Triangulo III:

U.C.I.

I-

Fénix decidió que después de todo, si iba a dejar que la besara...

El hombre se acercó, casi tímidamente y comenzó apenas rozándole los labios. Ella lo tomó por la cintura, lo atrajo hacia él y lo besó impulsivamente por algo así como medio segundo... Luego lo alejó de sí y aprovechó su asombro para buscar con la mano el picaporte de la puerta. Daniel se le había quedado mirando con los ojos de par en par, boquiabierto.

Ella sonrió. Dani era demasiado buen muchacho como para ser tan atrevido la primera vez. Fé le sonrió un segundo más y abrió la puerta tras de sí.

.- ¿Me llamas?.- preguntó al hombre. Éste sonrió, todavía sin habla. Fé no esperó respuesta antes de meterse en el departamento y cerrar la puerta tras de sí.

.- Te llamaré...- gritó el tipo del otro lado.

Se quedó un segundo más mirando la puerta cerrada y luego dio media vuelta hacia los ascensores silbando una cancioncilla.

Fénix entró al departamento soltando una risita, dio una vuelta completa sobre sí misma, estiró los brazos, sonriendo, y se volvió hacia el sofá, todavía sin encender la luz.

.- ¿Contenta?.- preguntó una voz.

La chica casi perdió el equilibrio de puro susto. De inmediato corrió a encender la luz y se encontró a Raphael sonriendo, sentado en el sofá.

.- Tú...- exclamó, abriendo grandes los ojos, ya recuperándose de la impresión.- ¿Cómo te apareces así? Estaba con alguien ¿y si lo hubiera hecho pasar?- le preguntó con una sonrisa, mientras colgaba el abrigo y el bolso sobre el perchero cerca de la puerta.

Raph alzó una ceja.

.- Supongo que me abría escondido. De hecho, me sorprendió que no entraras con él.

.- Ey, es sólo la primera cita.

Raph soltó un bufido.

.- He visto entrar a otros en menos tiempo que eso...

Fé lo miró haciéndose la ofendida pero sin poder oculta la risa.

.- ¿Ah, si?.- le dijo, arqueando una la ceja, yendo a sentarse en el sofá junto a Raph, pasando junto a la mesita del teléfono a un costado, tomándolo al pasar.- Entonces creo que voy a llamar a Sora para advertirle que llegarás más tarde hoy...- dijo, lanzando un par de lascivos gemidos.

Raph la miró imperturbable.

.- Córtala con eso.

Fé le sonrió. Ya no tenía ganas de seguir tentando a Raph, pero lo molestaba con eso de vez en cuando, sólo para hacerlo rabiar.

.-Si. Está bien. - dijo, bajando los ojos y poniendo cara de pena.- Hace tiempo que renuncié a ti de todas formas.

Raph le lanzó un cojín a la cara y ella, riéndose, ni siquiera trató de esquivarlo.

.- Y... ¿cómo va todo con tu temperamental noviecita?.- preguntó, irónica. Se estiró sobre los brazos del sofá, quedando con las piernas colgando fuera de él.

.- ¿Acaso te importa?

.- No, pero dímelo igual...- Fé se volvió a mirar a Raph sonriendo maliciosa.- ¿Está tan odiosa como siempre?.- preguntó.

Fé hacia su mejor esfuerzo por tratar de ser lo más desagradable posible cada vez que hablaba de Sora, no le gustaba y veía poco probable que le llegara a gustar en un futuro cercano.

Raph decidió ignorar el tono, se reclinó hacia atrás en el sofá, apoyando la cabeza en el respaldo, sonriendo y convirtiendo sus ojos en un par de rendijas.

.- Si quieres saberlo, todo va bien... muy bien...- respondió en un siseo.

Fé lo miró arqueando una ceja.

.- No hablo sólo de eso...

Raph abrió grandes los ojos.

.- Oh. Todo lo demás va bien también.- dijo distraídamente, agitando la mano.- Ahora está con Battou en una... misión...

.- ¿Qué demonios hacen por ahí? Aparte de verse tétricos y escalofriantes...

Raph sacudió la cabeza.

.- Prefiero no meterme en sus negocios...

Fénix lo miró en silencio, con una sonrisa.

.- Así que no está en casa ¿Por eso estás aquí?

.- ¿Qué quieres decir? No tengo que hacer cosas a escondidas.- comenzó, desviando la mirada.-, Pero ella pone los ojos en rojo cuando se enfurece, prefiero no hacerla enojar...

Fé lanzó una carcajada.

.- Si que debe montar un numerito cuando te sabe por aquí ¿no?, así que finalmente te han agarrado por las...

.- Ni una palabra más...- le interrumpió en tono de advertencia, tratando de reprimir una sonrisa. La chica estalló en una carcajada.

Hacía tiempo que no lo veía, lo estaba echando de menos ya. Él jamás lo reconocería, pero tenía que haberla extrañado también, era lo más cercano que tenía a una hermana.

