Holi.
Esta historia es original y adaptada de la gran escritora Darrinia, pero por motivos de las reglas de Fanfiction ella no la puede publicar y tengo que decir que me siento muy, muy, pero muy hornada de que ella me haya encomendado a publicarla en su nombre.
NO es una copia, NO es mi adaptación.
Todo pertenece a Darrinia
Esta publicada también por Darrinia en GL.
Esta y otras adaptaciones Brittana son producto de su mente, y repito, me siento honrada de que una de las mejores escritoras que conozco me haya encargado esto a mi.
CAPÍTULO 1: DECISIÓN JUDICIAL
La juez Anne Smith a veces odiaba su trabajo, debía tomar decisiones que afectaban a la vida de las personas. No sólo cuando debía declarar culpable o inocente a alguien por un delito. En su escritorio se encontraban dos informes sobre dos jóvenes, Brittany Pierce y Santana Lopez. Ambas habían intentado suicidarse y los médicos habían solicitado su ingreso en un hospital psiquiátrico. Para ello, le habían enviado esas dos montañas de papeles que ella debía leer cuidadosamente. Si se equivocaba, podía haber consecuencias. Si las dejaba marchar y realmente eran un peligro para su salud, probablemente la próxima vez no fallarían. Si las encerraba sin necesidad, les robaría parte de su vida obligándolas a vivir en un sitio deprimente.
Cada folio que pasaba, la deprimía más. Esas dos chicas habían pasado por muchas cosas horribles... Si era sincera, empezaba a pensar que habían tardado mucho en dar muestras de sus problemas. Mucha gente se suicidaba por menos. Sin embargo, su corta edad le angustiaba mucho. Tenían tan sólo 22 años.
Sus diagnósticos incluían palabras como ansiedad, depresión, aislamiento social... No necesitaba saber mucho de medicina para saber que esas chicas necesitaban ayuda... Y su intento de suicidio, según los psiquiatras, no era una llamada de atención, sino que realmente habían fallado en sus planes, por lo que existía un grave peligro de que lo volvieran a intentar.
Brittany vivía con una amiga de su niñez y ella acudió a su habitación antes de ir a dormir para preguntarle algo de improviso. Nunca lo solía hacer pero esa vez el destino estaba de su lado. Cuando encontró una caja de pastillas vacía a su lado y la rubia no respondía a sus llamadas, ella se asustó. Fue ella la que llamó a la ambulancia. La chica necesitó un lavado de estómago y unos días en el hospital para su evaluación psiquiátrica.
Santana vivía sola. Tenía un vecino que iba a su casa de vez en cuando a coger algo de comida porque tenía varios hijos y problemas económicos y la joven tenía dinero suficiente por lo que le ayudaba en todo lo que podía, es más, le entregó una copia de la llave por si ella no estaba y necesitaba algo. Cuando la latina se cortó las venas de sus muñecas nunca pudo imaginar que él entraría a por unas patatas para hacer la comida. Evidentemente llamó a la ambulancia y se esforzó en contener las hemorragias de las muñecas de la joven. Eso le salvó la vida. Lo que en ese momento no sabía es que, antes de intentar acabar con su vida, lo había arreglado todo para que esa familia contara con todo su dinero y posesiones.
Con todo lo que había leído la decisión era clara. Las dos ingresarían en un hospital donde pudieran ayudarles con sus problemas. Tienen toda la vida por delante y es muy triste que decidan tirarla por la borda por unos problemas que no dependen de ellas. Deben aprender a hacer frente a los problemas de la vida y encontrar un motivo para vivir. Ojalá los médicos consigan ayudarlas.
La juez emitió las órdenes de ingreso y salió de su puesto de trabajo rezando a Dios para que todo les fuera bien a esas chicas...
Poco después, las dos eran dirigidas a sus nuevas habitaciones. Las enfermeras eran muy amables con ellas y no paraban de sonreirles, pero en ningún momento ninguna de las trabajadoras recibió un gesto por parte de las jóvenes que, en diferentes habitaciones, actuaban exactamente igual. Ni una sonrisa, ni un gesto amable, ni siquiera las miraban a los ojos. Las dos se tumbaron en sus camas y se dispusieron a dormir. Al día siguiente tendrían sus sesiones personales con los psicólogos Schuester y Sylvester y luego la terapia de grupo con Pillsbury.
