Capitulo 1: Nuevo acompañante
La rutina de siempre comenzó.
El despertador sonó a las 5:30 de la mañana. Yo solo quería dormir unos minutitos mas pero Renée, mi mamá, me despertaría con "la chancla" en mano y eso no era bonito.
Después de ponerme el ridículo, horrible uniforme del colegio fui a la cocina para desayunar. Allí ya me esperaba mi querido hermano Emmett.
Era un hijo de la mañana.
―Bueno días lagartija― como siempre tan cariñoso mi hermanito (nótese el sarcasmo) me dio los buenos días pues se notaba cuanto era el amor que me tenia (también con sarcasmo).
―Buenos días Mole― yo también le conteste con un insulto no me iba a dejar y mucho menos de aquel grandulón. Él me decía lagartija porque me gustaba salir al sol por la mañana para calentarme y yo le decía Mole por aquel tipo de piedra de los cuatro fantásticos.
Después del desayuno nos fuimos hacia la estación de autobuses donde temaríamos el transporte que nos llevaría hacia nuestro destino. El colegio.
Emmett era casi un año mas grande que yo pero ya estaba por salir del instituto y eso para mi era lo mejor. Yo ya iba en segundo semestre casi una neófita en el bachillerato. Fue fácil acoplarme pues encontré a varios amigos con los cuales me llevo de lo mejor. También he dicho que son lo mejor que me ha regalado la vida, sin ellos yo no estaría completa.
Llegamos a la estación y solo habían tres personas esperando sus respectivos transportes. Aun el sol no salía entre la oscuridad, pero se podía notar que allí había personas que solían ser dos. Se agrego una mas.
No quería quedarme con la duda de quien era el nuevo o la nueva, hacia que quise verlo pero el grandulón de Emmett me bloqueaba la vista hacia la persona. Me rendí y volví la vista hacia el frente.
―¿Qué hora es?― pregunte un poco alterada ya que habíamos salido tarde de casa. Mira el reloj que tenia puesto en la muñeca.
―Las seis con cuarenta minutos― contesto el muy despreocupado. Le gustaba llegar muy tarde al desgraciado.
―Nos vamos en el primer autobús que pase― indique. Había dos transportes que nos llevaban al mismo destino pero solo uno nos dejaba casi en la entrada del colegio.
―No Bella― se quejo él.
―¡Cállate! Ya dije. Es muy tarde ya.
―Y eso que siempre llagamos a la hora.
―Mira, ahí viene uno. Nos vamos en esa― anuncie. Era una de los transportes que nos llevaban pero en este teníamos que caminar unos sesenta metros para poder llegar a la puesta del colegio.
―No Bella, yo no me voy contigo― Emmett cruzo sus brazos sobre su pecho e hizo un puchero de niño pequeño berrinchudo.
―No se tu, pero yo me voy.
Cuando el autobús se estaciono frente a nosotros me sibí lo más rápido posible. Emmett se había quedado parado como estatua.
Lo maldecía en mi mente miles de veces por no haber hecho caso a mi instrucción.
Cuando me senté note que otro había subido detrás de mi. Un chico de cabellos cobrizos su piel algo pálida, con ojos que a lo lejos se podían notar que eran de un verde esmeralda hermoso.
Se percato de que lo observaba y de inmediato quite mi mirada asombrada de su persona.
Se sentó a tres asientos mas delante de mí.
El camino fue tranquilo pues no me preocupaba mi hermano Emmett. Él iba a tener la culpa de llegar tarde. Aun tenia la gran duda del chico de los ojos esmeralda, ¿en donde vivía?. Jamás lo había visto por estos rumbos. Daba igual, ahora lo que me importaba era llegar al colegio.
•••
Al siguiente día fue lo mismo, Emmett hizo que llegáramos tarde a la estación de autobuses.
De nuevo allí estaba. El joven apuesto de ojos esmeralda.
Parecía un demonio vestido de ángel que vino a una misión muy importante en la tierra. Quizá en este momento se iba a convertir en mi hermoso y perfecto acompañante de autobús.
