Antes de comenzar me gustaría hacer una aclaración: Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen a mí, sino a Hajime Isayama. Yo solo he querido escribir esta historia sin ánimo de lucro y con el único fin de entretener.
Cartas
Campo de Entrenamiento para la Tropa de Reclutas, Región Sur.
14 de Septiembre del año 840
Petra Ral.
¡Hola, papá!
¿Cómo estás? Yo bien, como puedes ves escribiendo mi primera carta, tal y como te había prometido hacer justo antes de mi reclutamiento. ¡Bien, pues aquí está!
Ya, ya sé que hoy es lunes y que quedamos en que te escribiría los domingos para que, como tú dijiste, "los lunes se me hagan más cortos leyendo algo hermoso que mi querida hija ha escrito especialmente para mí" (Jope, papá, a veces dices unas cursilerías... aunque admito que son muy bonitas) pero no he podido resistirme a escribirte en mi primer día. ¡Me han pasado un montón de cosas y ya he hecho una amiga! Te lo contaré poco a poco.
Lo primero que hicimos al llegar al Campo de Entrenamiento fue cambiarnos de ropa. Una señora que parecía un poco aburrida nos mandó colocarnos en fila y nos fue repartiendo los uniformes reglamentarios. (¡Aún no me puedo creer que ya tenga mi propio uniforme!) Me queda un poco grande, pero ya lo iré llenando poco a poco.
Luego, nos llamaron por nuestros nombres y nos sacaron a una especie de campo terroso enorme. Los barracones donde dormimos, comemos y duchamos lo rodean, así que puedes imaginar lo grande que es.
Una vez allí, un hombre enorme, de hombros anchos, y con cara de mala leche comenzó a pasearse delante de nosotros, ahí, con un aspecto terrorífico. Me recordó a uno de los malos que salían en los cuentos que tú y mamá me contábais cuando era pequeña, solo que este señor era aún más terrorífico. ¡No te rías, sé que lo estás haciendo ahora mismo al leer esta parte! El por qué pienso esto tiene una explicación, ya lo verás.
¡El hombre resultó ser nuestro instructor! ¡Se presentó ante nosotros y comenzó a gritarnos cosas horribles a todos y cada uno de nosotros! Bueno, no a todos, pero sí a casi todos.
Cuando se acercó a mí se tuvo que agachar un poco para poder mirarme a los ojos, yo no le llego ni siquiera por el pecho, así que es normal. ¡Lo que no es normal es lo que luego me dijo!
"¿¡Y tú quien eres, pequeña escuicle!?"
¡Escuicle, me llamó escuincle!
"¡Petra Ral, señor!"
"¿¡Y qué has venido a hacer aquí!?"
"¡D-defender a la humanidad, señor!"
"¿¡Tú!? ¿Defender a la humanidad? JA, ¡lo dudo mucho, criaja! En cuanto salgas de aquí serás un exquisito tentempié para titanes! ¿¡Eh, me has escuchado!? ¡UN MERO TENTEMPIÉ!"
"¡Sí, señor!"
¿¡Tú te crees, papá!? ¡Me dijo todas esas cosas mirándome a los ojos y sin dudar un segundo! Hasta sentí que de vez en cuando algunas gotas de su saliva saltaban sobre mi cara. Eso fue lo más asqueroso...
Pero lo que más me molestó fue que me llamara escuicle. ¡Aún tengo que crecer, tengo solo 12 años! Y vale, muchos de los chicos y chicas que estaban a mi lado tenían algunos músculos y eran bastante altos pero... ¡Aún así tengo que crecer mucho más!
Dime papá, ¿recuerdas que cuando era pequeña me decías siempre que si no me bebía toda la leche no crecería? No sé porqué, pero me ha venido el recuerdo ahora. Recuerdo aquel día que fuimos a visitar a tu amigo a las afueras del muro Rose, en una pequeña granja que tenía vacas. ¡Me empeñé en ordeñar una yo misma! Aunque me costó lo mío. Tú amigo me tuvo que ayudar un poco, pero al final lo conseguí. Y luego... ¡luego me hiciste beber un gran vaso de leche recién sacado de la vaca! ¡Estaba tan asquerosa que casí vomito! Odiaba tomar la leche sóla, (aún lo odio) pero tú siempre me decías que si no me la bebía me quedaría pequeña. Así que no me quedaba más remedio que tomarla. Puaj.
Bueno, el caso es que me molestó que el instructor me dijese esas cosa. Debí de poner una cara de susto terrible porque, en cuanto en instructor se alejó de mí para gritar a otro chico que estaba un par de puestos más allá del mío, un chico que tenía al lado se empezó a reír y a decirme que "vaya cara había puesto"
¡Menudo estúpido! Él también habría puesto esa expresión si el instructor le hubiera gritado a dos milímetros de la cara. No me acuerdo de su nombre, pero sí recuerdo el codazo que le dí después de que se riera de mí. ¡Cuando le golpeé se mordió la lengua sin querer e incluso llegó a sangrar un poco! Yo no quería ser tan bruta pero... se lo tiene merecido por reírse de mí.
