Hay veces en que una canción no hace más que resonar una y otra vez, como si quisiera darte un mensaje. Esta fue mí manera de sacarla de mis pensamientos. Amo el Lukanette, pero no imaginaba a Adrien siendo el protagonista de esta historia.
Luka
Es fácil para mí saber que tomaste tu decisión, tantos meses revoloteando uno alrededor del otro habían dado sus resultados, no necesite escuchar tus palabras, ya que no querrías escuchar las mías. Sin embargo tome el valor necesario para hacerlo, no iba a bajar los brazos mientras tú me dejabas por él. Rasgue las notas en mí guitarra mientras tú mirada llegaba a mí envuelta en lástima.
Recostado en mí cama la vi sosteniendo su maleta recién hecha, la misma que hace años atrás había traído aquí; —Yo pienso que no son tan inútiles las noches que te dí…
Ella se acercó a mí y tocó mí rostro; —Sabés que no es eso. Luka… aprecio todo el tiempo que pasamos mas debo irme.
Quise ocultar el nudo que comenzaba a formarse en mí garganta, fingiendo una fortaleza inexistente; —Te marchas ¿y qué?, yo no intento discutírtelo, lo sabes y lo sé.
Cambie mí posición, ella se sentó a mi lado; —En verdad lo lamento. No quería que esto terminase así.
—Al menos quédate sólo esta noche. Prometo no tocarte, estás segura —Pedí en un último intento por mantenerla a mí lado—.
—Eso es imposible, Adrien esta esperándome. Su limosina está afuera.
Miré hacia el techo y luego a ella, sudor frío recorrió mí espalda, me estremecí ante la sensación de soledad que había llegado a mí; —Tal vez es que me voy sintiendo solo —Ella posó una de sus manos en mis cabellos, gesto que siempre lograba calmarme sin embargo hoy se sentía tan vacío. Su sonrisa se veía vacía mientras estaba a mí lado. —Porque conozco esa sonrisa tan definitiva —Recordé la primera vez que sonrió sinceramente para mí, mientras compartíamos nuestro primer beso—. Tu sonrisa que a mí mismo me abrió tu paraíso.
Su mirada aún denotaba tristeza, y no supe interpretar si era por terminar conmigo o por estar perdiendo su preciado tiempo con el; —Lo nuestro siempre tuvo fecha de caducidad —Admitió ella alejándose—.
Reí con sorna; —Se dice que con cada hombre hay una como tú —Ella volteó hacia mí—. Pero mi sitio luego lo ocuparás con alguno, igual que yo, o mejor, lo dudo.
Ella se recargó en la puerta; —No quiero que acabemos así, ¿Podríamos intentas ser amigos? —El suelo parecía un sitio muy interesante para ella en este momento—.
Me acerque a ella indignado; —¿Por qué esta vez agachas la mirada? —Levante su mentón para que me mirase a los ojos—. ¿Me pides que sigamos siendo amigos? —Ella asintió con pesar—. ¿Amigos para qué?, ¡Maldita sea! —Acerque mí rostro al suyo—. A un amigo lo perdono, pero a ti te amo —Cerré la distancia entre ambos con un dulce y delicado beso, de aquellos que solo compartíamos cuando comenzamos a salir—.
Su maleta se zafó de sus manos mientras suspiró en cuanto me aleje; —No deberías haber hecho eso, no hagas las cosas más difíciles para ambos.
La miré a los ojos mientras respirabamos el mismo aire, la yema de mis dedos recorrió su mejilla llevándose en el acto a una lágrima que decidió pasear por su rostro; —Pueden parecer banales mis instintos naturales.
Ella cerró los puños en mí campera; —¿Por qué haces esto? ¿Por qué no puedes entender que debemos terminar?
Abrace su cuerpo contra el mío, como lo había hecho tantas veces antes y susurré a su oído; —Hay una cosa que yo no te he dicho aún. Que mis problemas, ¿sabes qué? se llaman: "tú" —Ella cerró los brazos tras mí espalda—. Solo por eso tu me ves hacerme el duro para sentirme un poquito más seguro.
