Esclavos de la lujuria
Disclaimer: Los personajes de Naruto (por fin me acuerdo de decirlo!!) no me pertenecen, son de...bueno, ustedes ya saben, por lo tanto, aqui la que lia las cosas soy yo
¡¡Hola!!
Aqui les dejo otra loca idea que me acabo de inspirar de un fic bastante fuerte, pero bueno, espero les guste nn
-Perfecto, cada vez tengo más y más fortuna, si sigo así tendré el suficiente dinero para huir de este condenado país y darme la vida lujosa que me merezco-musitó un hombre pelinegro, con el cabello cayendo libremente por los hombros, ojos rasgados y maliciosos, sonriendo de la manera más sádica y ruin existente en la faz de la tierra, mientras que su lengua viperina calaba los billetes que residían en su mano descomunal, contándolos una y otra vez, como con miedo a perder alguno de ellos.
-Gracias a esos mocosos vendidos y marginados...gracias a ellos, conseguiré llegar a lo más alto...y nadie, nadie me lo podrá impedir, si en estos años no han podido encontrarme, no va a ser precisamente ahora cuando lo hagan-siguió hablando mientras mostraba esa cruel y morbosa sonrisa tan característica de él.
-Orochimaru-sama, tenemos clientes-avisó su hombre de confianza ingresando en la oscura y silenciosa sala en la que el líder Akatsuki residía. (N/A.ya sé que Orochimaru no es el líder de Akatsuki, no se preocupen que este fic no tiene que ver con la organización)
-Ah, kabuto, esto marcha...muy pronto todos sabrán que tan grande soy, ya lo verás amigo mío-afirmó alzándose de una silla giratoria, caminando hacia el exterior, con el peliblanco vigilando la retaguardia.
En una inmensa y lujosa sala teñida de un rojo pasión con adornos de un tono menos fuerte, un piano en un lateral y un tablero empotrado en la pared con lo que parecían (no parecían, eran) armas de tortura, tres chicos entre 19 y 25 años esperaban impacientes la llegada del progenitor.
-Antes de nada¿supongo que soys mayores de edad, no chicos?-preguntó el peliblanco dirigiéndose al más alto, un joven de cabellos tan oscuros como reflejaba su alma y bellos ojos noche que ipnotizaban a cualquiera que se dignara a mirarlos.
-Por supuesto-se limitó a responder el aludido, orochimaru se relamió con lascivia, lo cual provocó un gesto asqueado del mencionado.
-Bien, segidme, por favor-ofreció "amablemente" haciéndoles un gesto indicandoles que le siguieran, el duo de jóvenes le hicieron caso, el más mayor iba delante, el primero en hablar siguiendole el paso, detrás iba el acompañante, este era tan solo unos dos o tres centímetros más bajo, de cabellos sangrientos como al igual que el mayor reflejaba su mirada, celeste como el agua más limpia y pura, ambos eran bastante hermosos y atractivos, o al menos el ojiesmeralda pensaba así, el peliblanco no les quitaba el ojo de encima, lo cual los ponía nerviosos, solo que ninguno lo daba a demostrar.
-Aqui es, esperad un segundo-pidió (ordenó) el mayor de los cuatro, ingresando en lo que parecía una prisión, por lo que los chicos pudieron distinguir ese gran pasadizo que tenían delante estaba rodeado de celdas a ambos laterales, se podían distinguir llantos de niños, una celda se abrió sonoramente, pudieron escuchar un gritó desesperado de un menor, el cual por el sonido había recibido una fuerte bocetada, también podían escuchar unos sollozos, una celda más se abrió, por lo que podían apreciar el otro chico era más frio y calmado, ya que obedeció sin rechistar.
-¡NO!...¡Déjeme!...¡me hace daño!-gritaba uno de los chiquillos, por su tono rebelde dedujeron que era el de la bocetada del principio.
-La última celda se abrió, el chico que salió de ella parecía más mayor que los anteriores, debía de haber pasado mucho más tiempo alli, el más adulto de los visitantes le dirigió una intensa mirada, sin saber la razón ese joven le había llamado mucho la atención, a pesar de no haberlo visto claramente, este era peliblanco, de cabello cuidadosamente acabado en punta, profundas orbes oscuras y penetrantes, se cubría el rostro con una máscara misteriosa que llamó la atanción de los otros presentes¿qué tanto tendría que ocultar?
