Disclaimer: One Piece no me pertenece.

―Dialogo de los personajes―

Pensamientos de los Personajes

Capitulo 1: "Alianza Pirata"

Su agradable escape de Punk Hazard había sido hacia ya casi un mes, con la total aclaración del Shichibukai de que se volverían a ver cuando el tiempo lo ameritará. Claro que para el entusiasta capital era solo una aventura a futuro; se la pasaron escapando de varios buques de la marina y de alguno que otro grupo pirata.

Valía decir que la cara inconfundible de su capitán, Mugiwara no Luffy ya era la noticia más sonada en todo Nuevo Mundo, con su tan asombroso regreso a la vida.

Muchos lo dieron por perdido o quizás que se había dado por vencido de su gran sueño de ser el Rey de los Piratas; cabía aclarar que eran esperanzas infundadas, ese hombre con la voluntad del apellido D. jamás se rendiría sin haber intentado hasta lo último.

Y para la mala suerte de toda la banda, su agradable tiempo de "vacaciones" había llegado a su fin. El agradable medio día terminó con el sonido de la alarma del radar de Franky. Una nave se acercaba.

― ¿La marina?― preguntó Ussop con los nervios a flor de piel.

Franky negó, moviendo unas perillas en una pantalla de su sala de control. ―No, es un submarino.

― ¡Oh! ¡Es la nave de ese tipo! ― gritó Luffy, reconociendo el navío.

Para cuando Sanji recordó a quién pertenecía la bandera pirata de la nave el infantil capitán ya había salido corriendo como una bala a uno de los extremos del Sunny para saludar a los recién llegados. Grande fue la sorpresa cuando el mismísimo Trafalgar Law salió por la entrada del submarino emergido y pidió por ayuda a los Mugiwara.

Traía en el hombro al oso blanco y bajo los brazos a dos de dos compañeros, los mismos que estuvieron en la subasta de los Tenryuubito.

― ¡Mugiwara-ya! ¡Vamos al oeste! ¡Hay treinta buques armados en camino y Kizaru está con ellos! ― exclamó el exhausto pirata del North Blue.

Luffy se acomodo el sombrero y volteó a ver el estado de los nakama de Law.

― ¡Nami! ¡Vamos al oeste! ― ordenó, saltando hacia el submarino para ayudar al Shichibukai con los heridos. ― ¡Chopper ven acá!

La navegante sonrió con confianza, orgullosa de la madurez de Luffy. Si eso hubiera pasado hacía dos años era posible que el chico de goma los embarcara en una pelea para probar sus posibilidad, pero como estaban sus aliados sería poner en riesgo la vida de muchos de ellos.

El médico animal arribo en compañía de Sanji el submarino amarillo y bajo el liderazgo de Luffy se encaminaron fuera del camino de la armada. Varias horas más tarde , cuando Franky termino de aplicar un recubrimiento temporal al Sunny, se sumergieron bajo las profundidades del mar para ocultar de cualquier grupo enemigo, sea la marina o otros piratas.

― ¿Qué les pasó? ― inquirió Robin curiosa.

Law suspiró, sentado sobre la cubierta del Sunny con unas obvias ganas de relajarse. ― Nos topamos por accidente con unos barcos de Kaido.

Y se pasaron el resto de la tarde atendiendo a varios de la tripulación de Trafalgar. En su mayoría solo necesitaban uno que otro vendaje o medicamente, su capitán se había enfrascado en sacarlo de aquel infierno y cuando todo fue más seguro los atendió a todos, sin contar con el cansancio que se le vino por el uso de su Akuma no Mi.

Para cuando todo se calmó ambos capitanes se habían sentado a charlar sobre sus planes contra uno de los Yonko y de sus aventuras desde su separación en Punk Hazard. Las presentaciones fueron bastante cortas, pues apenas Bepo y Jean Bart estaban despiertos, acompañando de cerca a su capitán.

Los Mugiwara regresaron a sus labores normales, con excepción de Nami y Chopper que seguián en la cubierta, algo alejados de los supernova. La navegante se mantenía atenta ante algún cambio de temperatura o presión, mirando de reojo los brillantes ojitos del pequeño reno al mirar al pelinegro de piel moreno.

― Chopper ¿quieres hablar con él? ― preguntó, viendo como los ojitos brillantes del pequeño doctor saltaron ante su pregunta.

―Es que… he escuchado que él atendió a Luffy cuando nosotros no estuvimos con él y… Robin dijo que era muy famoso como doctor. ― respondió nervioso, jugando con sus pezuñas para distraerse. ― Pero no sé qué decirle, bueno él es… algo…

― ¿Intimidante?

― ¡Eh! ¡No quise decir eso! ― gritó nervioso, empujando a la chica dentro de la habitación donde atendía a los miembros de la tripulación. ― ¡Nami! ¡Te puede oír! ― exclamó nervioso, mirando en dirección a donde estaban ambos capitanes charlando.

La navegante sonrió sin preocuparse. Era obvio que el joven reno quería entablar una charla médica con el extraño capitán de los piratas del corazón, pero apenas y había entablado una pequeñísima charla con el extraño oso hablador cuando aquel grupo llegó.

