Recorrió con sus frígidos ojos grises a la pequeña humanidad que yacía a su frente, desde el gracioso sombrero que cubría parte de su castaño y rizado cabello corto, hasta los tiernos pies que se balanceaban sobre la silla sin tan siquiera rozar el suelo.

Cardinal lanzó un breve suspiro dándole un sorbo a su sopa de maíz.

—Si tú lo quisieras así, podría con toda mi autoridad antes de dejar inválido a Underworld, archivar diez fluctlights. De seguro podrá hacerse algo con eso en un futuro. Creéme, quizá no es lo mejor que esperabas pero es una buena opción. —

Cerró los ojos, y trató de concentrarse. Pensó en las cosas que traería en ese futuro, con los diez pisando la tierra del mundo real. Pero más que nada, pensó en ella.

Elaboro un raciocinio que constaba de observar a Cardinal y a Yui, a ambas sumergidas en el profundo cielo de Alfheim tomadas de la mano, a ambas ayudando a múltiples usuarios regalándoles una radiante sonrisa, a ambas unidas por un sentimiento similar a la hermandad.

Ambas eran tan solo unos programas creadas para un fin, carentes de sensibilidad alguna, pero había una diminuta diferencia que a Kirito le ponía los pelos de punta.

Yui había alcanzado la actitud de un ser humano gracias a las observaciones y por tener a varios cerca. De sentimientos, expresiones y hasta errores con solo estar con ellos.

En cambio, Cardinal no tenía ni mínima idea de ello, vivió por más de doscientos años encerrada en una biblioteca con el falso terror de ser cazada por su "madre", sin la compañía de nadie, sin intercambiar líneas de conversación y valiendo su diversión de estar atentos de sus habitantes.

Y sonrió.

La IA conocida como Yui, y Cardinal, las dos siendo alejadas de los demás obligatoriamente, buscaban el roze con alguien. Querían intercambiar palabras con otro, tener las manos entrelazadas con otro, y sentir la calidez del cuerpo de otro.

—Cardinal, no dudes en que voy a salvarte. —De alguna forma su voz sonó optimista después, de aún escuchar la aniquilación de todo Underworld. —Serás parte de los diez sin duda alguna. —

—Idiota, si vas a salvarme, ¿Quién destruirá este mundo? Realmente te pasas de estúpido. —Rodó los ojos tirándose en la suave espaldar de el sillón.

Sintió algo cálido y reconfortante en el pecho. Y es que imaginarse a Yui y a ella juntas, como hermanas, lo ponía así.

Él simplemente quería que Yui tuviera alguien con quien estar después de desconectarse, y que Cardinal tuviera una vida normal y la experimentara con su hija. La hija de él, y Asuna.

Rió al pensar en la cara de su novia y como reaccionaría al enterarse de su otra, futura hija (se esforzaría para hacerlo así), recibiendo una mirada extrañada y disgustada de la niña de baja estatura.

—¿Sucede algo? —

Oh, pero jamás, nunca jamás le diría sus intenciones a Cardinal, no quería ganarse una reprimenda más larga que la historia del Human World.


Nadie lee estas cosas, ya que, buenos, seamos serios, nadie conoce mucho sobre Underworld, son pocos los que se han atrevido a leer las más de 1200 páginas, (y contando), pero no pude evitar dedicarle algo a esa preciosidad de niña, Cardinal. Me dolió tanto su historia y la parte en que abraza a Kirito, y no dudé en familiarizarla con Yui, (Kirito mencionó a Yui varias veces) sentí un dolor en el cocoro muy horrible \3 Esperemos que tome el mando de Underworld.

Ya verán hijos de Wombats, cuando animen Alicization me recordarán, vaya que lo harán :'v Ocno.