-¡Suél...teme!-clamó el rebelde retorciendo el agarre, este era rubio, de unos bellos ojos cielo, al joven pelinegro le atrajo al instante, esa piel tostada y deliciosamente marcada en ambas mejillas con lo que se deducía había sido un látigo en forma de vigotes, dandole un aire de lo más encantador, esa cinturita con curvas peligrosamente marcadas y sensuales, parecía increible que un chico tan pequeño pudiese desprender tanto deseo hacia su persona.
Se fijó que el trío iba igual vestido, había de ser el uniforme de los esclavos, llevaban una camisa negra sin mangas con un leve corte en el pecho que daba un aire de lo más erótico y atrevido, con el vientre al descubierto y un taparabos de igual color apenas cubriendo sus vergüenzas, un collar a juego con el conjunto se marcaba deliciosamente en su cuello, haciendoles apetecibles a la vista de los compradores.
-¡Que me suelte!-siguió gritando el rubio, dando codazos y patadas, lastimándose las muñecas que eran aprisionadas por esposas.
-"Tiene agallas"-pensó el azabache con una media sonrisa, le fascinaba el caracter de ese pequeño, le excitaba de sobremanera la idea de dominar a semejante fierecilla, el lider, cansado de las rabietas del menor agarró fuertemente los cabellos dorados y de un golpe directo al rostro le partió la mandíbula, el pequeño no soltó ni un solo quejido, se limitó a mirarlo con odio.
-"Y además altanero, me gusta"-siguió pensando el chico de cabellos noche, sin dejar de recorrerlo disimuladamente con la mirada.
-¡Estate quieto mocoso!-forcejeaba con el menor, quien se revolvía fieramente, golpeando de igual forma donde tenía más alcance.
-¡Que te estés quieto!-le alzó la mano dispuesto a golpearlo.
-No le pegue...-intervino el azabache, sacando una mirada de sorpresa de ambos comvatientes.
-Te libras por esta, niñato-dijo agarrando su cabello e inmovilizándolo de rodillas en el piso.
-Perdonen, naruto es...muy movido-susurró rabioso, presionando su cabecita para neutralizar cualquier movimiento.
-Naruto...ese debe ser su nombre...naruto-pensaba el pelinegro sin poder dejar de observar detenidamente al rubio, sin saber la razón del por que esa extraña sensación en su pecho.
-Por cierto, no os he preguntado vuestros nombres-objetó orochimaru mirando seriamente a los tres chicos.
-Yo soy sasuke uchiha-se presentó el azabache sosteniendole la mirada.
-Yo soy sabaku no gaara-dijo el pelirojo, este no se molestó en mirarlo.
-Yo soy hatake kakashi-añadió el tercero desviando la mirada.
-Vaya¿así que los tres soys importantes eh? según tengo entendido, tú, sasuke uchiha, eres el último heredero de tu rango, poseedor de una gran fortuna de extensiones inimaginables, tú, sabaku no gaara, el menor de los sabaku que tras la repentina muerte de tus padres te dejaron a tí la mayor parte de las tierras de los predios, dejando el resto a tus hermanos mayores por considerarte un niño prodigio, y usted, hatake kakashi, un miembro importante de industrias CHIDORI, que en los últimos años ha acumulado una gran y considerable suma de dinero...
-Por lo que veo, está bastante informado¿no, orochimaru-sama?-se mofó sasuke con una socarrona sonrisa muy bien disimulada.
-No a todos les permito infiltrarse en mi organización, si os permito estar aqui es por que os he estudiado minuciosamente y recopilado información detallada de los tres, no me interesan los "marginales"-rió cruelmente.
-Como los que tiene aqui¿cierto?-preguntó el azabache con un tono oculto de reclamo.
-Si, así es-respondió con una sonrisa de lo más detestable, la cual cambió en un instante.
-Es despreciable-soltó el pelirrojo sin mirarlo, aunque el ojiesmeralda sabía de sobra por el tono molesto de este.
-Si, lo es, pero bueno, al fin y al cabo les hago un favor, unos vagabundos como estos habrían muerto de hambre sin haberlos recogido
-O tal vez alguien les habría ayudado-volvió a discutir el uchiha al ojiesmeralda, quien estaba comenzando a incomodarse.
-Si, tal vez...por favor, escojan el que deseen, estos tres chicos son loss más codiciados y excitantes que tengo, cosa que podrán comprovar por su valor, que asciende hasta 150.000 dólares
-Es muy caro, si deben ser muy buenos para valer tanto dinero...-musitó el peliblanco (me refiero a kakashi) en posición pensativa con los dedos indice y pulgar en el mentón.