―Puedo preguntarle por ti si quieres― ofreció, sobando su cabeza por sobre el sombrero azul. ― ¿Qué te parece?

― ¿¡En serio?! ― exclamo súper emocionado, hasta le punto de que sus ojos se convirtieron en dos brillantes de alegría. ― ¡¿Lo harías por mí, Nami?!

Ella sonrió con un toque cómico. ― Claro, lo que sea por mi nakama. ― respondió, poniendo sus manos en sus caderas con confianza. ― Déjamelo a mí.

Chopper se había puesto a gritar feliz por el ofrecimiento de su amiga y se dispuso a ordenar todos los libros y utensilios médicos de la enfermería, después de todo, lo primero era dar una muy buena impresión. Ahora estaba muy feliz de haberle rogado a Nami por una gran cantidad de dinero para comprar equipo médico de mayor tecnología y calidad, así no quedaría en vergüenza.

Por lo que Robin le había contado, Trafalgar Law era conocido como el "Doctor de la Muerte" y considerado una persona cruel y despiadada. Después de aquel corto incidente en Punk Hazard no se habían cruzado con ningún otro conocido por algunas semanas, y ahora, el repentino encuentro había ganado la curiosidad de más de uno en su tripulación.

Dejó a Chopper con sus arreglos y salió de la habitación, pudo observar de reojo la amena conversación entre Luffy y Law en el centro del barco, su capitán parece muy emocionado al conversar con el tipo, y este simplemente respondía sus preguntas con sorpresiva cortesía.

De repente Luffy voltea verla con una brillante sonrisa.

― ¡Nami, dile a Sanji que haga un banquete! ¡Hoy haremos una fiesta!― gritó emocionado.

Y pudo ver como aquellos ojos oscuros y marcados la observaron de pies a cabeza, dejando una sonrisa socarrona asomarse en su rostro. Se sentía algo invadida de cierto modo.

― ¡A la orden, capitán! ― respondió, volteando rápido con dirección a la cocina.

En ese momento lo único que quería era borrar la sensación de inspección que aquel sujeto le transmitió. Camino rápido con dirección a la cocina, tropezando con un escalón al cruzar por un pasillo. Sin embargo, el firme brazo de Zoro la atajó antes de que cayera de cara contra el piso.

― ¿Zoro? Gracias, ha estado cerca. ― dijo, recuperando el equilibrio.

El espadachín la miró un rato y luego la soltó. Algo había en los orbes castaños de la chica que le inquietaba. Y estaba casi seguro de quién era la causa.

― ¿Te ocurre algo? Estás muy distraída, no es propio en ti. ― le dijo, observando como ella se alejó de él un poco.

―No es nada. Por cierto, Zoro. No te vi en la reunión, ¿dónde estabas? ― preguntó.

―Entrenando, ese tipo no me agrada, no quiero estar cerca de él si no es para vigilarlo. ― respondió, recostándose en la pared. ― Por lo que veo a ti también te inquieta.

Nami alzó la vista en un gesto aburrido. ― Algo― musitó. ― Pero Luffy confía en él y ha ordenado que hagamos una fiesta, por ahora tenemos que tratarlos como nuestros aliados. Luffy siempre es tan despreocupado…

―Eso no es nuevo― comentó sarcástico el espadachín.

Ella optó por sonreír y dejar al serio guerrero descansar en el pasillo. Zoro tenía razón hasta cierto punto, aquel tipo, Trafalgar Law era un completo desconocido para ellos, pero para su alocado capitán era un amigo más en el cual confiar. No obstante, si alguien debía de ver por su decisión entre el grupo de ocho personas, el primero y más atento en ese aspecto era Zoro, o como ella le considera, el segundo al mando de la nave.

Ella podía gritar y golpearlos a todos, pero aquel que tenía la cabeza fría para cualquier situación crítica era Zoro. Y lo envidiaba por eso.

Por aquella frialdad de mente en los momentos más críticos.

Por su fuerza de espíritu y de cuerpo.

Por ser… siempre más útil que ella.

No es que se lamentara por ello, pues se había perfeccionado en lo que su capitán necesitaba de ella, en ser la mejor navegante de todo el mundo. No quería quedarse atrás, si su capitán sería el Rey de los piratas, el hombre más conocido y buscado del mundo; entonces ella sería la mejor navegante en todos los mares, solo con el fin de estar a su altura y complacer sus caprichos a la hora de ir a alguna isla remota.

Pero por momentos, muy frecuentes para su gusto, quería ser como el resto de la tripulación. Quería tener el poder de alguna Akuma no Mi, o quizás ser hábil con algún arma como Zoro y Ussop, incluso estaba abierta a la posibilidad de ganar la fuerza de las piernas de Sanji, con la diferencia de que no quería parecer un hombre por tener los músculos muy trabajados o un cyborg como Franky.

Estaba más que orgullosa de haber obtenido todo aquel conocimiento en Weatheria, y por supuesto también del provecho que saco para mejorar su arma. No obstante sabía también que era otra cosa por la cual lamentarse, sin su arma no tenía como defenderse.

