Bueno, éste es el primer fic que escribo en toda mi vida! Waaa! Se siente súper extraño!

Decidí hacerlo de FMA porque Maki estuvo lavándome el cerebro con Roy x Ed, y ya era tiempo de que escribiera mi propio fic…

No me culpen si resulta ser un fracaso total…

Y para aquellos despistados que no se hayan dado cuenta, es un fic Yaoi, así que homofíbicos, abstenerse! Lo digo por su propio bien! (para los yaoi lovers, aguéntense porque para el lemon faaaaalta)

Maki: Te dedico este fic a vos. Me diste muchas ideas y me prestaste tus valiosos oídos cuando más lo necesitaba… Además, es tu parejita predilecta, así que no podía ser de otra forma! n-n

Qué te parece el título? Familiar, no? Espero que podamos hacer como Edo y Roy y resetemos nuestras memorias juntas! n-n

"Always holding your hand, promise to never let go…"

No sé muy bien cómo es esto pero aquí va: Los personajes de este fic de FMA no me pertenecen (sólo los tomo prestados!), son propiedad de su autora.

Y ahora, vamos con lo interesante! (ojala así les resulte! ¬¬U)


Reseteando memorias tristes

Capítulo 1: "Autocompasión"

El cielo permanecía nublado y oscuro, a pesar de la hora. No había pasado mucho desde el mediodía. Ed y Al observaban aparecer la Estación de Central, través de la ventana del tren. Los ojos de Ed se detuvieron entre la gente, como si buscaran un rostro familiar.

Al bajar, se encontraron con Armstrong, que los esperaba para llevarlos con Mustang.

La nieve que caía se transformaba en agua que corría por las ventanillas del auto en el que viajaban. El trayecto transcurrió en silencio. Aun no se habían recuperado de la muerte de Hughes. Nadie lo había hecho.

Al llegar, se dirigieron a la oficina de Roy. De ella salía Riza, cargando unos papeles.

- Edward, Alphonse- los saludó asintiendo con un gesto de cabeza.

- Hawkeye- respondió Ed con un tono neutro.

- El Coronel Mustang desea hablar contigo ahora mismo- comunicó ella, remarcando con especial énfasis que sólo quería ver a Ed.

Ed volvió a asentir y se giró para dirigirle unas palabras a su hermano.

- Al¿por qué no vas y me esperas en el hotel?

- Claro, nii-san.

Ed se giró y entró a la oficina solo.

Roy permanecía en su escritorio, al parecer leyendo unos informes. Pareció no haber escuchado que Ed entraba, ya que no levantó la vista cuando cerró la puerta.

Se acercó lentamente al escritorio. Entonces notó que Roy no estaba leyendo, sino que su mirada parecía perderse entre las hojas, como si intentara ver algo entre ellas.

Hughes. El nombre atravesó su cabeza como un rayo. A Ed también le había dolido mucho su muerte, pero no podía imaginar lo que habría sido eso para Roy. Lo que era.

Ya había experimentado una muerte antes. Pero esto era distinto. Hughes había sido asesinado. Y todo porque estaba intentando ayudarlos. A Roy, a él y a su hermano. Ed no podía sentirse peor, pero sabía que caer en la autocompasión no ayudaría a nadie.

Carraspeó notoriamente, sacando a Roy de su ensimismamiento.

- Fullmetal- lo saludó Roy, como simulando que no había sido visto así.

- Mustang- respondió Ed- ¿Qué sucede ahora¿Para qué demonios me mandaste llamar?

No se le ocurría otra forma para mantener la mente de Roy ocupada en otros pensamientos. Tenía que seguir tratándolo igual. "¿Qué demonios estoy pensando?", se preguntó al darse cuenta de que estaba teniendo consideración por los sentimientos de Roy.

- No es nada del otro mundo. Una misión de rutina- respondió éste dejando los papeles sobre el escritorio y poniéndose de pie.

