Antes de leer:
Bueno, bienvenid a mi nuevo fic ^^ (xD)
Me gustaría decir que me había preguntado muchas veces como sería si vocaloid tuviera un anime por que en cada Cáp. la actitud y relaciones son distintas (a veces hermanos, otras no, a veces se quieren otras se odian…) por eso pensé que si tuviera uno sería un Cáp. Por canción, sin estar relacionado, pues poniendo en práctica mi idea, aquí va mi fic n_n
Es episodio uno es el debut de Kaito con Yami no ou… ¡Tanoshimu!
Yami no Ou
Una risa de victoria rompió el silencio de la noche.
Hace mucho, mucho tiempo, en un glorioso país. Vivía el señor de la oscuridad, un vampiro llamado Kaito.
Famoso por la ciudad, atractivo y seductor podía conseguir beber sangre de cualquier cuello que deseará.
El joven mencionado miró la ciudad, era una noche sin luna perfecta para ocultarse y su hambre no había sido saciada… aún.
Su capa bailaba al viento. Deseaba sangre, roja y brillante que perteneciera quizás a una bella dama.
-¿Quién será mi próxima víctima? –preguntó retóricamente.
Pero antes de que se dispusiera a buscar a su presa, esta ya había aparecido:
Una bella joven paseaba tranquilamente por las calles, ¿Acaso no sabía el peligro que corría? Salir a estas horas y sola era un suicidio.
Kaito sonrió dejando ver sus afilados colmillos, el se encargaría de educar a la joven y enseñarle que no son horas de salir.
Se tiró desde el tejado de la casa donde había permanecido, cayendo elegantemente delante de la chica y al mismo tiempo cortándole el paso.
-¡Arrodíllate ahora! – ordenó mientras extendía su brazo y se acercaba de manera amenazante.
Normalmente la chica suplicaría clemencia, pero al observarlo quedaría rendida por su belleza y dejaría que el se alimentara de ella.
Cuando estuvo cerca, fue él que se fijo en la joven.
Era bella, mucho, sus ojos color café, una corta melena que enmarcaba su bella cara y unos labios finos que marcaban una mueca de sorpresa.
Por sus vestimentas, la chica seguramente pertenecería a la realeza.
Kaito se quedó unos minutos embobado, pero sin dejar que se le notase.
Abrió la boca como si fuera a hablar pero en su lugar solo dejo ver sus brillantes colmillos. Esperó el grito de ayuda de la chica pero algo fallaba, no parecía asustada en absoluto, más bien aburrida y enfadada. Eso dejó anonadado al joven vampiro.
-¿¡Pero que te has creído! –Habló por fin la muchacha rompiendo la imagen dulce y delicada que el vampiro se había formado de ella – Deja de comportarte como un crío y déjame pasar, tengo prisa ¿Sabes? –Dicho esta la chica pasó de largo, dejando al joven de piedra por la reacción.
-L…lo siento –alcanzó a murmurar Kaito incrédulo.
Zarandeó la cabeza varias veces, despertando así del shock que se había llevado, pero no dejaría que la chica se fuera fácilmente. Al cruzarse las miradas el había decidido que ella, y solo ella sería su objetivo y era demasiado tarde para buscar a otra, ya que por la falta de hierro apenas tenía energía para levantar el vuelo.
Volvió a reír una vez más, exageradamente fuerte para que la muchacha que todavía se encontraba cerca pudiera oírle y empuñando una rosa azul sacada de la nada dijo:
-Está bien, te dejaré machar por hoy, pero no me olvides bella dama – recogió un poco su capa dispuesto a desaparecer por las calles de la manera más misteriosa posible y esperando así haber llamado la atención de la chica, que tras esa enigmática representación caería en sus brazos, sin duda alguna.
Pero no fue ella la que cayó y mucho menos en sus brazos. Algo chocó contra su cabeza tirándolo al suelo. Cuándo alzó la vista pudo ver que se trataba de una botella de sake, y de las grandes.
-¡Serás imbécil! Mira lo que me has hecho hacer, por tu culpa he tirado una botella del licor más sabroso del mundo ¿Cómo piensas pagarlo? –gritó la muchacha mientras se acercaba peligrosamente a la par que hacía crujir sus nudillos.
Kaito se intentó arrastrar, ya que por la caída, el golpe y que su estado de salud en ese momento era lamentable le impedía correr.
Pero su aspecto de desvalido no frenaría a la mujer que se vengaría por sus botellas.