―Igual que en la isla Gyojin…― murmuró.

Entró a la habitación donde dibujaba sus mapas y se enterró, literalmente, en el montón de mapas dibujados con el fin de distraerse. Escuchó fuerte y claro la discusión de Zoro y Sanji por el súbito pedido de su capitán, las risas de Robin por la tonta riña de la tarde, los comentarios tontos de Ussop, la emoción de algunos miembros de la otra banda pirata en el barco y los chistes de Brook siendo repetidos una y otra vez.

Y como si fuera un cantico podía escuchar la rara risa de Luffy en el fondo, sonaba muy feliz.

Sin querer sonrió más por ello.

Comenzó a ordenar los mapas por el orden en que llegaron a cada isla, comparándolos con sus anotaciones sobre el clima, la superficie y los cambios presentes en cada lugar. Con cada dibujo más y más recuerdos se le venían a la mente, hasta que termino por separar la pila de dibujos y colocarlos en uno de los estantes más altos que encontró. Después de todo, con lo torpes que eran sus nakamas lo mejor sería dejarlos fuera de su alcance.

―Oh, faltan estos…

Tras limpiar un poco lo recordó, el grupo apartado de mapas en papel blanco puro. Tomó uno con cuidado, deslizando algunas pelusas que se le pegaron y lo contemplo contra la luz de una de las ventanas de aquel cuarto.

―Esta firma…

Contra la luz podía notar un símbolo dibujado en la parte más baja del mapa, casi demasiado pequeña. A diferencia de los otros mapas a guardados estos eran de un papel distinto, más envejecido y con una tinta tan fina como la seda.

―Debo guardarlos antes de que los otros los malogren en algún juego.

Cogió un grupo de una docena de mapas y los envolvió con una tela suave, los metió en un cajón bajo del escritorio, bajo la quietud de una llave y empezó a dibujar sobre su último paradero. La siguiente isla luego de Punk Hazard, una isla de primavera, Lot Reins.

Era una isla pacifica, llena de flores y vegetación. Sin civilización o gente viviendo en ella. No encontraron piratas ni marinos allí, solo una tranquilidad muy impropia de una isla en Nuevo Mundo.

Para cuando termino de dibujar la noche ya había caído y las risas habían aumentado bastante, se estiro en la silla y guardo todos los utensilios que uso. Salió y arribo a su habitación para cambiarse de ropa, quién diría que aún en el fondo del mar el clima cambiaría de caliente a frío de un momento a otro.

Tras salir vio a Franky cargando una pila de herramientas y bastante metal en la espalda, a su lado dos miembros de la banda de los piratas corazón le ayudaban a usar una burbuja individual.

― ¿Franky? ¿Qué estás haciendo? ― preguntó.

―Ah, Nee-san… solo iré a echarle un ojo al submarino de los chicos, parece que necesitan una mano en reparaciones. ¡Nos vemos!

Y tan rápido como le respondió se tiro fuera del barco, seguramente a la superficie del submarino amarillo que se encontraba anclado al lado del Sunny.

Tras la pequeña conversación entró a su habitación y se duchó rápido, se cambio en una polera amarilla y de cuello alto, tomo unos pantalones que le llegaban hasta la rodilla y se puso unos zapatos cerrados de tacón.

― ¡Oh, Nami! ¡Ven, ven! ¡Tienes que escuchar todas las historias de Law!

Escuchó el grito entusiasta del pelinegro de goma y se acercó hasta quedarse al lado de Robin, quién estaba sentada al lado de Zoro bebiendo sake. Chopper estaba hablando con Bepo en una esquina, Ussop contaba al grandulón muchas de sus historias y Brook deba el ambiente de fiesta con sus típicas canciones.

―Parece que llego tarde. ―dijo, sentándose al lado de Robin.

―Algo así, Senchou-san no ha parado de hablar con el Shichibukai desde que puso un pie aquí. Parece agradarle. ― respondió la mujer, sirviendo una copa al impaciente espadachín. ―Aunque no todos piensen lo mismo.

Zoro volteo a verla ante la acusación y bufo un gracias tras beber de golpe la copa entera de sake. Nami solo suspiro ante el intento vano de Roronoa por ocultar su mal humor.

― ¡Nami-san! ¡Qué alegría tenerte aquí, en seguida traigo un pedazo de pastel! ― gritó emocionado el rubio tras salir de la cocina con un gran pedazo de filete de pescado aderezado con varias hierbas.

―Te lo agradecería, Sanji-kun. ―respondió ella.

Ni bien el cocinero depositó el gran pedazo del rey marino en la mesa junto a otro montón de comida una traviesa mano de goma se llevó el plato a su lado. La navegante giró la mirada al ver como Luffy devoraba a diestra y siniestra la comida preparada, notando una pila de docenas y docenas de platos vacios a un lado.

― ¡Oe Luffy! ¡Deja algo para nosotros!― le oyó quejarse a Ussop.

