Titulo: Nosotros nos odiamos más.
Titulo del capitulo: Porqué tres, porqué peregrinos.
Pareja/Fandom: Wincest (Sam Winchester/Dean Winchester)
Clasificación: M
Nº de palabras: 8.229
Tipo de FC: Omega!Verse/Drama de mierda/supongo que crack/intentos de mantener el canon.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen y el universo tampoco, todo es propiedad de Erie Kripke.
Sumario: "Las familias se aman", John le mira con una lástima evidente, como si pensara que es un imbécil. Antes de que Sam escupa veneno John se recuesta contra la puerta, "Chico, en esta familia nos odiamos más" y cierra la puerta.
Advertencia:
(Sé que las advertencias puedes ser tediosas, pero si no sabes qué es un Omega!Verse tal vez sería prudente que leas esto)
Este es mi segundo fanfiction en este fandom y la verdad está bien la soledad con la que me han recibido, no voy a dejar de quererles. Sé que mi fanfiction anterior no es para cualquier persona, pero este fanfiction debería estar abierto a un fandom mucho más grande, señores, este es mi fanfiction más largo, no suelo publicar por capitulos sino soltar todo de un golpe, pero estoy experimentando a ver que tal me va.
Aunque el fandom de Supernaural creó el termino, no creo que todos sepan qué es un omega!verse, así que les voy a dar una explicación simple aunque en el fic también lo explico sobre el camino.
En el omega!verse hay tres tipos de seres humanos: los alfa, los omega y los beta. Los alfa son dominantes y fuertes, los omega suelen ser un poco menos fuertes y a veces sumisos, los beta son la población normal, ¿normal?, los alfa y los omega emiten un olor especial, los beta no, o si lo hacen es muy vago; los alfa tienen instintos sexuales muy fuertes, los betas no. Los omegas pasan por un periodo de celo (en mi fanfiction es cada cuatro meses después de desarrollarse) y los betas no. Lo importante de este caso es que los alfas y los omegas se pueden unir. Unir quiere decir que durante el celo del omega el alfa que este con él (o ella) lo muerde en el cuello, según cómo se creó el verse (omega!verse) la idea es que ese vinculo es muy fuerte y es algo así como un matrimonio físico y psicológico para los alfas y omegas que lo realicen, además en mi fanfiction y en todos lo que he leído, es indestructible.
Otra cosa (que a mi particularmente no me gusta mucho) es que todo omega (sin importar si es hombre o mujer) es fértil, el celo es cuando pueden quedar en embarazo.
Eso más o menos todo lo que necesitan saber, espero que este fanfiction les agrade, hay bastante porno, está situado para la primera y segunda temporada y desde que Sam tiene 16 años, no estoy peculiarmente segura de haber hecho un trabajo sólido porque esta es mi primera vez con el omega!verse y con el wincest, pero de todas formas este fic es un hijo mío y le tengo cariño, me honraría que también les gustara aunque fuera un poco a ustedes, lo hice y lo sigo haciendo con mucho cariño.
Por último quiero agradecer a Kattie y a Tamiko-san porque siempre están ahí, este fic no ha sido beteado por complicaciones, pero igual intenté hacer lo mejor posible con mi trabajo, les pido disculpas por errores y problemas que vean por allí, sé que muchos conocen el omega!verse más que yo y si ese es el caso, agradezco todo tipo de corrección y comentario, muchas gracias y espero que encuentren a mi hijo tan guapo como Dean (y Sam).
NOSOTROS NOS ODIAMOS MÁS.
Porqué tres, porqué peregrinos.
He aquí lo que Dean sabe: los Winchesters son alfas todos (todos, toditos, todos desde antes del rifle y de Adán y Eva) y he aquí lo que pasa: Sam es omega. John le explicó a Dean cuando este tenía unos siete años (y se preguntó la diferencia entre alfas, omegas y betas) que Sam nació omega porque es un gen recesivo. La respuesta es muy fácil, los Campbell son omegas todos (todos, toditos, todos desde antes de las campanas y de Adán y Eva), así que en teoría los genes de John debieron ser más fuertes que los de Mary al momento de engendrar a Sam, pero al parecer los genes de Mary lograron ponerse encima (porque la mierda acontece, camarada) y ahora hay un Winchester omega.
El doctor que atendió a Mary en el parto de Sam le dijo que no había nada de qué preocuparse, que Sam había heredado ser omega de su familia materna de la misma forma que algunos niños nacen de ojos azules teniendo ambos padres morenos. Una recesión, cosas de la naturaleza, genes rebeldes.
Más tarde, cuando Sam alcanzó los trece años y no había ningún síntoma del celo que fuera visible, John (en contra de su voluntad) llevó a Sam a un especialista en "cómo a los omegas le llega el celo, Dean, ahí vamos a llevar a Sammy, no le harán daño", "Bien". El especialista, un omega de rasgos felinos y ojos pardos le dijo a John que "No se preocupe señor Winchester, por ser Sam un hijo de genes recesivos es muy posible que su celo se demore años más de lo normal, ya que dentro de su cuerpo pueden haber ligeras tendencias a ser alfa". Seguido de eso le hicieron pruebas de sangre a todos (primero a Dean porque se negó a permitir que le acercarán algo filoso a Sam si él haber comprobado que no era peligroso) y los resultados fueron casi esclarecedores.
En las muestras de sangre, Dean reaccionó a todos los químicos que se ponen de colores con la sangre alfa, John también y Sam sólo a tres de esos químicos, el resto de químicos a los que su sangre reaccionó eran los que indicaban su naturaleza de omega.
Antes de salir el doctor le pidió unas palabras en privado a John. He aquí lo que Dean no sabe porque John nunca se lo dijo: "Señor Winchester, es muy posible, por la misma naturaleza tan extraña de su hijo Samuel, que cuando alcance el celo su olor sea tan intenso como el de un omega ajeno a la familia, según lo que usted me dijo, si el chico debió ser alfa y nació omega sobre tantas generaciones lo más posible es que en medio del celo ni siquiera usted lo reconozca cómo su hijo".
