DISCLAMEIR: LOS PERSONAJES NO ME PERYENECEN, PERO LO QUE ESTAN A PUNTO DE LEER CORRESPONDE A MI ORIGINALIDAD.

SUMARRY: Vive de la mentira, de la falsedad; Edward es la máscara del engaño, podrá Bella desenmascararlo, para poder vengarse o quedara atrapada en su propia tela de araña.

I.

Edward POV

¿En cuánto más se casan? –preguntó la mujer por el otro lado de la línea.

–En dos semanas más –dije sonriendo con frialdad.

Estaré allá entonces, procura que todo marche tal cual lo acordamos, no quiero errores –recalcó el timbre de voz al final.

–Descuide Señorita Rosalie, hasta ahora no han sospechado nada, ya es casi nuestro –me observé en el retrovisor del auto y peiné mi cabello.

Perfecto Sr. Cullen, recuerde que al termino de nuestro acuerdo saldrá muy bien recompensado –soltó una risita triunfadora y colgó.

Se me estaba haciendo tarde y tenía que pasar por Alice a la escuela diferencial, era maestra; revisé el asiento del copiloto y aún estaban las rosas y la caja de bombones intacta.

El día era esplendido, el sol radiaba ameno, y todo marchaba a la perfección, si lograba complacerla esta noche, podría darme un gustito luego.

–Pensé que no llegarías –dijo Alice mientras la alcanzaba en dirección al automóvil.

– ¿Aún a estas alturas dudas de que venga a por ti? –la besé en los labios.

–No, es solo que me gusta pasar por la angustia –me acarició la mejilla.

–Te tengo un regalo, acompáñame –la llevé hasta el auto y le entregué las rosas junto con los bombones –Feliz aniversario mi amor.

Ella dejó los libro sobre el capote del auto y me dio un abrazo extrangulador ¡Ay Edward eres fenomenal, te adoro, te adoro! gritaba mientras recibía los obsequios.

Conduje a la casa en una de las tantas parcelas en Montana. Me platicó en el camino como había sido su día y cuánto lo había disfrutado.

–Estoy tan emocionada Edward, en dos semanas ya seremos marido y mujer, será esplendido –le radiaba la felicidad en el semblante.

Le sujeté la mano y nos fuimos el resto del recorrido así "juntitos".

–Por favor Ángela podría poner las flores en agua y los bombones en la despensa –se los entregó a la nana.

–Si señorita –asintió ésta –con permiso –se marchó.

Que bueno.

–¿Qué haremos hoy en la tarde? –Preguntó animada –Salir, ir de picnic, beber algo. Dime tú –me sujetó las manos entre las de ella.

–Estaba pensado que podríamos darnos un baño de espuma en el jacuzzi ¿Qué dices? –le guiñé un ojo.

Se balanceó un poco como el que no quiere la cosa, hasta que aceptó, asintiéndome.

–Por fin llegaron –dijeron del segundo nivel.

–¡Papá estás aquí! –gritó Alice emocionada y subió por las escaleras.

–Si, se adelantó la junta de negocios así que decidí regresar antes y así también paso más tiempo con mi hija –dijo mientras bajaba con Alice de la escalera, en mi dirección –¿Cómo estás Edward? –me extendió la mano.

–Excelente Señor Vulturi –se la estreche –si estoy con su hija a mi lado.

Intenté sonar halagador, pero al parecer a Aro no se le podía engañar tan fácilmente.

–No es adorable papito, me regaló flores y chocolates hoy –dijo Alice y fue en mi dirección.

La tomé de la cintura y la apegué a mi cuerpo, como fuese la tendría en mi poder.

–¿Han planeado todo lo de la boda? –Aro caminó hacia la sala.

–Si, está todo arreglado –dijo Alice –hasta el carruaje –me sonrió dulcemente.

–Que bien, ya saben que si hace falta algo, tan solo deben pedírmelo –dijo sobándose las manos –bueno, ahora me iré a juntar con Cayo, tenemos mucho de qué conversar –dijo sonriendo travieso.

Claro… el trago, las mujeres, y el dinero era su único tema en común, bueno, que yo no andaba tan lejos de esa realidad.

–Has pensado a quién invitar de tu familia –me preguntó Alice mientras dábamos una vuelta por los jardines de la casa.

–Si, a mi hermana –dije sereno –es con la que tengo mas contacto.

–¿Enserio? Que bueno, al fin conoceré a un miembro de tu familia –dijo risueña.

–Te encantará, te lo aseguro –sonreí entre dientes.

El ambiente estaba perfecto, las velas, los pétalos, la esencia de lima, el jacuzzi con la espuma y por último el Champán, todo preparado para la ocasión. Ella salió del armario de cinco metros cuadrados con una bata de seda roja, mientras yo la esperaba listo dentro del jacuzzi.

–Te ves preciosa –le dije, mientras dejaba la copa en el mesón, aún acostado.

–Así –sonrío picara.

Se soltó el listón dejando caer la fina tela por entre sus pronunciadas curvas, su piel blanca y lustrosa tenía un brillo especial, esta mujer si estaba bien buena. Se metió en el jacuzzi y se acomodó lo más cerca que pudo de mí.

–Entonces brindemos –dijo y le entregué una copa –por el amor eterno –dijo la muy cursi.

–Por el amor eterno –repetí cínicamente.

