Undercover Swing

Autora: 2momsmakearight

Resumen: Mulder y Scully van de encubiertos como pareja a una misión para atrapar a un criminal atroz, el cual resulta ser tambien el anfitrión de numerosas fiestas sexuales.

DISCLAIMER: Este fic contiene material sexualmente explícito. Si este contenido no es de tu agrado puedes dejar de leer.

Nota de traductora: Esta historia es una traducción del fanfic en ingles "Undercover Swing" con permiso de la autora 2momsmakearight. Es un fanfic supremamente hot y muy bien contado, y no seria posible sin la grandiosa labor de mi pilota-copilota Marisu alias Dana Scully quien fue la que se encargo de su traducción en su totalidad. Yo solo vine para publicarlo y llevarme el credito xD jajaja mentira! para que todos los x philos del fandom en español lo puedan disfrutarlo como lo disfrutamos nosotras, asi que a LEER!

Pd: Como siempre todos sus comentarios, dudas, inquietudes, quejas y reclamos pueden dejarlas en un bello review para que se las pasemos a la autora original.

Chapter 1: "Holly y Paul"

Undercover Residence

Las Vegas, NV

Undercover Residence

Las Vegas, NV

Mulder puso la llave en el encendido y se detuvo, girando la cara hacia su compañera que estaba sentada distraídamente a su lado. - ¿Estás segura de esto, Scully? - Preguntó, con el rostro ligeramente acongojado.

Ella pasó saliva, arqueando las cejas, dirigiendo los ojos a sus piernas desnudas. - Soy "Holly", y... - Suspiró temblorosa. - No es lo que preferiría, pero ¿cuáles son las opciones? Necesitamos atrapar a ese tipo. - Se movió en su asiento nerviosa, tirando de su falda demasiado corta.

Mulder se inclinó sobre la consola, pasándole con dulzura los nudillos por la mejilla. - En cualquier momento... a cualquier hora en que te sientas incómoda o te quieras ir, me lo haces saber. - Habló con suavidad. - Ellos saben que somos novatos. Estará bien si no participamos en todo. - Explicó pausadamente. Oyó su respiración inestable mientras asentía comprensivamente, con los ojos aún pegados a sus piernas desnudas, visiblemente incómoda. - ¿Scully? - La llamó cuando ella permaneció en silencio.

Su compañera levantó la mirada, y se aclaró la garganta. - Mi nombre es Holly, Paul. - Dijo, mirándolo fijamente.

- Bien, pero ahora estoy hablando con Scully. - Replicó. - Necesito que Scully entienda que su comodidad es lo primero y sobre todo, lo más importante, y que la única manera en que vamos a resolver este caso es si podemos confiar el uno en el otro, y comunicarnos entre nosotros abiertamente. Necesito que Scully entienda que es mi mejor amiga y mi compañera, y no quiero hacer nada que pueda hacerla sentir incómoda, ni quebrantar el nivel de confianza que hay entre los dos. - Dijo, y su voz resonó en el coche.

Ella se volvió hacia él con los ojos vidriosos y le apoyó la mano sobre su muslo, apretando suavemente. - Y yo necesito que mi compañero comprenda que tenemos un papel que desempeñar, Mulder. Tengo que ser "Holly". Tengo que hacerlo… - Susurró, con la voz quebrada. Sacudió la cabeza, aclarándose la garganta obstruida por la emoción. - Te prometo que voy a mantener abiertas las líneas de comunicación. Y entiendo tus preocupaciones, Mulder. Lo hago. Pero es más fácil para mí hacer esto, si sé que estoy interpretando un papel.

- Porque Dana Scully nunca haría esto. - Fue más una declaración que una pregunta.

Asintió con sencillez. - Quiero atrapar a ese hijo de puta con tanta fuerza que no lo creerías. Las cosas de las que está acusado... - Se apartó, negando con la cabeza disgustada. - Esa es la única razón por la que le dije que sí a esta ridícula asignación. - Dijo señalando su escaso vestuario.

Mulder se echó hacia atrás en su asiento y miró por el parabrisas, con su mano golpeando el volante. La falta de flujo de aire en toda la cabina era asfixiante, y ella sintió una fina capa de sudor formándose en su piel recién duchada.

- Por lo tanto, Holly y Paul, ¿eh? - Preguntó.

Ella sonrió con malicia bajando la mirada a su regazo, lamiéndose los labios. - Te dije que iba a escoger los nombres la próxima vez que fuéramos de encubierto.

Mulder asintió y resopló. - ¿Por qué Holly y Paul? - Preguntó intrigado.

Se encogió de hombros, bajando la barbilla. - "Breakfast at Tiffany´s". - Dijo simplemente.