Al comienzo esas palabras le rebotan dentro de la cabeza a John como campanazos, pero después de un año, después de dos y de tres, John termina por olvidarlas casi por completo y sobre todo, termina por acostumbrarse a que a Sam nunca llegue al celo (dicen que hay omegas que muchas veces nacen estériles y no lo alcanzan), así que el día que le dice a Dean que cargué las armas y guarde municiones debajo de los colchones porque sale a resolver un caso y Sam está a mitad de exámenes en la escuela, Dean carga las armas y guarda las municiones debajo de la cama.
John se va muy temprano en la mañana y Sam sale a la escuela bastante temprano también. Dean simplemente rueda en la cama un par de horas más.
Lo cierto es que en medio de sus veinte años, Dean es un alfa como se espera que sea un alfa (es alto y bien formado, territorial, voz gruesa, pura fuerza bruta y hormonas incontrolables) y está tan acostumbrado a Sam como lo conoce (que no parece un omega a decir verdad) que le cuesta trabajo creer que algún día va a alcanzar un celo.
La verdad es que no lo imagina.
Los omegas son (y aunque todos lo nieguen) la especie más codiciada del mundo. Es decir, nadie quiere ser un omega, pero todos quieren estar y tener uno. Dean tiene una imagen mental del omega promedio como un chico o una chica de mediana o baja estatura, contextura delgada, carácter sumiso y olor penetrante. Ha visto muchos en su vida gracias a que conoce casi todos los pueblos de los Estados Unidos y ha dormido en todas las camas donde posiblemente han follado omegas en la historia. Jamás estuvo con uno y es precisamente porque John se lo prohibió.
―Toma esto, Dean ―le dijo John hace ya más de cinco años mientras le tiraba una caja de condones sobre la mesa―. Folla con todos los betas que quieras, pero nunca con un omega, si llegas a unirte criarás hijos y no cazarás nunca más.
―Sí señor.
En su momento Dean apenas pensó que le estaban prohibiendo algo así como dormir con todas las chicas de cabello rubio, así que pensó que había morenas y pelirrojas. No entró en pánico ni le pareció arbitraría la decisión. Cuando (un tiempo después) descubrió el olor del celo y el atractivo de los omegas (incluso sin que estén en celo) comprendió que su tarea de no follar omegas no sería fácil.
Las y los betas no tienen desventajas, eso es lo único. Vienen en todos los colores y en todos los sabores, las chicas o lo chicos beta apenas emiten un olor dulzón y no cruzan por celos ni por las urgencias sexuales de un alfa. No tienen especial tendencia a ser delgados o gruesos, no son sumisos ni altaneros, son los betas, lo normal, lo estable. Son lo que Dean caza cuando no está cazando monstruos.
Por eso después de que John se va a cazar algún bicho que se mata con fuego (Dean piensa en rugurú o wendigo), y después de que Sam toma todos sus libros y se marcha a la escuela (Dean piensa en física y química y le da sueño), Dean sale de caza. Toma el auto (que John dejó por obra y gracia del señor) (Bobby vino en la madrugada con la camioneta) pisa el acelerador, abre la ventana de piloto, pone a sonar a los Zeps y se dirige a donde caminan las chicas.
Al poco tiempo cree (está seguro) de que está en la escuela de Sam, son más o menos las diez de la mañana y Dean abre la puerta del auto frente a la escuela. El sol no le pica en los ojos porque tiene puestas las gafas oscuras que jura que lo hacen ver malo, lleva puesta la chaqueta de cuero, está recostado contra el auto y antes de pensarlo ya está haciendo reconocimiento general del área. Las chicas en su mayoría son de cabello castaño, no percibe el olor a omega por ninguna parte y asume que se trata de que está es una escuela secundaria que no admite estudiantes omegas después de su primer celo (lo cual es una política común en todos los Estados Unidos, hay colegios separados para los omegas después que estos entran en celo para prevenirlos de un ataque por parte de un alfa), aún no ha visto la primera chica que en estatura le llegara al hombro y a su parecer incluso los chicos que ve entrar a la escuela no parecen muy fuertes. La verdad es que apenas percibe un poco de olor a alfa en los alrededores, como si hubiera uno o dos dentro de la masa de estudiantes que entran y salen por las puertas (eso también es normal, con frecuencia los alfas asisten a colegios sólo para ellos).
Dean se graduó (o algo así) de un colegio regular, donde habían muchos betas, un grupo de diez alfas y un pequeño combo de tres omegas que aún no alcanzaban el celo. Sam también había estudiado allí pero nadie le reconoció cómo omega. Y es porque en general nadie reconoce a Sam como omega, tienden a pensar a primera vista que es un alfa, luego que es un beta por su falta de olor y después (luego de olerlo muy de cerca) la mayoría de las personas se sorprende con franqueza de que sea omega. La verdad es que Sam es muy alto (más que muchos alfas) es ancho (más que muchos alfas) y no parece nada sumiso. Sus maneras no son delicadas y aunque son amables, Sam no es propiamente pasivo o servicial. Dean se queda pensándolo mucho tiempo, en cómo es Sam, en que no parece particularmente omega o alfa y mucho menos beta, Sam es Sam, huequitos en las mejillas cuando sonríe y una rayita verde de ojos.
Aún sigue pensando en Sam e incluso preguntándose de modo vago si alguna vez tendrá que llegar necesariamente a un celo (y la verdad es que del celo no sabe mucho), cuando una chica (beta, por supuesto) pasa por su lado. Tiene el cabello rojo natural (ósea casi naranja) y pecas más allá de lo que Dean puede ver, intercambian una sonrisa afilada y cuando él la sigue, la chica lo que hace es esperarlo.
―No se ven muchos alfas en este pueblo ―dice ella.
―Yo no he visto a una cómo tú en ninguna parte ―dice Dean y la chica lo mira condescendiente pero atrevida.
―Vamos señor alfa, en la cafetería hay pie ―Dean la mira con intriga―, y la salida por la parte de atrás de la escuela está mi casa.
―Me interesa ese pie.