Luffy solo rió sin importarle las quejas del mentiroso de su tripulación. Era algo normal, excepto con el hecho de que al lado de Luffy había otra gran pila de platos casi del mismo tamaño.

― ¿Luffy, tú has comido todo eso? ― preguntó, señalando la pila de platos. Extraño, Luffy podía comer mucho pero nunca creyó que a tanta velocidad, calculando el tiempo que tardo en llegar a la fiesta era improbable que su capitán se metiera tanta comida al estomago sin haberse inflado como un globo.

Luffy volteo a un lado y respondió. ― ¡Eso es de Law! ― indicó, golpeando el hombro del moreno con una mano. ―Come muchísimo, deberías verlo, Nami.

La navegante alzó una ceja, pasando a ver como el Shichibukai comía con calma un plato de pasta, a diferencia del escandaloso hijo de Dragon este parecía comer tan normal como cualquier humano corriente.

― ¿De qué te sorprendes?, tú comes aún más que él, Luffy. ― respondió, riendo mientras recibía un trozo de pastel por parte del enamoradizo rubio.

Su tono de voz no le salió lo suficientemente burlón como quería pero al menos basto para aparentar calma. Se concentró en comer un poco y beber junto a Robin y Zoro, quiénes charlaban más entre ellos que lo que normalmente hablaban.

No calculo las horas pero estaba segura de que pasó demasiado tiempo hasta que decidió dejar de beber tanto sake y fue camino a su habitación. Dejó a Robin y Zoro aún tomando, a Sanji preparando más comida y a los demás divirtiéndose de lo lindo. Incluso Franky había regresado con los miembros faltantes de la tripulación a festejar la "alianza" de ambos capitanes.

Cerró la puerta y se cambió en una pijama ligera, un vestido cortó color negro y abrió las colchas de la cama para dormir. Pero antes de poner la cabeza sobre la almohada escuchó un extraño chasquido en una esquina de la habitación, se levantó, nerviosa porque ni siquiera Robin había vuelto así que no había manera de que alguien entrara.

―Tranquila, solo venía a hacerte unas preguntas. ― musitó una voz tras de ella.

Su boca se abrió para dar un grito del susto, siendo tapada por la rudeza de una mano tatuada. Su espalda chocó contra la suavidad de su cama y sus brazos se vieron puestos sobre su cabeza sin permitirle moverse.

Sobre ella, el "Cirujano de la Muerte" sonreía complacido.

―No sería bueno que grites, Nami-ya.

Ella se revolvió nerviosa. Afilo su mirada y cerró sus labios, sintiendo como el chico aparto su mano con lentitud de su rostro.

― ¿Qué haces aquí? ¿Desde hace cuanto…?

―Suficiente para ver el espectáculo que montaste al cambiarte de ropa, pero no te preocupes, no lo divulgare. ― respondió él con simpleza, sonriendo malicioso.

Nami se coloreo hasta la punta del cabello, moviendo sus manos con fuerza para soltarse. Law simplemente negó con la cabeza, apoyando su mano nuevamente sobre el rostro de la chica.

―No creas que te saldrás con la tuya. ― dijo ella, mirando enfadada a su invasor.

Law alzó una ceja divertido. ― Ninguna mujer me ha amenazado luego de reconocerme, estoy impresionado, Nami-ya. Eres digna de ser un miembro de la banda de Mugiwara-ya.

―No quiero escuchar eso de ti, ahora suéltame o gritare tan fuerte que te romperé los tímpanos.― amenazó, entrecerrando los ojos en señal de tensión.

El Shichibukai solo atinó a separarse con parsimonia de ella, delineando con quietud su mano por el costado de la chica hasta soltarla por completo y sentarse en la cama, sin importarle la oposición de la chica.

Nami respiró profundo al verse libre y se acomodo la ropa, apoyo su mano al lado de su cama y sacándolo una extensión de su Perfect Clima Tact, apuntándolo directamente a la cabeza del capitán aliado.

―Eso es peligroso.― musitó el chico, mirándola por el rabillo del ojo.

―Sal de aquí, no sé qué intención tienes pero no te quiero cerca.

―Ah… solo venía a preguntarte un par de cosas, Nami-ya. No hace falta tanta agresividad.

El volteó a verla, sin prestar mucha atención al borde del Clima Tact que lo amenazaba, apoyo su cuerpo sobre sus palmas y se estiro sobre la cama sin prestar atención a la incomodidad de la chica. Se acomodó un poco y señaló con fatiga un rincón de la habitación.

―Hay un mapa sobre aquel aparador. Quiero que le eches un ojo, y me digas que te parece.

―Lo haré cuando te quites de mi cama y te largues de mi habitación, Shichibukai. ―advirtió ella, sin dejarse intimidar.

El capitán se alegro para sus adentros, aquella navegante le había atraído muchísimo la atención desde que puso un pie en la nave de los Mugiwara. La quería por un motivo importante, y ahora que la conocía la deseaba aún más.

―Y si te digo que es el mapa de una base naval donde guardan un tesoro que es casi la mitad del One Piece, ¿eso te haría cambiar de opinión, Nami-ya?