- Ahhh… - Asintió con la cabeza comprendiendo. - Bueno, supongo que es mejor que Ismael, o Pip, o Stubb de tu amada Moby Dick. - Acotó, sonriendo.

Scully sonrió dulcemente, pero él aún podía sentir su nerviosismo. Se acercó y le tomó la mano de su regazo. - Sabes que preferiría morirme antes que lastimarte... o arruinar nuestra amistad, ¿verdad? - Le preguntó con suavidad.

Ella asintió, apretando su mano. - Lo sé.

Le dio un último apretón a su mano antes de dejarla caer sobre su regazo, girando la llave en el contacto y alejándose del apartamento que estaban compartiendo.

Mulder aparcó el coche junto a la acera y lo puso en punto muerto. Scully se enderezó permaneciendo en silencio, mirando alrededor de la tranquila calle. Los hogares suburbanos de clase media se alineaban en la cuadra con jardines exuberantes y verde césped adornando las entradas. Las banderas en los porches flameaban con el viento, frente a las minivans estacionadas en las calzadas.

Sacudió la cabeza, con una expresión de disgusto en su rostro. - Dios, Mulder. - Suspiró. - Esta calle. Es tan…

- Normal, lo sé. - Dijo, sorprendido también. - Pero los peores depredadores tienden a ocultarse a plena vista. - Finalizó, abriendo la puerta para salir.

Ella balanceó las piernas de su lado, ajustando su corta falda, tirando de la prenda hasta sus muslos, lo cual, para deleite de Mulder, no eran más que tres pulgadas más allá de la curva de su trasero.

Se paró con la espalda apoyada contra la puerta cerrada, observando detenidamente la casa frente a ella, sus dedos apretaron aún más la manija de la puerta. Mulder se paró delante de su cuerpo, colocando las manos en las caderas de su compañera, inclinándose para mirarla a los ojos (aunque no tuvo que inclinarse demasiado gracias a las cuatro pulgadas de altura de los tacos que llevaba).

- Hey... - Susurró, y la mirada azul se precipitó de la casa para encontrarse con sus dulces ojos color avellana. Su boca roja se torció en una pequeña sonrisa. - Toma una respiración profunda...

Sus pulgares le acariciaron los huesos de la cadera. Era un gesto destinado a relajarla, pero en cambio, hizo que los nervios revolotearan salvajemente en su vientre. Mulder llevó una mano a su cara, barriendo los mechones de pelo, alborotados por el viento, de su mejilla.

- Recuerda la meta. - Le dijo en voz baja. - No podemos ir cableados o usar cámaras ahí dentro. Pueden registrarnos al entrar. Necesitamos pruebas de que están drogando a sus invitados con la intención de abusar sexualmente de ellos.

Lo miró, frunciendo los labios. - No olvides lo de las prostitutas menores de edad. - Dijo, pasando saliva con fuerza, el odio estaba escrito en sus gestos.

Mulder ahuecó sus mejillas. - Mírame. - Murmuró, sus manos tibias contra su cara. - Vamos a entrar... vamos a dar un paso a la vez. - Dijo lentamente. Dejó caer las manos de su cara, trasladándolas nuevamente a sus caderas, llegando detrás de ella para quitarle sus manos de la manija de la puerta. Su pecho firme rozó sus senos, destacados por el sujetador negro que los elevaba dentro de la delgada blusa blanca sin mangas. - Tienes que soltar el coche en primer lugar. - Finalizó sonriendo.

Scully sonrió y dejó caer las manos, buscando las de su compañero. Con un suspiro tembloroso, dio un paso hacia la casa. Después de unos pasos, se detuvo bruscamente. - Espera. - Dijo, con los ojos muy abiertos.

Se dio la vuelta, sus cejas se fruncieron en confusión. - ¿Qué sucede?

Ella resopló, mirando hacia el cielo buscando el coraje para decir lo que iba a decir, sus mejillas se sonrojaron. - Creo que... uhm... - Su voz temblaba por los nervios. - Bésame. - Dijo en voz baja.

Mulder dio un paso acercándose. - ¿Disculpa?

Levantó la mirada, con ojos serios. - Bueno, yo sólo... - Balbuceó torpemente, nerviosa. - Bésame. Se supone que somos una pareja casada. Estas fiestas son... bueno, ambos sabemos en lo que vamos a adentrarnos, y acabo de pensar que tal vez necesitas besarme en primer lugar. - Se precipitó. - Sólo para que no nos tomen con la guardia baja ni nada.

Él sonrió, incómodo, moviendo los pies. - Yo, uh... - Tartamudeó, aclarándose la garganta.

Y continuó: - Si queremos resultar creíbles, tenemos que vernos como una pareja cariñosa, sexual, una verdadera pareja casada. - Hizo una pausa, reuniendo su coraje. - Necesitamos tener una cierta confianza y familiaridad en esto. No estoy pidiéndote que me cojas, Mulder. - Terminó tranquilamente.

