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Yo no soy JK Rowling. No soy dueña de nada de lo extraído de los libros de Harry Potter y No gano nada monetariamente por escribir esto.
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Encuentro fortuito
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La guerra había sido terrible para todos, de alguna manera aun que gano el lado correcto no se sentía como una victoria en absoluto. Quizá fue por que al acabar la lucha, al derrotar al monstruo las cosas no fueron perfectas como por arte de magia, aun cuando eran magos y resultaba irónica la frase.
Si bien Voldemort murió, y en esa ocasión de forma definitiva, se llevo consigo a muchas personas, arrebato vidas y destrozó familias. Se llevo un poquito de lo bueno en cada persona, de la paz y tranquilidad de todos.
Por ejemplo su propia familia, los Weasley, habían perdido a Fred. Cuando su hermano siempre alegre y bromista murió su gemelo fue el más afectado, por primera vez se sentía solo. Sin su cómplice de travesuras, sin aquel que terminara sus frases y sobre todo enfrentándose a su recuerdo cada día al verse al espejo.
Y luego estaba Ron, su hermano estaba lleno de rabia contra todos después de que Hermione se marcho. Jamás pensó que después de tantas aventuras, de tantos años de amistad entre su hermano Ron, Harry y Hermione llegaría el día en que el trío de oro se separaría.
Pero había pasado semanas después de ese día, en el que Harry venció por fin en esa lucha que parecía interminable, Hermione había tomado sus maletas y se había marchado sin mirar atrás.
Una parte de ella, la que amaba a su hermano sobre cualquier cosa, quería odiar a Hermione Granger por romper el corazón de Ron, pero la otra le de decía que no fue solo culpa de ella, su propio hermano había sido el causante.
Había estado tan ahogado en su propio dolor que nunca noto que Hermione también estaba sufriendo, el nunca supo o no quiso hacer nada al respecto, sobre las pesadillas que ella sufría noche a noche. Despertaba empapada en sudor frío, jadeante y con los ojos llenos de lagrimas noche tras noche.
Comía muy poco, siempre preocupada por encontrar a sus amnésicos padres y angustiada por que estaba segura que la odiarían cuando supieran lo que hizo, tampoco la consoló cuando ella lloro amargamente y solo se dedico a exigir que su dolor fuera mitigado, que se le consolara a él y olvidándose de que ella también sufría.
En esa época había estado tan inmersa en sus problemas que no lo había notado, como ese amor con el que Hermione miraba a Ron se fue opacando hasta desaparecer, como dejo de sonreír y lentamente se transformo en algo parecido a un inferi.
Dejo que sus ojos vagaran por el hermoso paisaje frente a ella y sonrío con tristeza, hacia ya cinco años desde el fin de la guerra y en ese tiempo nadie supo mas nada de su amiga, se había marchado para no volver. Ese día como muchos otros se preguntaba que habría sido de ella y si seria feliz.
Francia era magnifica, Paris sobre todo era un lugar extraordinario, tanto el muggle como el mágico eran estupendos y ella estaba feliz de pasar su luna de miel allí, la guerra se había acabado y aun cuando había heridas tan profundas que no podían curarse tenían que salir adelante, no podían estancarse como había echo Ron, tanto como amaba a su hermano tenia que admitir que estaba amargado.
Amargado por haber perdido al amor de su vida y por no lograr salir adelante como todos los demás, incluso George estaba bien, se había casado y volvió a abrir la tienda incorporando nuevos productos tal como a Fred le hubiera encantado, al menos eso querían pensar todos y ver la sonrisa en los labios de uno era como verla en los de ambos.
Miro emocionada las calles frente a ella, era bastante temprano y en su emoción no había podido quedarse a dormir mucho más tiempo, había dejado a su flamante marido durmiendo y salio a explorar un poco las calles cercanas al hotel disfrutando del paisaje y aire ligeramente calido.
Se detuvo en un parque de apariencia pacifica y se sentó en una banca bajo la sombra de un árbol y se dedico a ver a un par de pequeños niños jugando a unos metros de ella, la menor era una pequeña de rizos rubios con unos enormes y dulces ojos color gris que reía alegremente mientras el mayor también rubio y de ojos grises sostenía a un pequeño gatito naranja.
Tenia la sensación de que ese niño le era familiar, lo miro atentamente asimilando los detalles, su ropa era oscura y a simple vista muy cara, le recordaba un poco a otro rubio que conoció una vez, a Draco Malfoy, pero sin la expresión de eterno asco en la cara.
Se pregunto si alguna vez tendría hijos con Harry y deseo fervientemente que si ese día llegaba sus hijos fueran tan evidentente felices como esos rubios encantadores.