La cafetería de la escuela no tiene mucho de especial, es un recinto alargado y de color blanco, las mesas son de madera pulida por el uso y los estudiantes desprenden ese olorcillo a sudor y comida chatarra que sirve para camuflar sin mucho éxito al único omega que hay en el comedor. Es un chico de cara redonda y cabello negro, de lejos parece una chica un poco torpe de movimientos, Dean lo mira con un poco de inquietud y la chica de las pecas pone dos trozos de pie sobre la mesa, "Ese es el único omega que he visto en esta escuela en años, se llama Anthony," Dean puede oler que no se tardará mucho en llegar a su primer celo, el paladar se le derrite un poco, "todos los alfas lo miran con ese mismo gesto idiota que tienes en la cara, todos lo miran a él y al otro chico omega que llegó" Dean le quita los ojos de encima a Anthony un momento y la chica de las pecas se pone un mechón tras una oreja, "¿Has visto al otro omega, señor alfa?", "¿Cuál?" pregunta Dean y ella señala a Sam. Dean no lo había visto hasta ahora, está sentado en el medio de una mesa, tiene a varias personas a su alrededor y aunque está comiendo, Dean puede ver que tiene libros abiertos frente a él, Sammy, piensa y la chica de las pecas se cruza de brazos, "En la escuela hay cuatro alfas y los cuatro están en clase con él, creo que se llama Samuel Winchester, todos quieren dormir con él".
La oleada de furia cuando la chica de las pecas dice eso deja a Dean apretando mucho los dientes, con la mirada liquida y un sabor metálico en la boca, la chica con pecas parece un poco incomoda, "Parece que ahora tú también te lo quieres follar", Dean arruga la nariz, da una olida en dirección a Sam y nada, no le huele a celo, no le huele a omega (más de lo que Sam huele, que a su nariz es casi nada), voltea a mirar a la chica de pecas y ella le parece mucho más apetitosa la verdad, "Yo no quiero follar con ese chico" dice dándole un besito en el hombro y ella suelta una risita afelpada, "Cómo digas señor alfa".
Pasan un buen rato hablando (o más bien coqueteando vanamente) ella le explica que dos bloques más allá hay una escuela de alfas y afuera del pueblo hay una para omegas, pero que no cuentan con muchos estudiantes. Dejan de hablar por un rato y uno de los alfas que Dean había olido antes pasa junto a la mesa, está hablando con un beta: "Yo sé que será muy duro unirme tío, las estadísticas dicen que hay al menos cuatro alfas por cada omega sin unir en este país, ¿lo imaginas?". Dean nunca ha pensado en unirse y cuando empieza a pensar en la posibilidad ya la está desechando como basura mental, lo que si piensa es que ese tío alfa que acaba de pasar seguramente no dudaría en abusar de Sam si pudiera y eso le da agrieras.
Dean no es especialmente un conocedor de los derechos de los omegas, pero sabe, cómo lo saben todos, que violar a un omega nunca es visto como algo completamente grave. La mayoría de veces incluso se culpa al omega por merodear donde hay muchos alfas o por no tomar la dosis adecuada de supresores para evitar incidentes. Eso seguramente le parece injusto, y ahora que piensa que alguien podría violar a Sam (no, no podrían. Dean sabe que Sam se cargaría dos o tres alfas sin ninguna dificultad, eso le baja el nivel de ira que le pudre las tripas). La chica de las pecas parece terminar de comer y le dice simplemente: "Tengo una clase más aún, en una hora estaré libre", Dean le guiña un ojo y le da a entender que donde está se quedará.
La chica de pecas se pone de pie y cuando Dean cree que se va a despedir con un beso, ella parece alarmarse por algo que sucede atrás de Dean. Este, que había dado la vuelta para despedirse voltea a mirar y la verdad es que sólo se ve un montón de gente apilándose alrededor de algo que no se ve, pero a Dean se le seca la boca y más se tarda en ver a uno de los alfas que hay por ahí dar un paso en dirección a la muchedumbre para salir disparado, Sam, piensa, Sam Sam Sam Sam Sam.
No le cuesta propiamente trabajo hacerse campo entre la multitud, aparta a los estudiantes a brazadas, cada vez más desesperado, sintiendo el corazón en el cuello. Cuando siente que está a punto de ver lo que pasa y sólo puede pensar Sam Sam Sam Sam SAMMY un grupo de betas lo intentan apartar, "¡Es un alfa, no lo dejen pasar, es un alfa!", "¡Aléjate, no dejaremos que pases!". Dean no está muy seguro de estar oyendo con claridad lo que dicen, sabe que siente un olor extraño y sabe que está ciego y casi puede ver a través de la gente con tal de encontrar a Sam, sabe que intenta pelear con los betas y sabe que estos intentan detenerlo. En medio del mar de brazos que lo detienen oye un grito agudo que lo paraliza, "¡DEAN!", oye que lo siguen llamando, oye que la voz llora y entonces reacciona, "DEAN DEAN DEAN DEAN DEAN" y Dean empuja al beta que tiene en frente, "Sam es mi hermano" dice jadeando y parece que la barrera humana se parte en dos, lo dejan pasar, lo dejan llegar a Sam.
Dean no detalla, actúa por puro instinto. Cuando jala a Sam fuera de la escuela y lo mete en el auto no está oliendo, no está pensando. Dean actúa como un autómata, lo único que siente son unos celos ciegos, una rabia sorda. Siente que tiene que tenderse sobre Sam y no dejar que un alfa se acerque nunca. En este momento, Dean siente que podría apartar a al propio John a mordidas si intentara acercarse a Sam.
Cuando llegan al motel sabe que no quiere que nadie les ayude, no quiere que nadie le vea o lo toque o lo huela, quiere que Sam esté bajo su protección, que no sufra, que deje de gemir como si le doliera cada célula del cuerpo, eso es todo.
Sólo hasta que ha apilado la mesa y las cuatro sillas que había dentro de la habitación, sólo después de cerrar ventanas y cortinas es que empieza a pensar con algo de claridad. Necesitan supresores, aunque no sabe si los supresores funcionan cuando se está en pleno celo, cree saber que en esa situación se usan inyecciones. Nunca ha comprado una, deben venderlas en las droguerías (deben ser costosas, todas las drogas para la regulación del ciclo del celo son costosas, todo el mundo lo sabe, por eso los omegas se aíslan de la sociedad hasta que se unen) (no tienen mucho dinero) Dean intenta pensar, está seguro de que no puede dejar sólo a Sam un segundo y al tiempo sabe que no lo puede hacer atravesar un celo sin medicación porque será una experiencia horrible (eso no sabe por qué lo sabe, pero lo sabe y es suficiente) siente un pánico sordo, aún siente que algún alfa podría penetrar las defensas de la habitación del motel (cuando es imposible), está a punto de buscar en las páginas amarillas o de llamar a John cuando oye ropa caer al suelo, voltea.