En un parpadeo la chica se había levantado de golpe de la cama y corrió a sostener el mapa. Sin duda era la estructura de una isla de la marina, podía reconocer las diferentes edificaciones y pasillos en todo el lugar.

Apoyo el mapa en una mesa donde ponía su maquillaje y demás, aparto todo y con la ayuda de una pequeña lámpara se concentro más en el mapa. Sus dedos jugaron con el dibujo sin cesar, concentrados en encontrar la supuesta cámara donde estaba el tesoro.

―Lo encontré. ―murmuró más para sí misma.

―Haces honor a tu nombre. ―alagó el chico desde la cama. ― Tengo una petición para ti. ― dijo, levantándose de la cama hasta quedar a un par de pasos de ella. Nami volteó a verle, sosteniendo el mapa entre sus manos.

― ¿Qué clase de petición? ― preguntó, con suma cautela.

El chico inclino la cabeza a un lado, acortando el espacio entre ambos con un par de pasos silenciosos, se inclino hacia ella y con un tono seductor le susurró al oído.

―Quiero tu ayuda para robar ese tesoro.

La navegante se estremeció al sentir las manos del chico sobre sus hombros, deslizando las tiras de aquel camisón de dormir que traía puesto. Law se apartó apenas un par de centímetros, mirando fijamente los ojos de la mujer frente a él.

―Ninguno más de tus nakama, solo tú. Quiero que vengas con mi tripulación y robemos ese tesoro antes de nuestro ataque.

Sus palabras simularon más una orden que una petición y terminaron por crispar los nervios de la pelinaranja. Removió con ambas manos los dedos traviesos del pirata y se apartó de él, llegando hasta la puerta y abriéndola de par en par.

―Sal de aquí. ― ordenó, señalando la puerta.

Law asintió indiferente a su tono de voz.

―Buenas noches, Nami-ya. ― se despidió, saliendo de la habitación como si fuera el dueño.

Ella cerró la puerta ni bien le vio salir y se recostó contra esta, mirando todavía aquel extraño mapa que tenía en la mano. La duda ya la había invadido.

Fuera de la habitación el pirata doctor sonreía divertido, se relamió los labios y fue en busca de los demás miembros de su tripulación. Apenas faltarían un par de días más, un par de días y en la siguiente isla podría dar paso a su nueva estrategia para hacerse con el título del Rey Pirata.

Mientras no muy lejos de allí, la calmada Robin terminaba de servir lo último de sake a un inquieto marimo espadachín.

― ¿Qué paso? ― preguntó Zoro.

―Entró a la habitación de Nami-chan, no he podido ver más, se dio cuenta que lo andaba siguiendo y uso su Haki para bloquearme. ― contesto ella en un murmullo bajo. ― ¿Crees que debemos decirle?

―Todavía no, Luffy no necesita enterarse de algo tan trivial. Por ahora solo tenemos que tener cuidado con ese tipo, sea lo que busca dudo que nos beneficie.

― ¿Que podría querer de nuestra navegante? ― inquirió, más para sí misma.

El espadachín la miro por un rato, meditando sus palabras hasta recostarse contra el borde de la nave y dar por concluida la conversación. Algo le decía cual podría ser la curiosidad de Trafalgar Law, pero su propia mente le gritaba que debía de estar equivocado.

Lo había notado por accidente durante las presentaciones que hizo Luffy al ayudar al Shichibukai; aquella penetrante mirada fijarse de arriba abajo en la navegante del Sunny. Los demás no lo notaron y no de haber sido por pura casualidad, él tampoco.

Lo mismo ocurrió cuando Nami dejó de hablar con Chopper y paso por el rango visual del moreno. La misma mirada codiciosa e interesada que captó horas antes, solo que ahora también había hecho contacto con Nami directamente.

¡Por Kami…! Si ese sujeto intenta algo Luffy podría tomarlo a mal. ― pensó al captar varias miradas discretas por parte de Law mientras las dos mujeres de la banda y él bebía en la fiesta.


― ¡Zoro! ¡Zoro! ― llamó Luffy, removiendo a su segundo al mando.

El espadachín gruño por el poco tacto de su amigo y se levantó con un sonoro bostezo.

― ¿Qué? ¿Ya llegamos a la nueva isla? ― preguntó adormilado, quitando la manta que Robin le tiró encima durante la madrugada.

―Eso quiero saber, no encuentro a Nami por ningún lado ¿sabes dónde está?

Zoro alzó una ceja y se paró de golpe. ¿Nami? ¿Qué no se quedo en su habitación toda la noche?

―No la he visto.

―Hm… ¿Dónde se ha metido? Ya busque en todo el Sunny y no la encuentro. ― Se quejó el hombre de goma, mirando a los lados en busca de la navegante.

―Oh, Luffy―san, Zoro―san, muy buenos días. ― saludo alegre Brook, subiendo por las escaleras hacia el par de varones.

― ¡Brook! ¿Has visto a Nami? ― preguntó Luffy impaciente, corriendo hasta el esqueleto parlanchín.

