"¡Atención, holgazanes! ¿Vamos a ensayar o qué?"

Arthur Kirkland se sobó las sienes. No era fácil ser el encargado de montar la obra de teatro del colegio.

Miró de un lado a otro. Pero nadie parecía haberlo oído.

"Veeee~" Feliciano corría por el escenario, agitando pinceles y jugando con la utilería. Ludwig corría detrás de él intentando detenerlo. Romano comía un tomate sin darse cuenta de que estaba ensuciando el vestuario. Todo era un gran caos.

Arthur no tenía idea de cómo iba a hacer para tener todo listo en dos semanas.

Era un lástima que no se pudiera montar una obra con una sola persona. Él mismo.

Finalmente se sentó en el suelo de piernas cruzadas y esperó a que eventualmente los demás se unieran. Mientras tanto, revisaba brevemente el libreto. 'El Fantasma', ese era el nombre de la obra que iban a interpretar, justo en la noche de Halloween. Tenía un poco de tragedia y romance... Nada mal.

Lentamente los demás empezaron a juntarse, tomando asientos alrededor de Arthur, quien suspíró y empezó a repartir los libretos.

"Alright, ¿todos tienen sus libretos?" Sus compañeros asintieron. "Very well... Como sabrán, la obra trata sobre Esmeralda, la hija del dueño de un teatro... embrujado, supuestamente. Ella ignora las advertencias de su padre y conoce al Fantasma, de quien se enamora. Pero es una trampa. El final leánlo por ustedes mismos. Las audiciones fueron hace unos días y espero que cada cual ya sepa el papel que les tocará interpretar. Así que, seguramente ustedes se preguntarán por qué Esmeralda es interpretada por un hombre. Eso es porque todo el personal femenino decidió unirse a utilería y ninguna audicionó. Díganle gracias a Elizaveta, Lily, Mei, Katyushka, etc. Debido a esto yo seré quien interprete a la dulce Esmeralda. El que se ría será eliminado de la obra."

Entrecerró los ojos, esperando a que alguien riera, pero nadie lo hizo. Eso era lo bueno de ser el Presidente de la clase.

Sonrió con autosuficiencia y continuó; ahora venía su parte favorita. "Esta obra es bastante antigua, fue escrita hace unos 70 años, cuando el colegio abría sus puertas. Pero como todos sabrán... la obra está maldita." bajó la voz, asegurándose de tener la atención de todos. Incluso la de Alfred. Alfred era el chico nuevo, había llegado apenas el día anterior, a pesar de que las clases habían comenzado hace meses. "La obra de El Fantasma fue ensayada día y noche, y todos estaban emocionados... No podían esperar a ponerla en escena. Pero el día del estreno nunca llegó. El chico que interpretaba al Fantasma desapareció misteriosamente aquella noche, minutos antes de empezar. Todos dijeron que lo habían visto llegar, e incluso lo vieron en los camerinos... Pero después de eso jamás fue visto de nuevo. La policía lo buscó por días sin éxito. Era como si se hubiera convertido en un fantasma de verdad. La obra no se presentó, y nadie quiso montarla por temor a su maldición... hasta el día de hoy. Somos los primeros que en 70 años vamos a darle vida a esta obra... Cuidado." Sonrió macabramente, sabiendo que la mitad de sus compañeros tendría pesadillas esa noche. En especial Feliciano quien se había ido a esconder tras el telón, y ahora Yong intentaba calmarlo.

"La historia asegura que El Fantasma pena en este auditorio... en las sombras... y su única misión es que nadie... jamás... presente esta obra. Sin importar el costo."

Alfred soltó un gritito y Arthur se forzó a no reír. Aparte de eso, el silencio era solemne. Arthur negó con la cabeza. Ya se había divertido suficiente. "¿Empezamos a ensayar ya?"

Ensayaron durante la tarde. Fue divertido, aunque ningún fantasma apareció... eso era ciertamente decepcionante. Feliciano y Elizaveta pintaban los fondos, con ayuda de Kiku y Ludwig. Arthur tenía la lígera impresión de que Feliciano los había obligado. Roderich se encontraba sentado al piano, leyendo las partiduras de la musicalizacion. Alfred intentaba ayudar, a pesar de no tener ningún ro en la obra. Él se había mostrado bastante emocionado a penas supo lo de la obra, pero los roles ya habían sido asignados.

Arthur mientras tanto, repetía la misma línea por enésima vez.

"Fantasma, muéstrame tu rostro. Levanta tu máscara y deja que vea el rostro amado." lo dijo despacio, con seriedad y sentimiento... intentando ignorar que era el dialogo de una mujer.

"Esmeralda. No permitiré que veas cómo realmente soy."

"¡Pero lo exijo" Fantasma, por nuestro amor... ¿no cumplirás mi deseo?"

La respuesta a su diálogo fue una nada disimulada risa. "Oh, ¡Mon Dieu!" Francis se dobló de risa, dejando caer el libreto. "Lo siento, cheri. Pero no puedo tomarte en serio cuando usas una falda.

Arthur gruñó. Malditos vestidos. Maldita Esmeralda.

De repente Arthur pensó que no sería tan malo si el Fantasma aparecía y se llevaba a Francis para siempre.

Negó con la cabeza, observando su ancha falda de encajes. Tal vez no había sido tan buena idea ensayar con el vestuario.

Aunque a Francis le quedaba bastante bien. Las ropas oscuras, la capa larga, la máscara blanca... Su rostro era prácticamente irreconocible. De no ser por aquel irritante acento francés podía haberse tratado de cualquiera.

"Alright, everybody. Terminamos por hoy, todos a casa."

Arthur le dio la espalda al francés y fue al vestidor, muriendo por ponerse su ropa usual.