Sam está desnudo, tiene la piel brillante de sudor y la cara cubierta casi toda de cabello. Aprieta los puños junto a las piernas y parece que está haciendo tensión en cada musculo del cuerpo, deja de apretar los dientes unos segundos mientras exhala y Dean siente que el aire que Sam arroja él lo aspira.
Cuando da una pequeña olida siente que se le quema todo el cuerpo por dentro. Sam huele tan dulce que lo hace gemir, "Dean" Sam vuelve a decir su nombre desde que salieron de la escuela, Dean tiene los ojos cerrados, tanto que le duele la cabeza de hacer presión, "Dean" al comienzo en un gemido chiquito y luego oye que Sam sube la voz y que termina casi gritando, la voz rota y húmeda. Dean la tiene como una roca dentro del pantalón (y ha estado así hace tiempo) (no sabe cómo), siente que si abre los ojos no va a ser capaz de detener lo que sea que pase, pasa saliva y la saliva en la boca le sabe a lo que Sam huele, se le pulveriza la garganta, "Dean" Sam lo llama de nuevo, Dean prefiere no pensar que Sam está llorando y que eso de alguna forma le excita, prefiere nada, "Dean" y abre los ojos.
Cuando lo ve de nuevo siente que no sólo lo ve con el cuerpo sino que lo siente debajo de la piel, te siento Sammy, cuando Sam voltea la cara para mirarlo Dean juraría que puede ver a través de los ojos de Sam, que puede oler lo que él huele, siente que va a estallar de calor y siente que se está derritiendo cómo él lo siente, "Dean" cuando Sam lo llama de nuevo siente que tiene que ir, no está seguro de si es porque él no puede soportar las ganas o porque Sam lo llama, sabe que tal vez sea por ambas. Cuando llega a la cama se acurruca frente a la cabeza de Sam, el olor que este emite le calcina la piel, Dean siente que quiere lamerlo, "Está bien Sammy," dice, "vas a estar bien". Sam gime y Dean le pone una mano dentro del cabello. "Me gusta como hueles, Dean" dice Sam, pero Dean oye otra cosa, oye "Fóllame, fóllame, fóllame" y cuando vuelve a respirar siente que se le olvida todo, cuando vuelve a ver a Sam siente que preferiría que le arrancaran la piel a soportar un segundo más sin tocarlo, sin lamerle todo el sudor y sin follarlo, por Dios, follarlo.
Casi que salta sobre la cama, alcanza a ver que Sam está acostado sobre un charco de lubricante y que ese mismo lubricante es lo que emite el olor que le está tostando el cerebro. Sam parece igual de ansioso a él, jalando la ropa que Dean intenta quitarse, gimiendo de ansiedad cuando lo ve deshacerse del pantalón, "Toca" le dice Dean y Sam estira la mano, la pone sobre la tela de los boxers y cuando siente la polla de Dean, latiendo y vibrando de ganas, gime y tiembla, Dean puede leer las ganas y antes que nada, antes de todo, le da una lamida larga desde el ombligo hasta el mentón, tiene la boca hecha agua cuando termina, drogado con el sabor, "No puedo aguantar más Sammy", y Sam de verdad parece que tampoco. Dean se saca los boxers y cuando ve lo duro que está también nota que Sam está duro.
Dean jamás había pensado concretamente que Sam tuviera polla. Es decir, suponía que la tenía (Sam va al baño y usa boxers). Ahora que lo ve, tendido y sudando y con la polla dura y rosadita sobre la tripa, Dios Sam, me estás matando, termina dándole lamiditas suaves, chupado la piel suave dentro de los muslos y recorriendo con la lengua toda la longitud de la erección de Sam, de arriba hacia abajo, hasta que termina probando unas gotitas de lubricante que Sam tenía sobre los testículos.
Es dulce como nada en el mundo, sabe tan bien que Dean gruñe de placer con el sabor, dando lamidas largas entre las piernas de Sam en busca de unas gotitas más. Sam, que está reducido a gemidos histéricos y a lo que parece la total pérdida del control, estira una mano y pasándole frente Dean, busca entre sus piernas más abajo, de donde brota el lubricante; Dean ve a Sam subir más las piernas y luego le ve el culo, ve el lubricante salir y dos dedos de Sam abriéndose paso. El gemido es mutuo, Sam tiembla entre sus brazos cuando mete los dedos todo lo que puede y cuando gime de nuevo Dean oye "fóllame Dean, fóllame, fóllame". Saca los dedos y le escurren gotas espesas de líquido, cuando los va a volver a meter Dean lo agarra de la muñeca, casi agresivo, antes de que Sam gima ya se ha metido ambos dedos en la boca, jugando con ellos, metiendo la lengua, saboreando hasta que pierde la razón, "Fóllame, Dean, no puedo".
Dean le sostiene las piernas desde atrás de las rodillas, por un breve segundo teme hacerle daño a Sam al penetrarlo pero el cuerpo de este cede por completo cuando Dean lo folla, lo cubre como si lo hubiera estado esperando. Sam grita al otro lado y Dean le cierra la boca con la lengua. Se están besando como locos y Dean le está mordiendo la lengua cuando siente que Sam se corre por primera vez. Se ajusta un poco y un chorro de lubricante deja a Dean mojado, perdiendo el aliento. Sam gime dentro del beso, temblando cómo una hoja, lleno de sudor y mojado por todas partes, Sam le entierra los dedos y las uñas en la espalda, Sam le ruega le pide, "No pares, Dean" y Dean no podría parar incluso si quisiera, siente a Sam abriéndose para él y el placer lo sobrepasa tanto que cuando reacciona está horriblemente cerca de morder a Sam y unirse con él.