Rin y Len sobrevolaban la ciudad en busca de su amo, Kaito les había dicho que volvería en poco tiempo, pero ya llevaba fuera más de cuatro horas, el doble de lo normal, por los que sus esbirros se habían preocupado por el.
-Pues por aquí tampoco está – murmuró la mayor de ellos -¿Lo has visto por ahí Len?
El nombrado negó con la cabeza, pero de repente señaló al suelo.
-¡Mira Rin! ¿No es ese?
Ambos se acercaron, a lo que desde el cielo parecía una bolsa de basura, pero desde cerca se veía lo que antes había sido el vampiro.
-¡Kaito! ¿Qué te ha pasado? –preguntó Rin alarmada mientras intentaba cogerlo con la ayuda de su hermano.
-Un ángel me ha dado una paliza… -alcanzó a decir Kaito antes de caer inconsciente.
Los hermanos se dirigieron una mirada de incógnita mientras llevaban a su amo al castillo, donde vivían los tres.
Kaito abrió los ojos lentamente, la cabeza le dolía a rabiar y encima la habitación había decidido ponerse dar vueltas.
Bufó por lo bajo y se incorporó un poco, cada día los gemelos eran más bestias, lo habían dejado tirado en el suelo.
Se llevó una mano a la cabeza y se quedo intentando ordenar su memoria un poco. Al poco rato unas figuras rubias con trajecitos negros a juego se adentraron en la sala.
-Por fin te has despertado –observó la chica -¿Estás mejor?
-Si, eso creo –respondió el vampiro, aunque su voz se notaba cansada.
-Ahora Kaito, explícanos eso del ángel sicario que estuvo a punto de matarte- dijo Len.
Al escuchar la palabra "ángel" todo llegó a la cabeza de Kaito como si hubiera sido la misma botella que lo golpeó antes de que la chica le diera con sus delicadas manos la paliza de su vida.
-Un ángel se cruzo en mi camino –comenzó a contar el chico
-¿Ángel? Kaito ¿De que hablas? Te has debido de dar un golpe en la cabeza, seguramente fue en un de las veces que te dejamos caer mientras te traíamos, las dos primeras veces parecías bien, pero la tercera ya me pareció oír algo roto – Empezó a decir el menor de los gemelos con los brazos cruzados, mientras su hermana le hacía múltiples señas para que se callara - ¿Te pasa algo, Rin? –preguntó cuando se percató de los movimientos de su hermana.
Ella ante esa pregunta estalló.
-Len, ¡Serás idiota! ¿¡Para que rayos dices eso? Kaito no se había enterado de nada y ahora vas y se lo cuentas, el ya desvariaba antes, y como ves está perfectamente… - La chica se quedó callada ante la escena que sus ojos vieron.
Kaito se encontraba flotando en una nube rosa de felicidad, el hecho de recibir una paliza parecía alegrarle y la chica pensaba en sustituir el calificativo "perfectamente" por otro que indicara mejor su estado como loco…
-ka… ¿Kaito? – preguntaron ambos hermanos pasmados por la reacción del vampiro.
-Hoy a sido distinto al resto de los días –comenzó a canturrear alegremente –la dama más hermosa del mundo me a cautivado, quiero su sangre –esto último lo dijo en un tono más amenazante.
-¿Quién era esa chica? –preguntó la rubia.
-No se quién era, solo te diré que era guapa. Tenía unos cabellos marrones, al igual que sus ojos. Sus movimientos eran precisos pero elegantes y con un carácter valiente –describió el enamorado vampiro.
-Puede que este hablando de Meiko, la princesa de la luz –empezó a hablar Len –ella es nueva en la villa, vino a vivir con su padre hace escasos días.
-Meiko, Meiko, Meiko –recitó – un nombre tan bello como ella, solo alguien llamado así podría haberme echo esto…
-Espera un momento, ¿Me estas diciendo que la princesa de la luz fue quién te hizo esto? –preguntó de nuevo el hermano.
Kaito asintió con una sonrisilla. Los hermanos se miraron fijamente a los ojos por unos segundos, ambos pensaban lo mismo.
Los chicos comenzaron a reír importándole muy poco que su amo estuviera delante viéndolos o que en algo afectara a su orgullo.
-¡No ayudáis! –gritó el vampiro mientras se encerraba en su ataúd.
Los chicos quisieron seguirle, pero de tanto reír el estómago les empezaba a doler y les impedía moverse.
Pasaron diez minutos hasta que ellos se hubieron divertido bastante y decidieron acercarse al féretro.
Rin dio un par de golpes en la madera intentando llamar la atención.