Brook lo pensó por un momento hasta dar con la respuesta.

―Fue al submarino de Law-san muy temprano, parecía muy apurada por hablar con él.

Zoro se levantó de golpe y se marchó rumbo a los dormitorios del Sunny en busca de la arqueóloga. Necesitaba una idea mejor que solo ir a enfrentarse con el capitán de los piratas corazón, y estaba seguro de que Robin se las ingeniaría mejor que él.

―Zoro-san parece inquieto. ― comentó Brook.

Luffy solo asintió callado, meditando las razones que tendría su amigo como para reaccionar de esa forma.

Y escucho su risa.

La risa de su navegante.

Había salido por la entrada del submarino, tal y como había dicho Brook momentos antes, pero lo extraño era lo reluciente que estaba su sonrisa mientras tiraba de la mano de Law para que saliera del interior de la nave amarilla.

― ¿Luffy-san? ―le llamó Brook, extrañado de la peculiar mirada que tenía el Mugiwara sobre la pareja.

―No digas nada, Brook. ―ordenó en un tono serio, se ajusto el sombrero y saltó hasta el nido de cuervo del barco sin decir más.

― ¡Oi Brook! ¡El desayuno está listo! ― gritó Sanji con una sartén en la mano, acercándose hasta el esqueleto. ― ¿Brook?

― ¡Luffy-san, es hora de desayunar! ― exclamó, levantando la voz en dirección a donde desapareció el confiado capitán.

― ¿Luffy subió? ― preguntó Sanji.

―Sí, hace apenas unos segundos.

Ambos se miraron, esperando la siempre sonriente cara de Luffy aparecer para reclamar por su comida, pero después de unos minutos el pelinegro ni se asomo a ver.

―Déjalo, seguro que baja en un rato. ―dijo. ― Ahora que lo pienso, no he visto a Nami-san, iré a buscarla.

―Eh, eso no será necesario Sanji-san.

― ¿Por qué?

―Allí― señaló Brook, apuntando en dirección al submarino donde Law y Nami seguían conversando.

Al rubio se le salieron los ojos del asombro al ver como su adorada navegante reía en compañía del frívolo pirata.

― ¡¿Qué está haciendo ese con Nami-san?! ― se quejó, levantando la sartén para usarla como un arma. ― ¡Ya verá como le ponga el pie encima…!

Como si el karma lo hubiera escuchado Law puso una mano en el hombro de la navegante.

― ¡Espera, Sanji-san! ¡No puedes!

El miembro más alto de los Mugiwara luchaba por sostener al enfurecido cocinero y mantenerlo en el barco antes de que saltara y atacará a su ahora, peor enemigo, con la sartén.

― ¿Sanji-kun? ― le llamó Nami, captando como este discutía con Brook a lo lejos. Law volteó a ver también, sin soltar el hombro de la chica. ― ¡Hey! ¿Pasa algo?

Los ojos en llamas del rubio se cambiaron por grandes corazones. ― ¡Nami-swan! ¡El desayuno está listo! ― respondió.

― ¡Gracias pero ya desayune! ¡Vayan ustedes!― contestó, mirando de vuelta al Shichibukai. ― ¿Y bien? ¿Qué estamos esperando? Tenemos muchos preparativos que hacer, Law. ―dijo ansiosa, tomando la mano que el pirata tenía sobre su hombro. ― Vamos, apresúrate.

Y lo metió con empujones suaves dentro de la nave, sin captar la cara atónita de Sanji.

Bastaba decir que Brook tuvo que cargar al destrozado cocinero de vuelta a la cocina, encontrándose con todos los demás miembros de la banda, con excepción de su capitán, sentados desayunando.

― ¿Qué le pasó a Sanji? ― preguntó Ussop, devorando una tortilla.

―Pues,… Nami-san dijo que no desayunaría y se puso así. ―explicó, dejando a Sanji a un lado de la cocina.

― ¿Nami no va a desayunar? ¿Se siente mal? ― preguntó preocupado Chopper, bajando de su silla.

―Eh, no. Pues, como explicarlo… Nami-san parece llevarse muy bien con Law-san. ―dijo, rascándose el afro dudoso.

Zoro y Robin intercambiaron una mirada al escucharlo.

― ¿Y Mugiwara? Debería estar devorando la comida desde hacía rato. ― comentó gracioso Franky, usando las manos robóticas pequeñas para comer.

―Subió al salón de entrenamiento y no ha bajado.

― ¿Subió?― musito Robin. ― Es demasiado extraño que él no venga a comer.

―Dirás imposible― comentó Zoro. ― ¿Qué tiene Brook?

El esqueleto saltó un poco. ―Nada, en realidad solo estábamos viendo como Nami-san conversaba con Law-san y se fue.

Los miembros de la tripulación dejaron de comer al instante.

―Debe de tener dolor de estomago, comerá luego, Luffy no es de lo que se preocupan por pequeñeces. ― minimizó Zoro. ― Ya termine.