.- ¿No vas a preguntarme quién era ese?.- preguntó Fé después de un rato, apuntando con el pulgar hacia la puerta. Raph se encogió de hombros.

.- En realidad no me importa.

Fé se echó hacia atrás en el sofá, poniendo los brazos tras su cabeza.

.- Se llama Daniel...- dijo soñadora. Raph giró los ojos alrededor y apoyó la cabeza en la palma de su mano.

.- Falta que nos pongamos a tejer nomás...- preguntó desanimado. Si, la quería mucho, pero su vida amorosa le importaba un pepino.

.- Es un muchacho excelente.- siguió la chica, como si no lo hubiera oído para nada.

.- ¿ Ah, si?.- exclamó Raph sin interés.

Fé sólo volvió los ojos hacia él y luego se quedó mirando el techo, con una sonrisa.

.- Puede ser que me lo tome en serio esta vez.- Raph frunció el ceño. .- Es casi perfecto...- siguió sonriente, pero luego arrugó la frente.- Casi demasiado perfecto, quizás... - susurró, más que nada para sí misma.- Ah, y es un Fiscal de la ciudad.

Raph se atragantó, incorporándose un poco en el sofá.

.- ¿Pero en qué estás pensando? tú sabes que lo que haces para vivir no es exactamente legal ¿verdad? Sé que te gusta el peligro, pero…

Fé se volvió a verlo con toda tranquilidad.

.- Tranquilo, no tiene idea de qué hago, apenas si tiene claro quien soy.

.- Entiendo esa sensación...

.- Además, es un hombre respetable, nada mejor para una chica si decido renunciar y sentar cabeza.

.- ¿Por qué estas hablando tanto de eso?

Raph arrugó aún más el ceño. Fénix sonrió.

.- No dije que iba a renunciar, sólo pensaba en eso...

Raph volvió a recostarse, sin quitarse la expresión de preocupación.

Se le quedó mirando...

Tenía esa cara extraña otra vez ¿qué sería?. Desde hacía un par de semanas que andaba extraña, claro que no se veían tanto como antes y eso le había hecho perderle un poco la pista, pero seguían siendo amigos, seguían trabajando juntos, aunque era difícil verla porque Sora la odiaba.

Pero algo debía estarle pasando… De pronto descubrió que la chica llevaba un buen rato mirándolo.

.- ¿Qué diablos te pasa?.- le preguntó de una vez.

Ella sonrió un poco, pero luego su sonrisa se desvaneció. Se quedó mirándose los dedos de la mano.

.- He estado... un poco confundida...- comenzó apenas audible.

Raph abrió los ojos como platos. Se sentó en el sofá en la esquina más cercana a ella, pero casi de inmediato Fé se puso de pie.

Raphael la siguió con la mirada hasta la cocina.

.- ¿Qué...?.

.- Nada, nada...- le interrumpió con una risita, dándose vuelta hacia él y sonriendo inocente.

.- Pero...

Antes de poder seguir, tuvo que preocuparse de recibir una botella de cerveza que llegó volando hasta sus manos. Todavía la miraba cuando giró la tapa, ella ya estaba bebiendo de la suya.

Se le quedó mirando...

Si, estaba rara, pero no sabía decir qué era exactamente.

.- Hablemos de negocios ¿quieres?.- dijo ella de repente, en tono cortante.

Raph lo pensó un segundo, Fé era peor que él para dejar que otros supieran lo que estaba pasando en su cabeza y ahora no parecía para nada dispuesta a hablar más del asunto.

Tal vez no fuera nada. Se echó hacia atrás en el sofá, bebiendo un buen sorbo de su botella.

.- ¿A quién hay que cazar?.- preguntó simplemente.

.- No, no hay nada que cazar ésta vez.- dijo ella, dando la vuelta al mesón de la cocina, sin volverse a Raph. Éste alzó una ceja.

.- ¿Entonces...?

.- Hay alguien a quien quiero que me ayudes a cuidar.

.- ¿Cuidar? ¿Cómo un guardaespaldas?.- dijo, extrañado. Se quedó un rato pensando.- No sé, Fé... háblame más de esto ¿a quién hay que cuidar?

La chica se volvió hacia el lavaplatos, pasando distraída sus dedos por el borde, dándole la espalda a Raph...

.- A mí.- dijo.

Raph no dijo nada, sólo se quedó con la boca abierta. Fé por fin se volvió a verlo.

Recorrió todo el camino de vuelta hasta la sala y se sentó frente a él en la mesa de café, Raph la siguió con la vista. Cuando llegó donde él lo miró con seriedad.

.- Tsukino quiere verme...- le dijo, en voz baja.

.- ¿Tzukino? ¿El yakuza? .- comenzó Raph, entre alarmado y sorprendido.- Dios, Fé ¿qué has estado haciendo?

Fé se encogió de hombros.