-Amo ¿Se ha enfadado? Espero que no se lo haya tomado mal…
-Pues sí, me lo he tomado mal
-Vamos amo no se deprima, seguro que la chica solo intentaba hacerse la dura –continuó consolando Len.
-Si, eso es cierto ¿Qué dama no se enamoraría de usted? Sus bellos cabellos azules, su porte señorial su atractivo, su físico, su…
-¡Creo que ya se hace una idea, Rin! –interrumpió celosamente Len.
La chica le echó una mirada de reproche pero no le dijo nada.
-En definitiva, que la chica debería de estar ciega si no se ha fijado en usted –concluyó el chico.
El vampiro guardó silencio, tanto que los hermanos comenzaron a asustarse cuándo el ataúd se abrió súbitamente, dejando salir a un resplandeciente Kaito.
-¡Si! Tenéis razón, iré a conquistarla esta noche –concluyó decidido mientras se ponía en pie y se lanzaba por la ventana.
Aunque quizás debió de haber echo eso después de transformarse en murciélago, eso le abría evitado el fuerte impacto con el suelo. Pero aquello no le detuvo.
-¿Crees que lo conseguirá? –preguntó Rin mientras una gota de sudor coronaba su sien.
-Ni de broma…
Kaito no tardo en llegar, el ansia de volver a verla hizo que fuera más rápido y allí estaba en su balcón, parecía un ser celestial.
Miraba la luna con tristeza y una lágrima traicionera recorrió sus mejillas, la chica la limpió con el dorso de su mano y dirigió su vista al suelo melancólica.
Kaito se conmovió por la escena, tanto que sintió el impulso de abrazarla y consolarla pero eso no sería buena idea, Meiko se asustaría y eso le traería problemas.
-Los chicos tenían razón, está enamorada de mí –dijo sin apartar la vista de la muchacha –debe de estar llorando por nuestro amor prohibido.
Dicho esto salió corriendo incapaz de verla más tiempo en aquel estado. Aunque la chica estaría muy lejos de llorar por él o no al menos por el motivo que el vampiro esperaba.
-Esa botella… era de edición limitada –susurró recordando el suceso de unas horas antes.
El sacrificio fue demasiado grande, su precioso sake perdido. Finalmente volvió al interior de su habitación.
Los hermanos se encontraban jugando a las cartas cuando un ruido los sacó de su partida.
-Será… -comenzó Rin mientras ella y Len se dirigían a la puerta principal.
Ambos llegaron, como sospechaban Kaito había echo su "espectacular" entrada estampándose graciosamente contra el suelo y de paso marcar sus colmillos en el.
-¿Qué tal te ha ido Romeo? –preguntó Rin divertida, estaba seguro de que no había conseguido nada.
-Yo… estoy muy débil –decía Kaito mientras se aceraba a la chica – Lo… lo siento Rin… necesito alimentarme –musitó mientras colocaba sus manos en los hombros de la chica.
Como acto reflejo, Len se puso en guardia. Pero su hermana negó con la cabeza, no hay que esperarse nada heroico de Kaito.
-¡Ya estoy mucho mejor! –exclamó Kaito sonriente mientras terminaba su cuarta tarrina de helado.
-Kaito ¡Eres un vampiro patético! –le reprochó Rin.
La singularidad de Kaito es que normalmente el comía helado, últimamente la caza no había sido muy productiva y bueno… algo tenía que comer.
-¿Y que tal con Meiko? –preguntó Len.
El rostro del vampiro se volvió sombrío.
-La pobre está destrozada, no soporto verla así… Decidido hoy le aré una visita – se auto respondió.
-Claro amo, seguro que lo consigue –animó Len
Kaito hizo una pequeña risilla infantil.
-Deseadme suerte, chicos –dijo antes de irse mientras guiñaba un ojo, cosa que hizo que los hermanos se estremecieran.
-A usted no le hace falta –gritó Rin antes de que se fuera.
El vampiro abandonó el castillo por segunda vez en la noche, dejando a ambos solos.
-¿Eres consciente de que Kaito a visitado a la chica tres veces en una noche? –preguntó el chico.
-Si, ¿Y tu de que se acabará metiendo en un lío?
Kaito se situó en el mismo matorral en el que había estado horas antes, y siguió el camino de la pared del castillo hasta situarse bajo el balcón de la chica dispuesto a colarse por el, pero algo llamó su atención: un pequeño cartel de advertencia en el que ponía en letras mayúsculas y doradas: "Cuidado con el pervertido" seguido de una foto suya, ni más ni menos. Kaito miró el cartel y ahogó una risilla.