-¡Scorpius! ¡Cassiopea! ¡Es hora de ir a casa!
Miro fijamente a la madre de los niños, estaba algo lejos a su izquierda pero aun así podía ver con relativa claridad a la mujer que casi le daba la espalda, era delgada y con lindas curvas, la clase de cuerpo que esperaba tener luego de dos hijos, cabello castaño atado en una coleta desordenada y ropa casual pero aun así la hacia ver elegante y como una dama de sociedad.
-¡Mami yo quiero jugar con Bastet aquí un ratito mas!
Sonrío al ver el puchero que la pequeña, que aparentemente se llamaba Casiopea, un nombre poco común para un muggle aun que algo le decía que eran magos…
-Casiopea date prisa cariño, la abuela Narcissa esta esperando en casa…
¿Narcissa?
Miro de nuevo a los pequeños, rubios, ojos grises, piel blanca y con una abuela llamada Narcissa…
¡Eran Malfoy!
Estaba viendo a los hijos de Draco Malfoy y de esa mujer castaña.
-¡Papá!
Vio a la pequeña rubia sonreír antes de correr a los brazos de un alto hombre de cabello rubio platinado… sin duda alguna a pesar de los años era Malfoy, los mismos ojos, el cabello un poco mas largo, el mismo andar aristocrático y arrogante y confirmo totalmente sus sospechas.
La diferencia mas notoria y sorprendente era la sonrisa, no una mueca inquietante o arrogante sino una amplia sonrisa mientras sostenía a la pequeña y ella besaba su mejilla sonoramente para luego estallar en risas alegres.
-Tus padres acaban de llegar, querida…
-¡Merlin no puede ser aun no estoy lista Draco! ¡La comida! ¡Los niños! ¡Mi ropa!
Le sorprendió mucho ver como Malfoy dejaba con delicadeza a su hija en el suelo, para después tomar a la mujer con cuidado por la cintura y besar sus labios cortando de golpe su histeria.
-Mi madre ya le ordeno a los elfos preparar la comida y esta atendiendo a tus padres, los niños están perfectos como dignos Malfoy y a tus padres no les importa si usas un vestido de seda o pijamas… solo cálmate se que es la primera vez que vienen a visitarnos pero todo saldrá bien…
-Tengo miedo… de que aun me odien aun por lo que hice.
La mujer comenzó a respirar pesadamente mientras ocultaba su rostro contra el pecho de Malfoy y hablaba tan bajo que solo la escucho por que estaba prestando mucha atención a lo que estaba ocurriendo.
-Ellos nunca te odiaron, odiaban que los dejaras fuera de tu vida, son tus padres y querían protegerte y no ser protegidos… ellos comprenden lo que hiciste y quieren volver a formar parte de tu vida y la de sus nietos.
Estaba boquiabierta, jamás imagino que llegaría el día en que vería a Draco Malfoy tratar a alguien más con ese ¿cariño? Con el que trataba a la mujer castaña.
-Gracias Draco… por todo.
La sonrisa de Malfoy se ensancho aun mas mientras ella besaba su mejilla y los niños llegaban corriendo nuevamente junto a ellos, era una hermosa imagen y tenia que admitirlo, eran una familia digna de portada de revista.
-Anda Hermione los Malfoy no llegamos tarde nunca…
Sus ojos casi salen de sus cuencas al ver el rostro de la mujer, más afilado, con un maquillaje ligero y una sonrisa radiante, era el rostro de Hermione Granger…
-¡Papi Scorp no quiere que sostenga a Bastet!
-¡Lo va a tirar papi! ¡Cassi es muy torpe!
-Casiopea, Scorpius basta, sus abuelos están de visita y quiero que se comporten.
-¡Si! El abuelo Lucius prometió que me traería una escoba nueva
-¡La abuela Cissi siempre me regala vestidos bonitos y muchas muñecas!
Se quedo paralizada sin atreverse a mover un músculo viendo como se marchaban, Hermione Granger, su amiga, la mejor amiga de Harry, la exnovia de Ron.
Después de años sin saber de ella, sin que pudieran localizarla en Londres descubría por mera casualidad que vivía en Francia, en Paris para más exactitud, casada con ni más ni menos que Draco Malfoy y era madre de dos pequeños rubios encantadores y hermosos.
No entendía el como ocurrió pero ella ya no era Hermione Granger, la mujer radiante que se marchaba con su familia frente a sus ojos no era mas esa chiquilla demacrada y deprimida que se marcho un día de la madriguera sin mirar atrás, no, esa mujer era feliz con la vida que tenia y eso resultaba obvio.
Ella fue amiga de Hermione Granger pero Hermione Malfoy era una completa desconocida para ella…
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