El terror lo paraliza un segundo pero Sam gimiendo su nombre y embistiendo contra él como un animal salvaje le borran el miedo como si nunca hubiese existido. Dean sabe que lo folla, que lo folla hasta que no puede más y más allá. Dean sabe que no quiere parar y que lamiendo a Sam de la forma en que lo hace podría acabarle la piel con la lengua. A lo único que atinan es a no morderse, porque todo lo demás lo hacen, Sam mugiendo de aprobación y Dean jalándole el cabello mientras lo besa y lo folla sin pensamiento, rebotando en las nalguitas suaves de Sam y hundiéndose dentro de él hasta correrse se vuelve casi habito. Sam tiene la pancita tan mojada como el culo cuando parece que se quedan sin alientos por primera vez.
Son las siete de la noche.
Dean sale de Sam y cuando se da cuenta de que no usó condón, también se da cuenta de que llevan al menos follando siete horas y media. Sam parece que está hecho polvo, se queda dormido apenas Dean la saca y aunque todavía está botando un poco de lubricante entre las piernas, no parece tan ansiosamente perdido por follar como cuando empezaron. Dean lo jala de un brazo y le dice que tiene que bañarse, aún sedados de sexo.
No es propiamente un baño, es Sam limpiándose la tripa y dejando que el agua le corra por todas partes, luego tirando la toalla a un lado y murmurando, "Dean, ven, Dean no me dejes solo, Dean no te vayas, Dean" se tiende en la cama y se queda dormido desde antes de poner la cabeza en la almohada, bocabajo y respirando tan despacio que mantiene a Dean en un estado de suspenso, lo mantiene sucio contra la puerta del baño, atestado de Sam hasta la punta de los pies.
Dean también se da una ducha, aún atontado y pensando despacio, casi sin aire en los pulmones de tanto follar, con la boca hecha polvo y agua del sabor de Sam. Se sacude todo lo más rápido que puede, no está consiente de querer salir de ducharse a acostarse con Sam (de nuevo), pero tiene una cosquillosa ansiedad en la panza, se está sacudiendo el cabello cuando hila el primer pensamiento coherente: debería llamar a John.
Le toma casi media hora recordar que Sam es su hermano menor y que lo estuvo follando por más de siete horas seguidas. Está de pie bajo la ducha apagada y con la toalla del motel sobre los hombros, le resbalan gotas de agua por las piernas y aunque mantiene los dedos sobre los labios y siente algo de frio, Dean hace un esfuerzo sobre humano por despertarse, la única explicación a esto es que lo estoy soñando, esto es un sueño, Dean da un paso al frente, no calcula, sólo piensa sordamente en John y en Sam y en el calor amargo que tiene tras las orejas y que le calcina los pensamientos, acabo de follarme a Sam, acabo de follar con Sam, follé con Sammy, se resbala.
No se cae, se sujeta del lavado y del retrete, se pone de pie, piensa en Sam. No siente que le pase toda su vida frente a sus ojos, sólo piensa en esa mañana, en Sam sentado en el comedor de la escuela, rodeado de libros y con el cabello despeinado, recuerda a la chica de las pecas y luego siente la arcada. Dean vomita todo lo que ha comido en la vida (al parecer), la misma sensación de existir le da asco, tocarse la piel le da asco, pensar en cualquier cosa le revuelve los intestinos, lo deja visceralmente vacío. Vomita hasta que escupe un líquido amargo y verde que no tiene nada que ver con comida.
Se queda casi abrazando el inodoro por un par de minutos más, apenas asqueado por el olor y vagamente consiente de seguir desnudo. Sacude la cabeza antes de ponerse de pie y decide ignorar por todo lo alto lo que sea posible ignorar, piensa en salir a comprar supresores y pedir a algún beta en la calle que (por favor) cuide de Sam mientras él no está. Piensa en averiguar si tiene que conseguir más dinero para inyecciones y piensa en ocuparse con algo que le quite el deseo de arrancarse la piel.
Después de lavarse la boca con ese enjuague bucal tan impersonal de los moteles (todos saben a menta y tienen demasiado alcohol), Dean se pone su ropa de cualquier forma y abre la puerta, apenas consiente un segundo antes del quejido que le calcino la espalda. Sabe (no sabe) que Sam está al otro lado, sabe (no sabe) que aún tiene el celo en vigencia, sabe (no sabe) que debe seguir oliendo bien, sabe (no sabe) que debería estar dormido.
Pero Sam no está durmiendo, Sam está desnudo de nuevo (Dean ya no recuerda si se tendió a dormir desnudo, en realidad), Sam está bocabajo y tiene la cabeza enterrada en la almohada, cuando gime de nuevo Dean siente un serio terremoto dentro del pantalón, como si olvidara todo lo que vomitó, como si se le pusiera la polla dura en una milésima de segundo y se le secara la boca de inmediato.
Sam se está tocando. Bocabajo y con dos dedos tanteando entre todo ese lubricante que le desborda por los muslos. Dean no está muy ubicado temporalmente pero abduce que deben ser cerca de las ocho, lo que significa que Sam no debió dormir media hora siquiera. Media hora y ya se está enterrando los dedos dentro, Dean respira por inercia y aunque está vez una oleada de asco le atraviesa la medula espinal no puede evitar sentir por Sam, no puede evitarlo, Dios, sentir que Sam tiene que tocarse o siente que se quema por dentro y se muere.
Dean de nuevo no se mueve, siente que le late todo en su sitio, que se queda sin aire porque el olor de Sam y sus gemidos evaporan lo que respira, siente que si da un paso más no será capaz de ir hacia la puerta sino de correr hacia Sam, y es que de verdad Dean lo intenta, ir, no mirar a Sam, no pensar en tocarlo de nuevo (de nuevo Dean, no, no puedes hacerle esto a Sam, Dean) pero lo que pasa es que Sam grita agudo hasta desgarrarle los tímpanos y Dean lo siente dentro del pantalón, siente cómo Sam se viene porque él mismo se viene también.
Lo ve seguirse tocando, lo oye murmurar algo después de gritar y cuando inconscientemente intenta liberarse de su ropa pegajosa logra entender la maraña de suplicas de Sam, "deandeandeandeandeaaaaandeeeeaaaan", oye la voz de Sam como un mugido que lo mantiene duro aún después de un orgasmo a ciegas que no empezó donde terminó. Dean se abre el pantalón sintiendo que los brazos le pesan, Sam vuelve a gemir su nombre y Dean no es capaz de pensar nada pero al tiempo piensa que tiene que salir de allí ahora mismo.
