Nota inicial: ¡Hola! Bueno, este es mi primer fanfiction, es una pequeña historia, un escrito pequeño hecho en… dos, y bueno, el primero esta desde el punto de Ryoma y el segundo desde Sakuno. Ambos son una sola historia, y bueno, dejándome de más charla: Espero les guste mucho, lean y dejen reviews.
Summary: En la vida, sencillamente no es una novela, claro esta: Uno no se enamora de repente, sólo por ver a los ojos a un desconocido, uno no se vive pensando en esa persona día y noche, y la vida no corre en torno al amor, todo el tiempo... Y, como en todo, el amor, en la vida real, no siempre es correspondido, no siempre es valiente, y no es fácil de sobrellevar. Por eso, ahora les invito a leer: Crónicas de un amor no correspondido, donde dejaré a relucir, como las inseguridades, y realismos que uno mismo se impone, pueden truncar el amor, de manera, (casi) permanente.
Aviso: OCC Casi que total, lo sé soy muy terrible, pero sí... No me maten tan feo por favor.
"Crónicas de un amor no correspondido" Diario de una Pasión Desenfrenada
Hoy me enamoré, de la mujer más fea del mundo. Y digo fea, porque ella así lo cree, tantos días la he escuchado decirse así misma de tal forma, que hubieron veces en las que poco me falto para darle un acierto a sus equivocadas palabras. Por eso digo que hoy me enamoré de la mujer más fea del mundo, pero es que es tan bella, y ella ni cuenta se ha dado… Que ya no hayo la manera de hacerle ver lo hermosa que es. Y no hablo físicamente, porque si pusiera toda su belleza interna, en su exterior, podría decir que su cabello es tan negro como la tinta de las plumas que usan los escribanos, que sus ojos y sus labios, parecen sacados de un poema desvariado, o que en realidad, todo su cuerpo es un poema, un soneto entero de la cabeza a los pies… Pero no un soneto escrito por cualquier humano, sino un soneto sacado de la tinta de sus cabellos. Así de hermosa sería, pero en realidad no lo es tanto como lo presenta en su interior, porque hoy me enamoré de la mujer que puede citar los poemas hasta antes de que el interpretador, musite el siguiente verso…. Porque puede descifrar fácilmente cualquier acertijo, porque sabe cómo diferenciar entre una buena novela, porque conoce más de lo que está dentro de su cerebro, a lo que está en su rostro, porque reconoce sus fallos, porque cuando la ves y habla, su belleza no se hace menos, sino aún más bonita. Porque cuando sonríe, lo hace por un hecho de verdadera felicidad, y no despilfarra tal mueca por cualquier monería. Porque reconoce y descifra a las personas sin haberlas juzgado antes, porque si ningún hombre le da su asiento a alguna anciana, ella lo cede con gusto, sin altanería o queriéndose sentir superior al sexo opuesto. Porque cuando ella te alcanza la mirada, es tan especial como ver una estrella fugaz… Sus ojos, podría decir que sus ojos son lo único más bello de su cuerpo físico. Porque en ellos se denota la luz de su alma, el brillo de su conocimiento, porque no es bruta, cuidado si le llegarás a poner en duda su pensamiento, porque a pesar de que sabe cuándo se equivoca, cuando no lo está podrías empezar a llamar a tus familiares despidiéndote de ellos para siempre, no porque te asesine, sino porque abras deseado que lo hiciera en lugar de haberte abrumado con toda su (preciosa) palabrería.
Hoy me enamoré de la mujer más bella del mundo, y aun no sé cómo hacérselo saber. Tal vez si le mandase una carta, o si se lo dijera directamente… Aunque sigo pensando que la mejor manera de declarármele sería con un poema. Uno de verdad, uno que le haga saber cuánto la quiero… (Y sí que la quiero) Pero es que estoy tan acostumbrado a los otros tipos de mujeres, tan feas y más feas, que ni entrando en su interior las encuentro bonitas, porque son tan vanidosas que ni leyéndoles un Neruda se sentirían alagadas, o es más, ni sabrían de que les hablo. Por ello, no estoy acostumbrado a escribir de tal manera. Mi capacidad no puede ofrecerme ese poder para desencadenar este amor que ahora siento por ella, y mucho menos en una estrofa. ¡Cómo decirle que la quiero, si la única manera es recitándoselo! Le he pedido ayuda para hacerlo, pero la verdad esa tarde y noche que pasamos escribiendo, estaba tan absorbido por sus hermosos ojos carmesí, que tuve que pedirle ayuda a una amiga vecina de ella, para saber si era lo suficientemente bueno. Pero, ni siquiera pude hacerlo bien, ya que las palabras que había escrito no tenían coherencia, no comprendía nada. (Sigo sin comprender como fue que no me enamore antes de ella)
En fin, sigo pensando y pensando cómo hacer que un hombre como yo, frío, egocéntrico, casanova, pueda enamorar a una mujer como ella… Me recuesto una vez más en mi escritorio, y la recuerdo frente a mí. Su cabello, innecesariamente largo, su risa tan delicada, y sus mejillas sonrojadas. Siento como Karupin se sube a las hojas en las que he intentado escribirle mis sentimientos sin éxito. Cuando de repente, un calor en el pecho me envuelve y todo el amor se me viene de golpe.
Tiro los papeles de sorpresa, y Karupin corre de mí asustado. Con los ojos tatuados por su imagen, escribo exactamente como me siento, sin decir de más o dejar menos, lo pongo todo, todo, sin importarme si es demasiado directo o si es demasiado cursi, lo escribo, y al terminar, guardo el poema en mi cajón, esperando el momento indicado para dárselo… Aunque ahora pienso, que lo mejor sería recitárselo, así que empiezo a aprenderlo, hasta que se vuelve una costumbre decirlo al viento cada noche, en la espera de ser valiente, y decirle al fin… lo que siento.
Te quiero.
Y así es como lo he de decir:
Te quiero,
y no hay cosa en el mundo
que me haga dudar de ello.
Te quiero.
Y no es por tu belleza indescifrable
ni por el tiempo que te debo,
sino por lo que te guardas dentro.
Te quiero.
Y te pido perdón si he tardado en decirlo,
pero es que mi mente no podía pensar
en nada que no fuera en donde estas.
Te quiero.
Y no pretendo que tú me digas:
Yo también.
Porque esas palabras nunca saldrían
de tus finos labios.
No.
En realidad pretendo que me digas
"Ya era tiempo".
Porque esa sería la única verdad,
porque he tardado en hacerlo,
y te pido perdón por ello.
Te quiero.
Y no quiero que me mires al hacerlo,
ya que no merezco que lo hagas.
Y si lo haces, me sentiré tan desgraciado;
porque la verdad, no lo merezco.
Te quiero.
Y te deseo, completamente.
Te quiero.
Y te necesito, desesperadamente.
Te quiero tanto,
que juego con el infinito,
diciendo que ese es mi límite
para quererte.
Te quiero.
Por el simple hecho de ser tú,
por la única razón por la que me enamoré de ti,
porque no hay una mujer
que sea más bella que tú.
Te quiero.
Y no puedo seguir callándolo.
Te quiero,
y no me siento digno de ello.
Te quiero.
Y no quiero que al igual me quieras,
porque no soy lo suficientemente bueno
como para que tú, así lo sientas.
Te quiero.
Te quiero.
Te quiero.
¿Y sabes?
Estoy feliz de hacerlo.