-Supongo, pero son demasiado valiosos-abjetó orochimaru con los brazos a la altura del pecho y una pierna anteponiendose a la otra.
-Enséñanoslos mejor-dijo kakashi curioso por ver el rostro del joven que tanto la atraía.
-Kabuto...-llamó a su manayer, el cual los agarró fuertemente del brazo y los arrastró hacia los chicos.
-El menor se llama neji, es bastante callado y borde, pero único en la cama, no os arrepentireis si lo cogeis-dijo el líder dirigiendo una mirada pervertida al ojiblanco, el cual miraba al suelo sin inmutarse con nada.
-¿Y el otro?-preguntó kakashi sin ocultar el interés por esa persona.
-Él es Itachi, una fiera cuando de montar se trata, también una ganga-le dirigió la misma mirada que al anterior, este simplemente la evadió.
-Itachi...es muy hermoso-estudió al joven detenidamente, dios, tanta belleza e una sola persona no era común.
-Cualquiera de los tres os satisfacerá, solo tenéis que escojer...vuestra "presa"-una risita lujuriosa del ojiesmeralda les erizó el bello a todos los presentes.
-Bien...-los compradores pagaron el dinero correspondiente, eligiendo al que más les gustaba, orochimaru manoseó el dinero con codicia, riendo exageradamente una vez los jovenes desaparecieron por una puerta secreta en la parte trasera del edificio.
-Ah, kabuto...esto cada vez va a mejor...gracias a estos bastardos me estoy forrando de billetes-rió descaradamente acompañado de la risita de su confidenete...
En la mansión del azabache, los sirvientes miraban estrañados al nuevo residente, el cual aun continuaba atado de las muñecas.
-¡¡Déjame!!-chilló el rubito forcejeando con el mayor en un nulo intento de soltarse.
-¡A mi no me vacilas, niñato! está visto que no sabes quien manda¿¿verdad??-dijo enojado el mayor, lanzandolo bruscamente sobre una amplia cama de dos plazas.
-¡¡Le odio!!-gritó con toda su rabia reprimida, lágrimas de cólera resbalaban por sus irritados ojos, sasuke comprobó que sus lastimadas muñecas sangraban de dolor, lanzando los zapatos en la inmensa habitación a oscuras, fue gateando encima suya posicionandose en sus caderas.
-¡¡No me toque¡¡suélteme!!-se revolvía salvajemente, revolcándose en la cama, alborotándolo todo.
-Cálmate...-susurró el mayor rozando la caliente piel de su cuello con la punta de la nariz, notando un leve estremecimiento del más pequeño.
-Pequeño pero matón ¿eh, naruto?-se mofó en el mismo tono suave de antes-sabes que con migo no te va a funcionar, si te portas bien te prometo pagarte con la misma moneda, pero debes ovedecerme¿lo entiendes pequeño?
-¡¡NO!!...¡¡déjeme ir!!-siguió luchando sin atender a razones, mientras el mayor lo inmovilizaba pasando ambas piernas al rededor de su cintura.
-Me parece que voy a tener que domarte-comprendió al final el azabache, sujetando sin oprimir demasiado las muñecas.
-¡¡déjeme ya!!...¡¡no quiero!!-sasuke no pudo por más que abofetearlo, esa situación se volvía cada vez más tensa, el menor comenzó a llorar de nuevo, encogiéndose como un gatito asustado.
-Lo siento...pero no me has dejado otra occión-el meyor lo desvistió poco a poco cuidando el no dañarlo, buscando en el closet uno de sus pijamas de cuando era menor, suavemente lo vistió, notando leves temblores del menor, besó tiernamente las mejillas, saboreando el sabor salado de sus cristalinas lágrimas, notando como el rubio relajaba los músculos.
-¿Lo ves? así está mejor...-musitó el pelinegro acariciando su espalda, mientras lo recostaba lenta y cuidadosamente.
-Descansa...-dijo el mayor acercandose hacia él y besando la frente con delicadeza.
-De...déjeme...déjeme ir...-pidió entrecortadamente sin poder contener más lágrimas, acurrucandose en un lado de la inmensa cama.
-No...a partir de ahora, yo soy tu dueño, por eso...-añadió saliendo de la recámara-a partir de ahora, solo vivirás para complacerme a mí...
Continuará... ...
Hasta aqui, onegai diganme lo que deseen, pueden darme por saco, lanzarme tomates, sardinas, langostas y lo que quieran, pero diganme que tal les pareció ¿si?
¡¡Mil gracias por leer y hasta la proxima!!