"Dean" dice Sam, la voz clara mientras jadea, "No te vayas, Dean". Y eso no es una excusa pero es lo único que le faltaba a Dean, porque no se está yendo a ninguna parte, está saltando en la cama y lamiéndole la espalda a Sam antes de descubrir que lo está haciendo. Sam gime y Dean le está hundiendo los dedos todo lo que puede cuando le muerde sobre un omoplato, "Sam no puedo", "Qué", "No follarte", "Me parece terrible" Dean apunta una sonrisa mientras le hunde la cara en el cabello, Sam huele excesivamente bien, en algún punto Dean piensa que ha olido así siempre. Dulce hasta que te seca la garganta y te arde en el pecho, huele tan delicioso que Dean podría lamerle el cabello, huele a sudor, a sexo y al semen de Dean, pero él quiere lamerlo todo y chuparle toda la piel hasta dejarle marcas, quiere hundirle la cara en el hueco que se le hace entre los omoplatos cuando flexiona los codos.
"Lo necesito, Dean" y Dean lo sabe, siente a Sam todo suave y mojado cuando le mete dos dedos en el culo, sabe que se está derritiendo con todas la letras, sabe que gime cuando Dean le acaricia la próstata y embiste con todo el cuerpo aunque sólo le esté metiendo los dedos. "¿Cómo quieres que lo hagamos, chico?" pregunta Dean mientras se saca el pantalón y le lame la línea de los hombros, a Sam le tiembla hasta el cabello, "Cómo quieras", "Lo hicimos toda la tarde cómo yo quise", "Cómo sabes que no es así cómo lo quise yo, Dean", "Porque tú querías que te mordiera y así no fue", Sam estira los brazos, una vez en cuatro le da una mirada venenosa a Dean, "Tú también querías morderme" le está enseñando todo el culo, rosado y lleno de lubricante y los dedos de Dean.
Dean suspira un poco de ese vapor de aire que le lanzan sus pulmones, siente que va a bullir si no le separa las nalguitas a Sam y se hunde todo lo que pueda en él. Aun así hay un pensamiento que nunca ha abandonado a Dean, no cuando follaron la primera vez y no ahora. Fue el único pensamiento que le ayudó a dejar de vomitar: si no lo muerdo, si no nos unimos, no hay problema. Sam es un omega, Dean es un alfa, pero son hermanos, lo cual quiere decir que naturalmente, Sam va a unirse con otro alfa en algún punto e incluso separarse por completo de la familia.
Eso es, otro alfa. Dean hunde la polla hasta que siente mojada la panza, otro alfa, Dean le lame la nuca a Sam mientras embiste suavecito, otro alfa, Dean le sujeta el cuello a Sam con una mano para que lo tire hacia atrás y se lo enseñe todo a Dean, lo lame y con la otra mano le jala los pezones, OTRO ALFA.
Dean está cacheteando las nalguitas de Sam con un sonido húmedo que le derrite las piernas para cuando se viene. Sam se tensa y muge su nombre como un mantra para invocar al demonio, Dean le muerde la línea del mentón, buscándole la boca con la lengua, ciego de ganas de probarle la boca de nuevo. Con Sam revolviéndose enérgicamente sobre su polla no le queda espacio para sentirse remotamente cansado, para lo único que le queda espacio es para pensar en otro alfa, en otro tío (o en otra tía) tocando y besando, lamiendo, follando a Sam cómo él lo está haciendo.
Cuando la saca, Sam rebota en un quejido y Dean se tiene bocarriba junto a él, "Vamos Sammy, fóllate". Sam lo mira, aún en cuatro y entre todo ese cabello, con una línea contaminada de mirada y los labios abiertos, "Dijiste que lo querías cómo yo quisiera," Dean se lame los labios porque necesita lamer algo, "y yo lo quiero así". Sam se mueve como un relámpago, puras extremidades eternas y músculos tensos, "¿Quieres qué te monte, Dean?", "Sí", "¿Quieres que lo haga tan fuerte que nos quedemos sin aire?", "Sí". Sam lo toma entre sus dedos y es de un solo impulso que está dentro de nuevo, viendo húmedo y sintiendo a Sam respirar sobre su cuerpo, "No lo imaginas, Dean…" embiste sacándola casi toda y metiéndola en un solo movimiento, "no sabes lo bien que te siento" Dean lo sujeta de la cintura y, antes de olvidarse de todo de nuevo, las palabras se modulan solas: "¿Le harías esto a otro alfa?" Sam deja resbalar a Dean completamente dentro y se detiene, la mirada mojada y verde, "Dean" Dean no sabe qué quiere decir ese Dean, "¿Dejarías que te hunda la polla hasta hacerte llorar, Sam?" Sam se frota sin sacarla, mirándolo de frente, ojos asesinos, "¿Dejarías que te lamiera, que te follara y que te mordiera, Sam?" Sam exhala y no dice nada, aprieta el culo y hace fuerza hacia abajo como si pudiera hundirse más, gime, "¿Lo harías, Sam?", "No sé".
Sam vuelve a embestir como si se lo tragara y Dean no habla, embiste hacia arriba, ciego de celos, con el cráneo en llamas y la polla hirviendo mientras se viene de nuevo. Sam se percata del semen de Dean rodándole entre las piernas y antes de que Dean le ordenara hacerlo, cegado de furia, Sam ya está untando dos dedos de Dean y de su propio lubricante, ya está mintiéndoselos a la boca y gimiendo. Dean no lo deja embestir, lo agarra de los muslos y lo fija en su sitio, "Si otro alfa te pone un dedo encima lo buscaré hasta debajo de las piedras, Sam" Sam gime, las cejas fruncidas como si fuera a llorar y el culo haciendo círculos sobre la polla de Dean, "Si otro alfa te pone un dedo encima lo mato, Sam, lo entierro para invocarlo y cazarlo de nuevo" Sam gime y aún bajo la presión de Dean alcanza a embestir un poquito, "No podría vivir con eso, Sam", Sam le muerde el cuello, si Dean fuera el omega se habrían unido así de fácil, "No vivas con eso entonces, Dean," dice Sam mientras le lame la piel que acaba de morder, "muérdeme".