Mulder gruñó bajo, sus palabras disparándose directamente a su pene.

- Por eso mismo creo que necesitas besarme...

Permanecieron en un silencio incómodo durante un par de segundos, ambos sonrojándose. Ella se movió ligeramente cambiando el peso de pie a pie, y Mulder levantó los ojos hasta su rostro, observando concentrado como su compañera se mordía el labio.

- No es como... No es como si no me hubieras besado antes. - Susurró, jugando con la correa de su clutch. Sus manos temblaban, pero si él notó su ansiedad, no lo expresó, ni hizo nada que se lo hiciera saber.

El estómago de Mulder se estremeció ante el recuerdo de su boca contra la de ella en la víspera de Año Nuevo. Se humedeció los labios con la lengua, recordando la sensación de sus suaves labios sobre los suyos.

Mientras se miraban fijamente, él no pudo evitar notar su apariencia. Su cabello rojo fuego se ondulaba suavemente alrededor de su rostro, y su maquillaje ahumado era espectacular. Su blusa blanca dejaba poco a la imaginación, el sujetador negro se traslucía a través de ella, y los picos de sus pezones eran notables con la brisa fresca fuera de la casa. Sus piernas parecían más largas que nunca en sus stilettos que gritaban "cógeme", y su falda corta. En definitiva, se veía exactamente como se suponía que debía verse: Altamente cogible.

Su pene se tensó. "Este caso va a ser insoportable", pensó.

Se encogió de hombros, fingiendo indiferencia con el fin de enmascarar su deseo. - Supongo que tienes razón. - Dijo, acercándose. Ella asintió en conformidad, mirando fijamente sus zapatos, tratando desesperadamente de evitar sus ojos.

Cerró la distancia entre ellos con dos pasos, y llevó sus manos a su rostro. Scully levantó la barbilla hasta contemplar su mirada y sintió que sus mejillas ardían cuando vio la cruda intensidad detrás de sus ojos. La comisura de los labios se alzó, y lentamente bajó su boca, presionando suavemente en la de ella. Casto, respetuoso... Todo lo que Dana Scully no deseaba en un beso de Mulder, pero estaba demasiado avergonzada como para decirlo.

Se apartó, permaneciendo sobre su boca por un momento, a la espera, poniendo a prueba los límites de hasta dónde podía llegar. Su pene deseaba que probara la vasta extensión de su cuello y pecho, pasando la lengua entre sus senos. Su corazón quería envolverla entre sus brazos y llevarla lo más lejos de ese caso como fuese humanamente posible. Su cerebro quería... bueno, su cerebro no estaba funcionando en ese momento, se dio cuenta.

Bajó su rostro hacia ella de nuevo, abriendo la boca sobre sus labios. Se estremeció cuando la lengua de Scully salió a acariciar sus labios. Su pene ganó. Gruñó en su boca, y la empujó contra la puerta del coche, perdiéndose en la sensación. Ella jadeó cuando su espalda golpeó el auto, sus manos se aferraron a su camisa negra, acercándolo más a su cuerpo.

Gimió en su boca mientras Mulder presionaba su cuerpo pegándose al suyo, su erección era prominente contra su vientre. Su profundo suspiro disparó una onda de calor a su centro, su clítoris palpitó, empapando la poca ropa interior que llevaba puesta.

Los dientes de Mulder tiraron de su labio inferior mientras se separaba. Scully abrió los ojos lentamente, y su respiración volvió a la normalidad. La excitación se encendió en sus ojos verdes, la evidencia de su deseo todavía estaba presionando su pierna. Buscó brevemente sus ojos azules antes de alejarse.

- Me dirás si algo es incómodo, ¿verdad? - Preguntó en voz baja, sus ojos atentos y concentrados.

Su vientre se sacudió con nerviosismo. Tal vez esto no era una buena idea. ¿Cómo se suponía que mantuviese la compostura cuando él acababa de besarla de esa manera, como si fuesen amantes? ¿Pero no era lo que le había pedido? Ya estaba confundida, y el caso ni siquiera había comenzado. Lo miró con los ojos muy abiertos, pero antes de que pudiera responder, su anfitriona abrió la puerta principal.

- ¡Guarden toda esa acción para aquí adentro, ustedes dos!

- Gritó desde la puerta, su cabello rubio decolorado desordenado y encrespado, sus grandes pechos desbordaban del vestido de spandex rosa ajustado en torno a su figura curvilínea.

Mulder echó una mirada sobre ella, y sus mejillas se sonrojaron traicioneramente para fastidio de Scully.