-Que gracioso –murmuró casi con orgullo.
Pero aquello no hizo que Kaito olvidara su objetivo, ya se imaginaba las noches bailando con ella bajo la luz de la luna. Una sonrisa apareció en su rostro sabiendo exactamente que se siente al estar enamorado.
Se coló al castillo, no necesitaba un gran equipo, se podía transformar en niebla y volar, llegar a la habitación para un vampiro era simple… o eso pensaba, cuándo por poco le cuesta la vida llegar hasta el cuarto ¿Quién hubiera imaginado que un castillo tan antiguo tenía trampas tan modernas?
Pero el esfuerzo mereció la pena. Abrió la puerta sin hacer ruido, aunque lo único que consiguió fue un fuerte olor a alcohol que invadió sus fosas nasales, intentó acostumbrase.
Ya veía a su hermosa enamorada desde la puerta, descorrió ligeramente el dosel entre el que dormía placidamente. El tomó su mano estando aún ella dormida.
-Princesa, he venido a por ti –susurró – déjame ver tu cara –ordenó dulcemente.
La chica abrió sus ojos lentamente. A pesar de ver al extraño no se inmutó por su presencia pues lo había reconocido. Meiko se incorporó en la cama y llevó la mano que le quedaba libre a la mejilla de Kaito, y en una caricia la llevó hasta el cuello. El vampiro comenzó a sentirse nervioso cuando la chica empezó a apretar su mano.
-¡Pervertido! –gritó con sus fuerzas antes de tirarlo al suelo.
Comparando este encuentro con el anterior, la chica había sido delicada en el primero.
Pero ahora no sentiría lastima de el, no solo perdió una botella de su bebida favorita, si no que se atrevió a despertarla y a saber con qué intenciones.
La pregunta que el vampiro se hizo se respondió por si sola:
Si, ocurriría lo mismo que la otra vez, o quizás peor.
Cuando Meiko terminó con el, dejó al pobre Kaito derrumbado y sin posibilidad de protestar.
La chica sacó una cuerda de la nada y lo ató, una vez hubo terminado se fue a buscar ayuda, aunque el que la necesitaba era él y urgentemente…
La guardia real no tardó en presentarse en la habitación, encerándolo en una mazmorra y condenado a tres años en la cárcel.
Kaito suspiró, solo tenía un triste pan como alimento y el colmo era que lo obligaban a hacer trabajos por las noches, ya que durante el día se ocultaba. Totalmente solo.
El tiempo pasó y se fue quedando prácticamente en los huesos, Kaito recargo su esquelético cuerpo en la pared.
-Se han olvidado de mí…
Cuando parecía que todo estaba perdido, le pareció ver algo flotando en el aire, primero lo ignoró pensando que serían alucinaciones.
-Vamos, cójalo jefe –dijo una voz parecida a la de su subordinado Len.
Ante eso, el vampiro levantó la mirada, viendo en la ventana al su par rubio favorito.
-No le hemos olvidado amo –dijo risueña Rin.
Kaito se levantó rápidamente y cogió aquel objeto flotante, era una cesta, tapada con un mantelito a cuadros.
Cuando lo destapó su sorpresa fue encontrar allí una tarrina de helado.
-¿Helado de fresa? –preguntó confuso.
-Si, sabemos que tiene unos gustos raros –respondió la chica
-P...pe… ¡Pero! –intentó protestar pero se vio interrumpido.
-Bueno amo, nos tenemos que ir, ¡Qué lo disfrute! –dicho esto, ambos hermanos desparecieron.
Kaito se quedo de piedra.
-Parece que olvidaron que tengo anemia… Quiero sangre…
Y así terminó resignado el que fue el señor de la oscuridad.
Los hermanos volvieron al castillo que era su hogar, ahora sin su amo parecía tan grande, silencioso y tranquilo.
-Oye Rin… -llamó el hermano mayor haciendo que esta le mirara - ¿Crees que deberíamos recordarle que se puede transformar en niebla?
-No, no creo que haga falta, no es tan tonto, seguro que tiene algo pensado…
XxXxXxXx
Y… FIN xD
Este Cáp. Está dedicado a Moeycal, que me dijo la canción (yo no sabia cuál poner primero x.x)
Bueno pues este Cáp. Es para ti =)
Si queréis que ponga alguna canción, decidme el título y quién la canta por un review, o simplemente si os a gustado n_n
[Publicidad subliminal] xD
Mi otro fic:
Return to Zero
^.^