Dean deja de hacer presión sobre los muslos de Sam y este embiste con furia, Dean lo sujeta y embiste también, metiéndole la lengua en la boca, "Te voy a follar Sam, te voy a seguir follando tanto que cuando no tengas aliento y cuando me ruegues porque te muerda," Sam le entierra las uñas en los brazos, "cuando me supliques que te haga mío," "deandeandeandean", "cuando pierdas la razón, Sam, cuando no puedas más, ahí te voy a dejar esperando, porque te voy a morder cuando ya no quede nada" Sam se viene como un huracán. Antes de poder hablar de nuevo se están besando y se muerden la boca antes de volver a empezar, de volver a embestir como si nunca hubieran empezado.
Dean lo tiende sobre su espalda y Sam abre las piernas, quedan cómo follaron toda la tarde, Sam todo cabello regado en la cama y kilómetros de musculo tenso y Dean con las rodillas hechas polvo y muriéndose de ganas por seguir follando. "Hazlo Dean", "Te dije que aún no", "Dean por favor", "Sammy". Embisten contra el otro unas veces más y Dean se traga involuntariamente su intención de someter a Sam, "¿Estás seguro, Sammy?", "Sí".
Siguen follando pero en algún punto Dean empieza a lamerle el cuello a Sam, justo donde debería morderlo, lamidas suaves mientras le parte el cuerpo en dos cuando lo penetra, Sam vibra contra su lengua y sus labios y embiste contra su cuerpo casi sin ritmo, perdiendo la cordura cuando se acerca al orgasmo, Dean le da una lamida larga en todo el cuello y cuando vuelve a lamer allí, Sam le enrosca diez metros de piernas alrededor de la cadera, "Tuyo Dean sólo tuyo" y Dean piensa Sammy con todas sus letras y sus dos hoyuelos cuando se ríe, piensa Sammy y su boquita de caramelo cuando lo besa antes de venirse, piensa Sammy y le clava todos los dientes en el cuello.
Sam grita y Dean también lo haría, el sabor que Sam expide es sangre dulce y un líquido amargo que podría ser sudor, Dean siente que le retumba la sensación de Sam entre los dientes, siente que se le pega al paladar el sabor, siente que Sam se sujeta a él con demasiada fuerza y Dean lo sujeta de vuelta, se hunde todo lo que puede, más caliente que nunca, y Sam lo recibe, hirviendo sólo para él.
Se vienen al tiempo, Sam grita algo que parece su nombre y Dean hunde los dientes todo lo que puede, completamente unidos y hechos polvo para siempre.
Follan hasta que amanece y después de eso, follan hasta que vuelve a anochecer, completamente enredados y sudados, "Dime cómo lo quieres Sam", "De lado". Lo intentan de todas las formas, lo intentan hasta que les da risa lo que hacen con las piernas y los brazos, "Ríete pero no pares, Dean", "No puedo parar, Sammy" y no es hasta que cae la media noche después de unirse, no es hasta que Dean siente hambre por primera vez y empieza a caer dormido por tercera, que Sam se enrolla contra su cuerpo de nuevo y murmura algo que suena a buenas noches.
Dean se despierta sintiendo que le cae un balde de agua fría. Dentro de la parte de su cerebro que recobra fuerzas empieza a rebobinar, empieza a sentir un asco que no es nada físico. Cuando voltea a mirar y Sam es una bolita de cabello, brazos y aliento, Dean quiere envolverlo y lamerle donde lo mordió hace más de un día, quiere olerlo y revolverse con él pero al tiempo empieza a recobrar el sentido de lo que pasó, de haberse unido a su hermano menor, que John no demoraría en llegar, que ni siquiera usaron condón para follar. Dean se abruma, se pone de pie de un salto, siente que aún está hecho polvo pero busca entre las maletas del suelo algo que ponerse.
Una vez vestido deshace la fortaleza de sillas y una mesa que construyó frente a la puerta, aún siente un ligero rumor de celo por parte de Sam, aún siente que podrían pasar todo el día follando y ronroneando, pero se golpea mentalmente y sale con un par de dólares en el bolsillo.
Compra un par de pastillas, según el tío enorme de la droguería (un beta que a Dean no le olió a absolutamente nada) esas pequeñas pastas serían más que suficiente para prevenir un embarazo en Sam. Dean se devuelve al hotel con el hígado en el paladar, sopesando la idea de que en teoría podría pasar, Sam podría tener hijos. La idea le provoca un disgusto instantáneo, así que llega al motel con náuseas y ganas de despedazar cosas.
Sam está despierto y con el pelo mojado de bañarse, ve a Dean entrar en la habitación y abre los ojos con algo que parece intriga, "Te fuiste" murmura. Dean no sabe mucho de omegas, y en realidad es menos lo que sabe sobre unirse y sobre las conductas que él mismo o Sam podría adaptar después de eso. De nuevo pensar que se unió con Sam le deja un sabor amargo en la boca, agrieras. "¿Por qué te fuiste?" Sam no parece enojado sino un poco herido. Dean no sabe qué pasa pero al tiempo deduce que follaron por dos días, que se unieron y que debió sentirse abandonado, ahora que Dean lo piensa incluso él siente que no debió irse, que debió quedarse y hacerle el amor todo el día.
Sacude la cabeza, harto de su retahíla mental de adolecente hormonal y de su fastidio general con el hecho de existir. "Fui a buscarte unas pastillas" Sam frunce el ceño y cuando Dean le lanza la caja levanta las cejas, "Oh," murmura, "es verdad" abre el empaque con pereza y da un par de pasos alrededor, con la cara un poco arrugada. A Dean le parecería un gesto gracioso si no fuera porque intuye que algo le incomoda a Sam, "¿Te duele algo, Sam?", "No siento mucho las piernas" dice con frescura. Dean siente que no tiene aire en los pulmones, se acerca y lo sienta en una de las camas antes de ir a buscar un vaso de agua.
"No puede ser tan malo" dice Sam, Dean lo observa sin saber cómo conversarse y se limita a asegurarse de que se tome la pastilla como debería, "Dean", "Qué", "No es como si pudiéramos hacer algo para deshacerlo", "Ujúm". Sam parece desistir de mencionar nada sobre el tema e incluso parece perder cualquier intención por hablar, a los veinte minutos hace un movimiento mínimo sobre la cama y Dean le alcanza la otra pastilla que debe tomarse. Después de eso se queda dormido y Dean piensa que debería hacer lo mismo.
