella tenía esa sonrisa tonta en el rostro – se le quebró la voz y el llanto volvió a ella, pero continuó hablando.- Me di cuenta que no te importaba nada ni nadie, que solo eras tu y tu bienestar.- levantó la vista, la mano de Harry yacía inerte sobre su rodilla. – Te odie, pero más me odie a mí misma porque en el instante en que te vi…sentí envidia de ella.- Hermione tomó la cara del ojiverde y comenzó a acariciarlo: comenzando por las mejillas, siguiendo por los párpados que toco por debajo de los anteojos y también la nariz para terminar en sus labios recorriéndolos despacio con los dedos . – La envidie por que podía mirarte directamente a tus ojos verdes, porque podía tocarte, estar cerca de ti, pero la envidie todavía más porque pudo besarte. –Y yo sé Harry que esto es imposible, yo estoy con Ron y tu, tu estas con ella.

-Herms- Harry se enderezo un poco para poder colocar su mano en la nuca de la castaña, lentamente la acercó a su cara.- Entiendo perfectamente, pero parece que tu todavía no lo haces..-Sus respiraciones agitadas se encontraban una con la otra haciendo que ambos corazones se aceleraran de manera inesperada.- Tú no tienes que envidiar a nadie, yo te pertenezco. Soy tuyo, Hermione. Te entregue mi corazón hace bastante tiempo.- habían vuelto a susurrar.- Acabas de reconocerlo como tuyo…- terminó con la distancia que había entre ellos, se besaron con todo el amor acumulado de años, con todo ese deseo que habían guardado con todo ese dolor y esa sensación de tener lo que tanto esperaste.

-Lo mío con Ginny va cada vez pero herms y tú lo sabes, ella simplemente no me entiende como tú lo haces. No me completa como solo tú puedes hacerlo.- dijo él mientras algo brillaba en su mirada verde haciendo que Hermione se estremeciera

-Harry.- dijo la castaña separándose sintiendo como su corazón se volvía a romper en mil pedazos.- No me hagas esto por favor. Mañana es la boda de tus dos mejores amigos entiendes? Mañana vas a ser el padrino más guapo que todo el mundo haya visto jamás. Por favor.- dijo ella sintiendo como le escocían los ojos gracias a las lagrimas acumuladas mientras sonreía con nostalgia.- Olvídame, ve y sigue tu vida con Ginny, amala. Déjame a mi seguir la mía con Ron. Sé que los dos somos fuertes Harry. Se que vamos a poder olvidar.

La mirada que recibió del ojiverde fue lo que termino de partir su alma en dos. El dolor y la desesperación que pudo ver en ellos fue indescriptible, parecía como si de repente todo el amor que había en ellos desaparecía y lo remplazaba un sentimiento que Hermione aun no podía descifrar. Era como si el brillo y la esperanza hubieran sido opacados por lo que parecían lagrimas?

El poso una mano a cada lado de su rostro, limpio su mejillas don los pulgares y se acerco a ella pegando sus labios con los suyos, como queriendo guardar cada sabor y cada textura para siempre.

Te amo.-dijo Harry sin abrir los ojos despegándose solo lo necesario sintiendo la respiración de la castaña muy a la par con la suya.- Lo único que quiero para ti es tu felicidad, y si esta está al lado de mi mejor amigo tendré que vivir con eso

Harry que no lo ves?.- dijo la castaña sintiendo que cada partícula de su cuerpo pedía a gritos el sabor de los labios de aquel muchacho de nuevo.- No puedo hacerle esto a Ron, no podemos Harry

El simplemente la miro con ojos de ternura. Con esos ojos que había visto salir de la última batalla victorioso, esos ojos que le transmitieron toda la paz y la tranquilidad del mundo al decirle que todo iba a estar bien. Le sonrió. Acaricio su cabello castaño mientras la tomaba de la mano y se acercaba a su oído

Olvídame tu Hermione.- dijo el levantándose y soltando su mano iniciando su camino hasta la puerta .- yo no sé si pueda hacerlo

Harry espera...- dijo ella estirando los brazos para poder detenerlo pero ya era demasiado tarde. El ya estaba demasiado lejos.

Ni siquiera le había deseado suerte, simplemente salió por la puerta y escucho sus pasos marcharse. Cada paso era una aguja que se clavaba en su ya roto corazón. Ron solo le había quitado todo, hasta la oportunidad de ser feliz, y ahora dentro de pocas horas tenía que caminar al altar pretendiendo ser la persona más feliz del mundo, mientras que la persona que más amaba se encontraba parada justo al lado del novio.

Y lloro. Abrazo sus piernas y las pego contra su pecho mientras que hundía su cabeza en sus rodillas. Lloro