Luego del baño la lleve a sufrir los placeres mas instintivos de la vida, también tenía derecho a disfrutar, después de todo, mientras se dé la oportunidad no se debe desperdiciar.

00: 30 am.

Aún no llegaba Jasper a por mí, lo estaba esperando hace más de una hora, y si hay algo que me molesta de sobremanera es el de esperar al resto. Tenía solo esta noche de este puto día de la semana para dedicárselo a mi vida, porque por culpa del trabajo era absorbida completamente.

Frenó el auto de Jasper y éste se bajó con cara de clemencia.

–Lo lamento, tuve inconvenientes –se excusó.

–No me vengas con estupideces y entremos de una vez –dije sin rodeos.

Al fin la bohemia loca, era viernes y teníamos toda la madrugada para: alcohol, chicas y sexo del bueno. Si tenía dinero el cual chorrear, tenia que aprovechar, no todos tienen mi suerte.

–Y ¿Cómo ha ido todo? –preguntó Jasper con el vaso de vodka en su mano.

–De punta en blanco –dije algo entonado –Jamás sospecharían nada –reí con presumo.

–Lo tuyo se llama suerte –dijo éste zampándose todo lo que le quedaba en el vaso –lo que es yo, no tengo vida más que para mis estúpidas carreras de autos, solo de ellas vivo.

Jasper pasaba gran parte de su tiempo en carreras clandestinas, recorrían las calles desoladas de Montana y apostaban, mujeres, y artefactos robados en algunos casos.

–Si, tienes razón… tengo suerte, brindo por eso- alzamos los vasos.

Bailamos toda la noche con las chicas de la disco, fue fenomenal.

13:45 pm

–Edward, levántate, traerán el traje de bodas –dijo Alice mientras me ponía la bandeja de desayuno en la cama –estuvo muy pesada la noche, ya veo por qué tienes una cara imposible.

Y me sentía imposible, los reflujos me mataban, y el olor de la leche con canela me hizo correr al baño en busca de mi desahogo intestinal.

–Tienes que ser mas prudente, Edward, beber sin medir lo que ingieres es peligroso, ya lo ves –dijo mientras me observaba retorcerme en el inodoro.

–Estoy mejor, gracias –me tiré en piso frío del baño.

–Edward come algo, si no, levántate porque vendrán a probarnos los trajes y no quiero que estés en ropa interior cuando llegue la modista.

–Está bien –asentí resignado.

Güinchas por aquí, güinchas por allá, date la vuela, estira el brazo, gira un poco más. Estaba literalmente harto, la modista de pacotilla no se cansaba nunca, ya era hora de que terminara con el estúpido jueguito y pasara de una vez por todas a Alice.

–Bien, estás listo Edward, puedes bajar, quítate el traje y déjamelo ahí encima –me golpeó el trasero ¿Qué se cree? Vieja califa –vamos, sube tú ahora preciosa –le pidió a Alice.

Ella estaba fascinada con todo, bueno desde el minuto en que le pedí noviazgo que andaba en las nubes, no tiene vida propia la pobre, es tan dependiente.

Sonó mi teléfono Mobil. Vengo al tiro, iré a hablar abajo dije a Alice y bajé.

–Diga –dije en voz mesurada.

Habla Emmet –dijo una voz gruesa.

–Señor dígame –respondí cordial.

Mi mujer ya te ha hecho la transferencia, así que puedes retirarla en cualquier momento –dijo el jefe.

–De acuerdo, muchas gracias –sonreí.

Ni lo menciones ¿todo bien?

–Si, si… sin ningún problema.

Hablamos luego entonces –cortó.

Otro día más como los dioses, más tarde iré a jugar golf con Aro y sus amigos, a relacionarme con el alto linaje, que más podía pedir, ha sido mi mejor….

Sonó el timbre ¿Quién demonios podía ser tan temprano?

Ángela abrió la puerta, perfecto lo que faltaba, los dos miembros prodigios de la familia Vulturi.

–Hola Edward –saludó Esme.

–Hola querida Esme –le besé la mejilla –Hola Carlisle –estreché su mano.

–¿Dónde está Alice? –preguntó Esme mirando para todos lados.

–Arriba tomándose las medidas para el vestido de novia –sonreí.

–Iré a saludarla –dijo emocionada.

Subió las escaleras y me dejó con el latero de Carlisle, que lo detestaba, bueno tenia mis razones, hipócrita.

–Así que en dos semanas más contraes nupcias con la bella Alice –dijo radiándome con la caminata.

–Si, en dos semanas más Alice pasara a ser solo mía –vi como me fulminó con la mirada.

–Tan solo espero que sepas valorar lo especial que es ella –dijo el muy cínico.

–Yo sé como tratar a la que será mi futura esposa, no necesito que nadie me lo ande recordando –dije saliendo al patio.

Estúpido ¿Qué se cree?, desde que tomé el empleo y supe todo lo turbio que rodeaba a la familia Vulturi, supe que había gente peor que yo, era capaz de hacer las cosas más despiadadas por dinero y ambición. Pero lástima que el profesional aquí soy yo y pronto todos estarán navegando en mi barco.

Ya faltaba tan poco para que todo cuajara y una vez estando dentro de la familia pondría en marcha el plan y mi trabajo estaría terminado.

Son años de experiencia, si creían que Bernard L. Madoff fue un gran estafador es porque aun no conocen a Edward Cullen…