Cuando va hacia la otra cama siente el olor del semen y el celo en todas partes, le inquieta tanto que se queda a varios pasos, mirando la cama como si fuera un bicho peludo. Pero lo que lo inquieta al punto de rebanarle la cabeza, es que cuando busca inconscientemente por el olor de Sam no lo encuentra, encuentra un olor mixto y penetrante, un olor territorial y dulzón, siente calor en el abdomen y una sorda conmoción.
No es hasta que huele que el olor original de Sam ya no existe y ahora lo remplaza la suma de su olor propio y el de él mezclados, que se da cuenta de que se unieron y de que no va a poder deshacerlo de ninguna forma. Hay varios instantes de estridente desesperación y luego se acerca a la cama, se sienta y siente que podría ponerse a llorar. La realización lo ata al piso, siente el corazón de Sam latir desde lejos, oye como respira, siente su olor aún sin respirar. Ahí está. Sam sigue oliendo a Sam y Dean no se tranquiliza sino que una escandalosa angustia lo mantiene ahí. Sam sólo va a oler a Sam para él, para cualquier otra persona (incluido John, incluido Bobby, incluidos todos) Sam huele a DeanySam y Dean huele a SamyDean.
La cuestión de los olores y sus ganas de lamerle a Sam el cuello le llenan los ojos de lágrimas, Dean respira profundo, intentando contar o hacer algo con la mente que no sea contemplar lo que está pasando, que no sea afrontar que Sam está tendido en la cama y es suyo y nunca debió serlo, ahora que lo piensa puede que tenga ganas de vomitar de nuevo, recuerda que no ha comido nada e incluso siente ganas de botar ese líquido verde y amargo, sólo por sacar algo, por romperse desde adentro.
Entonces, cuando tiene los puños apretados sobre la sabana y está pensando tanto en Sam que se le revuelven las tripas, entonces, John abre la puerta.
Dean gira en seco, sabe que tiene que tener los ojos medio empañados y sabe exactamente cómo debe oler la habitación. John se queda estático, tiene la bolsa del viaje en las manos y los ojos tan abiertos que Dean percibe el peligro sobre la nuca.
John entra a la habitación con una expresión de tanto asco en la cara que Dean cree que podría vomitar sobre las camas, lo ve observar con la misma mirada muerta que le dedica a los espectros y a los hombres lobos cómo inspecciona de arriba abajo el cuarto, cómo ve la ropa revuelta y manchada en el piso, la cama que aún tiene las sabanas acartonadas y medio húmedas de Sam. Dean siente el instinto de defenderse primero y se lo traga, de alguna forma piensa que si John le disparara no sería una mala decisión, lo único que puede pensar es SamSamSamSam y en que si se pone frente a la cama donde está acostado John no descargaría toda la furia que ya le está explotando en los ojos sobre Sam sino sobre él.
Y en efecto así pasa, Dean no siente nada antes del golpe en el estómago que lo deja de rodillas y le saca el aire, siente un rodillazo bajo la mandíbula y luego una mano que al parecer podría estrangularlo, "¡¿CÓMO?!" John parece tan furioso que Dean lo nota desilusionado, lo nota furiosamente triste, acabado. Dean guarda silencio y John es un huracán sin ojo que le imponga ritmo, siente un puño sobre un pómulo y oye los gritos de John de lejos, "¡POR QUÉ DEAN, CÓMO TE ATREVISTE, POR QUÉ!" Sabe que pronto va a quedar inconsciente y John no va a tener que verlo llorar de frustración consigo mismo, está casi a un golpe y puede sentirlo, pero oye la voz de Sam y un empujón. Abre los ojos con dificultad y Sam está en medio de ambos, "¡NO PAPÁ, NO ES SU CULPA!", "¡¿POR QUÉ SAM?!" y Dean está seguro de que John no llora, sólo grita. Y eso es peor.
Son muchos gritos más, Sam parece igual de frágil sobre sus piernas y cuando Dean se pone de pie John embiste contra él como si quisiera sepáralo en pedazos, "Es mi culpa, papá" dice Dean mirando a John directo a los ojos y donde antes vio frustración ahora sólo ve hostilidad y odio, "Claro que es tu culpa, Dean". Oye un grito de Sam y luego no ve absolutamente nada, hay un dolor agudo entre el cuello y el hombro, luego es negrura y dolor espeso.
Antes de abrir los ojos percibe movimiento, el olor familiar, Sam y John, el cuero, la gasolina. Dean está en el impala, cuando abre los ojos ve que está en la silla de atrás, tendido de cualquier forma. John lleva el auto tan rápido que a Dean le cuesta mucho trabajo reconocer una imagen fuera del auto. John ni lo mira por el retrovisor, Sam parece estar dormido pero Dean presiente en el hueco del estómago que John va a decir algo.
John lo dice, casi tres horas después. "No va a volver a pasar" con la voz calmada, como si le explicara que un espíritu no seguirá existiendo luego de quemar los huesos. Lo dice tan inexpresivamente que Dean presiente el doble de peligro del que presentía con John golpeándolo. Respira, hace de tripas coraje y lo único que considera sensato desde que folló con Sam por primera vez. Pasa saliva, siente el 'no va a volver a pasar' resonándole como un eco dentro de la cabeza y se lo promete, "Sí señor" contesta y John no lo mira, no le habla pero Dean sabe (y es que está seguro) que John se podrá morir en paz el día que lo haga, sabiendo que Sam y él no han follado bajo su guardia.
¡Eso ha sido todo por hoy!
Sé que tal vez no ha sido la cosa más magistral y bueno, la idea es ir mejorando cada vez.
Muchas gracias por llegar hasta aquí, ya llevo años publicando pero por ser este mi primer fanfiction sólido en el fandom, siento que nunca había publicado nada en la vida.
Agradezco de corazón todos los reviews, en los próximos capítulos (que son tres y un extra) les contaré un par de cosas sobre mi vida como suelo hacerlo regularmente, gracias de nuevo, nos vemos en el siguiente capitulo.