Hurgó en el primer cajón del escritorio y retiró un sobre bastante gordo de él.

- Pero quizás te sirva de algo. Creo que puede estar relacionado con la piedra- terminó de decir, entregándole a Ed el sobre.

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Ed entró a la habitación del hotel con el sobre bajo el brazo.

Al estaba sentado en una de las camas, leyendo un libro. Levantó la vista al oír que se cerraba la puerta. Ed se quitó su abrigo y chaqueta y los tiró sobre el respaldo de una silla.

- Nii-san¿qué te dijo el Coronel?- preguntó cerrando el libro.

Ed se sentó en la otra cama frente a él. Sin responder, abrió el sobre y retiró su contenido. Se lo entregó a Al sin mirarlo siquiera.

- Me dio esto. Otra misión, cree que podría estar relacionada con la Piedra Filosofal…

Se quitó los zapatos y se recostó en la cama, apoyando su cabeza sobre sus brazos.

- Despiértame cuando hayas terminado¿de acuerdo?- le dijo acomodándose para dormir.

-¿Nii-san¿No quieres leerlo primero?- preguntó Al algo extrañado.

- Nah, estoy cansado… Además, estoy seguro de que no será de ninguna utilidad… Creo que Mustang se siente sólo y necesita distraerse de todo lo que ha estado pasando… ¿Y qué mejor distracción que yo?- bufó inflando los cachetes.

De haber podido sonreír visiblemente, Al lo habría hecho. Conocía a su hermano mejor que nadie. Sabía que probablemente estaba en lo correcto, pero también percibió su preocupación por el estado de Roy. Se alegró de tener un hermano tan considerado.

- De acuerdo, te despertaré luego- dijo al fin, recordándose que debía ser cauto y no decir nada que ofendiera el orgullo de Ed.

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Roy se despertó agitado y cubierto de un sudor frío. Había soñado otra vez lo mismo. Ya no sabía cómo hacer para combatir esos sueños que lo atormentaban.

No hacía mucho que había tenido ese sueño por primera vez. Hughes lo llamaba desde detrás de una puerta gigante y cubierta en dibujos que parecían extraños círculos de transmutación, muy parecida a la que los Elric habían descrito ver una vez. Eso le llamaba la atención, ya que nunca la había visto antes.

Cuando no podía oír nada más que la voz de Hughes gritando su nombre, la puerta se abría y él aparecía bañado por una enceguecedora luz blanca. Roy corría a él, y cuando estaba a apenas unos pasos de distancia, el rostro de Hughes se transformaba en el de Envy. El shock lo paralizaba y no podía hacer nada para evitar que éste lo atravesara justo debajo del corazón. Entonces caía hacia atrás y su vista se nublaba. Pero justo antes de morir, el rostro de Hughes aparecía otra vez, con una mueca de satisfacción.

- Eso es lo que mereces, maldito perro militar, por haberme causado la muerte.

Y esas palabras resonaban en su cráneo como agujas, hasta que ya no podía ver ni oír nada más. Y entonces despertaba.

Se puso de pie y se vistió rápidamente. Un paseo por la nieve enfriaría su cuerpo y su mente.

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-¿Nii-san?- llamó Al por tercera vez.

-¿Hmmm?- respondió Ed entreabriendo los ojos.

- Ya terminé de leerlo- repitió.

Ed se desperezó y se sentó en la cama pasando su mano por su cabello revuelto.

- Estabas equivocado, nii-san- continuó -. Sí está relacionado con la piedra, pero también con la muerte de Hughes…

Ed parpadeó varias veces hasta que logro enfocar la vista.

-¿Qué?- preguntó como si hubiese escuchado mal.

- Sí. Es sobre el asesinato de Maes Hughes…

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Ed corrió bajo la nieve en dirección a la casa de Roy. ¿Cómo podía ser que Mustang tuviese en sus manos el expediente del asesinato de Hughes y se lo entregara a él tan fácilmente¿Es que acaso no le interesaba resolverlo personalmente?