.- No sé qué quiere de mí, pudiera ser sólo una oferta de trabajo...

.- No te metas con esos tipos...- le dijo de inmediato, sacudiendo la cabeza.- Los conozco. No vayas y olvídate de esto.

.- No es tan fácil.

Raph suspiró.

.- Claro que no.

.- Dejaron el mensaje en la portería del edificio.- dijo la chica. Raph abrió grandes los ojos.- Estaban afuera, esperando en un auto, se fueron en cuanto lo leí, no pude seguirlos, pero saben que estoy aquí. Tú sabes lo que podrían hacerle a este lugar si no voy...

Raph asintió.

.- He escuchado historias de él... ¿qué crees que quiera de ti?

.- No lo sé, puede ser que haya echo algún trabajo para su competencia alguna vez... puede ser que le haya arruinado algún negocio alguna vez... sin querer...- Fé se encogió de hombros.- ¿Quién sabe?

.- No deberías trabajar para mafiosos.

.- No estaría en esto si me obsesionara por mi seguridad.

Raph volvió a suspirar.

.- Ok... lo bueno es que si te quisieran muerta, ya lo estarías.

.- Eso fue lo que pensé.

.- Asumo que ya tienes todo lo demás pensado también.- La chica asintió.- ¿Cuándo?.- preguntó él.

.- En un par de días.

Diciendo esto, Fé se puso de pie y se fue de nuevo hacia la cocina, sentándose en uno de los banquillos.

.- Así que...- siguió Raph, tratando de no preocuparse antes de tiempo.- ¿Nos tomamos un par de birras más?

La chica se echó a reír, pero negó con la cabeza.

.- No puedo, tengo que levantarme temprano mañana...

Raph la miró ceñudo.

.- ¿Qué tan temprano?

.- A las cinco.

.- ¿Por qué?.- preguntó casi escandalizado.

La chica suspiró.

.- Leonardo dijo que si no me ve a esa hora de pie en la azotea, se irá sin esperar un segundo.

Raph parpadeó, comenzando a sonreír.

.- Es verdad. Lo había olvidado... No puedo creer que lo hayas convencido...

.- Él tampoco.

Raph entrecerró los ojos.

Había sido bastante sorprendente sólo el hecho de descubrir que Leonardo ya la soportaba a su alrededor, que incluso era amable con ella y no sólo educado, pero lo otro, eso sí que había estado fuera de toda expectativa.

Fé debió haberse conformado con haber sido aceptada y ser feliz con eso, pero entonces se le había metido en la cabeza que Leo empezara a entrenarla. Raph le había asegurado que ni en mil años él aceptaría una cosa como esa, pero entonces Leonardo va y le dice que bueno.

Extraño, era demasiado extraño. Quizás al pobre no le había quedado más alternativa y había cedido por cansancio, pero pensando que Fé no duraría más de un par de semanas bajo su tutela y se libraría pronto de ella.

Debía estarse llevando un buen chasco entonces, porque Fé lo estaba aguantando bastante bien hasta ahora. Pero ¿cuánto más duraría?.

.- No te la está poniendo fácil ¿verdad?... – preguntó, en voz baja.

.- No.- respondió simplemente la chica, mordiéndose el labio inferior.- Pero si cree que voy a rendirme tan pronto, está loco.

.- Qué bien. Pero mientras más aguantes, más te presionará. Querrá ver cuanto se necesita para quebrarte. Y te quebrará…

Ella se volvió a verlo, curiosa.

.- ¿Estás tratando de asustarme?

Raph sólo sonrió y se puso de pie.

¿Asustarla? No, ella sola se daría cuenta de que tan pesada se le podía poner la pista.

Francamente no creía que la chica fuera a soportar esa prueba, no alguien tan rebelde como Fé. No iba a soportar que alguien le estuviera dando órdenes o diciéndole lo que debía hacer a cada instante. En cualquier momento, uno de los dos terminaría mandando al diablo al otro y sería el fin.

.- Creo que sería todo, entonces...- dijo, enfilando hacia la ventana.- Nos vemos en un par de noches.

La chica abrió la boca para decir algo más, pero se la pensó mejor. Fue hasta la ventana justo cuando Raph saltaba...

Suspiró.

Si, lo había extrañado, pero igual le aliviaba un poco quedarse sola otra vez. Era demasiado trabajo fingir todo el rato que no tenía la cabeza convertida en un plato de spaguetti. Por momentos se sentía metida dentro de una secadora, dando vueltas de aquí para allá, enredándose en sí misma.

Y aunque por una milésima de segundo pudiera haber sentido el impulso de hablar del asunto, al final se había arrepentido, ni ella quería pensar demasiado en la cuestión. Tal vez si lo dejaba así, terminaría desapareciendo solo.

Se quedó mirando un segundo más como Raph corría por las azoteas a lo lejos, antes de cerrar la ventana e irse a dormir.

TBC.

Banda sonora:

Magik.- Bryan Adams