Con el comentario y la ida de Zoro los demás siguieron con su normal desayuno, sin poner mucha atención a lo que había dicho Brook. Después de todo Zoro tenía razón, Luffy no se preocupaba por pequeñeces como esa. El resto del día pasó igual, sin ningún altercado más que la ausencia de la navegante y el pedido de comer solo de Luffy.

Sanji le llevó la comida a regañadientes, dejándolo comer con la única compañía que el de cabellos negros pudo aceptar, la de Zoro. Franky estuvo trabajando por varias horas en extender las burbujas de aire hasta finalmente unir ambas naves en una sola, con la ayuda de algunos miembros de la banda aliada. Bepo se la pasó conversando con Chopper de los por menores de ser un animal que podía hablar y demás, Ussop intentaba convencer al Jean Beart de sus aventuras con los gigantes en Ennies Lobby; y los demás, pues seguían con sus actividades rutinarias.

― ¿Qué es lo que hace Nami en su nave? ― preguntó Ussop, recordando la ausencia de la chica.

―No sé, el capitán la trajo y dijo que no quería que los molestáramos. Hasta donde se deben estar en el cuarto de investigación. ― respondió Bepo a lo lejos.

Tras aquello los demás Mugiwara seguían sin saber de su navegante ni del cirujano de la muerte. Cenaron junto a los otros piratas y dieron por concluido el día para ir a acostarse.

Ninguno vio a Nami regresar a la nave hasta que se fueron a sus habitaciones.

Casi, ninguno.


―Aquí está bien, gracias por la ayuda.― y se bajó de los fuertes brazos de Trafalgar. ―Ten, te lo devuelvo. ― dijo, extendiéndole el abrigo con el símbolo Jolly Roger de la banda de Law grabado en la parte superior.

―Puedes quedártelo, te queda mejor.

Nami no se opuso y se adentro a su habitación, no sin antes dejar un suave beso a modo de despedida en la mejilla. De alguna forma quería agradecerle el gigantesco favor que él le estaba haciendo.

Law no dijo nada y se alistó para saltar hacia su nave. Deteniéndose unos segundos a la espera del curioso que lo estuvo observando cuando devolvió a la navegante a su barco.

― ¿Algo te molesta, Mugiwara-ya?

Preguntó al aire. En efecto, la figura seria de Luffy apareció por entre las sombras de las escaleras, con un aire claro de fastidio.

― ¿Qué quieres con Nami?

Law se quedó en silencio, estudiando el tono de voz y la postura de su enemigo "aliado".

―Es algo personal.

Luffy apretó los puños.

―No te quiero cerca de Nami, ¿entendiste?

Law volteó a verle, impresionado por la claridad de la orden que este le había dado. ¿Quién diría que el niño pirata podía sonar tan autoritario?

―Recuerdo haberte dicho antes que no me des ordenes.― respondió, moviendo su larga espada por sobre su espalda. ― O te mataría.

Luffy se acomodó el sombrero.

―Quiero verte intentarlo, Law.

La tensión subió de pronto, con ambos capitanes dispuestos a iniciar pelea en cualquier segundo.

― ¿Luffy? ¿Qué haces despierto? Creí que ya estabas durmiendo.

En mal momento la manzana de la discordia se había levantado por un bocadillo antes de dormir. Pasó su mirada sobre el chico que la trajo, notando como tenía lista su espada y su capitán tenía los puños bien puestos para una pelea.

― ¿Qué están haciendo a esta hora? Hasta parece que se fueran a pelear. ― Comentó a modo de broma― Es muy tarde, lo que sea que hagan puede esperar hasta mañana.

Luffy fue el primero en calmarse ante su presencia. O al menos eso quería, de no ser por el abrigo que Nami traía puesto.

― ¿De dónde sacaste eso?― preguntó serio. Nami alzó una ceja ante el tono. Había pasado por alto que se puso el abrigo de Law para cubrirse del frío.

―Es mío. ― respondió Law, con una sonrisa de satisfacción. ― Veo que te gusto, Nami.

La susodicha solo atino a meter las manos en los bolsillos y hacer un mohín para ocultar el sonrojo por el seductor tono que Law había usado al decir su nombre. Tono que terminó por crispar los nervios y el poco temple de Luffy.

La tomo de la muñeca y se la llevó a rastras por el Sunny, dejándolo solo en medio de aquel pasillo. Para el alegre y casi niño capitán no había otra cosa que no fuera furia contenida hacia Law.

No escuchó las quejas de su navegante ni tampoco prestó atención cuando se cruzó con Robin y Zoro en la cubierta, concentrándose solo en llegar a algún lugar donde tanto él como Nami pudieran estar a solas y muy alejados del otro líder pirata.

Se hizo el tonto antes, se hizo el tonto después, pero ahora se había hartado de pretender que no le importaba. No le hizo caso cuando presentó a sus nakama ante Law y este examinó de arriba abajo a su navegante, tampoco de las discretas miradas que le lanzo durante la fiesta o de lo interesado que se veía cuando los encontró conversando en la cubierta del submarino.

No le había importado hasta que vio a Nami sonreír tan emocionada.