Las preguntas rondaban en su cabeza mientras corría lo más rápido que podía.

No se había tomado el tiempo de atarse el cabello siquiera. Había salido corriendo apenas terminó de vestirse, con el expediente bajo el brazo. Las hebras doradas de cabello, húmedo por la nieve, se le pegaban al rostro, impidiéndole ver con claridad lo que tenía enfrente.

De pronto, se topó con algo, una persona. El impacto fue tan fuerte que cayó de bruces al suelo, tumbando de la misma forma a la persona con quien se había chocado.

Roy se hundió en la nieve y maldijo en voz alta. Ed inmediatamente reconoció la voz, y quitándose los cabellos del rostro, confirmó que era Mustang.

Sin darle tiempo siquiera a que se pusiera de pie, o viese quien lo había tumbado, Ed se acercó furtivamente y lo tomó por la solapa de la chaqueta con violencia.

-¡Demonios, Mustang!- vociferó zamarreándolo.

Roy suavizó su expresión al ver quién era, convirtiendo su rostro en una mueca de tristeza.

- De modo que lo leíste- fue todo lo que pudo responder.

Esas simples palabras, y dichas en ese tono autocompasivo, terminaron con la poca cordura que le quedaba a Ed.

-¿Cómo pudiste ser tan tonto?- preguntó rabioso- ¿Es que acaso no te importa¿No te interesa en lo más mínimo vengar la muerte de Maes Hughes?

Roy miró hacia un costado, manteniendo la misma expresión de tristeza.

-¡Contéstame, bastardo!- ordenó otra vez- ¿Es que acaso no era tu amigo¿De veras tienes tan poca estima por aquellos que te rodean?

El rostro de Roy se contrajo en una mueca de dolor. Ya no puedo contenerlas. Las lágrimas comenzaron a brotar por sus ojos, trazando surcos cálidos en sus mejillas.

Eso era demasiado. Primero le había entregado ese expediente con órdenes directas de asignar la misión al Alquimista de Acero. Luego sus constantes sueños, y por último esto. Una reprimenda proveniente del mocoso. De éste mocoso que él tanto admiraba. Ya sabía cómo actuaba él frente a la muerte de sus seres queridos. Él se ponía de pié rápidamente y hacía todo lo que estaba a su alcance por aquellos que amaba.

Pero no Roy, nunca. Él sólo se dejaba vencer por el dolor. Lo había hecho ya tantas veces. Pero era distinto, antes siempre había tenido a Hughes para ayudarlo. Pero ahora lo había perdido, a su mejor amigo. Y ya no tenía a nadie.

Ed permaneció estático unos segundos. No sólo las lágrimas lo habían inmovilizado, sino la batalla que veía librarse dentro del Coronel. Podía leer su dolor y angustia en su mirada.

Siguiendo un impulso, soltó la chaqueta de Roy y lo rodeó con sus brazos. Nunca había sido bueno consolando a los demás. Pero tampoco había habido alguien en su vida para consolarlo a él.

Roy se sintió morir de dolor encerrado entre los brazos de Ed. Sintió como el peso de su angustia cargaba contra él otra vez. Pero se sentía tan a salvo así.

Ambos permanecieron un rato así. Abrazados, en medio de la calle, en la nieve.

Entonces Ed retiró sus brazos y se puso de pie. Le tendió la mano a Roy y lo ayudó a incorporarse. Tomó el expediente, que estaba humedecido por haber estado apoyado en la nieve.

- Vamos, te llevaré hasta tu casa- le dijo suavemente, pasando su brazo por la espalda de Roy para que se apoyara sobre él.

Roy no dijo nada, pero agradeció mentalmente su ayuda, ya que dudaba que podría caminar sólo en ese estado. Se sentía exhausto y tenía mucho sueño.


Bueno... Ese fue el primer cap!

Espero que les haya gustado! Y gracias por leerlo! Dejen review! n,ñ