Sollozo alejándome de su lado; —No lo entiendes, nunca lo entendiste. Nosotros no fuimos hechos el uno para el otro. —Dándome la espalda—. Lo siento, no te quiero.
Tomé su cintura y me abrace una vez más a ella; —Y si no quieres ni decir en qué he fallado. Recuerda que también a ti te he perdonado —Bese su cuello—.Y en cambio tú dices "lo siento, no te quiero" —Solte su cuerpo y me alejé mirando hacia mí ventana, efectivamente Adrien esperaba por ella en la calle—. Y te me vas con esta historia entre tus dedos.
Oí la puerta abrirse y cerrarse rápidamente, mí ser masoquista siguió viendo hacia afuera, buscaba verla en sus brazos y asegurarme que ella era feliz, que él podía hacerla feliz.
Sentí sus brazos abrazarme por la espalda, sus uñas pintadas en rosa descansaban en mí estómago; —No puedo irme, no puedo dejarte así.
Solté con sumo cuidado sus dedos de mí, separé las manos de mí cuerpo girándome para encontrarla y bese sus delicadas manos; —¿Qué vas a hacer? busca una excusa y luego márchate. Porque de mí no debieras preocuparte, no debes provocarme —Ella, dirigió una de sus manos a mí mejilla, luego las mismas siguieron su camino hacia a mí nuca y en cuanto percibí su acción me alejé—. Que yo te escribiré un par de canciones. Tratando de ocultar mis emociones —Ella me devolvió la primer sonrisa sincera de la tarde, supe que no podía retenerla más—. Pensando, pero poco, en las palabras.Y hablaré de la sonrisa tan definitiva. Tu sonrisa que a mí mismo me abrió tu paraíso.
Una nueva lágrima recorrió su mejilla dejando un salado camino hacia sus labios, intento sonreír una vez más pero me negué a verlo, ella no debía fingir conmigo; —Luka, yo… sabés. En verdad te amo, demasiado para poder describirlo en simples palabras, pero ahora debes entender mis acciones. Debo ir con él.
Asentí sabiendo que sus palabras no habían hecho más que resquebrajar mí corazón, pose el dorso de mi dedo medio e índice en su rostro brindándole una tierna caricia y volví a susurrar las palabras que habían causado algún efecto en ella; —Hay una cosa que yo no te he dicho aún, que mis problemas, ¿sabes qué? se llaman: "tú" —Ella sonrió tomando mí mano con cariño y besando mis dedos en el proceso—. Solo por eso tu me ves hacerme el duro, para sentirme un poquito más seguro.
Ella volvió a sonreírme y creí que con ese gesto podía soportar el resto de la eternidad sin estar a su lado; —Lo nuestro fue mágico e irrepetible. Lamentó que haya terminado de esta manera. En verdad lo siento
—Y si no quieres ni decir en qué he fallado. Recuerda que también a ti te he perdonado y en cambio tú dices "lo siento, no te quiero" —Ella me abrazó una vez más, beso mí mejilla y desapareció tras la puerta, mí mirada volvió a Adrien. Él la recibió en sus brazos, abrió la puerta para ella y su mirada me encontró una vez más, mí mano tocó el frío vidrio frente a mí, la había perdido, él la alejaba de mí vida y aunque sabía que ya no podía oírme solté las últimas palabras de mí dolorido corazón—. Y te me vas con esta historia entre tus dedos.
Contemple el espacio de estacionamiento vacío, mí propia casa en silencio, mí fría cama, mí espacio ahora tan amplio sin su presencia y mientras intentaba no ser consciente de los latidos de mí corazón me derrumbe, defiendo que definitivamente no podría seguir sin ella.
Desearía decir que estoy orgullosa de este escrito, pero en verdad me dejó un gusto agridulce. ¿Por qué en la vida siempre uno debe sufrir para que otro sea feliz?.