O hasta que descubrió la rabia dormida y la soledad que lo recorrió cuando Zoro fue a buscarlo por la mañana luego de que se ocultó en la sala de entrenamiento.

¿Y cuál es el problema? Nami es una mujer, en algún momento se casará, tendrá hijos y todo eso. Sí ese Shichibukai planea una relación con ella tú como su capitán y como su amigo deberías de alentarla. No habrás pensado que se iba a quedar navegando contigo después de que te convirtieras en el Rey de los Piratas ¿o sí?

Pues sí.

Había pensado que ella se quedaría siempre a su lado, siendo su navegante y compartiendo un sinfín más de aventuras divertidas. No se le paso nunca el hecho de que se marcharía y le dejaría tras cumplir su sueño.

Por eso no quería mujeres en la tripulación, al final ellas desean un hombre con el cual casarse y tener una familia. Eso es algo que los piratas de verdad no podemos darle, no por cómo vivimos.

Y se fue todo al demonio.

Espero con toda la paciencia que pudo juntar, espero y espero para hablar con ella y aclarar ciertos puntos. Puntos como él hecho de que jamás, jamás, le dejaría por otro hombre o una familia.

― ¡Luffy!

Que jamás lo abandonaría y lo dejaría solo como esos largos dos años que pasó en compañía de Rayleigh.

Abrió la puerta del acuario y entró azotando la puerta, sin importar que Ussop y Brook estuvieran dentro haciendo cosas que solo Kami podría saber.

― ¿Luffy? ¿Nami? ―musitó Ussop, notando el apuro con el cual entró su capitán. ― ¿Qué sucede? Se ven muy apresurados.

Luffy bajó su mirada y apretó con más fuerza la mano de Nami.

―Salgan, déjennos a solas. ― ordenó.

― ¿Eh? Pero, Luffy…

― ¡Salgan!― gritó.

La orden termino por sacar a Ussop y Brook de la habitación en un santiamén.

―No tenías que gritarles, Ussop se ha asustado. ¿Qué te ocurre, Luffy? Primero pareces querer pelearte con Law y ahora esto.

Luffy volteó, fijó su mirada en la puerta cerrada que daba acceso al acuario y se decidió.

Al demonio, era todo o nada.

Si su cabeza era entregada a los marines después ya no importaría.

― ¿Luffy?

Escuchó su nombre de sus labios y tiró de su muñeca, atrayéndola hacia él.

― ¿Qué te suc-?

Ella enmudeció al sentir el tesoro de su capitán sobre su cabeza y aquellos labios toscos sobre los suyos.

Qué importancia tendría su sueño ahora.

La apresó con fuerza entre sus brazos, profundizando el beso a puro instinto y compartiendo el dulce sabor de los belfos de su navegante con entrega total. Sintió como ella enredó sus brazos en su cuello y correspondió el beso con casi la misma ansiedad que él.

Ocultos bajo el sombrero de paja le susurró entre besos el sentimiento que lo carcomió por horas y ahora salía frenético.

Nami asintió también y repitió las mismas palabras, sumiéndose en otro profundo beso para afirmar su confesión.

Se escucho el caer de aquel abrigo con la marca de otro pirata que no era el sombrero de paja, y las risas del entusiasta capitán al ver su meta cumplida.

Después de todo, su sueño no era su sueño si ella no estaba incluida.

Le daría lo que quisiera, riquezas, fama, atención, cariño, una familia, su ser entero si era necesario.

Solo quería tenerla, tenerla y jamás perderla.

―Nami― jadeó, separándose en medio de un beso. ― Quiero que seas mi reina.

―C-Claro, por supuesto. ―respondió azorada por el calor del momento.

―Pero hay una condición, Nami.

― ¿Condición?

―Sí… serás mi reina, serás la reina de los piratas siempre que seas únicamente mía. No quiero que seas la reina de nadie más. El One Piece será nuestro, solo nuestro. ¿Entiendes? Los muchachos, tú y yo, desde ahora y hasta el final.

Ella sonrió, tomando su rostro en un gesto juguetón.

―No tengo interés en convertirme en la reina de nadie más.

Y con la aclaración hecha se entrego a los brazos del pelinegro.

Por que para ella también era lo mismo.

Él único Rey de los Piratas al que estaría dispuesta a seguir sería él.

Sería Luffy.


¡Hola a todos! Como ya ven soy nueva en esta sección y siempre he tenido gusto por esta pareja. Me creeran algo loca pero apenas hace aproximadamente un mes y dos semanas que ví todo One Piece y me decidí por escribir un fanfic sobre esta pareja. Por supuesto habrá otras parejas con el transcurso del tiempo y la aparición de muchos otros personajes, hasta donde lo planeo sera un fic corto, pero si es de mucha acogida podré adicionarle más capitulos.

Espero les guste esta nueva historia que me traigo encima y sientanse libres de dejarme un review si en caso tienen alguna crítica constructiva o una recomendación, estaré feliz de escucharlos ( o leerlos en todo caso xD ).

Un fuerte abrazo y que tengan una semana genial.

Se despide , Lonely Athena :)