Hola a todos. Este es mi primer trabajo, y sinceramente estoy nervioso porque tengo miedo de arruinarlo. Aún así, quisiera que me dejaran tantas reseñas como puedan.
Siendo franco, en realidad no es sólo mío, sino que es el trabajo en conjunto entre más de dos personas. Espero que sea de su agrado y que lo puedan disfrutar.
Zero No Tsukaima ( o el familiar de Zero), así como sus personajes, son propiedad de Noboru Yamaguchi.
Salió caminando de aquel edificio y caminó hacia la esquina con total naturalidad. Mientras cruzaba la calle se palpó el bolsillo trasero para asegurarse de que se encontrara allí. En cuanto pudo discernir que lo llevaba encima, sonrió satisfecho y comenzó a caminar un poco más rápido. A las dos cuadras oyó las sirenas de la policía que se acercaban al edificio del cual él había salido y comenzó a reír para sus adentros.
Siguió hasta su auto, se subió y luego emprendió en dirección hacia el centro. Lo único que tenía en la mente en ese momento era lo bien que le sentaría una ducha fría para relajarse.
Se detuvo en un semáforo, sintonizó su radio favorita y disfrutó de un poco de música hasta llegar a su departamento.
Cuando llegó a su hotel llevó su auto al estacionamiento, tomó el ascensor y entró en su departamento. Mientras cerraba la puerta pudo escuchar una voz femenina que preguntaba:
¿Cómo resultó el trabajo, Saito?
Al darse vuelta el muchacho pudo observar que Tiffania salía del baño cubierta únicamente por una toalla, por lo que no pudo evitar cubrirse la cara instintivamente y enrojecerse un poco. Intentó mirar en otra dirección mientras respondía:
Fue todo un éxito. Aquí está –Dijo a la vez que sacaba un CD de su bolsillo trasero, lo sacudía en el aire y lo colocaba en una mesada cercana.
Ella pudo notar que Saito evitaba mirarla y con ingenuidad se acercó a este y preguntó:
-¿Sucede algo?
- N-N-Nada, no sucede nada.- Dijo mientras el color rojo de su cara se volvía cada vez más intenso y su cara comenzaba a arder.
- ¿Estás seguro? Tu cara se ve demasiado roja.- Levantó su mano y tomándolo por sorpresa la colocó sobre su frente. –Mm... Pareces tener fiebre. Deberías descansar un poco.
Saito sobrecogido por tan potente asalto decidió escaparse por el costado de Tiffania y se metió en el baño.
No te preocupes, estoy bien. Completamente bien.
La chica rubia se quedo mirando unos segundos la puerta del baño un poco perpleja por la ``extraña´´ forma de actuar de su compañero, y luego se dispuso a vestirse. Al terminar se dirigió a la cocina y comenzó a preparar la cena.
Un cuarto de hora después Saito salió del baño, tomó su celular y se comunicó con su socio Guiche.
Hola Guiche, ¿Cómo te encuentras?
Bien, esperaba noticias tuyas. Cuéntame como te fue con ese trabajo.
Fue un juego de niños.
¿Conseguiste el CD?
Si. Lo tengo aquí en el departamento todavía.
Muy bien. Iré a buscarlo mañana a primera hora.
De acuerdo. Te lo tendré listo para entonces.
Genial. Nos vemos mañana entonces.
Adiós.
Luego de cortar Saito se dirigió a su habitación y se tiró sobre su cama. Podía escuchar a Tiffania tarareando algo y entre todo ese silencio eso le proveía cierta tranquilidad y calma. Colocó sus manos sobre su nuca y comenzó a recordar el robo que había cometido hacía horas nomás. Había sido demasiado fácil, sin embargo la paga no era muy buena. Estaba un poco irritado por eso, pero aún así había cumplido con el trabajo porque Guiche le había dicho que el cliente era un viejo amigo suyo y que le debía varios favores. También se puso a pensar sobre el nivel de seguridad con el que se encontró al entrar en aquel lugar, en la tan pequeña cantidad de guardias y en el tiempo que le tomó concretar su trabajo. Le gustaba revisar mentalmente sus trabajos. De esa manera podía revisar sus errores para no cometerlos en la próxima oportunidad. A cada momento que pasaba el cansancio y el sueño se volvían mayores y, antes de darse cuenta, se encontraba boca abajo durmiendo.
-… mer.- Saito escuchó una voz que lo llamaba. Se dio cuenta que se había dormido y giró la cabeza en dirección a la puerta de su habitación. Al girar vio la cara de Tiffania a escasos centímetros de la suya. Esto lo sobresaltó tanto que se giró hacia un costado y se cayó de la cama. Tiffania lo miró un poco extrañada luego sonrió sonrió y repitió:
- La comida ya está lista, ven a comer.
Saito se levantó y se frotó la cabeza. Esa caída le había dolido. Luego miró a Tiffania y asintió.
