Hombres

Partido... partido; sí. Pelota, pelota, pelota acá, allá, acá, sí, pelota. ¡Gol! Lanza tiro, ataja, rebote, gol, ¿gol? Bah. Maldito arquero. Tiro...

Oliver perseguía su sueño persiguiendo la pelota en ese partido, el partido trascendental que lo llevaría a jugar con otro equipo para obtener un cupo en el campeonato de... Bueno, otro campeonato. Oliver no lo sabía; él jugaba por la pasión del fútbol porque sin el juego no era nada y sin la pelota no vivía. El balón era su amigo, ya se sabe.

Patty lo observaba desde la orilla, con su mejor escote, que atraía las miradas de los varones que sí eran capaces de pensar en algo más que el juego.

Pero ese maldito no se interesa, pensaba Patty, debería pintarme una pelota en el cuerpo para que me mirara.

Se acabó el primer tiempo y los jugadores dejaron la cancha. Diez pares de ojos se posaron en las piernas y el escote de Patty. Pero ninguno de ellos le interesaba, la presa era Oliver y éste se encontraba entretenido mirando el balón y reflexionando sobre una jugada magistral que le rompería la pierna, seguramente, pero que lograría vencer a ese arquero que no se dejaba golear.

-¿Quieres que te haga un masaje, Oliver? - preguntó ella. Su perfume (con feromonas) les hacía revolotear las hormonas a todos los integrantes del equipo, menos al estoico capitán.

-Excelente idea, Patty – respondió él, agradecido, sacándose la polera y mostrando ingenuamente su esplendoroso torso a la audiencia femenina que se tragaba el fútbol sólo para gozar de esos espectáculos de medio tiempo.

Patty se sonrojó de rabia al oír los chiflidos de las mujeres del estadio, y se aplicó con toda seriedad a masajear las duras espaldas de su capitán.

-Ahora, les toca a los chicos – dijo Oliver después de unos breves minutos. Bruce, muerto de la risa, se colocó delante de Patty y exigió su masaje gratuito. Ella lo golpeó un poco en la espalda y lo mandó a ponerse la polera.

-Vamos, Patty, deberías tratarnos a todos por igual, o alguien pensará que prefieres al capitán.

Patty ignoró completamente al muchacho y se dedicó cien por ciento a tratar de atraer la atención de Oliver, que a su vez trataba de planear una jugada estratégica junto a Tom, que a su vez intentaba mirar mejor el escote de Patty.

Todos sabemos que Tom es bastante más listo que Óliver.

Pero Patty no se dejaría vencer así como así; si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él.

Se acercó a Oliver y, metiéndose en la conversación, lo dejó tremendamente asombrado al demostrarle que era una excelente estratega futbolística.

-Mira, Óliver: giras acá, lanzas acá, recibe Tom, la devuelve, y gol. ¿Ves?

La simpleza de su idea le encantó al intrépido capitán, que la aplicó al reanudarse el partido y tuvo un resultado muy bueno: le ganaron 2 a 0 a ese equipo enemigo cuyo nombre no recordaría al día siguiente.

Mientras los chicos celebraban, Oliver reflexionaba: Patty tenía una buena cabeza para el fútbol. Le convenía saber qué otras ideas tenía.

Esa misma noche la llamó y la invitó a salir al día siguiente, para hablar de negocios futbolísticos. Ella encantada, aceptó.

Cintinuará...

Nota de la autora: ¡Es tan romántico! ;)