Luego, después de esa "bienvenida", nos llevaron a los barracones. Los chicos por un lado y las chicas por otro.
¡Nunca había visto a tantas chicas juntas! La verdad es que fue bastante emocionante. Había una chica que tenía el pelo mucho más largo que yo, pero lo llevaba recogido en una coleta.
Y sí, sigo sin querer cortármelo. Y no, no te voy a dejar que me lo cortes aunque me lo pidas mil veces. Ya sabes el desastre que hiciste la última vez...
Mamá sí que sabía cortarme el pelo como a mí me gusta... pero bueno. Al menos lo intentaste, aunque el pelo quedó con muchos trasquilones. Recuerdo que me enfadé mucho contigo y me puse a llorar durante toda la tarde porque aquello no tenía arreglo. ¡Ahora es un recuerdo divertido! (Nunca te lo dije, pero yo me he intentado cortar el pelo por mí misma un par de veces, aunque nunca ha quedado igual en todas partes, así que por ello desistí y dejé que creciera, tampoco me molesta mucho ahora)
Bueno, después de presentarme ante algunas chicas nos tocó elegir literas. Todas las camas eran iguales, así que simplemente caminé hasta llegar a una de las camas que estaban más cerca de la venta. (Ya sabes que me gusta mirar las estrellas por la noche)
En la litera de arriba se puso una chica de pelo corto y negro. Tenía un flequillo que casi le tapaba los ojos. Me dijo que se llamaba Nifa.
¡Resultó ser del muro Rose también! Solo que de un distrito distinto en el que vivimos. Aún así, no sé por qué, me hizo ilusión.
¡Hablamos mucho rato y acabamos llevándonos muy bien! Tanto que decidimos que nos sentaríamos juntas cuando llegara la hora de cenar.
La hora se hizo pronto, fuimos al comedor y, tras coger nuestras bandejas, decidimos elegir un sitio. A Nifa se le ocurrió sentarnos en una mesa en la que ya estaban sentados un par de chicos y una chica, pero justo cuando estábamos a punto de ir para allá... ¡Vi que uno de los chicos era el que se había reído de mí! Así que me negué a sentarme allí y nos fuimos. Creo que Nifa se disculpó ante el resto de mis compañeros. Quizás debería hacer lo mismo yo luego...
Cuando nos sentamos (por fin) le conté a Nifa todo lo ocurrido con el chico y no supo hacer otra cosa más que reírse. Pero creo que se rió por el codazo que le di, no por lo que me llamó el instructor.
En cuanto a la comida que nos dieron... tengo que decir que he comido cosas mejores. La sopa estaba un poco sosa y las verduras algo crudas, pero no me quejé. Después de todo de esto es de lo que se alimentan los soldados, y a ellos parece irles bien, ¿verdad?
Mientras comíamos Nifa me contó una cosa que me dejó un poco... ¿confusa? Estuvimos hablando de qué queríamos ser cuando nos graduáramos. Ella me dijo muy convencida que se uniría al Cuerpo de Exploración. ¡Al Cuerpo de Exploración! Cuando le pregunté por qué quería unirse a ellos me dijo que porque quería ver el mundo exterior. Aunque solo fueran los árboles, el pasto, los animales... También me dijo que quería ver el cielo tras las murallas. Poder mirar al horizonte y no ver nada más que una inmensidad azul... Bonito, ¿verdad?
La verdad es... que yo no sé qué elegiré. La Policía militar parece la mejor opción, aunque es bastante difícil entrar. Además, ¿para qué querría vivir en las murallas interiores cuando los Titanes no han aparecido en años? No quiero rodearme de pijos. Quizás las Tropas Estacionarias sean la mejor opción. Aunque su trabajo parece un poco aburrido, siempre que les veo están haciendo el vago... Lo cual nos lleva al Cuerpo de Exploración. No me dan miedo, pero sí respeto. Eso de enfrentarse a los Titanes cara a cara... ¡Bueno, sí que asusta un poco!
No sé, aún no sé lo que elegiré. ¡Afortunadamente me quedan aún tres años para descubrir mi vocación!
En fin, ¡aquí acabaré mi carta, papá!
Oh, no te he preguntado, ¿tú todo bien? ¿Qué tal el pequeño huerto que plantamos en el jardín? ¡En cuanto salgan cebollas avísame!
¡Un beso muy fuerte!
Te quiere mucho,
Petra
Bueno, como habéis visto me he tomado algunas licencias, como las fechas, edades y lugares en los que viven los personajes.
Este fanfic estará escrito de forma epistolar, y Petra, como veis, empieza teniendo solo 12 años. Irá madurando con cada carta, ya lo veréis ^^
¡Espero que os haya gustado este capítulo!
¡Un saludo!
_Anoushka