Forcejeaba con el corset cuando escuchó pasos detrás de él. "¿Quién anda ahí?" preguntó sin voltear.

"Uh, hello. Soy yo." Alfred apareció reflejado en una esquina del espejo del vestidor.

Arthur entrecerró los ojos. "¿Me estabas espiando?"

Alfred abrió los ojos de par en par y negó con la cabeza. "No, no ¡No es eso! Es que quería hablar contigo. A solas. Sobre...uh, algo."

"Ajá. Espera un segundo entonces. Es de terrible mala educación observar a un hombre quitarse la falda."

Varios minutos después, Arthur lucía un suéter y jeanes. Mucho mejor.

"¿Alfred? ¿Sigues ahí?"

"Right here." Alfred sonrió, apareciendo de atrás de unas cortinas, con las manos en los bolsillos.

"Very well. ¿De qué querías hablarme?"

"Es sobre la obra. Tú que crees que yo, tal vez... ya sabes."

"No, no sé."

Alfred suspiró, revolviéndose el cabello para después mirarlo con ojos azules. "Quisiera saber si puedo ser el reemplazo del fantasma. Memorizaré todas las líneas, ¡lo juro!" Alfred hizo ojitos de cachorro. Era imposible decirle que no.

"No."

Era imposible decirle que no. A no ser que tu nombre sea Arthur Kirkland.

Alfred suspiró y lo miró suplicante. "¡Por favor! En mi otro colegio siempre estaba en todas las obras.. pero nunca en roles importantes. Puedo hacerlo bien. Por favor, por favor, por favor. Déjame ser su suplente."

Arthur se sintió ligeramente conmovido. Ligeramente. "Supongo que no estaría mal... Es decir, debes entender que hay muchas posibilidades de que no llegues a actuar. Lo entiendes, ¿no?"

"Sí, sí, sí." Alfred daba saltitos de la emoción.

Arthur no estaba tan seguro... "Ensaya conmigo. Quiero ver como la haces."

Alfred asintió, tomando prestado el libreto de Arthur. "Alright."

Caminaron al centro del escenario, colocándose en sus respectivas posiciones. Arthur fue el primero en hablar.

"Yo nunca he creído en fantasmas. Nunca. Hasta que te ví. No tienes por qué esconderte más, Fantasma."

Alfred tomó una respiración, y empezó a leer. "Esmeralda. ¿Esa eres tú? Conozco tu nombre. Más nunca pensé que vendrías a buscarme. No deberías. ¡Escucha a tu padre!"

"Sí, Esmeralda es mi nombre. Más no digas tales cosas. ¿Acaso mi presencia no te es grata?"

"Grata es. Sin embargo no puedo decir lo mismo sobre mí. No me veas. No me veas..."

Arthur alzó la mirada, y era como si estuviera viendo al americano por primera vez. Francis no le llegaba ni a los talones. Era como si Alfred hubiera nacido para ese papel.

Bajó la mirada, buscando cuál era su siguiente diálogo. Dio un paso al frente, tropezó... y aterrizó de rodillas sobre el suelo.

"Esmeralda, es decir, Arthur. ¿Estás bien?" Alfred corrió donde él y le ofreció la mano.

"Estoy bien, sí. Sólo quisiera saber con qué demonios tropecé." Tomó su mano extendida y agradeció cuando el americano lo ayudo a ponerse en pie.

Ambos llevaron su vista al suelo de madera, buscando algún clavo o una tabla levantada. Pero lo que encontraron fue una trampilla. Una especie de nivel.

"Nunca había visto esto antes..." Arthur se arrodilló frente a la trampilla, delineando los bordes con los dedos. Era casi imposible de ver.

"¿Crres que lleve a algún lugar?" Alfred se arrodilló también.

El inglés se encogió de hombros." Quizás. Si tan sólo supiera como levantarla..." murmuró, y fue entonces cuando divisó la palanca. "¡Mira! Con eso debo haberme tropezado."

"¿Qué hace una palanca en un sitio como este?"

Arthur sonrió de lado. "Creo que acciona la trampilla. Sólo hay un modo de averiguarlo." con un movimiento de muñeca, empujó la palanca.

La trampilla empezó a descender, con rapidez, dejando un agujero oscuro en el suelo. Más que una trampilla parecía una plataforma.

"Weird." Arthur se acercó más al agujero, intentando ver lo que había dentro, pero Alfred se lo impidió, tomándolo de los hombros.

"Puede ser peligroso..." dijo despacio.

Arthur se encogió de hombros. "De todos modos no puedo ver nada. Es demasiado oscuro. Mm... nunca supe de algo así. Seguramente lleva al sótano. ¿Tú qué crees, Alfred?"

"Sure. Aunque yo de tí no me acercaría mucho. Es decir.. no sabemos cuan profundo es... Definitivamente no me gustaría caer ahí."

"Oh, gallina." Arthur sonrió a penas y tiró de la palanca, viendo como al instante la plataforma volvía a subir y a ocupar su lugar sin dejar rastro. "Investigaré sobre esto. Los maestros deben saber algo." Arthur se puso de pie y se estiró un poco.

Alfred lo imitó. "¿Vamos a seguir ensayando?"

Arthur negó con la cabeza, ya había visto suficiente. Alfred era excelente. "No es que le desee el mal a la rana, pero de verdad me gustaría que actúes. Lo haces excelente."

Los ojos de Alfred parecían brillar de la emoción. "Thanks, dude!"

"No agradezcas. Ahora mejor vayámonos antes de que cierren el colegio y quedemos encerrados aquí."

"Oh, cierto. ¿Te acompaño a casa?"

Arthur arqueó una ceja. "¿Eso es una forma de soborno?"

"Uh, pues, yo... uhm..."

"Es broma, Alfred. Acompáñame."