- Oohhh, ¿tenemos algunos novatos? - La mujer se rió con entusiasmo. - Está bien... Hay suficiente aquí dentro para hacer que se relajen... en más de un sentido. - Dijo, guiñándoles un ojo. Ellos se miraron con complicidad, y sonrieron cortésmente a su anfitriona.

- ¿Lista para la fiesta, Holly? - Le preguntó, su mano guiándola en la parte baja de la espalda a través de la entrada principal de la casa.

- Más lista que nunca, Paul. - Replicó, ajustando su camiseta sin mangas, y alisándose el cabello.

Una semana atrás, sus vidas eran normales, normales para ellos, por lo menos. A falta de casos en que trabajar desde la desaparición del Sindicato menos de un año antes, se los había designado para ayudar en la sección de Crímenes Violentos en una misión encubierta para obtener pruebas de las actividades ilegales de un tal Harold Moore, acusado de violación y captación de menores de edad para prostituirlas, entre otros cargos de drogas menores. Scully encontró los crímenes repugnantes y condenables. Aprovechándose de la vulnerabilidad de esas niñas que todavía deberían estar jugando con muñecas, por no hablar de los clientes que pensaban que podían confiar en él, Harold era el peor tipo de criminal.

No fue una sorpresa cuando Skinner les pidió que ayudaran a la VCS, con los antecedentes de Scully en patología y las legendarias habilidades de perfilista de Mulder. Lo que la sorprendió, fue como Skinner quería que ellos participaran.

Recordó las palabras de su jefe claramente:

- Agentes, la verdad de este asunto es que no tenemos una pareja mixta que pueda pasar por un matrimonio con la misma... capacidad... con la forma en que ustedes dos pueden transmitir esa... intimidad.

- Los agentes Nielson y Swiker están juntos desde hace más tiempo que nosotros, señor. - Dijo Mulder, moviéndose incómodo en su asiento. Claramente, la idea de estar casado con ella de nuevo no le caía bien. Ella pasó saliva con fuerza, su corazón se hundió.

Skinner se aclaró la garganta y se inclinó hacia delante en su asiento, evitando los ojos ambos. - Este caso implica la necesidad de algo más... físico. - Se interrumpió, agitando la mano en el aire.

- ¿Señor? - Scully intervino, esperando que él se expandiera en sus pensamientos. ¿Qué era exactamente lo que espera de ellos?

Skinner respiró profundamente, y comenzó de nuevo. - Ustedes dos son los mejores agentes que podemos poner en el caso. Sin lugar a dudas. Su historial para la resolución de casos, por no mencionar su vínculo, esa... conexión… entre ustedes. Es por eso que su asociación se consideró en primer lugar. - Se frotó la cabeza brillante y suspiró. - El Director tiene una gran presión para resolver exitosamente este caso, especialmente teniendo en cuenta las nuevas acusaciones de trafficking que quiere presentar. Ustedes dos... - Hizo una pausa, moviendo la cabeza mientras miraba a ambos agentes. - Confíen en mí, no fueron la única pareja considerada. Tuvimos en cuenta una gran cantidad de factores, entre las más importantes la credibilidad y la juventud. Los agentes Nielson y Swiker tienen más de 50 años y están felizmente casados con otras personas. Este caso involucra fiestas sexuales, agentes.

Las cejas de Scully se elevaron hasta el nacimiento de su pelo. Esa era la primera vez que oía sobre ese detalle. Mulder tiró de su corbata, y ella le echó una mirada de lado, jalando su labio entre los dientes mientras su corazón latía apresuradamente en su pecho.

Al darse cuenta de su incomodidad, se detuvo, pasando saliva con fuerza antes de aclararse la garganta. Skinner se sentó en su asiento más recto, sacando pecho, y recuperando la compostura. - Miren, no me importa lo que suceda a puertas cerradas... Su trabajo consiste en atrapar a ese tipo. Y considerando a todos los demás agentes disponibles, ustedes son los únicos lo suficientemente ingeniosos, lo suficientemente atractivos, y principalmente lo suficientemente solteros.

Scully parpadeó rápidamente, su mente se quedó en blanco. - ¿Qué…? Uhm... ¿Fiestas sexuales, señor? - Chilló, estremeciéndose al oír el tono de su voz.

Sintió que sus mejillas se enrojecían mientras Skinner les daba los detalles del caso. La asignación era simple: se presentaban como un joven matrimonio, infiltrándose en el círculo de amigos de Harold, con el fin de presenciar la actividad ilegal y ayudar en su captura. La captura: Harold y su esposa Alisha eran de los anfitriones más conocidos en Las Vegas de fiestas sexuales para parejas swingers.

Mulder y Scully irían de incógnito como una pareja interesada en ese estilo de vida.

Fiesta sexual.

Con Mulder.

Continuara….